domingo, 20 de junio de 2010
Lecturas Domingo 20 de Junio del 2010, Domingo 12º del Tiempo Ordinario - Ciclo C - - Ciudad Redonda
Lecturas Domingo 20 de Junio del 2010, Domingo 12º del Tiempo Ordinario - Ciclo C - - Ciudad Redonda
sábado, 19 de junio de 2010
ORACIÓN A MARÍA:
¡Señora nuestra, Reina y Madre de misericordia!
A ti, que conoces muy bien el amor y el dolor, el Tabor y el Calvario, el pesebre de Belén y el Cenáculo de la última cena, te suplicamos que intercedas por todos nosotros, pero especialmente por los jóvenes que sienten con mayor agudeza el aguijón de la carne. Hazles dóciles a la voluntad divina, abiertos a la verdad, sinceros en su conducta. El futuro de la humanidad está en sus manos. Bendícelos. Amén.
viernes, 18 de junio de 2010
jueves, 17 de junio de 2010
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En el Corazón de Jesucristo nos realizamos y confiamos
By admin on 15 de Junio de 2010
Muchas veces me he preguntado si llegamos totalmente a ser conscientes de la vida que tenemos ahora en nuestras manos. La vida tiene un tiempo que finaliza con la muerte y tiene una continuidad en la eternidad. Habitualmente deberíamos preguntarnos de donde venimos y hacia donde vamos. Algunos piensan que el hombre de hoy tiene suficientes recursos para valerse por si mismo y no necesita ni siquiera de Dios. Con orgullosa y soberbia audacia proclama que ya Dios no es necesario al hombre y que tal vez en otras épocas se podría recurrir a él, ahora no.
Este estilo de pensar y actuar lleva a un callejón sin salida. Entonces, ¿quien puede dar razón de los frutos tan amargos que producen en la sociedad el materialismo y el hedonismo? La autosatisfacción como realización del individuo y el placer como criterio de las propias opciones ¿hacen al hombre feliz? Las consecuencias de una cultura egoísta o la cultura de la muerte no esta dando buenos resultados y basta que miremos un poco a nuestro alrededor. La vida tiene sentido cuando se la da razones sobrenaturales, es decir, cuando la ponemos cara a cara con la finalidad que ella tiene. ¡Estamos llamados para vivir la plenitud de amor y felicidad que anida en nuestro espíritu! Y esto sólo se cumple en el encuentro con Jesucristo: manifestado en su amor lleno de ternura que se hace presente en su corazón de carne. En lo más profundo del ser humano existe el deseo de paz, alegría y felicidad.
Jesucristo es necesario hoy como siempre, porque el ser humano se lo merece y no se le puede engañar con falsos paraísos a los que lleva la droga, la corrupción, la promiscuidad y las falsas libertades. Jesucristo es necesario porque el hombre tiene razones suficientes para sentirse amado y salvado. Jesucristo es necesario porque sólo Él da la vida en plenitud. Jesucristo Es necesario siempre.
Gastar bien la vida es de sabios. Malgastarla es de ignorantes. La plena realización del hombre está en Jesucristo que nos ha prometido la Vida Eterna. La mayor frustración es la ausencia de Él y de su amor. La meta no es esta vida que tiene un fin, sino en la que está más allá de la muerte: el Paraíso. Si hemos sido responsables y fieles a la gracia de Dios participaremos de su plena alegría; pero, si por el contrario no hemos correspondido seremos desgraciados eternamente.
Es conveniente y necesario que nos preguntemos: ¿cómo va mi vida de cara a Dios? ¿Busco estar unido con Él y con su voluntad? Si somos sinceros descubriremos que aún nos queda mucho trecho para dar total sentido a nuestra existencia. Desde un amor que se ha entregado por nosotros y nos ha salvado podemos entender que la vida adquiere el sentido auténtico. Jesucristo nos espera y nos ampara. Por ello, durante este mes de junio, deseamos realizar la consagración al Sagrado Corazón de toda la Diócesis. Si Cristo ha entregado por amor su vida para salvarnos ¿cómo no voy a reconocer que le debo corresponder manifestando mi amor? Unámonos para dar razón de nuestra fe en el Amor de Dios y como signo de amor, a los que sufren, promovamos la Casa de Acogida para jóvenes que estando embarazadas optan por la vida y con valentía hacen posible que la vida siga hacia adelante en el ser humano que tienen en sus entrañas. ¡Sagrado Corazón de Jesús en vos confío!
miércoles, 16 de junio de 2010
martes, 15 de junio de 2010
lunes, 14 de junio de 2010
domingo, 13 de junio de 2010
sábado, 12 de junio de 2010
viernes, 11 de junio de 2010
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Alabad al Señor
Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza.
La alabanza es la culminación de la obra del Espíritu, protagonista silencioso en medio de la creación. La alabanza es la voz, que el Espíritu ha ido enseñando a la creación a lo largo de los siglos. La alabanza es la respuesta al amor excesivo de Dios, que ha llenado de alegría toda grieta de dolor y de muerte. La alabanza es el último esfuerzo de una humanidad buscadora, que, rebosante de un agradecimiento asombrado y vibrando al son de la gracia, ya no sabe decir nada más. La alabanza brota gratuitamente, como la sonrisa, el amor, la vida.
El Sagrado Corazón de Jesús
Jesús nos abrió su Corazón
para mostrarnos al Padre de la ternura entrañable,
para comunicarnos el Espíritu de amor;
nos abrió su Corazón y se hizo Eucaristía, pan partido y repartido.
Ya nada es lo mismo.
Al escuchar sus palabras de vida,
conocer sus sentimientos y palpar sus gestos de cercanía;
al sentir sobre nosotros su mirada,
entrar en su Corazón y contemplar el amor…
nos hemos puesto en camino.
Vivimos con gozo la vida de Dios,
la que nos ha comunicado el Corazón de un amigo.
El encuentro con Jesús nos ha dejado dentro un gemido,
una extrañeza, una esperanza,
nos ha puesto en camino.
Está viva en nosotros la fraternidad,
caminamos con alegría.
Nos acompaña la presencia del Espíritu
y el aliento de todos los peregrinos que, fascinados por Jesús,
ya no han sabido vivir sin él.
Nos sentimos convocados a la comunión con Dios.
El Corazón de Jesús nos grita a cada paso: ¡Venid a mí!
Y en cada Eucaristía el Espíritu y la Esposa dicen a Jesús: ¡Ven!
Y nosotros, que hemos escuchado este gemido, decimos:
¡Ven, Señor Jesús!
Alcanzados por el amor del Corazón de Jesús,
Caminamos, caminamos juntos.
Nuestros pies van ligeros, nuestros deseos.
Porque un Corazón nos ha tocado y nos ha ganado para él,
caminamos y cantamos,
tejemos entre todos un mundo nuevo.
jueves, 10 de junio de 2010
miércoles, 9 de junio de 2010
martes, 8 de junio de 2010
3-13. ACI DIGITAL
13. En las dos figuras de la sal y de la luz, nos inculca el Señor el deber de preservarnos de la corrupción y dar buen ejemplo.
16. Así brille: alguien señalaba la dulzura que esconden estas palabras si las miramos como un voto amistoso para que nuestro apostolado de fruto iluminando a todos (cf. Juan 15, 16) para gloria del Padre (Juan 15, 8). Y si es un voto de Jesús ya podemos darlo por realizado con sólo adherirnos a él, deseando que toda la gloria sea para el Padre y nada para nosotros ni para hombre alguno.
3-15. CLARETIANOS
Queridos amigos:
Se cuenta que, con motivo de la independencia de la India, Mahatma Gandhy cursó una invitación al último gobernador británico para que participase en los festejos. El hecho se hizo público, y muchos reprocharon al gran líder de la paz este gesto que les parecía servil. La respuesta de “Alma Grande” fue sencilla: “de nada nos servirá la independencia política si nos queda odio o resentimiento en el corazón”.
Las enigmáticas palabras de Jesús acerca del pago de tributos a Roma creo que no han encontrado hasta el presente una interpretación plena y convincente; dejan la impresión de ser una evasiva, de que Jesús no quiso comprometerse demasiado en ese asunto (aunque luego, tergiversado, fue utilizado contra él en el proceso; cf. Lc 23,2). Y, muy probablemente, no es que no le interesase el detalle; el pagar más o menos, el estar sometidos a Roma o libres de tal vasallaje, afectaba a la dignidad y realización humana de los judíos del momento, ante lo cual -no cabe discusión- Jesús no era indiferente.
En todo caso, en relación con esta escena algo tenemos claro; forma parte de las más desagradables que a Jesús le tocó vivir: enfrentarse a quienes le planteaban preguntas capciosas y a quienes tenían una visión chata de lo que él entendía por una humanidad verdaderamente redimida y libre. En sus palabras y acciones, Jesús no cedió jamás a chantajes y presiones. Y su predicación sobre el Reino de Dios no excluía ciertamente los aspecto económico-políticos de la vida cotidiana, pero siempre intentó conjurar el peligro de que alguien redujese la presencia del Reino a tener que pagar cuatro dracmas menos. La libertad interior, la sencillez de quien se abre a algo nuevo sin poner a prueba al heraldo, la superación del estrecho nacionalismo religioso -político, y la victoria sobre posibles resentimientos eran, sin duda, el marco en que la independencia político-económica podría resultar humanizante. Una vez más, los interlocutores se encontraron con que Jesús, en lo referente a crecimiento humano, va siempre más allá: la pregunta quedó desbordada por la respuesta.
Y, de paso, Jesús invitó a distinguir entre lo secular y lo religioso, dándonos una lección de secularidad siempre válida: hay responsabilidades estrictamente humanas, “asuntos del césar”, que nadie puede escamotear esperando que Dios actúe directamente y en solitario. El creyente está emplazado a trabajar por ese mundo nuevo “en que habite la justicia”.
Severiano Blanco cmf
Reflexión
Ya en otras ocasiones he comentado cómo el cristiano se NOTA. Es decir, no puede pasar desapercibido de la misma manera que la ciudad construida en un cerro no puede esconderse. Nuestra manera de pensar, de vestir, de actuar, de vivir, nos descubre inmediatamente. Basta con convivir unas horas con una persona cristiana para darse cuenta de la realidad que está en su vida. Si esto no sucede así, lo más seguro es que no estemos siendo luz, que nuestra vida no sea real, o al menos, totalmente cristiana. Por otro lado, es curioso que cuando alguno empieza a dejar que Jesús se transparente en su vida, a pesar de las persecuciones, Dios lo pone siempre en un lugar más alto, para que sea un verdadero modelo de la vida en Abundancia que Dios mismo nos ofrece. Nuestra Iglesia necesita de tu vida de santidad, de tu testimonio. No escondas a Jesús, déjalo obrar en tu vida para que se note.
Que pases un día lleno del amor de Dios.
Como María, todo por Jesús y para Jesús
Pbro. Ernesto María Caro
13. En las dos figuras de la sal y de la luz, nos inculca el Señor el deber de preservarnos de la corrupción y dar buen ejemplo.
16. Así brille: alguien señalaba la dulzura que esconden estas palabras si las miramos como un voto amistoso para que nuestro apostolado de fruto iluminando a todos (cf. Juan 15, 16) para gloria del Padre (Juan 15, 8). Y si es un voto de Jesús ya podemos darlo por realizado con sólo adherirnos a él, deseando que toda la gloria sea para el Padre y nada para nosotros ni para hombre alguno.
3-15. CLARETIANOS
Queridos amigos:
Se cuenta que, con motivo de la independencia de la India, Mahatma Gandhy cursó una invitación al último gobernador británico para que participase en los festejos. El hecho se hizo público, y muchos reprocharon al gran líder de la paz este gesto que les parecía servil. La respuesta de “Alma Grande” fue sencilla: “de nada nos servirá la independencia política si nos queda odio o resentimiento en el corazón”.
Las enigmáticas palabras de Jesús acerca del pago de tributos a Roma creo que no han encontrado hasta el presente una interpretación plena y convincente; dejan la impresión de ser una evasiva, de que Jesús no quiso comprometerse demasiado en ese asunto (aunque luego, tergiversado, fue utilizado contra él en el proceso; cf. Lc 23,2). Y, muy probablemente, no es que no le interesase el detalle; el pagar más o menos, el estar sometidos a Roma o libres de tal vasallaje, afectaba a la dignidad y realización humana de los judíos del momento, ante lo cual -no cabe discusión- Jesús no era indiferente.
En todo caso, en relación con esta escena algo tenemos claro; forma parte de las más desagradables que a Jesús le tocó vivir: enfrentarse a quienes le planteaban preguntas capciosas y a quienes tenían una visión chata de lo que él entendía por una humanidad verdaderamente redimida y libre. En sus palabras y acciones, Jesús no cedió jamás a chantajes y presiones. Y su predicación sobre el Reino de Dios no excluía ciertamente los aspecto económico-políticos de la vida cotidiana, pero siempre intentó conjurar el peligro de que alguien redujese la presencia del Reino a tener que pagar cuatro dracmas menos. La libertad interior, la sencillez de quien se abre a algo nuevo sin poner a prueba al heraldo, la superación del estrecho nacionalismo religioso -político, y la victoria sobre posibles resentimientos eran, sin duda, el marco en que la independencia político-económica podría resultar humanizante. Una vez más, los interlocutores se encontraron con que Jesús, en lo referente a crecimiento humano, va siempre más allá: la pregunta quedó desbordada por la respuesta.
Y, de paso, Jesús invitó a distinguir entre lo secular y lo religioso, dándonos una lección de secularidad siempre válida: hay responsabilidades estrictamente humanas, “asuntos del césar”, que nadie puede escamotear esperando que Dios actúe directamente y en solitario. El creyente está emplazado a trabajar por ese mundo nuevo “en que habite la justicia”.
Severiano Blanco cmf
Reflexión
Ya en otras ocasiones he comentado cómo el cristiano se NOTA. Es decir, no puede pasar desapercibido de la misma manera que la ciudad construida en un cerro no puede esconderse. Nuestra manera de pensar, de vestir, de actuar, de vivir, nos descubre inmediatamente. Basta con convivir unas horas con una persona cristiana para darse cuenta de la realidad que está en su vida. Si esto no sucede así, lo más seguro es que no estemos siendo luz, que nuestra vida no sea real, o al menos, totalmente cristiana. Por otro lado, es curioso que cuando alguno empieza a dejar que Jesús se transparente en su vida, a pesar de las persecuciones, Dios lo pone siempre en un lugar más alto, para que sea un verdadero modelo de la vida en Abundancia que Dios mismo nos ofrece. Nuestra Iglesia necesita de tu vida de santidad, de tu testimonio. No escondas a Jesús, déjalo obrar en tu vida para que se note.
Que pases un día lleno del amor de Dios.
Como María, todo por Jesús y para Jesús
Pbro. Ernesto María Caro
3-8. DOMINICOS
Encendamos luces de verdad
Iniciemos la celebración de un nuevo día, nueva luz, nueva liturgia, nuevo amor, nueva esperanza..., repitiendo estos versículos de la Biblia: Señor, haz brillar tu rostro sobre nosotros, enséñanos tus leyes (Sal.118).Vosotros, dice Jesús, sois sal de la tierra y luz del mundo. Que la sal no se vuelva sosa (Ev. Mt)
Luego, poniendo ante nuestros ojos la segunda carta de san Pablo a los corintios, percibamos lo que nos desea y enseña: Nos desea “la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo”. Y nos enseña que “Dios que es Padre de misericordia y Dios del consuelo, y que nos aliente en todas nuestras luchas”.
Finalmente, imbuidos de esos nobles sentimientos, supliquemos que cada uno de nosotros podamos participar en las luchas de los demás “repartiendo con ellos el ánimo que recibimos de Dios”(1, 1-4).
Así es como haremos realidad el mandato de Jesús: sed sal de la tierra y luz del mundo, pues esa es vuestra vocación de hijos del Reino.
Gozo y misión en la Palabra
Segunda carta de san Pablo a los corintios 1, 18-22:
“Repartamos con los otros el ánimo que recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también rebosa nuestro ánimo, gracias a Cristo... Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo... Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, él ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu”
Cuanto se nos da, sea material o espiritual, es para nuestro bien y el de nuestros hermanos: gozos, sufrimientos, esperanzas. Dios nos quiere a todos unidos, solidarios, mano con mano. Y quien más anima esa comunión es el Santo Espíritu que mora en nosotros. Esto es pura teología. Vivámosla en profundidad.
Evangelio según san Mateo 5, 13-16:
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero... Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.
El mismo pensamiento o clave de lectura anterior se aplica también aquí. Si somos y recibimos luz, es para ver nosotros e iluminar a los demás; para vivir según la recta conciencia captando el mensaje de Dios, el mensaje de los hermanos, el mensaje de la razón. En el fondo, todo es un mismo mensaje de luz en y de Dios.
Momento de Reflexión
Dios nos ha ungido a todos con unción sagrada.
Detengámonos primeramente en el mensaje de Pablo a los corintios, y a nosotros. El suyo es un mensaje de comunión: Dios nos ha ungido a todos como algo sagrado suyo; nos ha sellado con la sangre redentora de Cristo; nos ha otorgado el mismo Espíritu por el que clamamos ¡Abba!, Padre.
Dios nos ha diseñado y querido para que compartamos comunión en el amor, vocación, bendición, gracia, solidaridad, cumplimiento de los designios divinos. Contribuyendo a esa comunión, todos nos comprometemos y colaboramos en la vida del Reino. De ahí arrancará nuestro espíritu evangelizador, renovador del mundo.
Sal de la tierra, luz del mundo.
Estas dos imágenes y comparaciones que Jesús utiliza con frecuencia expresan el modo concreto como hemos de vivir la vocación en comunión.
Nuestra vida en el mundo, según el Evangelio, es sal y luz, porque sus efectos deben ser parecidos a la acción benefactora de salvaguardar los alimentos, frenar la corrupción, denunciar la presencia de seres malignos, iluminar las mentes o conciencias y animar la salvación en el camino de la fidelidad a Dios y a los hombres.
Si hoy, a pesar de la gracia del Señor, de la voz de sus profetas, del testimonio de los santos y hombres de bien, el mundo prefiere seguir caminos de pecado, preguntémonos: ¿qué no sucedería si faltaran denuncias proféticas, llamadas a la cordura, testimonios de entrega en servicio de amor a los más necesitados?
ORACIÓN.
Señor Jesús, a pesar de nuestra debilidad, no estamos de acuerdo con el mundo de pecado en que vivimos salpicados de injusticias, hambres, odios, guerras, marginaciones.
Ayúdanos con tu gracia a iluminar las conciencias para que todos acabemos encontrando en ti la salvación, y para que cada uno sepamos llevar a los demás el fruto de los dones que de ti hemos recibido y que nuestras manos cultivaron con amor. Amén.
Encendamos luces de verdad
Iniciemos la celebración de un nuevo día, nueva luz, nueva liturgia, nuevo amor, nueva esperanza..., repitiendo estos versículos de la Biblia: Señor, haz brillar tu rostro sobre nosotros, enséñanos tus leyes (Sal.118).Vosotros, dice Jesús, sois sal de la tierra y luz del mundo. Que la sal no se vuelva sosa (Ev. Mt)
Luego, poniendo ante nuestros ojos la segunda carta de san Pablo a los corintios, percibamos lo que nos desea y enseña: Nos desea “la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo”. Y nos enseña que “Dios que es Padre de misericordia y Dios del consuelo, y que nos aliente en todas nuestras luchas”.
Finalmente, imbuidos de esos nobles sentimientos, supliquemos que cada uno de nosotros podamos participar en las luchas de los demás “repartiendo con ellos el ánimo que recibimos de Dios”(1, 1-4).
Así es como haremos realidad el mandato de Jesús: sed sal de la tierra y luz del mundo, pues esa es vuestra vocación de hijos del Reino.
Gozo y misión en la Palabra
Segunda carta de san Pablo a los corintios 1, 18-22:
“Repartamos con los otros el ánimo que recibimos de Dios. Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también rebosa nuestro ánimo, gracias a Cristo... Nos dais firmes motivos de esperanza, pues sabemos que si sois compañeros en el sufrir, también lo sois en el buen ánimo... Dios es quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros. Él nos ha ungido, él nos ha sellado, él ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu”
Cuanto se nos da, sea material o espiritual, es para nuestro bien y el de nuestros hermanos: gozos, sufrimientos, esperanzas. Dios nos quiere a todos unidos, solidarios, mano con mano. Y quien más anima esa comunión es el Santo Espíritu que mora en nosotros. Esto es pura teología. Vivámosla en profundidad.
Evangelio según san Mateo 5, 13-16:
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero... Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo”.
El mismo pensamiento o clave de lectura anterior se aplica también aquí. Si somos y recibimos luz, es para ver nosotros e iluminar a los demás; para vivir según la recta conciencia captando el mensaje de Dios, el mensaje de los hermanos, el mensaje de la razón. En el fondo, todo es un mismo mensaje de luz en y de Dios.
Momento de Reflexión
Dios nos ha ungido a todos con unción sagrada.
Detengámonos primeramente en el mensaje de Pablo a los corintios, y a nosotros. El suyo es un mensaje de comunión: Dios nos ha ungido a todos como algo sagrado suyo; nos ha sellado con la sangre redentora de Cristo; nos ha otorgado el mismo Espíritu por el que clamamos ¡Abba!, Padre.
Dios nos ha diseñado y querido para que compartamos comunión en el amor, vocación, bendición, gracia, solidaridad, cumplimiento de los designios divinos. Contribuyendo a esa comunión, todos nos comprometemos y colaboramos en la vida del Reino. De ahí arrancará nuestro espíritu evangelizador, renovador del mundo.
Sal de la tierra, luz del mundo.
Estas dos imágenes y comparaciones que Jesús utiliza con frecuencia expresan el modo concreto como hemos de vivir la vocación en comunión.
Nuestra vida en el mundo, según el Evangelio, es sal y luz, porque sus efectos deben ser parecidos a la acción benefactora de salvaguardar los alimentos, frenar la corrupción, denunciar la presencia de seres malignos, iluminar las mentes o conciencias y animar la salvación en el camino de la fidelidad a Dios y a los hombres.
Si hoy, a pesar de la gracia del Señor, de la voz de sus profetas, del testimonio de los santos y hombres de bien, el mundo prefiere seguir caminos de pecado, preguntémonos: ¿qué no sucedería si faltaran denuncias proféticas, llamadas a la cordura, testimonios de entrega en servicio de amor a los más necesitados?
ORACIÓN.
Señor Jesús, a pesar de nuestra debilidad, no estamos de acuerdo con el mundo de pecado en que vivimos salpicados de injusticias, hambres, odios, guerras, marginaciones.
Ayúdanos con tu gracia a iluminar las conciencias para que todos acabemos encontrando en ti la salvación, y para que cada uno sepamos llevar a los demás el fruto de los dones que de ti hemos recibido y que nuestras manos cultivaron con amor. Amén.
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