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sábado, 29 de noviembre de 2008

DIRECTORIO FRANCISCANO La Oración de ...

 






DIRECTORIO FRANCISCANO

La Oración de cada día








La Oración de cada día





Jesús inculcaba a sus discípulos que es preciso orar siempre sin desfallecer (Lc 18,1).
Y San Francisco exhortaba a los suyos en la Regla bulada: «Los hermanos a quienes el Señor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas temporales deben servir» (5,1-2).
Para ayudar a mantener vivo a lo largo del día ese espíritu de oración y devoción, ofrecemos algunos textos e imágenes que rezar y contemplar, y remitimos, mediante los correspondientes enlaces, a otras páginas que tienen una finalidad similar a la nuestra.











  • Betania. Hoja dominical del espacio cybernético
    Textos de la misas de cada domingo o solemnidad, con moniciones, homilías, ilustraciones. Testimonios. Oraciones. Puede accederse diariamente al texto del Diurnal y asi rezar la Liturgia de las Horas.
    http://www.betania.es/
    En español



  • Liturgia
    Página del sitio de la Archidiócesis de Valencia (España), donde se ofrece El Evangelio de la semana: la Palabra de Dios del domingo o solemnidad, textos de la misa, comentario litúrgico. Calendario litúrgico de la semana.
    http://www.archivalencia.org/liturgia/liturgia.htm
    En español



  • Oración y Liturgia
    El servidor de la Archidiócesis de Madrid ofrece estas páginas: Evangelio para cada día. Amar a Dios de la "A" a la "Z". Rosario a la Santísima Virgen. Oraciones del cristiano. La Madre de Dios. Calendario litúrgico. Hoy domingo.
    http://www.archimadrid.es/princi/princip/oraylit/oraylit.htm
    En español



  • El día del Señor
    Esta página de la Diócesis de Cartagena-Murcia ofrece aquí los textos de la misa, con comentarios, homilía, etc., de los domingos y fiestas.
    http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/diadel.htm
    En español



  • El Domingo
    Página de Servicio Católico que ofrece guiones para la celebración de la Eucaristía dominical: textos, moniciones, cantos, reflexiones.
    http://www.servicato.com/domingo/index.htm
    En español



  • El Santo de cada día
    Esta página de Servicio Católico ofrece una reseña biográfica del Santo de cada día, a la que, en algunos casos, se añade una reflexión o meditación.
    http://www.servicato.com/santoral/index.htm
    En español



  • Misal Id y Enseñad. Lecturas diarias y Ordo 2000-2019
    "Tinamit, Pueblo Maya", desde Guatemala, ofrece aquí las lecturas diarias de la Eucaristía desde el 2000 al 2019, con los Ordos de cada año, las misas propias de los Santos y misas comunes.
    http://www.tinamit.com/ID_SITE/INDEX.HTM



  • Oficio divino. Liturgia de las Horas
    Los capuchinos de Chile ofrecen en esta página los textos litúrgicos completos de Laudes y Vísperas de los Domingos y Fiestas.
    http://www.capuchinos.cl/ofDivino.htm
    En español



  • Devocionario Católico
    Devocionario completo para el católico, con oraciones, novenas, triduos y otras devociones. Incluye además textos, cuentos y poesías religiosas.
    http://www.devocionario.com/



  • Rincón de paz. Un sitio para orar
    Reúne abundantes materiales para la oración y meditación: La oración de cada día (Vísperas y Laudes), Lecturas de hoy, Reflexión semanal, Salmos, Cánticos, Textos de espiritualidad, Maestros de la mística, etc.
    http://www.galeon.com/paz/





 


Para comunicarnos sus observaciones, comentarios, propuestas, etc.


E.Mail: dirfran@franciscanos.org







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Apocalipsis 22,1-7.

Apocalipsis 22,1-7.

Después el Angel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero,
en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había arboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos.
Ya no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la Ciudad, y sus servidores lo adorarán.
Ellos contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente.
Tampoco existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los siglos.
Después me dijo: "Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto.
¡Volveré pronto! Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro".


Salmo 95(94),1-2.3-5.6-7.

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor!
Porque el Señor es un Dios grande, el soberano de todos los dioses:
en su mano están los abismos de la tierra, y son suyas las cumbres de las montañas;
suyo es el mar, porque él lo hizo, y la tierra firme, que formaron sus manos.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:


Evangelio según San Lucas 21,34-36.

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre". 


La Divina Liturgia de san Basilio (siglo IV)
Plegaria eucarística, 2ª parte


Orar siempre, manteneos de pie ante el Hijo del hombre

     «Haced esto en memoria mía. Todas las veces que comáis de este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis mi muerte, proclamáis mi resurrección». Hacemos memoria, pues, Señor de los sufrimientos de Cristo que nos dan la salvación, de su cruz que nos da la vida, de su estancia en el sepulcro durante tres días, de su resurrección de entre los muertos, de su ascensión al cielo, de su presencia a tu derecha, oh Padre, y de su segunda venida, gloriosa y temible, ofreciéndote lo que te pertenece de todas estas cosas que son tuyas.

     En todo y por todo, te cantamos, te bendecimos, te damos gracias, Señor, y te rogamos, Dios nuestro. Por eso, Señor santísimo, nosotros que hemos sido considerados dignos de servir a tu altar santísimo, no por nuestro méritos, porque nada bueno hemos hecho sobre la tierra, sino a causa de tu bondad y de tus sobreabundantes misericordias, nos atrevemos a acercarnos a tu altar, te ofrecemos el sacramento del cuerpo santo y de la sangre sagrada de tu Cristo. Te pedimos y te invocamos, oh Santo de los Santos: que por tu bondad y tu benevolencia tu Espíritu venga sobre nosotros y sobre los dones aquí presentes, que él los bendiga y santifique, que consagre este pan en el precioso cuerpo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) y este cáliz en la preciosa sangre de nuestro Señor y salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) derramada para dar vida al mundo. (El diácono dice: Amén).

     Que todos nosotros que participamos en el único pan y en el único cáliz, estemos unidos unos y otros en la comunión del Espíritu Santo, y que ninguno de entre nosotros no participe del santo cuerpo y de la sangre sagrada de tu Cristo para su juicio o su condenación, sino que encontremos gracia y misericordia, con todos los santos que desde los comienzos te fueron agradables... Concédenos poder glorificarte y aclamarte con una sola voz y un solo corazón tu nombre adorable y maravilloso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y por siempre y por los siglos de los siglos. Amén



San Saturnino

El santo de las canciones infantiles, san Serenín, es también el que da su nombre a una de las iglesias románicas más hermosas del mundo, Saint-Sernin de Toulouse o Tolosa del Languedoc, ciudad de la que fue el primer obispo.-

La tradición le supone griego, nacido en Patras, pero naturalmente es un disparate creer que le bautizó san Juan Bautista, que fue discípulo de los apóstoles y que era uno de los que asistieron a la Santa Cena (hubo ciertos hagiógrafos no muy respetuosos con la cronología) Lo que sí es posible es que a comienzos del siglo III el Papa san Fabián le enviase a la Galia.-

De su vida se sabe muy poco, pero se cree que misionó en su amplio territorio a ambos lados del Pirineo y que mandó a su discípulo Honesto para evangelizar Pamplona; también se cree que el propio san Saturnino visitó la capital Navarra y que fue maestro del san Fermín pamplonés.-

Más seguras parecen las referencias a su muerte, en la época de la persecución de Decio: los sacerdotes paganos de Tolosa le atribuyeron el mutismo de sus ídolos, que habían dejado de emitir oráculos, y cuando el obispo pasaba cerca del templo de Júpiter la muchedumbre se apoderó de él y le ató a un toro que iba a ser inmolado. El animal echó a correr arrastrando al mártir.-

En torno a sus reliquias se construyó primero una abadía y luego la basílica actual, que visitaban todos los peregrinos de Santiago, y así fue como su culto se extendió por España y todo el norte de Francia.-


Oremos

Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Saturnino, para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con tu protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo






viernes, 28 de noviembre de 2008

Apocalipsis 20,1-4.11-14.21,1-2.

Apocalipsis 20,1-4.11-14.21,1-2.

Luego vi que un Angel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena.
El capturó al Dragón, la antigua Serpiente -que es el Diablo o Satanás- y lo encadenó por mil años.
Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo selló, para que el Dragón no pudiera seducir a los pueblos paganos hasta que se cumplieran los mil años. Transcurridos esos mil años, será soltado por un breve tiempo.
Entonces vi unos tronos, y los que se sentaron en ellos recibieron autoridad para juzgar. También vi las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a todos los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni habían recibido su marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron con Cristo durante mil años.
Después vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Ante su presencia, el cielo y la tierra desaparecieron sin dejar rastros.
Y vi a los que habían muerto, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Fueron abiertos los libros, y también fue abierto el Libro de la Vida; y los que habían muerto fueron juzgados de acuerdo con el contenido de los libros; cada uno según sus obras.
El mar devolvió a los muertos que guardaba: la Muerte y el Abismo hicieron lo mismo, y cada uno fue juzgado según sus obras.
Entonces la Muerte y el Abismo fueron arrojados al estanque de fuego, que es la segunda muerte.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.


Salmo 84,3.4.5-6.8.

Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!
ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión.


Evangelio según San Lucas 21,29-33.

Y Jesús les hizo esta comparación: "Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.
Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.
Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

 

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón sobre el Cantar de los cantares, nº 74


«Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios»

     «En él vivimos, tenemos el movimiento y el ser» (Hch 17,28). Dichoso el que vive por él, que está movido por él y en él tiene la vida. Me preguntaréis, puesto que los rasgos de su venida no se pueden descubrir ¿cómo puedo saber que está presente? Él es vivo y eficaz (Hb 4,12); a penas ha entrado en mí que ha desvelado mi alma dormida. Ha vivificado, enternecido y excitado mi corazón que estaba amodorrado y duro como una piedra (Ez 36,26). Comenzó a arrancar y escardar, a construir y plantar, a regar mi sequedad, a alumbrar mis tinieblas, a abrir lo que estaba cerrado, a inflamar mi frialdad, y también a «enderezar los senderos tortuosos y allanar los lugares ásperos» de mi alma (Is 40,4), de manera que pudiera «bendecir al Señor y  todo lo que está en mi bendiga su santo nombre» (Sl 102,1).

     El Verbo Esposo vino a mí más de una vez, pero sin dar señales de su irrupción... Es por el movimiento de mi corazón que he percibido que estaba allí. He reconocido su fuerza y su poder porque mis malos hábitos y mis pasiones se apaciguaban. El poner en discusión o acusación mis sentimientos oscuros me ha llevado a admirar la profundidad de su sabiduría. He experimentado su dulzura y su bondad en el suave progreso de mi vida. Viendo «renovarse el hombre interior» (2C 4,16), mi espíritu en lo más profundo de mí mismo, ha descubierto un poco su belleza. Captando con una simple mirado todo este conjunto, he temblado ante la inmensidad de su grandeza.  


Nuestra Señora Medalla Milagrosa

Expresión simbólica del modo de ser de la Virgen, que ya en el siglo IV resaltaba San Jerónimo: «Durante su vida mortal fue María, de corazón tan piadoso y sensible para con los hombres, que nadie se ha afligido tanto por las penas propias, como María por las ajenas».

En 1828, Catalina Labouré, joven de 22 años en Borgoña, quiere ser Hija de la Caridad. Su padre la traslada a París, para que se distraiga. Por fin, en París mismo, dos años más tarde, consigue entrar en el seminario-noviciado de la calle du Bac, 140

El 27 de noviembre de 1830 está orando fervientemente con toda la comunidad en la capilla. Ese día comienza la devoción a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, presentada por Santa Catalina Labouré como un diálogo de amor, de la Virgen con la humanidad.-

A esta esfera que tú ves, representa al mundo entero y a cada persona en particular; estos rayos son el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre los que me las piden. Haz acuñar una medalla, según este modelo. Recibirán abundantes gracias y gozarán de mi especial protección, todas las personas que la lleven bendecida y pendiente del cuello, y recen con confianza esta plegaria: Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Santa Catalina Labouré vivirá oculta, en humildad y obediencia, sus 46 años de vida religiosa, al servicio de los necesitados. Pero la devoción a Nuestra Señora se difunde por el mundo.

Un judío de Estrasburgo, Alfonso Ratisbona, al despedirse en 1842, para un viaje al Oriente, acepta por compromiso de un compañero católico, antiguamente protestante, una medalla de la Virgen Milagrosa, con la recomendación del rezo diario del «Acordaos» de San Bernardo.

El 30 de enero visita turísticamente en Roma la iglesia de San Andrés delle Fratte; de pronto se pone de rodillas inesperadamente; y, al levantarse, repite que la Virgen Milagrosa le ha transformado con su visita y sus palabras. Como sacerdote católico, dedicará la vida a sus hermanos judíos, atrayendo hasta Cristo a veintiocho de sus parientes y a trescientos ochenta más.

Su fundación de Sacerdotes y Hermanas de Sión surge con este ideal y con idéntica devoción a Nuestra Señora de la Medalla milagrosa.


Oremos  

Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 


 


Apocalipsis 18,1-2.21-23.19,1-3.9.

Después vi que otro Angel descendía del cielo con gran poder, mientras la tierra se iluminaba con su resplandor.
Y gritó con voz potente: "¡Ha caído, ha caído Babilonia, la grande! Se ha convertido en refugio de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros y en nido de aves impuras y repugnantes.
Y un Angel poderoso tomó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al mar, diciendo: "Así, de golpe, será arrojada Babilonia, la gran Ciudad, y nunca más se la verá".
Ya no se escuchará dentro de ti el canto de los que tocan el arpa y de los músicos, de los flautistas y de los trompetistas; ya no se encontrarán artesanos de los diversos oficios, ni se escuchará el sonido de la rueda del molino.
No volverá a brillar la luz de la lámpara, ni tampoco se escuchará la voz de los recién casados. Porque tus comerciantes eran los grandes de la tierra, y con tus encantos sedujiste a todos los pueblos.
Después oí algo parecido al clamor de una enorme multitud que estaba en el cielo, y exclamaba: "¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. El ha condenado a la famosa Prostituta que corrompía la tierra con su lujuria, y ha vengado en ella la sangre de sus servidores".
Y volvieron a decir: "¡Aleluya! La humareda de la Ciudad se eleva por los siglos de los siglos".
Después el Angel me dijo: "Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero". Y agregó: "Estas son verdaderas palabras de Dios".


Salmo 100,2.3.4.5.

sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.


Evangelio según San Lucas 21,20-28.

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".


1806-1876
Catalina la trabajadora parece decir su nombre, la activa y la oscura, la humilde y la obediente. Y así fue desde la niñez, sustituyendo a su madre muerta en la dirección de la granja paterna, cuidando a diez hermanos, atendiendo a todo y aun encontrando tiempo para ir a la iglesia y visitar enfermos.
Una modesta campesina bretona, no muy instruida por lo que sabemos, pero con el recio sentido común y el sólido equilibrio de las mujeres fuertes y sacrificadas acostumbradas al trabajo más ingrato y más duro. No le fue fácil cumplir su vocación religiosa (antes tuvo que ser criada y camarera en el café de su hermano en París), hasta que hizo el noviciado en las Hijas de la Caridad, la fundación de san Vicente de Paúl.
El resto de su vida no tiene relieve visible, cuarenta y tantos años en un hospital, en medio del anonimato más absoluto, personaje que representa a miles de monjas dedicadas al servicio de los desamparados por amor de Dios; en hospitales, asilos, manicomios, orfanatos, allí donde se sufre, y sin que nadie las conozca, una monjita, como se las suele llamar.
Nadie sabía que en su juventud, en 1830, en la capilla de la rue du Bac había tenido unas visiones de la Virgen, visiones muy plásticas (la Virgen sentada en una silla que aún se conserva) en las que Nuestra Señora le pedía que se acuñase una medalla con su imagen de cuyas manos saliesen rayos de luz, las gracias que derrama sobre el mundo.
Este fue el origen de la «medalla milagrosa», que se difundió rápidamente y obró numerosos prodigios sobrenaturales, sin que nadie supiera hasta la muerte de Catalina que fue ella quien vio a la Virgen y escuchó sus palabras, cumpliendo su encargo para luego poner el sello del silencio y de la caridad sin nombre a la misión recibida.


 


  Oremos  


Tú, Señor, que concediste a Santa Catalina Labouré el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

Apocalipsis 15,1-4.

Apocalipsis 15,1-4.

Después vi en el cielo otro signo grande y admirable: siete Angeles que llevaban las siete últimas plagas, con las cuales debía consumarse la ira de Dios.
También vi como un mar de cristal, mezclado de fuego. Los que habían vencido a la Bestia, a su imagen y la cifra de su nombre, estaban de pie sobre el mar, teniendo en sus manos grandes arpas,
y cantaban el canto de Moisés, el servidor de Dios, y el canto del Cordero, diciendo: "¡Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los pueblos! ¿Quién dejará de temerte, Señor, quién no alabará tu Nombre?
Sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque se ha manifestado la justicia de tus actos".


Salmo 98,1.2-3.7-8.9.

Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.


Evangelio según San Lucas 21,12-19.

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

 

Juan Tablero (hacia 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 21, para la Ascensión


«Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá»

     Jesús prometió siempre la paz a sus discípulos, tanto antes de su muerte como después de su resurrección, siempre la paz (Jn 14,27; Lc 24,36). Los discípulos jamás alcanzaron la paz exterior, pero vivieron la paz en la lucha y el amor en el sufrimiento; y en la muerte encontraron la vida. Encontraron también un gozoso triunfo cuando, antes de la muerte, se les interrogaba, juzgaba y condenaba. Fueron verdaderos testimonios.

     Sí, hay muchos hombres que viven llenos de dulzura en su cuerpo y en su alma hasta el punto de estar penetrados de ella hasta el meollo y hasta las venas, pero cuando seguidamente viene el sufrimiento, las tinieblas, el abandono interior y exterior, no saben qué hacer. Se paran, simplemente, y de ahí nada sacan. Cuando llegan los terribles huracanes, el abandono interior, la tentación exterior del mundo, de la carne y del Enemigo, el que sabrá pasar a través de todo ello encontrará la paz profunda que nadie le podrá quitar. Pero el que no coge este camino se queda atrás y jamás saboreará la paz verdadera. Así se ve cuales son los verdaderos testimonios de Cristo.


martes, 25 de noviembre de 2008

¿no sabeis que sois templo de Dios?

  

Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Comentario al Evangelio de Juan, 10,39; PG 14, 369s


«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)

     «Jesús dijo a los judíos: 'Destruid este templo y en tres días lo levantaré'. Pero él hablaba del templo de su cuerpo» (Jn 2, 21)... Algunos piensan que no es posible aplicar al cuerpo de Cristo todo lo que se ha dicho del Templo; piensan que su cuerpo ha sido llamado 'templo' porque, de igual manera que el primer Templo estaba habitado por la gloria de Dios, así también el 'Primer nacido de entre todas las criaturas' es la imagen de la gloria de Dios (Col 1,15) y que por eso es justo que a su Cuerpo, a la Iglesia, se le llame templo de Dios, porque contiene la imagen de la divinidad... Nosotros hemos aprendido de Pedro que la Iglesia es el cuerpo y la casa de Dios, construida con piedras vivas, una casa espiritual para un sacerdocio santo (1P 2,5).

     Así podemos ver en Salomón, el hijo de David que construyó el Templo, una prefiguración de Cristo: es después de la guerra, cuando reinaba una gran paz, que Salomón hizo construir, en la Jerusalén terrestre, un templo a la gloria de Dios... En efecto, cuando todos los enemigos de Cristo serán «colocados bajo sus pies y el último enemigo, la muerte, será vencido» (1C 15, 25-26) entonces la paz será perfecta, cuando Cristo será «Salomón», cuyo nombre significa «pacífico», en él se cumplirá esta profecía: «Con los que odian la paz, yo era pacífico» (Sl 119, 6-7). Entonces, cada una de las piedras vivas, según lo merecido en la vida presente, será una piedra del templo: uno, apóstol o profeta, puesto en los fundamentos, sostendrá las piedras colocadas encima; otro, viniendo detrás de los que son fundamentos, llevado él mismo por los apóstoles, llevará con él a otros más débiles; otro será un piedra totalmente interior, allí donde se encuentra el arca con los querubines y el propiciatorio (1R 6,19); otro, la piedra del vestíbulo (v. 3), y otro, fuera del vestíbulo de los sacerdotes y los levitas, será la piedra del altar donde se hacen las ofrendas de las cosechas... El desarrollo de la construcción, con la organización de los ministerios, será confiada a los ángeles de Dios, sus fuerzas santas prefiguradas por los jefes de trabajo de Salomón... Todo eso se cumplirá cuando la paz sea perfecta, cuando una gran paz reinará.


Leer el comentario del Evangelio por : Orígenes
«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)


Evangelio según San Lucas 21,5-11.

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.


Apocalipsis 14,1-3.4-5.

Después vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.
Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas:
los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
Estos son los que no se han contaminado con mujeres y son vírgenes. Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero.
En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.


Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.

Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


Evangelio según San Lucas 21,1-4.

Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".

 

San Paulino de Nola (355-431), obispo
Carta 34, 2-4: PL 61, 345-346


«Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir»

     Acordémonos de esta viuda que, preocupada por los pobres, se olvida de ella misma hasta el punto de dar todo lo que le quedaba para vivir, pensando sólo en la vida futura, tal como lo atestigua el mismo Señor. Los demás habían dado de lo que les sobraba, pero ella, quizás más pobre que muchos pobres –puesto que toda su fortuna quedaba reducida a dos monedas- en su corazón era más rica que todos los ricos. Sólo dirigía su mirada hacia las riquezas de la recompensa eterna; deseosa de los tesoros celestiales, renunció a todo lo que poseía como a bienes que proceden de la tierra y a la tierra regresan (Gn 3,19). Dio lo que tenía para alcanzar lo que no veía. Dio bienes perecederos para adquirir bienes inmortales. Esta pobre mujer no se olvidó de los bienes previstos y dispuestos por el Señor para obtener la recompensa futura. Por eso el Señor, tampoco se olvidó de ella, y el juez de este mundo pronunció por adelantado su sentencia: elogia a aquella que coronará en el día del juicio.




domingo, 23 de noviembre de 2008

CRISTO REY

 
















Fiesta de Cristo Rey
Fiesta de Cristo Rey


ÚLTIMO DOMINGO DEL AÑO LITURGICO:

Cristo es el Rey del universo  y de cada uno de nosotros.

Es una de las fiestas  más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es  el Rey del universo. Su Reino es el Reino de  la verdad y la vida, de la santidad y la  gracia, de la justicia, del amor y la paz.

Un  poco de historia

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por  el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.  
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer  en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo  Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un  nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta  se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de  toda la historia universal. Es el alfa y el omega,  el principio y el fin. Cristo reina en las personas  con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino  de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre  y para todos los hombres.

Con la fiesta  de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta  tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey  de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo  ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra  a partir de su venida al mundo hace casi dos  mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los  hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria  al final de los tiempos, en la Parusía.

Si quieres conocer  lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes  leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.

En la fiesta de Cristo  Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros  corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos,  y así el Reino de Dios puede hacerse presente en  nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el  Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares,  empresas y ambiente.

Jesús nos habla de las  características de su Reino a través de varias parábolas en  el capítulo 13 de Mateo:

“es semejante a un grano  de mostaza que uno toma y arroja en su huerto  y crece y se convierte en un árbol, y las  aves del cielo anidan en sus ramas”;

“es semejante al  fermento que una mujer toma y echa en tres medidas  de harina hasta que fermenta toda”;  “es semejante a  un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra  lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene  y compra aquel campo”;

“es semejante a un mercader que  busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va,  vende todo cuanto tiene y la compra”.  

En ellas,  Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo  y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más  que todos los tesoros de la tierra y que su  crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo,  pero eficaz.

La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender  el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y  extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como  miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo  reine en el corazón de los hombres, en el seno  de los hogares, en las sociedades y en los pueblos.  Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que  reine el amor, la paz y la justicia y la  salvación eterna de todos los hombres.

Para lograr que Jesús reine  en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo.  La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y  los sacramentos son medios para conocerlo y de los que  se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su  amor.  Se trata de conocer a Cristo de una  manera experiencial y no sólo teológica.

Acerquémonos a la Eucaristía,  Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad  escuchando a Cristo que nos habla.

Al conocer a  Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, por que Él  es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le  nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos  llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer  como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida  de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo  conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de  Cristo ha comenzado para nosotros.

Por último, vendrá  el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a  la acción de extender el Reino de Cristo a todas  las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos  detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la  extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo  mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una  alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las  circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay  innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por  Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son  los mártires de la guerra cristera en México en los  años 20’s, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y  todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

La fiesta de  Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad  de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es  el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el  Principio y el Fin de todo el Universo.

Libro de Ezequiel 34,11-12.15-17.

Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.
Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-.
Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos.


Salmo 23(22),1-2.2-3.5.6.

Salmo de David. El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.


Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26.28.

Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.
El último enemigo que será vencido es la muerte,
Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.


Evangelio según San Mateo 25,31-46.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". 

 

San Nicolás Cabasilas (hacia 1320-1363), teólogo laico griego
La v ida en Cristo, IV, 93-97, 102


«Venid vosotros, los benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo»

     «Habiendo realizado la purificación de los pecados, Cristo está sentado a la derecha de su Majestad en las alturas» (Hb 1,3)...Es, pues, para servirnos que vino desde su Padre hasta el mundo. Y para colmo: no se manifestó tan sólo en el momento en que vino a la tierra revestido de la debilidad humana presentándose en forma de esclavo y escondida su calidad de señor, sino que más tarde se manifestará en todo su esplendor, el día en que vendrá con todo su poder y aparecerá con toda la gloria de su Padre.  Refiriéndose a su reino, se dice: «Se ceñirá, hará sentar a sus siervos a la mesa y los irá sirviendo» (Lc 12,37). ¡Éste es aquel por quien reinan los soberanos y gobiernan los príncipes!

     Es de esta manera que ejercerá su realeza verdadera y sin mancha...; es de esta manera que hace seguir a los que ha sometido a su poder: más amable que un amigo, más imparcial que un príncipe, más tierno que un padre, más íntimo que los miembros, más indispensable que el corazón. No se impone a través del temor, no domina por un salario. Sólo en él encuentra la fuerza de su poder, sólo a través de sí mismo se une a sus súbditos. Porque reinar a través del temor o en vistas a un salario, no es gobernar con autoridad, sino por la esperanza de un sueldo o por amenaza...

     Es preciso que Cristo reine en el sentido estricto de la palabra; toda otra autoridad es indigna de él. Ha sabido llegar a ella por un medio extraordinario... para llegar a ser el verdadero Señor, abraza la condición de esclavo y se hace el servidor de los esclavos, hasta la cruz y la muerte; es así como arrebata el alma de los esclavos y se apodera directamente de su voluntad. Sabiendo que éste es el secreto de su realeza, Pablo escribe: «Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo» (Flp 2, 8-9)... Por la primera creación, Cristo es Señor de la naturaleza; por la nueva creación, se ha convertido en señor de nuestra voluntad... Por eso dice: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18).


Comentario: P. Antoni Pou OSB (Monje de Montserrat, Cataluña, España)

«Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis»


Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.


Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).


Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.


Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.


Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».





 




Sin hogar, sin techo (Miguel Angel Ri...


Sin hogar, sin techo (Miguel Angel Riera PLANELLS)



Estos días la institución católica Cáritas ha llevado a cabo una serie de informaciones y de actuaciones para recordar a un colectivo que a menudo vemos en la calle pero del que no somos capaces de descubrir las dificultades que viven.
Nos referimos a las personas que viven sin techo, centenares de personas que no tienen lo básico para vivir, ni un hogar. Cáritas nos ha recordado que el número de individuos que viven sin un lugar donde poder convivir con los suyos va en aumento en nuestras islas. En unas islas que viven de cara al turismo donde todo parece bienestar y abundancia se hace extraño pensar que hay gente que no vive con sus necesidades más elementales cubiertas.
«Vivir sin hogar es mucho más que vivir sin techo», este es el eslogan que se recuerda en esta jornada. Supone vivir sin un espacio propio donde poder tener un mínimo de intimidad, significa vivir sin calor, con miedo y desconfianza. Hallarse sin nadie con quien compartir preocupaciones, ilusiones y proyectos. Sin afecto y sin compañía.
El director en Ibiza de la institución que ha impulsado desde hace años esta campaña, nos recuerda que este día debe sensibilizar «a todas las administraciones» y a todos nosotros por que a menudo, la ignorancia sobre la situación de estas personas nos hace cómplices de su drama.
Todas las administraciones locales junto a Cáritas han constituido la Mesa Contra la Exclusión para poder afrontar conjuntamente este problema que afecta tan gravemente a tantas personas. El pensar en un centro de baja exigencia para poder albergar a todos aquellos que viven en la calle les facilitará poder reinsertarse en la sociedad de la que a menudo se sienten rechazados.
Sin un hogar se hace muy difícil, por no decir imposible, poder encontrar un puesto de trabajo, sobre todo ahora que escasea. Y sin un trabajo digno es impensable poder acceder a una vivienda. Es como un círculo vicioso del cual por ellos no pueden salir.
Es necesaria la colaboración de todos. De las administraciones que son las que cuentan con los recursos, de las instituciones particulares que promueven la reinserción de los excluidos y de cada uno de nosotros, con nuestra acogida y cercanía a los que están en situaciones más vulnerables.

viernes, 21 de noviembre de 2008

La Presentación de la Santísima Virgen María



La Presentación de la Santísima Virgen María  



El 20 de noviembre del 543, tuvo lugar en Jerusalén la dedicación de la basílica de Santa María la Nueva, erigida sobre la colina de Sión, ante la explanada del templo. Las Iglesias de Oriente han ligado a esta dedicación el recuerdo de la «Entrada el Templo de la Santísima Madre de Dios», que recogen las narraciones antiguas.


Por encima del acontecimiento que puede servir como soporte a esta festividad, María aparece hoy la Purísima, «la fuente perpetuamente manante del amor», «el templo espiritual de la santa gloria de Cristo nuestro Dios» (Liturgia bizantina)


La Presentación de María, como se dice en Occidente, es el símbolo de la consagración que la Virgen Inmaculada hizo de sí misma al Señor en los albores de su vida consciente. De ahí que nos resulte oportuno el ver a María «llena de gracia», como el modelo de toda vida consagrada.


Siendo, como es, modelo de todos los cristianos a quienes el bautismo ha consagrado a Dios por su incorporación a Cristo, María es con especial motivo, el modelo de aquellos y aquellas que han querido hacer de su propia vida una respuesta más plena a la llamada del Evangelio, uniéndose al Señor con los votos de pobreza, castidad y obediencia.


Es, asimismo, modelo de los que se consagran para siempre a través del sacerdocio de Cristo y de la Iglesia.




Oremos
Himno (laudes)

Ésta era una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.


Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.


Quemaban su pecho,
Con celeste ardor,
Palabras magníficas,
Silencio de Dios:

«¡Oh Padre que habitas
en alto esplendor,
envía el rocío
del Hijo de Dios!


¡Ábrase la tierra:
brote el Salvador!
¡Lloved, rojas nubes,
al Dios de Jacob!


¡Floreced, collados!,
al Justo, al Señor,
lucero del alba,
flor de la creación!»


Y al solio del Padre
Subía su clamor,
Cual nube de incienso
Plegaria sin voz. Amén


Señor, Dios nuestro, al celebrar esta festividad de la Santísima Virgen María, te pedimos, por su intercesión, nos concedas también a nosotros participar de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Himno (vísperas)
Ésta era una niña
con aire de flor,
agua más que el río,
fuego más que el sol.

Vivía en el templo
del rey Salomón,
oyendo en los salmos
ecos de otra voz.


El Viento es contigo,
contigo el León,
contigo el Lucero,
contigo el Amor.


Tú, fuente sellada,
hija del Amor,
tú el alba más bella,
del más bello sol.


Sé tú siempre niña,
sé tú siempre don,
sé como esta niña
con aire de flor,
agua  mas que el río,
fuego más que el sol. Amén Viernes de la XXXIII semana del Tiempo Ordinario

Presentación de Nuestra Señora ,  


Apocalipsis 10,8-11.

Y la voz que había oído desde el cielo me habló nuevamente, diciéndome: "Ve a tomar el pequeño libro que tiene abierto en la mano el Angel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra".
Yo corrí hacia el Angel y le rogué que me diera el pequeño libro, y él me respondió: "Toma y cómelo; será amargo para tu estómago, pero en tu boca será dulce como la miel".
Yo tomé el pequeño libro de la mano del Angel y lo comí: en mi boca era dulce como la miel, pero cuando terminé de comerlo, se volvió amargo en mi estómago.
Entonces se me dijo: "Es necesario que profetices nuevamente acerca de una multitud de pueblos, de naciones, de lenguas y de reyes".


Salmo 119,14.24.72.103.111.131.

Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas.
Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros.
Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata.
¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel!
Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón.
Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos.


Evangelio según San Lucas 19,45-48.

Y al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores,
diciéndoles: "Está escrito: Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones".
Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo, buscaban la forma de matarlo.
Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras.


Que el templo interior sea tan bello como el de piedras

     Cuando tres están reunidos en mi nombre (Mt 18,20) forman ya una iglesia. Guarda a los millares aquí congregados: sus corazones ya habían preparado un santuario antes que nuestras manos construyeran éste para gloria de tu nombre. Que el templo interior sea tan bello como el de piedras. Dígnate habitar tanto en el uno como en el otro; tanto nuestros corazones como sus piedras está marcados con tu nombre.

     La omnipotencia de Dios se hubiera podido levantar cómodamente, no más que tal como él con un gesto, ha dado existencia al universo. Pero Dios ha construido al hombre a fin de que el hombre construyera unas mansiones para él. ¡Bendita sea su clemencia que tanto nos ha amado! Él es infinito; nosotros somos limitados. Él ha construido para nosotros el mundo; nosotros le construimos una casa.  Es admirable que el hombre pueda construir una morada al Todopoderoso presente en todo, a quien nada se le puede escapar.

     Habita en medio de nosotros con ternura; nos atrae con vínculos de amor; se queda entre nosotros y nos llama para que escojamos el camino del cielo para habitar con él. Él dejó su morada y se escogió la Iglesia para que abandonemos nuestra morada y escojamos el paraíso. Dios habita entre los hombres para que los hombres encuentren a Dios.


Comentario: P. Josep de Calasanç Laplana OSB (Monje de Montserrat-Barcelona, España)


«Mi Casa será Casa de oración»



Hoy, el gesto de Jesús es profético. A la manera de los antiguos profetas, realiza una acción simbólica, plena de significación de cara al futuro. Al expulsar del templo a los mercaderes que vendían las víctimas destinadas a servir de ofrenda y al evocar que «la casa de Dios será casa de oración» (Is 56,7), Jesús anunciaba la nueva situación que Él venía a inaugurar, en la que los sacrificios de animales ya no tenían cabida. San Juan definirá la nueva relación cultual como una «adoración al Padre en espíritu y en verdad» (Jn 4,24). La figura debe dejar paso a la realidad. Santo Tomás de Aquino decía poéticamente: «Et antiquum documentum / novo cedat ritui» (Que el Testamento Antiguo deje paso al Rito Nuevo»).


El Rito Nuevo es la palabra de Jesús. Por eso, san Lucas ha unido a la escena de la purificación del templo la presentación de Jesús predicando en él cada día. El culto nuevo se centra en la oración y en la escucha de la Palabra de Dios. Pero, en realidad, el centro del centro de la institución cristiana es la misma persona viva de Jesús, con su carne entregada y su sangre derramada en la cruz y dadas en la Eucaristía. También santo Tomás lo remarca bellamente: «Recumbens cum fratribus (…) se dat suis manibus» («Sentado en la mesa con los hermanos (…) se da a sí mismo con sus propias manos»).


En el Nuevo Testamento inaugurado por Jesús ya no son necesarios los bueyes ni los vendedores de corderos. Lo mismo que «todo el pueblo le oía pendiente de sus labios» (Lc 19,48), nosotros no hemos de ir al templo a inmolar víctimas, sino a recibir a Jesús, el auténtico cordero inmolado por nosotros de una vez para siempre (cf. He 7,27), y a unir nuestra vida a la suya.



 


martes, 18 de noviembre de 2008

Apocalipsis 3,1-6.14-22.

Apocalipsis 3,1-6.14-22.

Escribe al Angel de la Iglesia de Sardes: "El que posee los siete Espíritus de Dios y las siete estrellas, afirma: "Conozco tus obras: aparentemente vives, pero en realidad estás muerto.
Permanece alerta y reanima lo que todavía puedes rescatar de la muerte, porque veo que tu conducta no es perfecta delante de mi Dios.
Recuerda cómo has recibido y escuchado la Palabra: consérvala fielmente y arrepiéntete. Porque si no vigilas, llegaré como un ladrón, y no sabrás a qué hora te sorprenderé.
Sin embargo, tienes todavía en Sardes algunas personas que no han manchado su ropa: ellas me acompañarán vestidas de blanco, porque lo han merecido.
El vencedor recibirá una vestidura blanca, nunca borraré su nombre del Libro de la Vida y confesaré su nombre delante de mi Padre y de sus Angeles".
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias.
Escribe al Angel de la Iglesia de Laodicea: "El que es el Amén, el Testigo fiel y verídico, el Principio de las obras de Dios, afirma:
"Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.
Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.
Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista.
Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete!
Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
Al vencedor lo haré sentar conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono".
El que pueda entender, que entienda lo que el Espíritu dice a las Iglesias".


Salmo 15(14),2-3.3-4.5.

El que procede rectamente y practica la justicia; el que dice la verdad de corazón
y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino,
y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo ni agravia a su vecino,
el que no estima a quien Dios reprueba y honra a los que temen al Señor. El que no se retracta de lo que juró, aunque salga perjudicado;
el que no presta su dinero a usura ni acepta soborno contra el inocente. El que procede así, nunca vacilará.


Evangelio según San Lucas 19,1-10.

Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad.
Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos.
El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura.
Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí.
Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: "Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa".
Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: "Se ha ido a alojar en casa de un pecador".
Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: "Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más".
Y Jesús le dijo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham,
porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido".

Dedicación Basílica San Pedro y San Pablo  

El sepulcro de San Pedro en el Vaticano y el de San Pablo en la ribera del Tíber, en el camino de Ostia - los «trofeos de los Apóstoles» como los llama un documento del siglo II - han sido siempre objetos de la veneración de los fieles.


Después del glorioso sepulcro de Cristo en Jerusalén, las tumbas de Pedro y Pablo en Roma constituyen la meta por excelencia de toda peregrinación cristiana. Hacia el 330, el emperador Constantino erigió una amplia basílica sobre la tumba de Pedro y un edificio muy modesto sobre la de Pablo.


La basílica de San Pablo fue reconstruida a finales de siglo de acuerdo con una concepción grandiosa (390) Tal basílica sería arrasada por un incendio en 1823 y reedificada siguiendo el mismo diseño (1854). La basílica constantiniana de San Pedro fue sustituida en el siglo XVI por la de Bramante y Miguel Ángel, que alza su cúpula al cielo de Roma justamente encima de la tumba del Apóstol. Se celebró su dedicación el 18 de noviembre de 1626.


Pedro y Pablo «hicieron memorable el nombre de Dios por generaciones y generaciones»  Al anunciar a los paganos la salvación en Jesucristo, nos facilitaron «el primer anuncio del Evangelio». Pero su actividad no concluyó con su muerte. La Iglesia romana es la Iglesia de Pedro y Pablo, habla en nombre de ellos y cada día tiene nuevas experiencias de su solicitud: ellos son los que la guían y protegen a fin de que conserve intacta la verdad que ellos mismos le confiaron en depósito.




Oremos  
Himno  (laudes)

Vosotros, que escuchasteis la llamada
De viva voz que Cristo os dirigía,
Abrid vuestro vivir y nuestra alma
Al mensaje de amor que él nos envía.


Vosotros, que invitados al banquete
Gustasteis el sabor del nuevo vino,
Llenad el vaso, del amor que ofrece,
Al sediento de Dios en su camino.


Vosotros, que tuvisteis tan gran suerte
De verle dar a muertos nueva vida,
No dejéis que el pecado y que la muerte
Nos priven de la vida recibida.


Vosotros, que lo visteis ya glorioso,
Hecho Señor de gloria sempiterna,
Haced que nuestro amor conozca el gozo
De vivir junto a él la vida eterna. Amén


Sostén, Señor, a tu Iglesia con la protección de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, para que, así como por ellos fue iniciada en el conocimiento del Evangelio, así también reciba, por su intercesión, la fuerza necesaria para su pleno desarrollo hasta el fin de los tiempos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Himno   (vísperas)
¡Columnas de la Iglesia, piedras vivas!
¡Apóstoles de Dios, grito del Verbo!
Benditos vuestros pies, porque han llegado
Para anunciar la paz al mundo entero.


De pie en la encrucijada de la vida,
Del hombre peregrino y de los pueblos,
Lleváis agua de Dios a los cansados,
Hambre de Dios lleva a los hambrientos.


De puerta en puerta va vuestro mensaje,
Que es verdad y es amor y es Evangelio.
No temáis, pecadores, que sus manos
Son caricias de paz y de consuelo


Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
Nos llega por tu amor, pan verdadero;
Gracias, Señor, que el pan de vida nueva
Nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén

 

Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381), canónigo regular
El Espejo de la bienaventuranza eterna


«Hoy tengo que alojarme en tu casa»

     Algunas personas se parecen a Zaqueo. Desean ver a Jesús para saber quién es, pero para llegar a saberlo, saben que cualquier razonamiento o luz natural se quedan cortos de talla. Estas personas, pues, corren más allá de toda la multitud y de toda dispersión de las criaturas. Por la fe y el amor, trepan hasta la cumbre de su pensamiento, allá donde el espíritu no queda afectado por ninguna imagen y no encuentran impedimento alguno en su libertad. Es allí que Jesús es visto, reconocido y amado en su divinidad. Porque él está siempre presente a todos los espíritus libres y elevados que, amándole, se han visto elevados por encima de sí mismos. Es allí que desbordan en plenitud de dones y gracias.

     Y sin embargo dice a cada una de éstas: «Baja enseguida, porque una libertad elevada por encima del espíritu no se puede mantener si no se tiene un espíritu humilde y obediente. Porque te es necesario reconocerme y amarme como Dios y como hombre, al mismo tiempo exaltado más allá de todo y abajado por debajo de todo. Es de esta manera que tú podrás saborearme, cuando yo te levante por encima de todo y por encima de ti mismo, en mi, y cuando tú te abajes por debajo de todo y por debajo de ti mismo, conmigo y por mi causa. Entonces podré venir a tu casa, quedarme en ella y permanecer contigo y en ti, y tú conmigo y en mi».

     Cuando alguien conoce esto, lo saborea y lo siente en sí, desciende rápidamente no estimándose en nada y diciendo con corazón humilde, decepcionado de su vida y de todas sus obras: «Señor, yo no soy digno de que entre (Mt 8,8) en la morada de pecado que son mi cuerpo y mi alma, tu cuerpo glorioso que está en el Santísimo Sacramento. Mas tú, Señor, muéstrame tu gracia y ten piedad de mi pobre vida y de todas mis debilidades».


«El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido»



Hoy, Zaqueo soy yo. Este personaje era rico y jefe de publicanos; yo tengo más de lo que necesito y quizás muchas veces actúo como un publicano y me olvido de Cristo. Jesús, entre la multitud, busca a Zaqueo; hoy, en medio de este mundo, me busca a mí precisamente: «Baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19,5).


Zaqueo desea ver a Jesús; no lo conseguirá si no se esfuerza y sube al árbol. ¡Quisiera yo ver tantas veces la acción de Dios!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a hacer el ridículo obrando como Zaqueo. La disposición del jefe de publicanos de Jericó es necesaria para que Jesús pueda actuar; y, si no se apremia, quizás pierda la única oportunidad de ser tocado por Dios y, así, ser salvado. Quizás yo he tenido muchas ocasiones de encontrarme con Jesús y quizás ya va siendo hora de ser valiente, de salir de casa, de encontrarme con Él y de invitarle a entrar en mi interior, para que Él pueda decir también de mí: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,9-10).


Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos; necesito convertirme.


Decía san Máximo: «Nada hay más querido y agradable a Dios como que los hombres se conviertan a Él con un arrepentimiento sincero». Que Él me ayude hoy a hacerlo realidad.


Apocalipsis 1,1-4.2,1-5.

Revelación de Jesucristo, que le fue confiada por Dios para enseñar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto. El envió a su Angel para transmitírsela a su servidor Juan.
Este atestigua que todo lo que vio es Palabra de Dios y testimonio de Jesucristo.
Feliz el que lea, y felices los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca.
Yo, Juan, escribo a las siete Iglesias de Asia. Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de aquel que es, que era y que vendrá, y de los siete Espíritus que están delante de su trono,
Escribe al Angel de la Iglesia de Efeso: "El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma:
"Conozco tus obras, tus trabajos y tu constancia. Sé que no puedes tolerar a los perversos: has puesto a prueba a quienes usurpan el título de apóstoles, y comprobaste que son mentirosos.
Sé que tienes constancia y que has sufrido mucho por mi Nombre sin desfallecer.
Pero debo reprocharte que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo.
Fíjate bien desde dónde has caído, conviértete y observa tu conducta anterior. Si no te arrepientes, vendré hacia ti y sacaré tu candelabro de su lugar preeminente.


Salmo 1,1-2.3.4.6.

¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento.
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal.


Evangelio según San Lucas 18,35-43.

Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna.
Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía.
Le respondieron que pasaba Jesús de Nazaret.
El ciego se puso a gritar: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!".
Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!".
Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando lo tuvo a su lado, le preguntó:
"¿Qué quieres que haga por ti?". "Señor, que yo vea otra vez".
Y Jesús le dijo: "Recupera la vista, tu fe te ha salvado".
En el mismo momento, el ciego recuperó la vista y siguió a Jesús, glorificando a Dios. Al ver esto, todo el pueblo alababa a Dios.

 

San Gregorio Magno, (hacia 540-604), papa, doctor de la iglesia
Sermones sobre el Evangelio, nº 2; PL 76, 1081


«En seguida recobró la vista y siguió a Jesús glorificando a Dios»

     Nuestro Redentor, previendo que los discípulos se turbarían cuando llegara su Pasión, les anuncia, por adelantado, tanto los sufrimientos de su Pasión como la gloria de su Resurrección (Lc 18,31-33). Así, viéndole morir tal como se lo había anunciado, no dudarían de su resurrección. Pero, puesto que todavía estaban bajo los efectos de su condición carnal, los discípulos no podían llegar a captar el alcance de las palabras que les anunciaban el misterio (v 34). Es entonces cuando se produce un milagro: bajo sus propios ojos un ciego recobra la vista, para que los que eran incapaces de captar las palabras del misterio sobrenatural, fueran sostenidos en su fe a la vista de un acto sobrenatural.

     Porque nosotros debemos mirar los milagros de nuestro Salvador y Maestro con una mirada doble: son hechos que hay que acoger como tales, y son signos que nos remiten a otra cosa... Así, en el plano histórico, no sabemos nada de quien era este ciego. Pero sabemos que se le designa de manera escondida. Este ciego es el género humano, echado fuera del gozo del Paraíso en la persona de su primer padre, y que no ha tenido ningún conocimiento de la luz divina pero es condenado a vivir en las tinieblas. Y sin embargo, la presencia del su Redentor le ilumina; comienza a ver los goces de la luz interior y, deseándolas, puede seguir el camino de vida de las buenas obras.
Hoy, el ciego Bartimeo (cf. Mc 10,46) nos provee toda una lección de fe, manifestada con franca sencillez ante Cristo. ¡Cuántas veces nos iría bien repetir la misma exclamación de Bartimeo!: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» (Lc 18,37). ¡Es tan provechoso para nuestra alma sentirnos indigentes! El hecho es que lo somos y que, desgraciadamente, pocas veces lo reconocemos de verdad. Y..., claro está: hacemos el ridículo. Así nos lo advierte san Pablo: «¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7).


A Bartimeo no le da vergüenza sentirse así. En no pocas ocasiones, la sociedad, la cultura de lo que es "políticamente correcto", querrán hacernos callar: con Bartimeo no lo consiguieron. Él no se "arrugó". A pesar de que «le increpaban para que se callara, (...) él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’» (Lc 19,39). ¡Qué maravilla! Da ganas de decir: -Gracias, Bartimeo, por este ejemplo.


Y vale la pena hacerlo como él, porque Jesús escucha. ¡Y escucha siempre!, por más jaleo que algunos organicen a nuestro alrededor. La confianza sencilla -sin miramientos- de Bartimeo desarma a Jesús y le roba el corazón: «Mandó que se lo trajeran y (...) le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» (Lc 18,40-41). Delante de tanta fe, ¡Jesús no se anda con rodeos! Y... Bartimeo tampoco: «¡Señor, que vea!» (Lc 18,41). Dicho y hecho: «Ve. Tu fe te ha salvado» (Lc 18,42). Resulta que «la fe, si es fuerte, defiende toda la casa» (San Ambrosio), es decir, lo puede todo.


Él lo es todo; Él nos lo da todo. Entonces, ¿qué otra cosa podemos hacer ante Él, sino darle una respuesta de fe? Y esta "respuesta de fe" equivale a "dejarse encontrar" por este Dios que -movido por su afecto de Padre- nos busca desde siempre. Dios no se nos impone, pero pasa frecuentemente muy cerca de nosotros: aprendamos la lección de Bartimeo y... ¡no lo dejemos pasar de largo!