lRenovemos nuestra devoción al Corazón de Cristo
Ante la proximidad del mes de junio,
que está tradicionalmente dedicado al Corazón de Cristo, y como preparación al
acto de Consagración que el próximo 21 de junio haremos los Obispos españoles,
quiero ofreceros algunas reflexiones y comienzo haciendo mías las palabras que
el año pasado nos dirigía a todos el Papa Benedicto XVI:
«Os invito a cada uno de vosotros a
renovar en el mes de junio su propia devoción al Corazón de Cristo… símbolo de
la fe cristiana, particularmente amado tanto por el pueblo como por los místicos
y los teólogos, pues expresa de una manera sencilla y auténtica la "buena
noticia" del amor, resumiendo en sí el misterio de la encarnación y de la
Redención… Dios ha querido entrar en los límites de la historia y de la
condición humana, ha tomado un cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar
y encontrar el infinito en el finito, el Misterio invisible e inefable en el
Corazón humano de Jesús, el Nazareno».
Jesucristo, el Hijo de Dios, quiso
hacerse hombre y amar con corazón de hombre, en ese Corazón de Cristo está
resumido el Misterio del Amor de Dios, del que el hombre de hoy está tan
necesitado. Jesús hoy como hace dos mil años nos dice: «Venid a mí todos los
fatigados y agobiados, y yo os aliviaré… aprended de mi que soy manso y humilde
de corazón, y encontraréis vuestro descanso para vuestras almas: porque mi yugo
es suave y mi carga ligera». (Mt 11, 25 30). Él ha querido usar la imagen del
corazón para expresar lo mucho que nos quiere. Todavía hoy este es el símbolo
que se utiliza para expresar el amor, se sigue encontrando en árboles de nuestra
Navarra: grabados a navaja un corazón atravesado por una flecha y con dos
nombres. Jesucristo ha querido usar este mismo signo. Un corazón no grabado,
sino de carne; en un árbol, el de la Cruz y traspasado, no por una flecha sino
por una lanza. Y con un nombre, el tuyo, pues todos podemos decir con san Pablo:
«Me amó y se entregó por mi» (Gal 2,20). Con esto el Señor nos dice que nos
quiere y nos ama.
En los umbrales de los tiempos
modernos, a finales del S. XVII, cuando el amor al Señor se enfría o se hace
tibio, el Señor se aparece a Santa Margarita María de Alacoque, le muestra su
Corazón y le dice: «He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres, que
nada se ha perdonado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor».
Éste es el deseo del Señor, que nos percatemos de lo que nos quiere; y muchas
veces no sucede así. En este sentido, Beata Madre Teresa de Calcuta decía en su
testamento espiritual:
«Jesús quiere que os diga aún
cuánto amor siente por cada uno de vosotros, más allá de todo lo que os podáis
imaginar. Me inquieta el que algunos de vosotros no hayáis aún encontrado a
Jesús cara a cara: vosotros y Jesús a solas. Ciertamente podemos pasar un tiempo
en la capilla, ¿pero percibirlo en vosotros –con los ojos del alma- con qué amor
él os mira? ¿En vosotros conocer verdaderamente al Jesús vivo, no desde los
libros, sino por haberle dado hospedaje en vuestro corazón? ¿Habéis entendido
sus palabras de amor? Pedid la gracia: él tiene el deseo ardiente de
ofrecérosla. ... Cómo podremos pasar nosotros un solo día sin escuchar decir a
Jesús “yo te amo”… ¡Es imposible! Nuestra alma necesita esto, igual que nuestro
cuerpo necesita respirar... El diablo intentará servirse de heridas de la vida,
incluso de vuestras propias faltas, para persuadiros de que no es posible que
Jesús os ame realmente. Atención: éste es un peligro para todos nosotros. Pero
lo más triste es que eso es completamente contrario a lo que Jesús quiere y
espera deciros. No solo que Él os ama, sino más: que Él os desea ardientemente.
Vosotros le faltáis cuando no os acercáis a Él. Tiene sed de vosotros. Os ama
permanentemente, incluso cuando vosotros no os sentís dignos de ello... Jesús os
ama. Creed simplemente que vosotros sois preciosos para Él. Poned vuestros
sufrimientos a sus pies y solamente abrid vuestro corazón para que Él os ame tal
cual sois. Y Él hará el resto».
+ Mons.
Francisco Pérez González
Arzobispo de Pamplona y Obispo de
Tudela
Muy queridos Presidentes y Responsables de Asociaciones y Movimientos:
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