Domingo de la 12ª semana de Tiempo Ordinario
Lectura del libro de Job
(38,1.8-11):El Señor habló a Job desde la tormenta: «¿Quién cerró el
mar con una puerta, cuando salía impetuoso del seno materno, cuando le puse
nubes por mantillas y nieblas por pañales, cuando le impuse un límite con
puertas y cerrojos, y le dije: "Hasta aquí llegarás y no pasarás; aquí se
romperá la arrogancia de tus olas”?» Palabra de Dios
106,23-24.25-26.28-29.30-31
R/. Dad gracias al Señor, porque es
eterna su misericordia.
Entraron en naves por el mar,
comerciando
por las aguas inmensas.
Contemplaron las obras de Dios,
sus maravillas
en el océano. R/.
Él habló y levantó un viento tormentoso,
que
alzaba las olas a lo alto;
subían al cielo, bajaban al abismo,
el
estómago revuelto por el marco. R/.
Pero gritaron al Señor en su
angustia,
y los arrancó de la tribulación.
Apaciguó la tormenta en suave
brisa,
y enmudecieron las olas del mar. R/.
Se alegraron de
aquella bonanza,
y él los condujo al ansiado puerto.
en gracias al Señor
por su misericordia,
por las maravillas que hace con los hombres.
R/.
Pablo a los Corintios (5,14-17):
Nos apremia el amor de Cristo, al
considerar que, si uno murió por todos, todos murieron. Cristo murió por todos,
para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó
por ellos. Por tanto, no valoramos a nadie según la carne. Si alguna vez
juzgamos a Cristo según la carne, ahora ya no. El que es de Cristo es una
criatura nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.Palabra
de Dios.
(4,35-40):
Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos
a la otra orilla.»
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba;
otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían
contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un
almohadón. Lo despertaron, diciéndole:
«Maestro, ¿no te importa que nos
hundamos?»
Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio,
cállate!»
El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois
tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?»
Se quedaron espantados y se decían unos a
otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le
obedecen!»Palabra de Dios
Cuando estábamos en el seminario menor, en invierno, cuando había galerna
en el mar, algunas veces nos dejaban salir a ver las olas que chocaban contra el
malecón que defendía el puerto. Eran terribles. Algunas de ellas llegaban con su
espuma hasta lo alto del faro, que estaba plantado sobre un promontorio enorme
que sobresalía del mar como un inmenso barco. Al chocar contra la orilla, las olas producían un estruendo horrendo.
No era seguro estar cerca de la orilla. No sería la primera vez que un golpe de
mar se llevaba a alguien y el mar no devolvía su cuerpo hasta pasados unos días.
De vez en cuando la tormenta era tan fuerte que el malecón, hecho a
base de bloques enormes de hormigón, quedaba roto. La fuerza del agua era capaz
de reducir a pequeñas piedras aquellos bloques de muchas toneladas de peso. Pero
el peñón enorme sobre el que estaba edificado el faro, a pesar de los años y de
la fuerza de las olas, a pesar de la erosión que mostraba en su base, permanecía
inamovible.
Las agitaciones de la
vida
En la vida pasamos también por muchas tormentas. La vida es
cambio y no siempre tranquilo. A veces la leve brisa que alivia el calor del
verano se convierte en viento huracanado que rompe, destruye, destroza y derriba
las construcciones que con tanta dificultad hemos hecho para sentirnos seguros
frente a las adversidades de la vida. Son las enfermedades, los problemas
económicos, las crisis en las vidas de las parejas, las relaciones en las
familias, las crisis de fe.
Hay muchos problemas que nos atenazan. Hay muchos momentos
de crisis. Son como las olas que chocan continuamente contra la orilla y
terminan por romperla. Nuestro esfuerzo es siempre el de procurarnos la defensa
que nos proteja contra esos vientos impetuosos que amenazan nuestra vida y la de
los nuestros.
En la Iglesia también sentimos las amenazas de las olas
que chocan contra esta barca del reino. Algunos viven atemorizados porque
piensan que esta sociedad nos ataca y va a terminar por hundir la frágil
barquilla que para ellos es la Iglesia. Creen que hay que construir parapetos,
que hay que reforzar la quilla, que hay que fortalecer el casco, y claman
asustados pensando que nos hundimos. Para evitarlo proponen medidas urgentes.
Algunos hasta se autoproclaman salvadores de la Iglesia.
El faro y el
dique
Frente a tantas amenazas, hay que recordar lo del faro y
el dique. El dique, obra de la ingeniería, se rompía cada pocos años, el peñón
sobre el que se levantaba el faro, estaba allí, impasible ante las olas y los
vientos, casi se diría que eterno.
Frente a los que se empeñan en
levantar muros y paredes y techos que nos defiendan de los vientos de este
mundo, hay que recordar que nuestro Dios es el creador de todo, también de los
vientos, que hay que confiar en él y en Jesús, su hijo y señor nuestro. Sólo él
es capaz de levantar las peñas que aguantan todo. La frágil barquilla de la
Iglesia no es tan frágil porque cuenta con la presencia de Jesús. Nuestra vida puede estar agitada por la enfermedad, los disgustos y
tantas otras cosas. Sentiremos el choque de las olas, hasta es posible que nos
mareemos y sintamos miedo. Pero sabemos que el Señor está con nosotros. Y que,
con su presencia, no hay mar ni tormenta que no podamos atravesar. Es cuestión
de confiar. Y saber que siempre, siempre, después de la tormenta, viene la
calma. Porque el Señor lo es también de la tormenta.
Entonces, ¿nos da
lo mismo todo? No. De ninguna manera. Con Jesús nos sentimos servidores del
Reino, trabajadores de la fraternidad, atentos a las necesidades de nuestros
hermanos y hermanas. Seguros de que todo lo que hagamos en favor del Reino
estará bendecido por Dios. Y, sin desanimarnos nunca, porque sabemos que estamos
apoyados en la roca firme, la que aguanta todas las olas y vientos; porque
sabemos que nuestra barca aguantará la tormenta. En el nombre de Jesús.
Fernando Torres Pérez cmf
Sábado de la 10ª semana de Tiempo Ordinario. Inmaculado Corazón
de María.
Desbordo de gozo
con el Señor
La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones, y
sus vástagos entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán que son la
estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro
con mi Dios: porque me ha vestido con un traje de gala y me ha envuelto en un
manto de triunfo, como novio que se pone la corona, o novia que se adorna con
sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus
semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los
pueblos Palabra del Señor
salvador.
Mi corazón se regocija por el señor,
mi poder se exalta
por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación.
R.
Se rompen los arcos de tus valientes,
mientras los
cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras
los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras
la madre de muchos queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la
vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.
Los padres de Jesús
solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús
cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se
volvieron; pero el niño Jesús se quedo en Jerusalén, sin que lo supieran sus
padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y
se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se
volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el
templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas;
todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que
daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo,
¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos
angustiados.”
Él les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais
que yo debía estar en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron
lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su
autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón. Palabra del Señor
Tras celebrar la Solemnidad del Corazón de
Jesús, celebramos hoy la Memoria del Inmaculado Corazón de María. Tras el Hijo
viene la Madre: la que nos lo regala y nos lleva hasta Él.
¿Y qué tiene
el Corazón de María?
“Su madre conservaba todo esto en su corazón”. El
Corazón de María está lleno de Jesús. En sus entretelas guarda toda su vida: sus
palabras, sus gestos, sus detalles… Acercarse a María es ver a Jesús desde los
ojos de la madre, que quiere entender en medio de las dudas, que busca confiar
en medio de la dificultad… que está al pie de la cruz frente a toda
desesperanza.
“Proclama mi alma la grandeza del Señor”. El Corazón de
María está lleno de alegría y de esperanza. Ella hace presente aquél “desbordo
de gozo con el Señor” que dijera Isaías. Porque es capaz de reconocer que la
Buena Noticia esperada se ha cumplido en su Hijo. Que Dios es fiel. Y que sigue
con nosotros, alentándonos en cualquier lucha. Por eso siempre hay
futuro.
“Haced lo que Él os diga”. El Corazón de María está lleno de
compromiso. Porque es el corazón de la mujer que se pone en camino, hacia la
montaña, a servir a su prima. Porque es el corazón de la mujer que, ante la
falta de vino y el peligro del fin de la fiesta, nos dice “haced lo que Él os
diga”. Los hijos de María tenemos tarea, proyecto: hacer lo que Él nos dijo
–amar, perdonar, bautizar, anunciar el Evangelio, partir el pan, dar de comer,
vestir al desnudo, visitar al enfermo…
Corazón fiel de María
sé nuestra
compañía.
Vuestro hermano en la fe:
Luis Manuel Suárez,
claretiano (luismacmf@yahoo.es)
Viernes de la 11ª semana de Tiempo Ordinario.Solemnidad del
Sagrado Corazón de Jesús
Lectura de la profecía de Oseas 11, 1b. 3-4.
8c-9
Así diece el Señor:
-”Cuando Israel era joven, lo amé, desde
Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñe a andar a Efraín lo alzaba en brazos; y él
comprendía que yo lo curaba.
atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y
le daba de comer.
Se me revuelve el corazón , se me commueven las
entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que
soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la
puerta”Palabra de Dios
R. Sacaréis aguas con
gozo de las fuentes de la salvación.
El Señor es mi Dios y
Salvador:
confiaré y no temeré, porque mi fuerza
y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la
salvación. R.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los
pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para
el Señor,
que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad
jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de
Israel.» R.
Efesios 3, 8-12. 14-19
Hermanos:
A mí, el más insignificante de
todos los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza
insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio,
escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
Así,
mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la
multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo
Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la
fe en él.
Por esta razón, doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma
nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros
de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de
vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea
vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar
lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda
filosofía: el amor cristiano.
Así llegaréis a vuestra plenitud, según la
plenitud total de Dios.Palabra de Dios.
31-37
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación,
para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado
era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los
quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al
otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había
muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza,
le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da
testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que
también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le
quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que
atravesaron.»Palabra del Señor.
Hoy celebramos la Solemnidad del Corazón de
Jesús. En la manera de comprender el ser humano que tenían los judíos, el
corazón simboliza el centro de la persona, allí donde se constituye el ser y se
toman las decisiones fundamentales: amor-odio; vida-muerte.
El Evangelio
nos presenta al Corazón de Jesús como un corazón entregado. Así fue toda su
vida: una entrega a la voluntad del Padre. Desde su Bautismo, esa entrega se
hace explícita en la oración confiada y en la dedicación cotidiana en palabras y
obras.
Al final de su vida, esa entrega se hace total: permanece en la
dificultad, asume su destino, lava los pies a los suyos, les regala el
mandamiento del amor, les anticipa su entrega en el pan y en el vino… muere en
la cruz amando y perdonando.
lleno de Vida. Amor entregado, amor crucificado, del que brotan el agua y la
sangre, símbolos del Bautismo y de la Eucaristía que nos hacen hijos y hermanos,
para vivir con su mismo corazón.
Desde la eternidad, el Corazón de Jesús
sigue palpitando como lo hizo en nuestro mundo: pasión por Dios, pasión por la
humanidad. Esas son las “pasiones” que se nos invitan a vivir a sus seguidores.
Ser personas de corazón de carne –no de piedra-, un corazón que palpite al ritmo
de Dios y de los demás. Entregados… como Él se entregó. “Gratis lo recibisteis,
dadlo gratis”.
Gracias, Señor, por tu
Corazón,
por tu Vida, por tu Amor.
Aleja de mi todo lo
que sea muerte y egoísmo.
Devuélveme el corazón de carne,
capaz de sentir,
com-padecer y amar de verdad.
En Ti confío.
Vuestro hermano en la
fe:
Luis Manuel Suárez, claretiano (luismacmf@yahoo.es)
Pablo a los Corintios 9, 6-11
Hermanos: Ojalá me toleraseis unos
cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros,
los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo
como una virgen intacta. Pero me temo que, igual que la serpiente sedujo a Eva
con su astucia, se pervierta vuestro modo de pensar y abandone la entrega y
fidelidad a Cristo. Se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que
yo predico, os propone un espíritu diferente del que recibisteis, y un Evangelio
diferente del que aceptasteis, y 1o toleráis tan tranquilos. ¿En qué soy yo
menos que esos superapóstoles? En el hablar soy inculto, de acuerdo; pero en el
saber no, como os lo he demostrado siempre y en todo. ¿Hice mal en abajarme para
elevaros a vosotros? Lo digo porque os anuncié de balde el Evangelio de Dios.
Para estar a vuestro servicio, tuve que saquear a otras Iglesias, aceptando un
subsidio; mientras estuve con vosotros, aunque pasara necesidad, no me aproveché
de nadie; los hermanos que llegaron de Macedonia proveyeron a mis necesidades.
Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada. Lo digo con la verdad de
Cristo que poseo; nadie en toda Acaya me quitará esta honra. ¿Por qué?, ¿porque
no os quiero? Bien lo sabe Dios.Palabra de Dios.
R. Justicia y
verdad son las obras de tus manos, Señor.
Doy gracias al Señor de
todo corazón, en compañía de los rectos, en la asamblea. Grandes son las obras
del Señor, dignas de estudio para los que las aman. R.
Esplendor
y belleza son su obra, su generosidad dura por siempre; ha hecho maravillas
memorables, el Señor es piadoso y clemente. R.
Justicia y verdad
son las obras de sus manos, todos sus preceptos merecen confianza: son estables
para siempre jamás, s e han de cumplir con verdad y rectitud. R.
6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuando
recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por
hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que
os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo,
santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas,
pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en
la tentación, sino líbranos del Maligno." Porque si perdonáis a los demás sus
culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no
perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras
culpas.»Palabra del Señor
Pablo a los Corintios 9, 6-11
Hermanos: El que siembra tacañamente,
tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará.
Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso;
porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de
toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre
para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su
justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan
para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de
vuestra justicia. Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio
nuestro, se dará gracias a Dios.Palabra de Dios.
R. Dichoso quien terne
al Señor.
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su
linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.
R.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es
constante, sin falta. En las tinieblas brilla como una luz el que es justo,
clemente y compasivo. R.
Reparte limosna a los pobres; su caridad
es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad.
6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Cuidad
de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por
ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por
tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como
hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser
honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio,
cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así
tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en
las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os
aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu
aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu
Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. Cuando ayunéis, no andéis
cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente
que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando
ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la
gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo
escondido, te recompensará.»Palabra del Señor
Pablo a los Corintios 8, 1-9
Queremos que conozcáis, hermanos, la
gracia que Dios ha dado a las Iglesias de Macedonia: En las pruebas y desgracias
creció su alegría; y su pobreza extrema se desbordó en un derroche de
generosidad. Con todas sus fuerzas y aún por encima de sus fuerzas, os lo
aseguro, con toda espontaneidad e insistencia nos pidieron como un favor que
aceptara su aportación en la colecta a favor de los santos. Y dieron más de lo
que esperábamos: se dieron a sí mismos, primero al Señor y luego, como Dios
quería, también a nosotros. En vista de eso, como fue Tito quien empezó la cosa,
le hemos pedido que dé el último toque entre vosotros a esta obra de caridad. Ya
que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el
empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra
generosidad. No es que os lo mande; os hablo del empeño que ponen otros para
comprobar si vuestro amor es genuino. Porque ya sabéis lo generoso que fue
nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros, para
enriqueceros con su pobrezaPalabra de Dios.
R. Alaba,
alma mía, al Señor.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob, el que
espera en el Señor, su Dios, que hizo el cielo y la tierra, el mar y cuanto hay
en él; que mantiene su fidelidad perpetuamente. R.
Que hace
justicia a los oprimidos, quEl Señor abre los ojos al ciego, el Señor endereza a
los que ya se doblan, el Señor ama a los justos. El Señor guarda a los
peregrinos. R.
5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído
que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os
digo: Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen. Así seréis
hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y
buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Porque, si amáis a los que os
aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si
saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo
mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre
celestial es perfecto.Palabra del Señor
Pablo a los Corintios 6, 1-10
Hermanos: Secundando su obra, os
exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: «En tiempo
favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda»; pues mirad, ahora
es tiempo favorable, ahora es día de salvación. Para no poner en ridículo
nuestro ministerio, nunca damos a nadie motivo de escándalo; al contrario,
continuamente damos prueba de que somos ministros de Dios con lo mucho que
pasamos: luchas, infortunios, apuros, golpes, cárceles, motines, fatigas, noches
sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, saber, paciencia y
amabilidad, con dones del Espíritu y amor sincero, llevando la palabra de la
verdad y la fuerza de Dios. Con la derecha y con la izquierda empuñamos las
armas de la justicia, a través de honra y afrenta, de mala y buena fama. Somos
los impostores que dicen la verdad, los desconocidos conocidos de sobra, los
moribundos que están bien vivos, los penados nunca ajusticiados, los afligidos
siempre alegres, los pobretones que enriquecen a muchos, los necesitados que
todo lo poseen.Palabra de Dios.
R. El Señor da
a conocer su victoria.
Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha
hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se
acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
R.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de
nuestro Dios. Aclamad al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad.
R.
5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Habéis oído
que se dijo: "Ojo por ojo, diente por diente". Yo, en cambio, os digo: No hagáis
frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla
derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la
túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla,
acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo
rehuyas.»Palabra del Señor