martes, 25 de noviembre de 2008

¿no sabeis que sois templo de Dios?

  

Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Comentario al Evangelio de Juan, 10,39; PG 14, 369s


«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)

     «Jesús dijo a los judíos: 'Destruid este templo y en tres días lo levantaré'. Pero él hablaba del templo de su cuerpo» (Jn 2, 21)... Algunos piensan que no es posible aplicar al cuerpo de Cristo todo lo que se ha dicho del Templo; piensan que su cuerpo ha sido llamado 'templo' porque, de igual manera que el primer Templo estaba habitado por la gloria de Dios, así también el 'Primer nacido de entre todas las criaturas' es la imagen de la gloria de Dios (Col 1,15) y que por eso es justo que a su Cuerpo, a la Iglesia, se le llame templo de Dios, porque contiene la imagen de la divinidad... Nosotros hemos aprendido de Pedro que la Iglesia es el cuerpo y la casa de Dios, construida con piedras vivas, una casa espiritual para un sacerdocio santo (1P 2,5).

     Así podemos ver en Salomón, el hijo de David que construyó el Templo, una prefiguración de Cristo: es después de la guerra, cuando reinaba una gran paz, que Salomón hizo construir, en la Jerusalén terrestre, un templo a la gloria de Dios... En efecto, cuando todos los enemigos de Cristo serán «colocados bajo sus pies y el último enemigo, la muerte, será vencido» (1C 15, 25-26) entonces la paz será perfecta, cuando Cristo será «Salomón», cuyo nombre significa «pacífico», en él se cumplirá esta profecía: «Con los que odian la paz, yo era pacífico» (Sl 119, 6-7). Entonces, cada una de las piedras vivas, según lo merecido en la vida presente, será una piedra del templo: uno, apóstol o profeta, puesto en los fundamentos, sostendrá las piedras colocadas encima; otro, viniendo detrás de los que son fundamentos, llevado él mismo por los apóstoles, llevará con él a otros más débiles; otro será un piedra totalmente interior, allí donde se encuentra el arca con los querubines y el propiciatorio (1R 6,19); otro, la piedra del vestíbulo (v. 3), y otro, fuera del vestíbulo de los sacerdotes y los levitas, será la piedra del altar donde se hacen las ofrendas de las cosechas... El desarrollo de la construcción, con la organización de los ministerios, será confiada a los ángeles de Dios, sus fuerzas santas prefiguradas por los jefes de trabajo de Salomón... Todo eso se cumplirá cuando la paz sea perfecta, cuando una gran paz reinará.


Leer el comentario del Evangelio por : Orígenes
«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)


Evangelio según San Lucas 21,5-11.

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.


Apocalipsis 14,1-3.4-5.

Después vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.
Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas:
los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
Estos son los que no se han contaminado con mujeres y son vírgenes. Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero.
En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.


Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.

Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


Evangelio según San Lucas 21,1-4.

Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".

 

San Paulino de Nola (355-431), obispo
Carta 34, 2-4: PL 61, 345-346


«Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir»

     Acordémonos de esta viuda que, preocupada por los pobres, se olvida de ella misma hasta el punto de dar todo lo que le quedaba para vivir, pensando sólo en la vida futura, tal como lo atestigua el mismo Señor. Los demás habían dado de lo que les sobraba, pero ella, quizás más pobre que muchos pobres –puesto que toda su fortuna quedaba reducida a dos monedas- en su corazón era más rica que todos los ricos. Sólo dirigía su mirada hacia las riquezas de la recompensa eterna; deseosa de los tesoros celestiales, renunció a todo lo que poseía como a bienes que proceden de la tierra y a la tierra regresan (Gn 3,19). Dio lo que tenía para alcanzar lo que no veía. Dio bienes perecederos para adquirir bienes inmortales. Esta pobre mujer no se olvidó de los bienes previstos y dispuestos por el Señor para obtener la recompensa futura. Por eso el Señor, tampoco se olvidó de ella, y el juez de este mundo pronunció por adelantado su sentencia: elogia a aquella que coronará en el día del juicio.




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