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lunes, 22 de diciembre de 2008

Los Misterios del Rosario






El Rosario con el Papa Juan Pablo IILos invito a orar con el corazón y no sólo por hábito. Algunos vienen pero no quieren progresar en la oración. Por tanto, Yo quiero suplicarles: oren para que en todo momento la oración prevalezca en sus corazones.Medjugorje,  2 de mayo de 1985 Medjugorje
Miércoles 03 diciembre 2008



“¡Queridos hijos! Dios los ha elegido para realizar sus grandes proyectos en este santo tiempo de alegre espera. Hijos míos, sean humildes. Por medio de vuestra humildad Dios, con su sabiduría, hará de sus almas una morada elegida. La iluminarán con las buenas obras y así, con corazón abierto, esperarán el nacimiento de mi Hijo en todo su amor generoso. Les doy gracias, hijos queridos.”

Medjugorje, mensaje del 2 de diciembre
dado a través de Mirjana

 


 

 Los Misterios del Rosario

A la contemplación del rostro de Cristo sólo se llega escuchando, en el Espíritu, la voz del Padre, pues «nadie conoce bien al Hijo sino el Padre»...


 

Misterios Gozosos  (lunes y sábados)




  1. La Anunciación del ángel a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios (Lucas 1, 26-38)
  2. La Visitación de María Santísima a su prima Isabel (Lucas 1, 39-56)
  3. El Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén (Lucas 2, 1-20)
  4. La Presentación del Niño Jesús en el templo y la Purificación de María Santísima (Lucas 2, 22-38)
  5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo (Lucas 2, 41-50)

Misterios Luminosos  (jueves)

  1. El Bautismo de Jesús por Juan en el Río Jordán (Mateo 3, 13-17; Marcos 1, 9-11; Lucas 3, 21-22)
  2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná (Juan 2, 1-11)
  3. El Anuncio del Reino de Dios e invitación a la conversión (Mateo 4, 12-17; Marcos 1, 14-15; Lucas 4, 14-21)
  4. La Transfiguración de Cristo en el monte Tabor (Mateo 17, 1-8; Marcos 9, 2-8; Lucas 9, 28-36)
  5. La institución de la Eucaristía (Mateo 26, 26-29; Marcos 14, 22-25; Lucas 22,19-20)

Misterios Dolorosos  (martes y viernes)

  1. La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní (Mateo 26, 36-46; Marcos 14, 32-42; Lucas 22, 39-46)
  2. La Flagelación de Jesús atado a la columna (Juan 18, 36-40; 19, 1)
  3. La Coronación de espinas (Mateo 27, 27-30; Marcos 15, 16-19; Juan 19, 2-3)
  4. Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario (Mateo, 27, 31-32; Marcos 15, 20-21; Lucas 23, 26-31; Juan 19, 14-22)
  5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo (Lucas 23, 33-34, 44-46; Juan 19, 25-37)

Misterios Gloriosos
(miércoles y domingos)



  1. La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo (Mateo 28, 1-7; Marcos 16, 1-9; Lucas 24, 1-8; Juan 20, 1-9)
  2. La Ascensión de Jesús al Cielo (Marcos 16, 19; Lucas 24, 50-51; Hechos 1, 9-11)
  3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles el día de Pentecostés (Hechos 2, 1-4)
  4. La Asunción de la Virgen María al Cielo (Salmo 16, 8-11; 1Corintios 15, 20-22)
  5. La Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado (Apocalipsis 12, 1; Lucas 1, 48-49)  

El Rosario con el Papa Juan Pablo II  P. Clemente Larose, C.S.V. Legión de María Org

En octubre 2002, al empezar el vigésimo quinto aniversario de su pontificado, el Papa Juan Pablo II nos ha dado una linda carta pastoral sobre el Rosario de la Virgen María proclamando el Año del Rosario. A veces, al recibir un nuevo documento, lo leemos rápidamente y le archivamos sin apreciarlo a su verdadero valor. Al leer y releer con atención esa carta del Papa, nos demos cuenta que no ha sido escrita solamente con su cabeza, pero sobre todo con su corazón. ¿Quién no conoce su amor por María y su divisa "Totus Tuus"? De allí, nos viene lo que es tal vez uno de los más lindos documentos de su pontificado.


Una persona que se inscribe a un programa de condicionamiento físico para mantenerse en forma y conservar la salud se busca primero un buen director técnico, y sigue sus consejos para alcanzar buenos resultados. No hay edad para pensar que no podemos mejorar. Lo mismo para nuestra manera de rezar el Rosario.


En Fátima, cuando la Virgen preguntó a Francisco si rezaba bien su rosario, contestó: "¡OH, no muy bien, Señora!". Sus esfuerzos para rezarle mejor han hecho que alcanzó una gran santidad en los dos años de vida que le quedaban.


Hay de esas oraciones que son siempre buenas. Nos hemos acostumbrado a "decir el rosario", tal vez desde nuestra infancia, pero, ¿cómo lo rezamos?. El Rosario que tiene la sencillez de una oración popular, es capaz de hacernos avanzar en el camino de la santidad si le rezamos como de debe.                           

Un color espiritual

Según los misterios que meditamos, el rosario da a nuestros días un cierto "color" espiritual de alegría, de esperanza, de tristeza, de agradecimiento, etc. Hay que dejarse mecer por la contemplación de los diferentes momentos de la vida de María ligada a la vida de Jesús. Ese método de oración basado en la repetición sirve a favorecer su asimilación. Los enamorados no se cansan de repetirse las palabritas de amor, que parecen siempre nuevas según los sentimientos que las inspiran.


No debemos sorprendernos de la necesidad de un método para mejorar nuestra manera de "rezar el Rosario". Hay personas que buscan en las otras religiones nuevas maneras de meditar, que tienen elementos positivos y a veces compatibles con nuestra experiencia cristiana. Pero, a veces esos elementos extraños esconden un fondo ideológico inaceptable.


Le meditación del rosario contiene unas características propias que responden a las exigencias específicas de la vida cristiana. Aún si el Rosario debe ser en sí una contemplación, no debemos olvidar su meta verdadera que es de introducirnos de manera natural en la vida de Cristo, y de hacernos "respirar" sus sentimientos, como lo ha hecho María.

Modo de empleo

En su carta pastoral, el Papa, nos comunica su experiencia personal. Sigámosle. El anuncio del misterio y la posibilidad de contemplar una estampa que le representa ayudan a concentrar nuestra atención. El elemento visual permite fijarnos sobre los diferentes momentos de la vida de Cristo y favorece la concentración del espíritu sobre el misterio enunciado. Es evidente que el rosario es limitado a unos momentos principales de la vida de Cristo. Pero, desde allí nos puede conducir fácilmente a contemplar el resto del Evangelio, sobre todo cuando se reza en unos momentos de recogimiento prolongados.


Es provechoso favorecer una mayor profundidad de la meditación leyendo el pasaje bíblico que le corresponde. La palabra inspirada debe ser escuchada con la certeza que es Palabra de Dios, pronunciada para mí, hoy. No se trata de recordar una información ya conocida, sino de dejar el Señor hablarnos al corazón en ese mismo instante. Se preconiza un tiempo de silencio para ayudar a la asimilación del misterio mencionado. El redescubrimiento del valor del silencio es uno de los secretos para la práctica de la contemplación y de la meditación. Es el gran descubrimiento de los jóvenes de Taizé. Tomar conciencia del hecho de que nuestra sociedad es condicionada por la tecnología y los medios de comunicación social, nos lleva a redescubrir la necesidad del silencio.


Veamos ahora cada una de las tres principales oraciones que componen el rosario mismo.


El "Padre Nuestro"
Es la oración misma que Jesús enseñó a sus apóstoles. Con el Padre Nuestro, Jesús nos introduce en la intimidad de su Padre, lo que hace de nosotros sus hermanos al comunicarnos su Espíritu. Formamos "su" gran familia. El Padre Nuestro deviene como el fundamento de la meditación que seguirá con el rezo meditativo de los Ave María.

El "Dios te Salve María"
Los diez "Dios te Salve María", rezados lentamente, hacen del rosario una oración mariana por excelencia. Esa repetición nos ayuda a contemplar con alegría, admiración y agradecimiento el más grande milagro de la historia. Esas palabras del Arcángel Gabriel dirigidas a María y las palabras de su prima Isabel expresan la admiración del Cielo y de la tierra para ella. Es la admiración de Dios por su obra maestra, la Encarnación del Verbo en el seno virginal de María.
El nombre de Jesús, en el corazón del Ave María, es el hilo que nos orienta hacia la secunda parte de la oración, en donde dirigiéndonos a María, confiamos a su maternal intercesión nuestra vida presente y la hora de nuestra muerte.

El "Gloria al Padre"
No damos siempre la importancia merecida al "Gloria al Padre". Esa alabanza a la Trinidad es la meta de la contemplación cristiana. Cristo mismo es el camino que nos conduce al Padre en el Espíritu. Al rezar esa alabanza como se debe, nos ubicamos frente al misterio de las tres Personas Divinas que debemos alabar, adorar y agradecer.
Es importante que el "Gloria" que es la sima de la contemplación sea bien subrayado. En vez de devenir una simple conclusión, eleva nuestra contemplación a la altura del Tabor, en donde "es tan agradable vivir".

Como buenos deportivos sigamos nuestro director técnico, el Papa Juan Pablo II, revisemos nuestros métodos y seamos fieles a nuestro entrenamiento cotidiano. El mismo rosario, que hemos rezado como una rutina durante muchos años, puede devenir una oración totalmente diferente, capaz de hacernos descubrir ese tesoro que está a nuestro alcance, pero que tal vez no hemos sabido apreciar como se debe.

Un deseo para terminar

¡Qué esa llamada del Papa no sea hecha en vano! Si nuestra primera lectura de la Carta Pastoral sobre el rosario ha sido rápida, volvamos a leerla para descubrir toda su profundidad y toda su riqueza. Aún, si el año del Rosario ha concluido, no hemos terminado de aprender. Nos falta todavía mucho trecho. Seguramente, después de habernos puestos a la escuela del Papa con perseverancia, nuestra manera de "orar" el rosario será ciertamente transformada.






La historia del Santo Rosario

Predicar el Salterio no es otra cosa que inducir al pueblo a devoción, penitencia, desprecio del mundo y reverencia a la Iglesia...


La historia del Santo Rosario  Fr. Carlos Amado Luarca  Dominicos Org Mx                                      Vosotros me preguntáis si fue santo Domingo realmente el fundador del Rosario; os declaráis perplejos y llenos de dudas sobre este punto. Mas ¿qué hacéis de tantos oráculos de soberanos Pontífices como León X, Pío V, Gregorio XIII, Sixto V, Clemente VIII, Alejandro VII, Inocencio XI, Benedicto XIII, y otros varios, todos unánimes en atribuir a santo Domingo la institución del Santísimo Rosario? (Benedicto XIV PP)  

El Salterio de María        

Cuando la furia de los emperadores se desbordó sobre los primeros cristianos, se decretaron en todo el Imperio Romano las llamadas persecuciones romanas, iniciadas en el año 64 por el emperador Nerón y abolidas definitivamente hasta el año 313 por el emperador Constantino, el primer emperador cristiano de Roma.                                                                                      Durante ese tiempo, muchos cristianos dieron el testimonio de su fe derramando su propia sangre en medio de los más increíbles tormentos. Sin embargo, no todos los cristianos se sintieron llamados a dar la vida de una manera cruenta en la defensa de su fe. Algunos de ellos, sabiéndose débiles, prefirieron salir de las ciudades y refugiarse en los desiertos, donde encontraron en la soledad un medio maravilloso de comunicación con Dios.

Durante las persecuciones y sobre todo al terminar éstas, aquellos ermitaños comenzaron a organizarse en formas cada vez más complejas, hasta dar por resultado el nacimiento de los grandes monasterios en el siglo VI con san Benito de Nursia, mientras que elevaban sus rezos de una manera también cada vez más organizada.


Comenzaron los ermitaños por recitar diariamente los 150 salmos que componen el Salterio de la Sagrada Escritura. Son estos 150 poemas que recogen la oración del antiguo pueblo de Israel, y que contienen al mismo tiempo elementos que nos ayudan a elevar nuestra mente a Dios para contemplar su verdad y su amor infinitos.


Poco a poco esa recitación de los salmos se hizo parte fundamental de la vida de los ermitaños que al organizarse en monasterios, se transformó en el rezo del oficio divino, también llamado "Liturgia de las Horas", porque se reparten a lo largo del día para santificarlo. Sin embargo, como muchos de aquellos monjes trabajaban duramente en los campos para lograr el sostenimiento de su monasterio, además de que, como sucedía en el mundo antiguo, eran pocos los que sabían leer para seguir los grandes libros corales, surgió el cambiar la recitación de los salmos, o al menos de algunos de ellos, por el rezo del "Padre Nuestro" o de algunas otras oraciones.


Muy pronto nació también el llamado "Salterio de María" conocido también como "Horas de la Virgen", que derivó con el tiempo hacia el llamado "Oficio Parvo" constituido también por una serie de salmos, distribuidos en las diferentes horas del día en honor de la Santísima Virgen María.


Como sucedía con la "Liturgia de las Horas", en el "Salterio de María" los monjes empezaron a cambiar los salmos por oraciones a la Madre de Dios, dando origen a las primeras manifestaciones de lo que más tarde sería el Rosario. Santo Domingo y el nacimiento del Rosario


Santo Domingo de Guzmán, es considerado con toda justicia el padre y fundador del Rosario, pues logró unir lo que en esencia es el rezo de esta maravillosa devoción: la recitación de las plegarias a la Madre del Redentor, con la meditación de los misterios de la vida, muerte y resurrección de Cristo; porque el rezo del Rosario consiste fundamentalmente en la meditación de esos misterios al tiempo que se repite el rezo del "Avemaría", y esto es precisamente lo que el santo Patriarca de los Predicadores (Dominicos) formuló, al unir la contemplación de los misterios de nuestra redención a la invocación a la Madre del Redentor.


En efecto, la contemplación de las verdades de la fe, a partir de la oración y del estudio, es el medio fundamental que santo Domingo encuentra para prepararse eficazmente para la predicación del Evangelio, y el Rosario, es el compendio de estas verdades de la fe, que meditadas de la mano de María, nos da la oportunidad de adentrarnos en una profunda contemplación.


El propio santo Domingo, que vivía en una oración constante, "hablando con Dios o de Dios", "estaba tan acostumbrado a arrodillarse, que en los viajes, en las posadas, después de las fatigas del día y del camino, mientras los hermanos dormían y se entregaban al descanso, volvía a sus genuflexiones como a su propio ejercicio y ministerio", nos relata un autor contemporáneo del Santo, y a cada una de estas genuflexiones correspondía a una alabanza a la bienaventurada Virgen María, y "con tal ejemplo, más con los hechos que con las palabras enseñaba a los hermanos a orar de esta misma manera".


Así, los frailes antiguos de la Orden de Predicadores, siguiendo el ejemplo de santo Domingo, según nos relata otro autor de la época, "hechas las dichas devociones a la Virgen bienaventurada, unos se arrodillaban cien, otros, doscientas veces entre el día y la noche, y decían otras tantas veces el Avemaría"; devoción que las monjas dominicas, imitando al santo Patriarca también multiplicaban sus genuflexiones mientras repetían la salutación a la bienaventurada Virgen María.


Para los frailes, monjas y seglares de la Orden de Predicadores que repetían ya el "Avemaría" desde muy antiguo, esta plegaria es no solamente una invocación a María; sino también una profesión de fe católica, pues entre los errores de los albigenses estaba el negar la maternidad divina de María.


El Maestro de la Orden Humberto de Romans (+1277) tratando del modo de orar de los novicios de la Orden, dice expresamente: "En primer lugar el novicio después de los Maitines de la bienaventurada Virgen medite y considere con ardor los beneficios de Dios, a saber, sobre la encarnación, nacimiento, pasión y otras cosas en general... y después diga el Padrenuestro y el Dios te salve, María... Después de Completas recuerde los beneficios de Dios, de la forma indicada al principio de estos 'Modos de orar'... y podrá también añadir Salve Regina, etc., con otras antífonas y oraciones de la bienaventurada Virgen".


Así, dentro de la Orden de Predicadores y alrededor de ella, comenzó a difundirse esta saludable devoción, que poco a poco fue organizándose hasta alcanzar la manera como hoy la conocemos.    


La organización de los Misterios del Rosario


Durante los siglos XIII y XIV, las meditaciones de los gozos y dolores de la Madre del Señor fueron ampliamente difundidas desde diferentes partes. Ugo Fulco, quien más tarde sería Papa con el nombre de Clemente IV (1265-1268), escribió un poema sobre "los siete gozos de la Virgen": la Anunciación, el Nacimiento, la Adoración de los Reyes, la Resurrección, la Ascensión, la Asunción y la Coronación de la Virgen. San Vicente Ferrer (1350-1419), por su parte, comparte esta devoción a los gozos de María, con la única diferencia que añade la Venida del Espíritu Santo, resumiendo la Asunción y la Coronación en un sólo gozo: la Glorificación de la Virgen.


Por su parte, los frailes de la Orden de los Servitas, nacidos en 1249, con el apoyo de san Pedro de Verona, inician su devoción a los "dolores de la Virgen", que se reducía a recitar un Padrenuestro y siete Avemarías por cada uno de los siete dolores de la Virgen Santísima.


Ya en el siglo XV, los misterios del Rosario llegaron a su expresión actual. A mediados de ese siglo, fray Alan de la Roche, mejor conocido como venerable Alan de la Roche, también conocido como Alano de Rupe (1428-1478), promovió una cruzada de predicación sobre el "Salterio de Cristo y de María" como él llamaba al Rosario, "hablando de él con tanto calor y atribuyéndole tales virtudes por sus preces y meditaciones, que compendiaba en él lo más esencial de la vida cristiana. Tan comprensivo concibe él el Salterio mariano que llega a escribir en uno de sus arrebatos: "Constantemente afirmo: predicar el Salterio no es otra cosa que inducir al pueblo a devoción, penitencia, desprecio del mundo y reverencia a la Iglesia".


La intensa actividad desarrollada por este gran apóstol, fundador de la Cofradía del Rosario en la ciudad de Douai (Francia) el año de 1470, a la que tan sólo en la región de Flandes se adhirieron unas cincuenta mil personas durante su vida, según él mismo lo relata, y el apostolado rosariano del convento de Colonia (Alemania), encabezado por su prior el padre Jacobo Sprenger en esos mismos años, en los que se fundó la Cofradía de Colonia, modelo de todas las demás, siendo la primera con aprobación apostólica (1476) , lograron que el Papa Sixto IV en la bula "Ea quae ex fidelium", firmada en mayo de 1479, consagrara el Rosario como fórmula maravillosa de oración para la vida de la Iglesia, estableciendo ya quince decenas de Avemarías precedidas por un Padrenuestro, prohibiéndose más tarde nuevas formas de "rosarios" distintas de ésta.


Por fin, san Pío V (1566-1572), por medio de la bula "Consueverunt Romani Pontifices", del 17 de septiembre de 1569, establece definitivamente la forma del rezo del Rosario a la manera como lo conocemos actualmente.


El desarrollo de la Cofradía del Rosario se manifestó de manera especial en la creación de movimientos apostólicos de oración que se convirtieron poco a poco en elementos medulares de la misma Cofradía. En 1635, fray Timoteo Ricci (+ 1643), fundó en el convento de San Marcos de Florencia el primer movimiento del Rosario Perpetuo, fomentando también la saludable costumbre del rezo público del Rosario en las iglesias, alternando dos coros. Esta nueva devoción se propagó ampliamente por Italia y Francia principalmente, y luego por toda Europa. Originalmente, en el Rosario Perpetuo, sólo se exigía el rezar el rosario completo en una hora de guardia anual.


Además surgió también, de acuerdo a lo que nos refiere san Luis María Grignon de Monfort, la asociación del Rosario cotidiano, en el que cada persona se comprometía a rezar diariamente los quince misterios del Rosario.


La celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario


La intensa labor desarrollada por el Papa san Pío V en el corto tiempo de su pontificado (1566-1572), se concentró en las reformas pedidas por el concilio de Trento (1547-1563). Así publica el Catecismo Romano (1566); declara a santo Tomás de Aquino como "Doctor de la Iglesia", para impulsar la renovación de la formación teológica de los clérigos en los seminarios (1567), publica el Breviario Romano (1568), y el Misal Romano (1570) en uso hasta la reforma del Vaticano II.


El propio Pío V, Antonio Ghislieri, fraile dominico que tomara el nombre de Pío al ingresar a la Orden en el convento de Voghera en 1518 con tan sólo catorce años de edad, se distinguió por un ardiente amor a la Madre del Señor. Siendo ya Sumo Pontífice, logró unir a los príncipes cristianos de su tiempo en una cruzada común contra los otomanos, que desde Chipre se disponían a invadir Europa penetrando por Nápoles al sur de Italia, logrando una célebre victoria naval en el golfo de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. El Papa atribuyó la victoria a la especial protección de María en su devoción del Rosario, a quien había encomendado, junto con toda la Iglesia, la cruzada, y para conmemorar su patrocinio instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria que se celebró el primer domingo de octubre de 1572, y que el Papa Gregorio XIII confirmó con el título del Santísimo Rosario.


Años más tarde, Clemente XI extendió esta fiesta a toda la Iglesia Universal, y el Papa León XIII, llamado también el Papa del Rosario por medio de la Encíclica "Supremi Apostolatus" del 1º de septiembre de 1883, extendió la celebración de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario a todo el mes de octubre, como hasta hoy se celebra entre nosotros, siendo el Papa san Pío X, quien fijó definitivamente para toda la Iglesia Católica la fiesta el día 7 de octubre.


El 16 de octubre de 2002, el Papa Juan Pablo II publicó la Carta Apostólica "Rosarium Virginis Mariae", sobre el Rosario de la Virgen María, en la que introduce cinco nuevos misterios, los Misterios de la Luz o Luminosos. Con esta carta Apostólica, el Papa daba comienzo al "Año del Rosario", que se extendió hasta el mes de octubre de 2003, ofreciéndolo especialmente por la paz en el mundo y en la familia.







¿Qué es el Santo Rosario?

El Rosario o salterio de la Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo del ángel a María...

¿Qué es el Santo Rosario? 


La mejor definición del Rosario la dio el Papa San Pío V en su "Bula" de 1569: "El Rosario o salterio de la Santísima Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor".


En ese entonces, el Rosario constaba de 15 Padrenuestros y 150 Avemarías, que se rezaban meditando 15 escenas de la vida de Jesús. Estas 15 escenas se dividían en tres grupos o misterios: Misterios de Gozo o Gozosos, Misterios de Dolor o Dolorosos y Misterios de Gloria o Gloriosos. En el año 2002, el Papa Juan Pablo II añadió 5 nuevos misterios al rezó del Rosario, los Misterios de la Luz o Luminosos.


La palabra Rosario significa "Corona de Rosas" o "Ramillete de Rosas". Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que rezan el Ave María le están dando a ella una hermosa rosa... y que al completar cada Rosario le han hecho una corona de rosas con sus oraciones.


El Rosario esta compuesto de dos elementos: la oración mental y la oración verbal...



  • La oración mental no es otra cosa que la meditación de los principales misterios o acontecimientos en la vida de Jesús... pero contemplándolos desde los ojos y el corazón de su Santísima Madre.
  • La oración verbal consiste en recitar veinte decenas (para el Rosario completo) o cinco decenas (para un grupo de Misterios) de Ave Marías, cada decena encabezada por un Padre Nuestro, mientras meditamos sobre los misterios del Rosario.

El rezó del Santo Rosario es una de las mejores formas de honrar a la Madre de Dios. Vale la pena recordar que entre las muchas apariciones de la Santísima Virgen, ella siempre ha insistido en el Rezo del Rosario. Es así como, por ejemplo, el 13 de mayo de 1917 en un pueblo de Portugal llamado Cova de Iria, la Santísima Virgen insiste en la importancia de rezar el Rosario a los tres pastorcitos, en una de sus muchas apariciones a estos tres videntes. Además de Fátima, vemos la misma exhortación de la Virgen en Medjugorje.


Siendo el Santo Rosario un sacramental, contiene los principales misterios de nuestra religión Católica, que nutre y sostiene la fe, eleva la mente hasta las verdades reveladas, nos invita a perseverar en la conquista de la patria celestial, acrecienta la piedad de los fieles y promueve y robustece las virtudes.


El Rosario es alto en dignidad y eficacia, podría decirse que es la oración más fácil para los que, como María, son sencillos y humildes de corazón... Por eso, el Rosario es la oración más hermosa que podemos dirigir a nuestra Madre para que interceda por nosotros ante el trono de Dios.


El Santo Rosario prolonga la vida litúrgica de la Iglesia pero no la sustituye, al contrario, la enriquece. Es por ello, que el Santo Rosario se enmarca como una plegaria dentro de la religiosidad popular que contiene un gran tesoro de valores que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia.


El paso del tiempo, las costumbres modernas y la innovación en las formas de oración, no pueden dejar a un lado el rezo del Santa Rosario. De hecho, los Santos Padres y los santos han tenido una profunda devoción a este sacramental. Los ejemplos más recientes los tenemos en el Padre Pío, la Madre Teresa de Calcuta y el Papa Juan Pablo II... todos devotos fervientes de María Santísima y del rezo del Santo Rosario. Nosotros como católicos y como amantes de la Reina del Cielo también hemos de abrazar esta piadosa devoción.


Es digno de recordar que la familia que reza unida permanece unida... que la recitación piadosa y consciente del Santo Rosario nos traiga la paz al alma y nos una mas estrechamente a María para vivir auténticamente nuestro cristianismo.







Promesas, Bendiciones y Beneficios del Rosario

Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha, Dios no lo castigará en su justicia, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna...

Promesas, Bendiciones y Beneficios del Rosario


Promesas del Rosario



  1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
  2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
  3. El Rosario es una arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
  4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su dedeo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
  5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
  6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
  7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
  8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
  9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
  10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
  11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
  12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
  13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.
  14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
  15. La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

Bendiciones del Rosario



  1. Los pecadores son perdonados.
  2. Las almas sedientas son refrescadas.
  3. Aquellos que son soberbios encuentran la sencillez.
  4. Aquellos que sufren encontrarán consuelo.
  5. Aquellos que están intranquilos encontrarán paz.
  6. Los pobres encontrarán paz.
  7. Los religiosos son reformados.
  8. Los vivos aprenderán a sobrepasar el orgullo.
  9. Los muertos (las almas santas) aliviarán sus dolores por privilegios.

Beneficios del Rosario



  1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
  2. Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
  3. Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
  4. Nos facilita practicar la virtud.
  5. Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
  6. Nos enriquece con gracias y méritos.
  7. Nos provee con lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.






Letanías Lauretanas

Desde ahora
todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso...


Letanías Lauretanas

Después de rezar los Misterios del Rosario, muchas personas suelen rezar las "Letanías Lauretanas" o "Loretanas", pues provienen del Santuario Mariano de Loreto en Italia... La palabra letanía significa súplica o ruego, ruegos públicos... y son invocaciones que honran a la Santísima Virgen, Madre de Dios, con símbolos y figuras tomados sobre todo de la Sagrada Escritura...

Iniciamos las Letanías con una invocación a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo... reconociendo nuestra naturaleza indigna y pecadora, e imploramos su misericordia...
Quien dirige las Letanías hace la invocación... y todos le respondemos repitiéndola... 
        Señor, ten piedad de nosotros...
        Cristo, ten piedad de nosotros...
        Señor, ten piedad de nosotros...
        Cristo, óyenos...
        Cristo, escúchanos...
A las siguientes respondemos... "Ten misericordia de nosotros..." 
        Dios, Padre Celestial...
        Dios, Hijo, Redentor del mundo...
        Dios, Espíritu Santo...
        Trinidad Santa, un solo Dios...
En el rezo de la Letanías buscamos honrar a la Santísima Virgen María e implorar su intercesión por nosotros y por nuestras intenciones... a las invocaciones que siguen todos respondemos... "Ruega por nosotros..."






Sobre los Misterios del Santo Rosario

El rezo del Rosario se trata de recordar a Cristo con María... comprender a Cristo desde María... configurarse a Cristo con María... rogar a Cristo con María... anunciar a Cristo con María...


Sobre los Misterios del Santo Rosario  SS Juan Pablo II  "Rosarium Virginis Mariae"


El Rosario, en efecto, aunque se distingue por su carácter mariano, es una oración centrada en la cristología.


En la sobriedad de sus partes, concentra en sí la profundidad de todo el mensaje evangélico, del cual es como un compendio. En él resuena la oración de María, su perenne Magnificat por la obra de la Encarnación redentora en su seno virginal. Con él, el pueblo cristiano aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y a experimentar la profundidad de su amor. Mediante el Rosario, el creyente obtiene abundantes gracias, como recibiéndolas de las mismas manos de la Madre del Redentor.


El Rosario, precisamente a partir de la experiencia de María, es una oración marcadamente contemplativa. Sin esta dimensión, se desnaturalizaría, como subrayó Pablo VI: "Sin contemplación, el Rosario es un cuerpo sin alma y su rezo corre el peligro de convertirse en mecánica repetición de fórmulas y de contradecir la advertencia de Jesús: "Cuando oréis, no seáis charlatanes como los paganos, que creen ser escuchados en virtud de su locuacidad" (Mateo 6, 7). Por su naturaleza el rezo del Rosario exige un ritmo tranquilo y un reflexivo remanso, que favorezca en quien ora la meditación de los misterios de la vida del Señor, vistos a través del corazón de Aquella que estuvo más cerca del Señor, y que desvelen su insondable riqueza".


Durante el rezo del Rosario se trata de recordar a Cristo con María... comprender a Cristo desde María... configurarse a Cristo con María... rogar a Cristo con María... anunciar a Cristo con María...


A la contemplación del rostro de Cristo sólo se llega escuchando, en el Espíritu, la voz del Padre, pues "nadie conoce bien al Hijo sino el Padre" (Mateo 11, 27). Cerca de Cesarea de Felipe, ante la confesión de Pedro, Jesús puntualiza de dónde proviene esta clara intuición sobre su identidad: "No te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16, 17). Así pues, es necesaria la revelación de lo alto. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse a la escucha: "Sólo la experiencia del silencio y de la oración ofrece el horizonte adecuado en el que puede madurar y desarrollarse el conocimiento más auténtico, fiel y coherente, de aquel misterio"


Misterios Gozosos  (lunes y sábados)


El primer ciclo, el de los "misterios gozosos", se caracteriza efectivamente por el gozo que produce el acontecimiento de la encarnación. Esto es evidente desde la anunciación, cuando el saludo de Gabriel a la Virgen de Nazaret se une a la invitación a la alegría mesiánica: "Alégrate, María". A este anuncio apunta toda la historia de la salvación, es más, en cierto modo, la historia misma del mundo. En efecto, si el designio del Padre es de recapitular en Cristo todas las cosas (cf. Efesios 1, 10), el don divino con el que el Padre se acerca a María para hacerla Madre de su Hijo alcanza a todo el universo. A su vez, toda la humanidad está como implicada en el fiat con el que Ella responde prontamente a la voluntad de Dios.


El regocijo se percibe en la escena del encuentro con Isabel, dónde la voz misma de María y la presencia de Cristo en su seno hacen "saltar de alegría" a Juan (cf. Lucas 1, 44). Repleta de gozo es la escena de Belén, donde el nacimiento del divino Niño, el Salvador del mundo, es cantado por los ángeles y anunciado a los pastores como "una gran alegría" (Lucas 2, 10).


Pero ya los dos últimos misterios, aun conservando el sabor de la alegría, anticipan indicios del drama. En efecto, la presentación en el templo, a la vez que expresa la dicha de la consagración y extasía al viejo Simeón, contiene también la profecía de que el Niño será "señal de contradicción" para Israel y de que una espada traspasará el alma de la Madre (cf. Lucas 2, 34-35). Gozoso y dramático al mismo tiempo es también el episodio de Jesús de 12 años en el templo. Aparece con su sabiduría divina mientras escucha y pregunta, y ejerciendo sustancialmente el papel de quien 'enseña'. La revelación de su misterio de Hijo, dedicado enteramente a las cosas del Padre, anuncia aquella radicalidad evangélica que, ante las exigencias absolutas del Reino, cuestiona hasta los más profundos lazos de afecto humano. José y María mismos, sobresaltados y angustiados, "no comprendieron" sus palabras (Lucas 2, 50).


De este modo, meditar los "misterios gozosos" significa adentrarse en los motivos últimos de la alegría cristiana y en su sentido más profundo. Significa fijar la mirada sobre lo concreto del misterio de la Encarnación y sobre el sombrío preanuncio del misterio del dolor salvífico. María nos ayuda a aprender el secreto de la alegría cristiana, recordándonos que el cristianismo es ante todo evangelion, 'buena noticia', que tiene su centro o, mejor dicho, su contenido mismo, en la persona de Cristo, el Verbo hecho carne, único Salvador del mundo.


  1. La Anunciación del ángel a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios
  2. La Visitación de María Santísima a su prima Isabel
  3. El Nacimiento del Hijo de Dios en el portal de Belén
  4. La Presentación del Niño Jesús en el templo y la Purificación de María Santísima
  5. El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo

  Misterios Luminosos (jueves)


Pasando de la infancia y de la vida de Nazaret a la vida pública de Jesús, la contemplación nos lleva a los misterios que se pueden llamar de manera especial "misterios de luz". En realidad, todo el misterio de Cristo es luz. Él es "la luz del mundo" (Juan 8, 12). Pero esta dimensión se manifiesta sobre todo en los años de la vida pública, cuando anuncia el evangelio del Reino.


Cada uno de estos misterios revela el Reino ya presente en la persona misma de Jesús. Misterio de luz es ante todo el Bautismo en el Jordán. En él, mientras Cristo, como inocente que se hace 'pecado' por nosotros (cf. 2Corintios 5, 21), entra en el agua del río, el cielo se abre y la voz del Padre lo proclama Hijo predilecto (cf. Mateo 3, 17 par.), y el Espíritu desciende sobre Él para investirlo de la misión que le espera. Misterio de luz es el comienzo de los signos en Caná (cf. Juan 2, 1-12), cuando Cristo, transformando el agua en vino, abre el corazón de los discípulos a la fe gracias a la intervención de María, la primera creyente. Misterio de luz es la predicación con la cual Jesús anuncia la llegada del Reino de Dios e invita a la conversión (cf. Marcos 1, 15), perdonando los pecados de quien se acerca a Él con humilde fe (cf. Marcos 2, 3-13; Lucas 7, 47-48), iniciando así el ministerio de misericordia que Él continuará ejerciendo hasta el fin del mundo, especialmente a través del sacramento de la Reconciliación confiado a la Iglesia. Misterio de luz por excelencia es la Transfiguración, que según la tradición tuvo lugar en el Monte Tabor. La gloria de la Divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita ante los apóstoles extasiados para que lo "escuchen" (cf. Lucas 9, 35 par.) y se dispongan a vivir con Él el momento doloroso de la Pasión, a fin de llegar con Él a la alegría de la Resurrección y a una vida transfigurada por el Espíritu Santo. Misterio de luz es, por fin, la institución de la Eucaristía, en la cual Cristo se hace alimento con su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino, dando testimonio de su amor por la humanidad "hasta el extremo" (Juan13, 1) y por cuya salvación se ofrecerá en sacrificio.


Excepto en el de Caná, en estos misterios la presencia de María queda en el trasfondo. Los Evangelios apenas insinúan su eventual presencia en algún que otro momento de la predicación de Jesús (cf. Marcos 3, 31-35; Juan 2, 12) y nada dicen sobre su presencia en el Cenáculo en el momento de la institución de la Eucaristía. Pero, de algún modo, el cometido que desempeña en Caná acompaña toda la misión de Cristo. La revelación, que en el Bautismo en el Jordán proviene directamente del Padre y ha resonado en el Bautista, aparece también en labios de María en Caná y se convierte en su gran invitación materna dirigida a la Iglesia de todos los tiempos: "Haced lo que él os diga" (Juan 2, 5). Es una exhortación que introduce muy bien las palabras y signos de Cristo durante su vida pública, siendo como el telón de fondo mariano de todos los "misterios de luz".


  1. El Bautismo de Jesús por Juan en el Río Jordán
  2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná
  3. El Anuncio del Reino de Dios e invitación a la conversión
  4. La Transfiguración de Cristo en el monte Tabor
  5. La institución de la Eucaristía

 Misterios Dolorosos (martes y viernes)


Los Evangelios dan gran relieve a los "misterios del dolor" de Cristo. La piedad cristiana, especialmente en la Cuaresma, con la práctica del Vía Crucis, se ha detenido siempre sobre cada uno de los momentos de la Pasión, intuyendo que ellos son el culmen de la revelación del amor y la fuente de nuestra salvación. El Rosario escoge algunos momentos de la Pasión, invitando al orante a fijar en ellos la mirada de su corazón y a revivirlos. El itinerario meditativo se abre con Getsemaní, donde Cristo vive un momento particularmente angustioso frente a la voluntad del Padre, contra la cual la debilidad de la carne se sentiría inclinada a rebelarse. Allí, Cristo se pone en lugar de todas las tentaciones de la humanidad y frente a todos los pecados de los hombres, para decirle al Padre: "no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22, 42 par.). Este "sí" suyo cambia el "no" de los progenitores en el Edén. Y cuánto le costaría esta adhesión a la voluntad del Padre se muestra en los misterios siguientes, en los que, con la flagelación, la coronación de espinas, la subida al Calvario y la muerte en cruz, se ve sumido en la mayor ignominia: ¡Ecce homo!


En este oprobio no sólo se revela el amor de Dios, sino el sentido mismo del hombre. Ecce homo: quien quiera conocer al hombre, ha de saber descubrir su sentido, su raíz y su cumplimiento en Cristo, Dios que se humilla por amor "hasta la muerte y muerte de cruz" (Filipenses 2, 8). Los misterios de dolor llevan el creyente a revivir la muerte de Jesús poniéndose al pie de la cruz junto a María, para penetrar con ella en la inmensidad del amor de Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora.


  1. La Oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní
  2. La Flagelación de Jesús atado a la columna
  3. La Coronación de espinas
  4. Jesús con la Cruz a cuestas camino al Calvario
  5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo

 Misterios Gloriosos  (miércoles y domingos)
"La contemplación del rostro de Cristo no puede reducirse a su imagen de crucificado. ¡Él es el Resucitado!" (Carta Apostólica "Novo millennio ineunte", 2001). El Rosario ha expresado siempre esta convicción de fe, invitando al creyente a superar la oscuridad de la Pasión para fijarse en la gloria de Cristo en su Resurrección y en su Ascensión. Contemplando al Resucitado, el cristiano descubre de nuevo las razones de la propia fe (cf. 1Corintios 15, 14), y revive la alegría no solamente de aquellos a los que Cristo se manifestó - los Apóstoles, la Magdalena, los discípulos de Emaús -, sino también el gozo de María, que experimentó de modo intenso la nueva vida del Hijo glorificado. A esta gloria, que con la Ascensión pone a Cristo a la derecha del Padre, sería elevada Ella misma con la Asunción, anticipando así, por especialísimo privilegio, el destino reservado a todos los justos con la resurrección de la carne. Al fin, coronada de gloria -como aparece en el último misterio glorioso-, María resplandece como Reina de los Ángeles y los Santos, anticipación y culmen de la condición escatológica del Iglesia.


En el centro de este itinerario de gloria del Hijo y de la Madre, el Rosario considera, en el tercer misterio glorioso, Pentecostés, que muestra el rostro de la Iglesia como una familia reunida con María, avivada por la efusión impetuosa del Espíritu y dispuesta para la misión evangelizadora. La contemplación de éste, como de los otros misterios gloriosos, ha de llevar a los creyentes a tomar conciencia cada vez más viva de su nueva vida en Cristo, en el seno de la Iglesia; una vida cuyo gran 'icono' es la escena de Pentecostés. De este modo, los misterios gloriosos alimentan en los creyentes la esperanza en la meta escatológica, hacia la cual se encaminan como miembros del Pueblo de Dios peregrino en la historia. Esto les impulsará necesariamente a dar un testimonio valiente de aquel "gozoso anuncio" que da sentido a toda su vida.


  1. La Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo
  2. La Ascensión de Jesús al Cielo
  3. La Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles el día de Pentecostés
  4. La Asunción de la Virgen María al Cielo
  5. La Coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado

sábado, 20 de diciembre de 2008

«Madre de todos los que viven»

Libro de Isaías 7,10-14.
Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos:
"Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas".
Pero Ajaz respondió: "No lo pediré ni tentaré al Señor".
Isaías dijo: "Escuchen, entonces, casa de David: ¿Acaso no les basta cansar a los hombres, que cansan también a mi Dios?.
Por eso el Señor mismo les dará un signo. Miren, la joven está embarazada y dará a luz un hijo, y lo llamará con el nombre de Emanuel.
Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.
Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.
Evangelio según San Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó. 

Santa Teresa-Benedicta de la Cruz [Edith Stein] (1891-1942), carmelita descalza, mártir, copatrona de Europa
Las bodas del Cordero


«Madre de todos los que viven» (Gn 3,20)

     «Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, arreglada como una novia que se adorna para su esposo» (Ap 21,2). Así como el mismo Cristo bajó del cielo a la tierra, también su esposa, la santa Iglesia, tiene su origen en el cielo; nacida de la gracia de Dios bajó con el mismo Hijo de Dios y le está indisolublemente unida. Está construida con piedras vivas (1P 2,5); y su piedra fundamental se puso (Ef 2,20) cuando el Verbo de Dios asumió la naturaleza humana en el seno de la Virgen. En aquel instante se entrelazaron entre el alma del Hijo divino y el alma de su madre virginal el más íntimo lazo de unión, al que damos el nombre de nupcial.
Escondida del mundo entero, la Jerusalén celestial había bajado a la tierra. De esta primera unión nupcial nacerían todas las piedras que se irían uniendo a la poderosa construcción, todas las almas que la gracia haría despertar a la vida. Así la madre esposa llegaría a ser la madre de todos los rescatados.


 

Segundo Libro de Samuel 7,1-5.8-11.16.
Cuando David se estableció en su casa y el Señor le dio paz, librándolo de todos sus enemigos de alrededor,
el rey dijo al profeta Natán: "Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el Arca de Dios está en una tienda de campaña".
Natán respondió al rey: "Ve a hacer todo lo que tienes pensado, porque el Señor está contigo".
Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos:
"Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: ¿Eres tú el que me va a edificar una casa para que yo la habite?
Y ahora, esto es lo que le dirás a mi servidor David: Así habla el Señor de los ejércitos: Yo te saqué del campo de pastoreo, de detrás del rebaño, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel.
Estuve contigo dondequiera que fuiste y exterminé a todos tus enemigos delante de ti. Yo haré que tu nombre sea tan grande como el de los grandes de la tierra.
Fijaré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que tenga allí su morada. Ya no será perturbado, ni los malhechores seguirán oprimiéndolo como lo hacían antes,
desde el día en que establecí Jueces sobre mi pueblo Israel. Yo te he dado paz, librándote de todos tus enemigos. Y el Señor te ha anunciado que él mismo te hará una casa.
Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y su trono será estable para siempre".
Salmo 89(88),2-3.4-5.27.29.
Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho: "Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo.
Yo sellé una alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor:
"Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones".
El me dirá: "Tú eres mi padre, mi Dios, mi Roca salvadora".
Le aseguraré mi amor eternamente, y mi alianza será estable para él;
Carta de San Pablo a los Romanos 16,25-27.
¡Gloria a Dios, que tiene el poder de afianzarlos, según la Buena Noticia que yo anuncio, proclamando a Jesucristo, y revelando un misterio que fue guardado en secreto desde la eternidad
y que ahora se ha manifestado! Este es el misterio que, por medio de los escritos proféticos y según el designio del Dios eterno, fue dado a conocer a todas las naciones para llevarlas a la obediencia de la fe.
¡A Dios, el único sabio, por Jesucristo, sea la gloria eternamente! Amén.
Evangelio según San Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.


María, la mujer de fe, esperanza y amor

     Los santos son verdaderos portadores de luz en la historia, porque son hombres y mujeres de fe, esperanza y amor. Entre los santos destaca por su excelencia, María, la Madre del Señor y espejo de toda santidad. En el evangelio de Lucas, la encontramos comprometida con un servicio de caridad hacia su prima Elisabet, junto a la cual se queda «alrededor de tres meses» (1,56), para asistirla en la fase final de su embarazo. «Proclama mi alma la grandeza del Señor», dice ella en esta ocasión: «Se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador» (1,46).
Con ello expresa todo el programa de su vida: no se pone en el centro, sino que deja que Dios, a quien ha encontrado tanto en la oración como en el servicio al prójimo, ocupe este lugar –tan sólo entonces el mundo es bueno.  María es grande precisamente porque ella misma no quiere hacerse grande, sino que quiere engrandecer a Dios (Lc 1, 38.48). Sabe que contribuye a la salvación del mundo, no llevando la obra a su cumplimiento sino tan sólo poniéndose a la disposición de las iniciativas de Dios. María es una mujer de esperanza: únicamente porque cree en las promesas de Dios y espera la salvación de Israel; el ángel puede venir donde ella está y llamarla al servicio del cumplimiento decisivo de estas promesas. Es una mujer de fe: «Dichosa tú que has creído», le dice Elisabet.


Papa Benedicto XVI
Encíclica «Deus caritas est», § 41


Apuntes sobre Jesús y sus tiempos





Apuntes sobre Jesús y sus tiempos

Luego aparecerá, por fin, otro reino que suscitará Dios y durará para siempre...


Apuntes sobre Jesús y sus tiempos                                                                                       Guido Adolfo Rojas Zamorano"Verdades de la Fe Católica II"


Jesús nació en el año 749 del imperio romano, Augusto César reinaba desde hacia 31 años; y para resaltar su grandeza y poderío hizo cerrar en señal de paz universal el templo del dios Jano, uno de los más importantes de la capital romana. Este acontecimiento había sido profetizado por Daniel, diciendo que "Dios ha dado a un imperio la fuerza y la gloria gozando de una paz universal, luego aparecerá, por fin, otro reino que suscitará Dios y durará para siempre". El profeta Isaías identificó al Hijo del Altísimo como el "Príncipe de la paz" (9,6).


Escritores y pensadores paganos habían proclamado el advenimiento de un Hombre Salvador, así por ejemplo:


  1. Confucio (500 a.C.), mencionó en la China a un "Santo" que era "un rey al que hemos de reconocer para poder salvarnos".
  2. Sócrates (399 a.C.), filósofo griego, habló de un "Sabio universal".
  3. Tácito (116 d.C.), y Suetonio (120 d.C.); escritores romanos, afirmaban que "era universal la creencia en antiguas profecías de que de Oriente vendría el Rey del mundo".

 A las sibilas (adivinas que predecían el futuro en Roma) se les atribuye:



  1. El nacimiento de Cristo
  2. El eclipse solar cuando murió en la cruz
  3. La resurrección de los muertos
  4. El día del juicio final

 En el siglo XIII, San Buenaventura relataba en un sermón de Navidad, que en el día del nacimiento del Mesías pasaron cosas asombrosas:



  1. Una estrella brillante apareció en el cielo, por el lado de Oriente, en ella se veía la figura de un hermoso niño en cuya cabeza relucía una cruz.
  2. En Roma, al medio día apareció sobre el capitolio, junto al sol, un círculo dorado, teniendo en el centro una bellísima mujer, portando un niño. Viendo esta señal el emperador Augusto ofreció incienso y se negó desde entonces a ser llamado dios.

 La gruta donde nació el Salvador era conocida por los primeros cristianos, el emperador Adriano (117-138) ordenó levantar una estatua del dios Adonis para borrar el recuerdo de este acontecimiento. La emperatriz Santa Elena en el año 330 la transformó en un magnifico santuario conocido como la "Basílica de la Natividad". En el 529, judíos samaritanos la quemaron, por lo que el emperador Justiniano (527-565) la reedificó, quedando así hasta hoy. Hoy en día está en poder de los ortodoxos griegos, que la comparten con los padres franciscanos y la comunidad cristiana Armenia.


En el interior de la Basílica de la Natividad se ve una estrella de plata dorada con 14 rayos que representan las estaciones del Vía Crucis. Ahí mismo se lee la siguiente inscripción: "Aquí de la Virgen María, nació Jesucristo". Al lado de este recinto se encuentra el lugar que ocupó el pesebre donde María reclinó al pequeño Niño sobre la paja, y donde fue adorado por los pastores. Este es el lugar donde los católicos celebran la eucaristía.


Sobre el año del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo se tiene por seguro que fue 6 o 7 años antes de la era actual. El error se debió a los cálculos hechos por el clérigo romano Dionisio el "exiguo" en el siglo IV.


La palabra Navidad viene del latín "Nativitas", o sea "nacimiento del Señor". Mientras que los católicos romanos la celebramos el 25 de diciembre, los ortodoxos lo hacen el 6 de enero y los armenios el 18 del mismo mes.


El 25 de diciembre se celebraba la fiesta de Mitra, el dios solar, en esta época los romanos gozaban de paz y la gente se repartía regalos, este acontecimiento se extendía hasta el día de año nuevo. La Iglesia Católica en el siglo IV bajo el reinado de Constantino cristianizó esta fiesta, teniendo en cuenta que Jesús era "la luz verdadera que alumbra a toda la humanidad" (Juan 1,9), también llamado la "luz de las naciones" (Isaías 42,6).


Existe tres cosas en común entre Cristo y el dios persa Mitra:


  1. Ambos nacerían en una cueva
  2. Serían visitados por pastores
  3. Morirían para salvar la humanidad

 En los tiempos del Mesías hubo cuatro gobernantes que llevaron el nombre de Herodes:



  1. Herodes el "grande", rey de Israel; que mandó a matar a los niños inocentes en Belén
  2. Herodes Antipas, tetrarca de Galilea y de Perea (hijo del anterior); mandó a decapitar a Juan Bautista
  3. Herodes Agripa I (Nieto de Herodes el Grande), fue quien ajustició al apóstol Santiago y encarceló a Pedro
  4. Herodes Agripa II, delante de quien compadeció Pablo cuando estuvo visitando a Festa en Cesárea

 Los magos en la antigüedad cumplían varias funciones: eran astrólogos, médicos, sacerdotes y consejeros de los reyes. Según la tradición los tres Reyes Magos eran hermanos:



  1. Melkor, rey de Persia
  2. Baltasar, rey de la India
  3. Gaspar, rey de Arabia

 Después de la resurrección del Señor, el apóstol Tomás los encontró en Saba (India), donde fueron bautizados y consagrados obispos, labor que cumplieron hasta su martirio en el año 70 d. C.; siendo enterrados junto en un mismo sarcófago. Sus reliquias fueron llevadas primero a Constantinopla por Santa Elena. Posteriormente, Federico Barbaroja, en el siglo XII, las trasladó a la catedral de Colonia (Alemania), donde hoy reposan sus cenizas con las coronas que llevaron durante su existencia.


La Iglesia Católica recuerda los cinco grandes dolores de San José:


  1. Ver nacer al Divino niño en un pobre pesebre
  2. La huida a Egipto ante la amenaza de muerte del rey Herodes
  3. La presentación de Jesús en el templo, cuando el profeta Simeón anunció que sería causa de división entre los hombres
  4. La pérdida de Jesús en el templo, y su búsqueda durante tres días
  5. La separación de Jesús y María al llegarle la hora de la muerte

 Los cuatro momentos importantes en la vida del Hijo de Dios en el mundo son:



  1. Su nacimiento por medio de la Virgen María
  2. Su muerte en la cruz
  3. Su triunfal resurrección
  4. El regreso al cielo a la presencia del Padre Eterno

 Ciudades bíblicas de Israel:



  1. Belén (Casa de Pan), fue la aldea donde nació el rey David, José y Jesús
  2. Nazareth (Flor de Galilea), donde el Mesías vivió su vida privada por 30 años, lugar de origen de la Virgen María
  3. Caná de Galilea, donde el Divino Maestro realizó su primer milagro al transformar el agua en vino. Lugar de nacimiento del apóstol Natanael
  4. Cafarnaún (Bella Ciudad), la segunda patria del Señor, donde más milagros realizó, y donde predicó con mayor elocuencia. Aquí se encontraba también la casa del apóstol Pedro
  5. Tiberíades situada junto al mar, fundada por Herodes Antipas, tetrarca de Galilea; quien le dio este nombre en honor del emperador Tiberio César
  6. Sebaste en la antigua Samaria, en esta ciudad según la tradición Herodes mandó a decapitar a Juan Bautista
  7. Betania (Casa de la Pobreza), lugar de descanso de Cristo en el hogar de sus amigos los hermanos Lázaro, Marta y María Magdalena
  8. Betsaida (Casa de los Pescadores), cerca del río Jordán; cuna de los apóstoles Andrés, Pedro y Felipe
  9. Jerusalén (Ciudad de la Paz), la capital de Israel; aquí fue donde el Verbo de Dios murió y resucitó
  10. Emmaús el sitio donde el Salvador resucitado efectuó la "fracción del pan" delante de sus discípulos Cleofás y Simón

 En Nazareth se encuentra:



  1. La casa de la Santísima Virgen o Basílica de la Anunciación, era una gruta clavada en una colina que señala el lugar donde la Madre del Redentor recibió el anuncio del ángel San Gabriel
  2. La casa de San José, que sirvió de morada a la sagrada Familia, y donde Jesús pasó treinta años de su vida privada

 En tiempos de Cristo vivían en Palestina un millón de judíos, la población de Jerusalén era de unos 25 o 30,000 habitantes; para la pascua podían llegar más de 180,000 peregrinos. Otros hebreos vivían en diferentes ciudades de Asia Menor conocidas como diásporas.


Las mujeres israelitas se casaban a partir de los 12 años, y los hombres después de los 14 años.


La sangre judía sólo se hereda por la madre.


Las mujeres no participaban de la vida pública, cuando salían a la calle debían cubrirse el rostro, algunas incluso no se descubrían ni siquiera en la casa. Sin embargo, el Señor trató a la mujer en un plano de igualdad, entre sus discípulos se encontraban muchas de ellas incluyendo a su madre María.


Las sinagogas eran lugares de culto, escuelas bíblicas, hospederías y centro de difusión y propagación del judaísmo entre los paganos. Los niños asistían desde los seis años, a partir de los doce era considerado como mayor de edad, y por lo tanto responsable del cumplimiento de la ley mosaica, y además apto para leer los rollos sagrados. Para las niñas no había una ceremonia especial.


Los judíos de familias importantes mandaban a sus hijos entre los 16 o 18 años, a estudiar con algún rabino o sabio famoso, como lo hizo Saulo de Tarso (más tarde el apóstol Pablo), con Gamaliel.


A Jesús lo llamaban como rabí (maestro), por sus grandes conocimientos en la Escritura Hebrea.


Uno de los títulos que más utilizaba el Ungido de Dios para referirse así mismo, era el de "Hijo del hombre", reconociendo su misión mesiánica.


Juan Bautista era hijo de Zacarías y de Isabel ambos de estirpe sacerdotal. El nombre de Juan quiere decir "Dios es propicio"; es considerado como el último de los grandes profetas de Israel y precursor del Mesías, es llamado como "la voz del desierto". Fue decapitado por Herodes Antipas en la fortaleza de Maqueronte, a orillas del mar muerto. Aquí se construyó una iglesia sobre su sepulcro. Según la tradición la cabeza del santo profeta fue llevada después a la iglesia de San Silvestre de Roma. La tumba de este santo profeta se encuentra en la actualidad dentro de la mezquita de Damasco en Siria.


En 1999 se descubrió a orillas del río Jordán una cueva bajo las ruinas de una iglesia bizantina del siglo IV, los arqueólogos la identificaron como el sitio donde vivía Juan el Bautista. Las ruinas de otras tres iglesias fueron halladas cerca de esta gruta, demostrando el carácter sagrado del lugar.


En nuestros días existen en algunas comarcas del Oriente los llamados cristianos de San Juan Bautista. El origen de esta secta parece remontarse a ciertos discípulos del mismo que se adhirieron a los herejes de los primeros siglos.


Las tres tentaciones que Cristo Jesús resistió al Demonio en el desierto son:


  1. Convertir las piedras en pan
  2. Tirarse de lo alto del templo de Jerusalén, para que los ángeles del cielo lo salvaran
  3. Que se arrodillara para adorarlo

 Los discípulos del Señor estaban conformados por pescadores, viudas, huérfanos, gente pobre, enfermos y lisiados, ex-prostitutas como María Magdalena, y extranjeros entre romanos y griegos.


Los leprosos eran considerados como "impuros", tenían que vivir afuera de las ciudades, y cuando entraban en ellas para pedir limosna lo hacían cubriéndose la cara con un velo, y anunciar su paso al sonar de una campanilla.


El título de apóstol quiere decir "enviado", eran doce por las doce tribus de Israel, ellos fueron:


  • Andrés y Pedro: hermanos y pescadores del mar de Galilea
  • Santiago el "Mayor" y Juan el "Discípulo amado": hijos de Zebedeo y Salomé, eran pescadores y amigos de los dos primeros. Por sus temperamentos Jesús les dio el título de "Hijos del trueno"
  • Santiago el "Menor" y Judas Tadeo: hermanos y primos del Señor
  • Felipe y Bartolomé (Natanael): amigos
  • Mateo el "publicano": cobrador de impuestos
  • Simón el "ex Celote" (guerrillero)
  • Tomás el "gemelo"
  • Judas Iscariote el "traidor"

 Nuestro Señor les dio varias misiones y poderes:



  1. Predicar el evangelio (la buena nueva)
  2. Perdonar los pecados
  3. Bautizar
  4. Celebrar la eucaristía
  5. Hacer milagros en su Nombre
  6. Expulsar demonios
  7. Hablar varios idiomas (lenguas)
  8. Resucitar a los muertos

 Según la tradición cristiana el final de los apóstoles y algunos discípulos, fue el siguiente:



  • Pedro: crucificado en Roma por el emperador Nerón hacia el año 64 o 67. Sus restos se encuentran en el Vaticano.
  • Pablo: decapitado en Roma por el emperador Nerón, y por la misma época del príncipe de los apóstoles. Sus reliquias están en las iglesias de San Pablo extramuros y San Juan de Letrán.
  • Santiago el "Mayor": evangelizó España, fue decapitado en Jerusalén en el año 42, fue el primer apóstol en dar su vida por el Divino Maestro. Su cuerpo fue trasladado a la región de Galicia (España). Hoy se encuentra en la iglesia de Santiago de Compostela.
  • Juan: después de la resurrección está casi constantemente junto a Pedro, bajo el emperador Domiciano fue echado a una caldera de aceite hirviente de la que salió ileso, fue desterrado a la isla de Patmos, y murió de anciano en la ciudad de Efeso.
  • Santiago el "Menor": Obispo de la Ciudad de la Paz después del martirio de Santiago el "Mayor". Fue arrojado del pináculo del templo y luego apedreado en el año 61 o 62, por el sumo sacerdote Anás II.
  • Andrés: predicó el evangelio en Asia Menor, murió crucificado en forma de X en Patras de Acaya. Sus reliquias fueron trasladas a Constantinopla y después a Amalfi. Su cabeza llevada a Roma en 1462, fue restituida a Grecia por el papa Pablo VI.
  • Bartolomé: evangelizó en Arabia y la India, después se dirigió a Armenia donde suscitó fuertes envidias de los sacerdotes paganos, el hermano del rey Polimio, de nombre Astiage, dio la orden de despellejarlo y luego decapitarlo.
  • Felipe: murió crucificado en Hierápolis bajo el reinado de Domiciano o de Trajano a la edad de 87 años. Se dice que sus reliquias fueron llevadas a Roma y colocadas junto a las de Santiago el "Menor" en la iglesia de los Santos Apóstoles.
  • Matías: hizo apostolado en Etiopía, según se cree fue decapitado.
  • Judas Tadeo: predicó en Judea, Samaria, Siria, Arabia, Mesopotamia y en la lejana Libia. Murió en Beirut, aunque otros relatos afirman que él y San Simón sufrieron el martirio en Suanis (Persia).
  • Tomás: su labor apostólica la realizó en la India donde fue martirizado.
  • Mateo: predicó entre los judíos y después en otros pueblos, una antigua tradición menciona que como jefe misionero no murió mártir; en cambio, otra fuente menos segura, afirma que fue lapidado, quemado y decapitado en Etiopía; de donde sus restos fueron llevados a Paestum, en el Golfo Salernitavo, y en el siglo X a Salerno donde se encuentra hasta nuestros días.
  • Simón: se cree que con el apóstol Judas Tadeo recorrieron las provincias del imperio persa. Otra fuente atestigua que fue a Egipto, Libia y Manitania; padeció el martirio durante el imperio de Trajano, en el año 107, a la edad de 120 años.
  • Bernabé: evangelizó al lado de Pablo en Antioquía, Chipre, Italia. Murió en Chipre, pero también escritos apócrifos hablan de su martirio por lapidación a manos de los judíos hacia el año 70 en la diáspora de Salamina.
  • Marcos (o Juan Marcos): era primo o sobrino de Bernabé, compañero de Pedro en sus viajes misioneros en Oriente y en Roma, donde escribió su evangelio. Probablemente murió en el año 68 de muerte natural, y según otra crónica, como mártir en Alejandría (Egipto), atado con una cuerda en el cuello, luego arrojaron su cuerpo a las llamas. Sus reliquias se encuentran al parecer en la Basílica de Venecia (Italia).
  • Lucas: acompañó a Pablo desde su segundo viaje apostólico, falleció a la edad de 84 años en Beocia.
  • Timoteo: fue puesto al frente de la iglesia de Efeso, donde permaneció hasta su martirio a causa de un motín popular en el año 97.
  • Tito: Obispo de Creta, evangelizó en Dalmacia; murió en Creta en edad avanzada.
  • Simón: remplazó a su hermano Santiago el "Menor" como obispo de la Ciudad Santa por más de cuatro décadas, hasta que sufrió el martirio durante las persecuciones de Trajano; tenía más de cien años.
  • Judas Iscariote: se ahorcó a las afueras de Jerusalén, "cayendo de cabeza , se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron" en un terreno que fue conocido como Acéldama, que quiere decir "campo de sangre".

 Los lugares donde el Unigénito de Dios dio a conocer la Buena Nueva fueron:



  1. Las sinagogas
  2. El Templo de Jerusalén
  3. Aldeas y campos
  4. En las casas
  5. A orillas del mar subido en una barca

 En año 2000 se encontró cerca del mar de Galilea, los restos de una embarcación judía de los tiempos de Cristo, algunos creen que es la misma barca de Pedro donde el Primogénito de Dios predicó el evangelio.


Para Orígenes la expulsión de los mercaderes del templo, fue uno de los hechos más importantes en la vida de Cristo.


Santa Fotina, es considerada como la mujer samaritana a la que Nuestro Señor le pidió de beber agua. Según diversos relatos se retiró a Cartago con uno de sus hijos; allí predicó el evangelio y murió en prisión en tiempos del emperador Nerón.


María Magdalena, la discípula fiel del Maestro, y primer testigo de su resurrección; según una tradición griega fue a vivir a Efeso, en donde probablemente murió.


Lázaro hermano de Marta y de la anterior, según una antigua tradición oriental fue obispo y mártir de Chipre en el reinado de Nerón. Sus reliquias fueron trasladadas en el año 900 por el emperador León VI, de Chipre a Constantinopla juntos con las de su hermana María Magdalena, que habían sido encontrada en Efeso. Desde el siglo IV, los cristianos de Jerusalén, iban en procesión a su tumba en Betania de Judea, el sábado antes del domingo de ramos.


En el monte de los Olivos se encuentra la capilla del "Pater Nostre", donde el Hijo de Dios enseñó a sus discípulos esta bella oración, que se encuentra escrita en sus paredes en 35 idiomas.


La entrada triunfal del Salvador a la Ciudad Santa montado en un burro, fue de la misma forma como lo hacían los antiguos reyes de Israel (Zacarías 9,9).


Según la tradición la casa del Cenáculo pertenecía a la familia de San Marcos, aquí sucedieron hechos sobresalientes:


  1. La celebración de la última cena el jueves santo
  2. El Señor resucitado se aparece a los apóstoles
  3. La venida del Espíritu Santo en la fiesta del Pentecostés
  4. Pedro liberado de prisión por un ángel, se encuentra con los discípulos que oraban por él

 San Epifanio, narraba que el Cenáculo fue preservado de la destrucción de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, por los ejércitos romanos.


Los médicos han explicado que el "sudor de sangre" de Jesús en el huerto del Getsemaní, se debe a ciertos casos de tensión mental extrema.


A las afueras de la Ciudad Santa se localiza el valle de la Gehenna, aquí se encuentran unas cuevas, una de ellas se llama la del "refugio de los apóstoles"; porque según la tradición, ocho de ellos se escondieron en aquel lugar después del arresto del Señor.


En el valle de Kidrón hay una serie de cámaras funerarias excavadas en la roca, según una tradición del siglo VI, en una de ellas permaneció Santiago el "Menor" desde que Jesús es hecho prisionero hasta su resurrección. Al lado, se encuentra la tumba de Zacarías, padre de Juan Bautista.


Descendiendo del monte Sión, está la "gruta del arrepentimiento" en la iglesia de San Pedro en Gallicante (del canto del gallo). Según la tradición, en esta cueva fue donde el apóstol habiendo salido del palacio de Caifás, lloró amargamente.


En noviembre de 1990, se encontró en el "bosque de la paz" a la salida de Jerusalén, una tumba de piedra caliza que parece contener los restos de José Caifás, sumo sacerdote que entregó a Jesús a Poncio Pilatos.


En el Talmud (libro histórico y religiosos judío, escrito a finales del siglo I de nuestra era), se narra que el gran consejo de ancianos del sanedrín, lanzó contra Cristo la gran ex comunión que equivalía a la pena de muerte contra el culpable y contra los que le dieran asilo. La sentencia era pública al sonido de las trompetas, por los sacerdotes que precedían las asambleas de las cuatrocientas sinagogas de la Ciudad Santa. Por esta razón, Jesucristo, fue declarado excluido solemnemente de la sinagoga, y proclamado como mago y seductor del pueblo de Dios. Las acusaciones que se hicieron contra el Divino Maestro fueron:


  1. Perdonar los pecados en su Nombre
  2. Recibir poder de Satanás
  3. Hacer milagros el día sagrado (Sábado)
  4. Creerse superior al templo de Jerusalén
  5. Hacerse llamar Hijo de Dios
  6. Hacerse llamar rey de los judíos

 El juicio contra el Hijo del hombre, a la luz de los códigos judíos y romanos, presentó las siguientes anomalías:



  1. Arresto con soborno y conspiración
  2. Pruebas insuficientes
  3. Falsos testigos
  4. Ausencia de citación y acusaciones formales
  5. Juicio adelantado en horas impropias y en día prohibido por la ley judía
  6. Carencia de abogado defensor
  7. Doble juicio por el mismo delito
  8. Doble castigo por la misma falta

 Antiguos relatos afirman que en el año 36, Pilatos fue llamado desde Roma por el emperador Tiberio, y según el teólogo e historiador de la Iglesia Eusebio de Cesárea, acabó suicidándose al ahogarse en un lago. Algunas leyendas afirman por el contrario, que se convirtió al cristianismo y murió mártir. La Iglesia Copta lo venera así y celebra su fiesta religiosa el 25 de junio.


La crucifixión era el peor castigo de la ley romana reservado solo para los esclavos, los rebeldes y los prisioneros de guerra de otras naciones.


La vía dolorosa que recorrió Jesús al Gólgota, era un camino de piedra en forma ascendente de unos tres kilómetros. En el trayecto se encuentra con varios personajes:


  1. María su Madre, y el apóstol Juan
  2. La Verónica que le limpió el rostro
  3. Un grupo de mujeres que las llamó "hijas de Jerusalén"
  4. Simón el Cirineo, que le ayudó a cargar la cruz

 Sobre la mujer que le secó la cara al Señor, la tradición la nombra como Sefarina. El título de Verónica sería una alusión al sagrado rostro, en griego la palabra Vera Icon quiere decir "verdadera imagen". Cuando Saulo persiguió a la Iglesia naciente, esta santa mujer dejó Palestina, llevándose consigo la preciada reliquia.


Sobre el hombre que le ayudó a Cristo Jesús a llevar el madero al Calvario, se sabe que era de Cirene, en África. Se convirtió en un discípulo fervoroso, mientras que sus dos hijos: Alejandro y Rufo, fueron apóstoles de la verdadera fe.


Con respecto a la leyenda del "judío errante", existen dos versiones; una occidental y otra oriental, considerándose más antigua la primera de ellas:


La leyenda occidental asegura que se llamaba Ashaverus, que era zapatero y que tenía una pequeña tienda a la entrada de Jerusalén, cerca del sitio por donde el Mesías pasó con la cruz a cuestas, Habiendo solicitado Jesús al judío que le dejara descansar un momento, éste se negó y encolerizado lo golpeó con una herramienta al tiempo que le decía "anda". Por este acto Ashaverus recibió la condena del Hijo de Dios, quien le dijo: "Yo luego descansaré, pero tú andarás sin cesar hasta que vuelva". Desde entonces aquel judío comenzó a recorrer la Tierra, y sus cansados pies jamás pudieron detenerse porque cada vez que quería hacerlo las palabras de Cristo eran la fuerza que lo impulsaban a continuar.


La leyenda oriental afirma que el nombre del judío era Cortafilo, y que oficiaba como portero de Poncio Pilatos. Cuando sacaron al Mesías de la presencia del gobernador romano, le dio una puñalada por la espalda, diciéndole "anda". Jesucristo le respondió: "El Hijo del hombre se va, pero tú esperarás a que vuelva". Después de esto Cortafilo se convirtió al cristianismo recibiendo el bautizo de manos de Ananías, quien le dio el nombre de José; pero continuando su peregrinación en este Mundo. Dicen que el judío errante no lleva más que cinco monedas de cobre. Hay quienes afirman que lo han visto en varios lugares e incluso un autor de la Edad Media, logró establecer que cada cien años sufre una terrible enfermedad que se recupera, pues no puede morir sino hasta el fin de los tiempos.


Preguntando una vez San Bernardo al Señor en la oración, cuál había sido el mayor dolor que había sufrido en el curso de su Pasión; Este respondió: "Yo tuve una llaga en la espalda de tres dedos de profundidad que me hizo la cruz llevándola sobre mis hombros; ésta ha sido la de mayor dolor y pena que todas las otras".


Las siete palabras del Mesías en la cruz fueron:


  1. "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen" (Lucas 23,34)
  2. "Hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23,43)
  3. "He ahí a tu Hijo". "He ahí a tu Madre" (Juan 19,26-27)
  4. "Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?" (Marcos 15,34; Mateo 27,46)
  5. "Tengo sed" (Juan 19,28)
  6. "Todo está cumplido" (Juan 19,30)
  7. "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23,46)

 En los tiempos del Mesías algunos crucificados tardaban días enteros en morir, otros en cambio eran rematados de tres maneras:



  1. Les atravesaban el corazón con una lanza, como hicieron con el Señor
  2. Les partían las piernas para que fallecieran por asfixia, como hicieron con los dos ladrones
  3. Los golpeaban con un mazo en el pecho, para provocar un paro cardiaco

 Sobre el eclipse solar que se produjo el viernes santo (Lucas 23, 44-45), fue predicho por el profeta Amos (8,9); y testificado por los historiadores profanos como Thallus Liberto, en el reinado del emperador Tiberio; quien dice que en ese tiempo "Una horrible oscuridad cubrió el universo entero". Flegón, liberto por el emperador Adriano, escribió cien años después "que hubo en esa época un eclipse de sol tan completo, como nadie lo vio semejante".


Después de morir el Redentor del mundo, se produjo un temblor de tierra, que partió transversalmente la roca del calvario, como se ve hoy en día.


En Jerusalén hay dos lugares que se discuten podría ser el sitio donde estuvo la tumba de Cristo Jesús:


  1. La basílica del Santo Sepulcro o de la Resurrección: Ha sido venerada durante dieciséis siglos como el lugar más sagrado del cristianismo. Fue construida por el emperador Constantino; hoy en día su custodia está en poder de las iglesias católica, ortodoxa griega y armenia.
  2. El jardín de la tumba: se encuentra afuera de las murallas de la Ciudad Santa, es un sepulcro tallado en piedra, fue descubierto en 1867. Data del período de la ocupación romana, y se piensa que pertenecía a José de Arimatea. Hay además una colina cercana en forma de cráneo humano, que hace recordar al Calvario o Gólgota (calavera). Este sitio es reconocido por muchas iglesias protestantes como el lugar bíblico de la crucifixión.

 De manera errónea otras religiones han querido identificar el lugar donde está el cuerpo del Hijo de Dios, así por ejemplo:



  1. Para los seguidores de la secta evangélica islámica "Adhmadayya", Cristo sobrevivió a la cruz, y murió de viejo a los 120 años; su tumba se localiza en Srinagar, la capital del estado de Cachemira, al norte de la India; donde el Mesías fue en busca de las diez tribus perdidas de Israel.
  2. En 1935, el sacerdote sintoísta Koma Takeuchi, anunció según un documento hebreo perteneciente a su familia, que había descubierto el sepulcro de Jesucristo en una colina de Salingo, pueblo septentrional del Japón.

 Las dos pruebas bíblicas de la resurrección del Hijo de Dios, son:



  1. La tumba vacía que encontró María Magdalena el día domingo
  2. Las diversas apariciones a los apóstoles y discípulos

 San Esteban, el diácono (servidor), que fue el primer mártir del cristianismo, al ser lapidado en presencia de Saulo a las afueras de la Ciudad de Dios por orden del sanedrín, por el delito de blasfemia (Mentira religiosa). En el siglo V el sacerdote Luciano escribió a cerca del descubrimiento de las reliquias del santo, las que hoy se cree, reposan en la iglesia de San Lorenzo en Roma.


En el libro del Apocalipsis (5,5), se nombra a Jesús con el título simbólico de "el León de la tribu de Judá".


viernes, 19 de diciembre de 2008

Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo’»

Libro de los Jueces 13,2-7.24-25.
Había un hombre de Sorá, del clan de los danitas, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos.
El Angel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: "Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo.
Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro.
Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno materno. El comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos".
La mujer fue a decir a su marido: "Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre.
Pero me dijo: "Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte".
La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo.
Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él en el Campamento de Dan, entre Sorá y Estaol.
Salmo 71(70),3-4.5-6.16-17.
Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío, de las garras del malvado y del violento!
Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector, y mi alabanza está siempre ante ti.
Vendré a celebrar las proezas del Señor, evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas.
Evangelio según San Lucas 1,5-25.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, llamada Isabel, era descendiente de Aarón.
Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los mandamientos y preceptos del Señor.
Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril; y los dos eran de edad avanzada.
Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios,
le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso.
Entonces se le apareció el Angel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
Al verlo, Zacarías quedó desconcertado y tuvo miedo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan.
El será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento,
porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni bebida alcohólica; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre,
y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios.
Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto".
Pero Zacarías dijo al Angel: "¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada".
El Angel le respondió: "Yo soy Gabriel , el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia.
Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo".
Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extrañado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario.
Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. El se expresaba por señas, porque se había quedado mudo.
Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa.
Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y permaneció oculta durante cinco meses.
Ella pensaba: "Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres".
«El ángel le dijo: ‘No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo’»


Hoy, el ángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías el nacimiento “sobrenatural” de Juan el Bautista, que preparará la misión del Mesías. Dios, en su amorosa providencia, prepara el nacimiento de Jesús con el nacimiento de Juan, el Bautista. Aunque Isabel sea estéril, no importa. Dios quiere hacer el milagro por amor a nosotros, sus criaturas.


Pero Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la visión sobrenatural de la fe: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad» (Lc 1,18). Tiene una mirada excesivamente humana. Le falta la docilidad confiada en los planes de Dios, que siempre son más grandes que los nuestros: ¡en este caso, ni más mi menos que la Encarnación del Hijo de Dios para la salvación del género humano! El ángel encuentra a Zacarías como “despistado”, lento para las cosas de Dios, como estando en “fuera de juego”.


Cuando ya faltan pocos días para la Navidad, conviene que el Ángel del Señor nos encuentre preparados, como María. Es necesario tratar de mantener la presencia de Dios a lo largo del día, intensificar nuestro amor a Jesucristo en nuestro tiempos de oración, recibir con mucha devoción la Sagrada Comunión: ¡porque Jesús nace y viene a nosotros! Y que no nos falte la visión sobrenatural en todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos de poner visión sobrenatural en nuestro trabajo profesional, en nuestros estudios, en nuestros apostolados, incluso en los contratiempos de la jornada. ¡Nada escapa a la providencia divina! Con la certeza y la alegría de saber que nosotros colaboramos con los ángeles y con el Señor en los planes amorosos y salvadores de Dios.

Libro de Jeremías 23,5-8.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país.
En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia". Por eso, llegarán los días -oráculo del Señor- en que ya no se dirá: "Por la vida del Señor que hizo subir a los israelitas del país de Egipto",
sino más bien: "por la vida del Señor que hizo subir a los descendientes de la casa de Israel, y los hizo llegar del país del Norte y de todos los países adonde los había expulsado, para que habiten en su propio suelo".
Salmo 72,1.12-13.18-19.
De Salomón. Concede, Señor, tu justicia al rey y tu rectitud al descendiente de reyes,
Porque él librará al pobre que suplica y al humilde que está desamparado.
Tendrá compasión del débil y del pobre, y salvará la vida de los indigentes.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, el único que hace maravillas.
Sea bendito eternamente su Nombre glorioso y que su gloria llene toda la tierra. ¡Amén! ¡Amén!
Evangelio según San Mateo 1,18-24.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, 

Papa Benedicto XVI


San José, modelo de escucha

     El silencio de san José es un silencio impregnado de la contemplación del misterio de Dios, en una actitud de disponibilidad total a las voluntades divinas. En otras palabras, el silencio de san José no manifiesta un vacío interior, sino por el contrario, una plenitud de fe que lleva en su corazón, y guía cada uno de sus pensamientos y cada una de sus acciones. Un silencio gracias al cual José, al unísono con María, conserva la Palabra de Dios, conocida a través de las Santas Escrituras, confrontándolas permanentemente con los acontecimientos de la vida de Jesús; un silencio entretejido de oración continua, de bendición del Señor, de adoración de su voluntad y de confianza absoluta en su providencia.
      ¡Dejémonos «contaminar» por el silencio de san José! Tenemos necesidad de ello en un mundo a menudo tan ruidoso que no favorece en absoluto el recogimiento y la escucha de la voz de Dios. En este tiempo de preparación a la Navidad, cultivemos el recogimiento interior, para acoger y conservar a Jesús en nuestra vida.

San Lázaro

San Lázaro tuvo la dicha de ser el protagonista de uno de los milagros más impresionantes de Jesucristo, ya que fue resucitado por el Señor después de cuatro días de haber fallecido.
Según las Sagradas Escrituras, Lázaro enfermó gravemente y dos de sus hermanas Marta y María enviaron con urgencia un mensajero al lugar donde se encontraba Jesús con el siguiente mensaje: "Aquél a quien Tú amas, está enfermo". Bellísimo modo de decir con pocas palabras muchas cosas. Si lo amas, estamos seguros de que vendrás, y si vienes, se librará de la muerte.
El santo fallece y recién al cuarto día llegó el Señor. Las dos hermanas salen al encuentro de Jesús en medio de lágrimas y sollozos diciéndole: "Oh, Señor ¡si hubieras estado aquí! ¡Si hubieras oído cómo te llamaba Lázaro! Sólo una palabra tenía en sus labios: 'Jesús'. No tenía otra palabra en su boca. Te llamaba en su agonía. ¡Deseaba tanto verte! Oh Señor: sí hubieras estado aquí no se habría muerto nuestro hermano".
Jesús responde: - "Yo soy la resurrección y la Vida. Los que creen en Mí, no morirán para siempre". Jesús, al verlas llorar se conmovió y también lloró. Nuestro Redentor verdadero Dios y verdadero hombre, sintió también el dolor ante la muerte de un ser querido. Los judíos que estaban allí en gran número, exclamaron: "¡Miren cuánto lo amaba!". Jesús dijo: ¡Lázaro, yo te mando, sal fuera! Y Lázaro se levantó....

Libro de Génesis 49,2.8-10.
Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob, oigan a Israel, su padre.
A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tomarás a tus enemigos por la nuca y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.
Judá es un cachorro de león, - ¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!- Se recuesta, se tiende como un león, como una leona: ¿quién lo hará levantar?
El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia.
Salmo 72(71),3-4.7-8.17.
Que las montañas traigan al pueblo la paz, y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los hijos de los pobres y aplaste al opresor.
Que en sus días florezca la justicia y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro, y desde el Río hasta los confines de la tierra.
Que perdure su nombre para siempre y su linaje permanezca como el sol; que él sea la bendición de todos los pueblos y todas las naciones lo proclamen feliz. * * *
Evangelio según San Mateo 1,1-17.
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar. Fares fue padre de Esrón;
Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé;
Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá;
Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías;
Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías;
Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel;
Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud;
Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. 
Ruperto de Deutz (hacia 1075-1130), monje benedictino
Del Oficio Divino, 3, 18
        «Todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya»

     Se nos lee la genealogía de Cristo en san Mateo. Esta costumbre, tradicional en la santa Iglesia, tiene un bello y misterioso motivo. Porque en verdad esta lectura nos presenta la escalera que Jacob vio de noche durante un sueño (Gn 28,11s). En lo alto de esta escalera, que por la parte alta tocaba al cielo, el Señor, apoyado en ella, se apareció a Jacob y le prometió darle en herencia la tierra... Ahora bien, sabemos que «estas cosas sucedieron en figura para nosotros» (1C 10,11), ¿Qué prefiguraba, pues, esta escalera sino la casta de la que Jesucristo debía nacer, casta que el santo evangelista, con boca divina, ha hecho subir de manera tal que acaba en Cristo pasando por José? Es en este José a quien Jesús, niño pequeño, se apoyó. A través de la «puerta del cielo» (Gn 28,17)..., es decir, por la Bienaventurada Virgen María, hecho niño por nosotros, salió gimiendo... Durante el sueño, Jacob oyó que el Señor le decía: «Todas las naciones del mundo se llamarán benditas por causa tuya» y ahora por el nacimiento de Cristo, se cumple esta realidad.
     Es  esto mismo lo que el evangelista veía cuando puso en su genealogía a Rahab la prostituta y a Ruth la moabita; porque veía muy claro que Cristo no vino en la carne solamente para los judíos, sino también para los paganos, él que se digno recibir antepasadas salidas de entre los paganos. Venidos, pues, de los dos pueblos, judíos y paganos, como los dos lados de la escalera, los padres antiguos, situados a diferentes grados, sostienen a Cristo Señor que sale de lo alto de los cielos. Y todos los santos ángeles bajan y suben a lo largo de esta escalera, y todos los elegidos entran, primero, en el movimiento de descenso de esta escalera para recibir, humildemente, la fe en la encarnación del Señor, y seguidamente son elevados a fin de contemplar la gloria de su divinidad.


martes, 16 de diciembre de 2008

Arrepentirse y creer en la palabra de Dios

Santos Ananías, Azarías y Misael

Eran tres niños hebreos, que en tiempos del destierro del pueblo de Israel estaban empleados en la corte de Babilonia, donde se los conocía con los nombres de Sidrach, Misach y Abdénago.
Su bella historia está narrada en el libro del profeta Daniel. Durante el reinado de Nabucodonosor, fueron arrojados a un horno ardiente por negarse a adorar la estatua de oro de este rey.
Dice la Biblia que mientras estaban en el horno, caminaban entre el fuego sin quemarse y entonaban un sublime cántico de alabanza a Dios. Aún hoy se canta el himno de los tres jóvenes que comienza diciendo: "Obras todas del Señor, bendecid al Señor".


 Santos Ananías, Azarías y Misael  Himno
Testigos de la sangre
con sangre rubricada,
frutos de amor cortados
al golpe de la espada.
Testigos del amor
En sumisión callada;
Canto y cielo en los labios
Al golpe de la espada.
Testigos del dolor
De vida enamorada;
Diario placer de muerte
Al golpe de la espada.
Testigos del cansancio
De una vida inmolada
Al golpe del Evangelio
Y al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
Por la sangre sagrada;
Pidamos ser sus mártires,
Y a cada madrugada
Poder mirar la vida
Al golpe de la espada. Amén


Santa Adelaida

Siendo muy joven contrajo matrimonio con Lotario, rey de Italia, pero éste murió joven al parecer envenenado por los que deseaban quitarle su reino. La santa quedó viuda de sólo 19 años. El usurpador Berengario quería casarla con su hijo, pero como la santa se negó rotundamente a esta unión, Berengario la encerró en una prisión y le quitó todos sus poderes y títulos.
El Padre Martín, su capellán, se quedaba admirado porque Santa Adelaida no se quejaba ni protestaba y seguía tratando a todos los carceleros con exquisita amabilidad y dulzura ya que todo lo que sucedía lo aceptaba como venido de las manos de Dios. El P. Martín logró liberar a la santa y la refugió en el castillo de Canossa.
Sin embargo, Berengario atacó aquel castillo y Santa Adelaida envió a sus embajadores hacia Alemania para pedir la ayuda de Otón, el Emperador. Pronto llegó éste con su ejército, derrotó e hizo prisionero a Berengario y concedió la libertad a la santa reina. El emperador alemán se enamoró de Adelaida y le pidió que fuera su esposa. Ella aceptó, y el Sumo Pontífice Juan XII coronó a Otón como emperador y a Adelaida como emperatriz.
Otón el grande reinó durante 36 años, y mientras tanto su santa esposa se dedicaba a socorrer a los pobres, a edificar templos y a ayudar a misioneros, religiosos y predicadores.
Fundó varios monasterios y se preocupó por la evangelización de los que todavía no conocían la religión católica. Se esforzaba mucho por reconciliar a los que estaban peleados. Su director espiritual fue en ese tiempo San Odilón, el cual dejó escrito: "La vida de esta reina es una maravilla de gracia y de bondad".
Cuando su nieto, Otón III se posesionó como emperador, ella se retiró a un monasterio, y allí pasó sus últimos días dedicada a la oración y a meditar en las verdades eternas.
Murió el 16 de diciembre del año 999.


Oremos


Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a santa Adelaida, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo  también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Santa Adelaida ,   Santos Ananías, Azarías y Misael
Libro de Sofonías 3,1-2.9-13.
¡Ay de la rebelde, de la impura, de la ciudad opresora!
Ella no escuchó el llamado, no aprendió la lección, no puso su confianza en el Señor ni se acercó a su Dios.
Entonces, yo haré que sean puros los labios de los pueblos, para que todos invoquen el nombre el Señor y lo sirvan con el mismo empeño.
Desde más allá de los ríos de Cus, mis adoradores, los que están dispersos, me traerán ofrendas.
Aquel día, ya no tendrás que avergonzarte de las malas acciones con las que me has ofendido, porque yo apartaré a esos jactanciosos prepotentes que están en medio de ti, y ya no volverás a engreírte sobre mi santa Montaña.
Yo dejaré en medio de ti a un pueblo pobre y humilde, que se refugiará en el nombre del Señor.
El resto de Israel no cometerá injusticias ni hablará falsamente; y no se encontrarán en su boca palabras engañosas. Ellos pacerán y descansarán sin que nadie los perturbe.
Salmo 34(33),2-3.6-7.17-18.19.23.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra.
Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos.
Pero el Señor rescata a sus servidores, y los que se refugian en él no serán castigados.
Evangelio según San Mateo 21,28-32.
"¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos y, dirigiéndose al primero, le dijo: 'Hijo, quiero que hoy vayas a trabajar a mi viña'.
El respondió: 'No quiero'. Pero después se arrepintió y fue.
Dirigiéndose al segundo, le dijo lo mismo y este le respondió: 'Voy, Señor', pero no fue.
¿Cuál de los dos cumplió la voluntad de su padre?". "El primero", le respondieron. Jesús les dijo: "Les aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que ustedes al Reino de Dios.
En efecto, Juan vino a ustedes por el camino de la justicia y no creyeron en él; en cambio, los publicanos y las prostitutas creyeron en él. Pero ustedes, ni siquiera al ver este ejemplo, se han arrepentido ni han creído en él. 


Isaac de la Estrella (?- hacia 1171), monje cisterciense
1er Sermón para el 2º domingo de Cuaresma


Arrepentirse y creer en la palabra de Dios

     Hermanos, es llegado el momento de salir, cada uno por su lado, del lugar en que nos ha colocado nuestro pecado. Salgamos de nuestra Babilonia para encontrarnos con Dios nuestro Salvador, tal como nos lo dice el profeta: «prepárate, Israel, a salir al encuentro de tu Dios, porque viene» (Am 4,12). Salgamos del abismo de nuestro pecado y aceptemos ir al encuentro del Señor que asume «una carne semejante a la nuestra» (Rm 8,3). Salgamos de la voluntad de pecar y vayamos a hacer penitencia por nuestros pecados. Entonces encontraremos a Cristo: él mismo ha expiado el pecado que de ninguna manera él había cometido. Entonces, el que salva a los penitentes nos concederá la salvación...: «Tiene misericordia con los que se convierten» (Si 12,3 Vulg).
     Me diréis:... «¿Quién puede, por sí mismo, salir del pecado?». Sí, verdaderamente, el pecado más grande es el amor al pecado, le deseo de pecar. Sal, pues, de este deseo..., odia el pecado y verás como sales de él. Si tu odias el pecado, has encontrado a Cristo allí donde se encuentra. A los que odian el pecado..., Cristo les perdona las faltas esperando poder arrancar la raíz de nuestros malos hábitos.
     Pero vosotros decís que incluso esto es mucho para vosotros y que sin la gracia de Dios le es imposible al hombre odiar su pecado, desear la justicia y quererse arrepentir: «¡Dad gracias al Señor por su misericordia, por las maravillas que hace con los hombres!» (Sl 106,8)... Señor, sálvame de la dejadez de espíritu y de la tempestad... Oh Señor, de mano poderosa, Jesús todopoderoso, tú has liberado a mi razón del demonio de la ignorancia y arrancado mi voluntad de la peste y sus codicias, libera ahora mi capacidad de actuar a fin de que con tus santos ángeles... pueda yo también «ejecutar sus órdenes, pronto a la voz de su palabra» (Sl 102,20).


lunes, 15 de diciembre de 2008

La Reconciliación con uno mismo







La Confesión, herramienta de conversión

Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, pero a quienes se los retengáis les serán retenidos...

La Confesión, herramienta de conversión    Tomado de Arzobispado de Lima
Los Sacramentos son instrumentos que nos dejó Jesucristo que están ordenados a la santificación del hombre, a la edificación del Cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios. Corresponden a todas las etapas y todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe de los creyentes. Hay aquí una cierta semejanza entre las etapas de la vida natural y las etapas de la vida espiritual (cf. S. Tomas de A. S. Th. 3, 65, 1 / Catecismo 1210).                                                                                                                                                                                                                                                       La Confesión o Reconciliación es el Sacramento mediante el cual Dios nos perdona los pecados cometidos después del Bautismo para recuperar la vida de gracia, es decir, la amistad con Dios. Se le denomina sacramento de la conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta al Padre del que el hombre se había alejado por el pecado (CIC 1423 y ss) Se denomina Sacramento de la Penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador. También se le conoce como Sacramento de la Confesión porque la declaración o manifestación -la confesión de los pecados ante un sacerdote-, es un elemento esencial de este sacramento. Asimismo es Sacramento del perdón porque Dios concede al penitente, a través del sacerdote, el Perdón y la Paz, y Sacramento de Reconciliación porque otorga al pecador el inmenso amor de Dios que reconcilia. Mediante este sacramento volvemos a la vida, a la auténtica vida que habíamos perdido al alejarnos del Señor por nuestros pecados.   ¿En qué momentos nos debemos confesar?
Como seres humanos imperfectos, muchas veces caemos en pecado ya sea de pensamiento, palabra, obra u omisión. Por eso debemos confesarnos cada vez que cometamos pecado, y por lo menos una vez al año. Lo aconsejable es confesarse permanentemente para fortalecer nuestra vida espiritual en la dura lucha por resistir la tentación y acercamos más a Dios.   ¿Qué es un pecado grave?
Se comete un pecado grave cuando se cumple con tres características:




  1. Materia grave (lo que se va a hacer es algo importante)
  2. Pleno conocimiento (se sabe que es malo lo que se va a hacer)
  3. Pleno consentimiento (se elige libremente hacerlo)
    ¿Cómo se instituyó la confesión?

Existen quienes piensan que el Sacramento de la Reconciliación no fue instituido por Cristo, y que es una creación de la Iglesia. Pero es preciso aclarar que el mismo Cristo lo instituyó cuando dijo a los apóstoles: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados, pero a quienes se los retengáis les serán retenidos" (Jn. 20, 23; Mt. 18, 18; 16, 18-19).


Por ello, la Iglesia es la que posee el poder de perdonar los pecados y buscar la santificación de sus miembros, a través de la penitencia y de una renovación interior. El pecador confiesa sus faltas ante un sacerdote quien, en nombre de Cristo Jesús, lo absuelve y perdona y de esta manera vuelve al camino que lo lleva a la casa del Padre.







 

Pésame Dios mío el haberte ofendido, sobre todo porque te ofendí a ti, que tanto me amas.
Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, no volver a pecar y apartarme de las ocasiones próximas de pecado, amén...

Cómo realizar una buena Confesión: La Iglesia nos propone cinco pasos a seguir para hacer una buena confesión y aprovechar así al máximo las gracias de este maravilloso sacramento. Estos pasos expresan simplemente un camino hacia la conversión, que va desde el análisis de nuestros actos, hasta la acción que demuestra el cambio que se ha realizado en nosotros.


1. Examen de Conciencia
Ponernos ante Dios que nos ama y quiere ayudarnos. Analizar nuestra vida y abrir nuestro corazón sin engaños.

2. Arrepentimiento
Sentir un dolor verdadero por haber pecado ya que hemos lastimado al quien más nos quiere: Dios.

3. Propósito de no volver a pecar
Si verdaderamente amo, no puedo seguir lastimando al amado. De nada sirve confesarnos si no queremos mejorar. Podemos caer de nuevo por debilidad, pero lo importante es la lucha, no la caída.

4. Decir los pecados al confesor
El sacerdote es un instrumento de Dios. Hagamos a un lado la "vergüenza" o el "orgullo" y abramos nuestra alma seguros de que es Dios quien nos escucha. (cuando hay verdadero arrepentimiento, la verguenza no importa )

5. Recibir la absolución y cumplir la penitencia
Es el momento más hermoso, pues recibimos el perdón de Dios. La penitencia es un acto sencillo que representa nuestra reparación por las faltas que cometimos.

Breve cuestionario para el examen de conciencia


Con el objetivo de analizar profundamente los actos que hemos hecho desde la última confesión, algunas veces puede resultar útil ayudarse de un cuestionario que nos ayude a llegar a esos rincones íntimos de la conciencia que nos pueden pasar desapercibidos.


Mi actitud y mis acciones u omisiones hacia Dios:



  • ¿Creo verdaderamente en Dios o confío más en brujerías, amuletos, supersticiones, horóscopos o "energías"?
  • ¿Amo a Dios sobre todas las cosas o amo más a las cosas materiales?
  • ¿Voy a Misa los domingos y trato de descansar ese día para dedicarlo a Dios?
  • ¿Me confieso y comulgo frecuentemente?
  • ¿Hago oración, entendida como un diálogo íntimo con Dios?
  • ¿He usado el nombre de Dios sin respeto? ¿Pido ayuda a la Virgen y al Espíritu Santo?
  • ¿Defiendo a la Iglesia y a sus representantes?

Mi actitud y mis acciones u omisiones hacia los demás:



  • ¿Trato bien a mi familia?
  • ¿Busco hacerlos felices o que se haga lo que yo digo?
  • ¿Los respeto o los maltrato?
  • ¿Trato bien a los demás?
  • ¿Soy justo con todos?
  • ¿Ayudo a los necesitados?
  • ¿He matado, robado o mentido?
  • ¿He hecho daño a alguien?
  • ¿Acostumbro hablar mal o pensar mal de los demás?

Mi actitud y mis acciones u omisiones hacia mí mismo:



  • ¿Lucho por ser mejor cada día?
  • ¿He controlado mi carácter?
  • ¿He respetado mi cuerpo y el de los demás?
  • ¿He alejado de mi mente los malos pensamientos?
  • ¿He sido fiel en mi matrimonio?
  • ¿He sido leal a mis amistades?
  • ¿Siento envidia de los demás, por lo que son o lo que tienen?


La Reconciliación con uno mismoSi decimos que estamos en comunión con Él, y caminamos en tinieblas, mentimos y no obramos la  verdad...                                                                                                                                                                                                                                        Es fácil arrinconar una verdad que todos aprendimos un día, porque cuesta reconocerla. Algo de esto encuentro en las causas que pueden haber motivado la publicación de la Exhortación Apostólica post-sinodal, Reconciliatio et Paenitentia. Con este propósito cito en n. 13 del Documento: "Como escribe el apóstol San Juan: 'Si decimos que estamos sin pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está con nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, Él que es fiel y justo nos perdonará los pecados' (1 Jn 1,8 ss). Estas palabras inspiradas, escritas en los albores de la Iglesia, nos introducen mejor que cualquier otra expresión humana en el tema del pecado, que está íntimamente ligado con el de la reconciliación. Tales palabras enfocan el problema del pecado en su perspectiva antropológica, como parte de la verdad sobre el hombre..." La verdad sobre el hombre pecador ha querido ser puesta de lado en muchos intentos de la llamada 'nueva moral'.


Partiendo de las palabras del apóstol San Juan, antes citadas, podemos decir que todos los hombres somos pecadores y, por lo tanto, que todos sentimos esa ruptura interior. Entre las múltiples consecuencias de esa ruptura del hombre consigo mismo, me parece interesante analizar un pasaje de Santo Tomás en la Suma Teológica, I-II, q. 85, a 3.


La justicia original ha sido rota por el pecado original, afirma el Santo. Por lo tanto, las fuerzas de las pasiones se han rebelado contra el mandato de la razón y, a su vez, la misma razón ha dejado de permanecer sometida a Dios. En otras palabras, se ha producido una ruptura interior en el hombre, por la cual ha perdido su unidad hacia el fin último, que es Dios. El hombre se ha disgregado en múltiples fuerzas interiores que se contraponen unas con otras. Es San Pablo quien nos lo recuerda en la Epístola a los Romanos: "Cuando yo quiero hacer el bien, me encuentro con una ley o inclinación contraria, porque el mal está pegado a mí..."(1)


Esta división interior, consecuencia del pecado original, facilita que se intente diseñar diferentes conceptos del hombre, en la medida en que se toma una parte de esta naturaleza escindida como lo esencial. Por ejemplo, si se piensa que la potencia volitiva es lo absoluto en la naturaleza del hombre o si este papel se adjudica a la afectividad o a cualquier otra facultad humana. Este olvido del pecado original, que es uno de sus principales efectos, hace que hoy tantos saberes parciales quieran erigirse en sabidurías absolutas y tomen la pretensión de sustituir las directrices de la ley divina y su participación en la criatura, la ley natural. Una correcta visión de lo que la pérdida de la justicia original significa, aclara y facilita un buen análisis posterior.


La fragmentación que tiende a la atomización de las diferentes potencias del hombre, ha causado en la razón -la inteligencia- una herida. El hombre ha perdido su trayectoria que le lleva hacia la verdad. El hombre es ignorante y puede salir de este estado con gran esfuerzo y con la ayuda de la gracia de Dios. Hay una íntima conexión entre contemplación y acción o, en otras palabras, entre la búsqueda de la verdad y la conducta moral.


Estoy profundamente convencido de que se inicia el principio del fin de una etapa en "que la ilusión de ciertos cristianos y teólogos les llevaba a buscar la respuesta teórica y práctica de esta ruptura, precisamente en la ideología burguesa y en la ideología marxista, que son precisamente origen de esta ruptura"(2). Es decir, en vez de abrirse a la Revelación que nos habla de este pecado en el origen, se prefería acudir a una ideología mítica que hablaba de una lucha de clases, como si el problema se originara fuera del hombre. Vendría a representar la imagen de quien quiere apagar el fuego echando gasolina. Alimentar la realidad de esa lucha interior con la exaltación de la lucha de clases es no entender nada del mensaje de Cristo.


"El corazón no es nunca ajeno a la verdad. En rigor no es el entendimiento el que entiende, ni la voluntad la que quiere, sino el hombre el que entiende por su entendimiento y quiere por su voluntad siempre que quiere entender y entiende lo que quiere"(3). Por eso una curación de la herida en el entendimiento necesariamente lleva consigo la curación del corazón. Como decía el Prof. Cafarra, "se trata de sanar la razón sanando el corazón, haciendo salir al hombre de la decisión de fundarse en sí mismo, de encontrarse en sí mismo, de finalizarse en sí mismo. En una palabra, perderse para encontrarse"(4). Esta es la gran verdad evangélica que el Papa Juan Pablo II proclama cuando recuerda la necesidad de predicar "la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la Iglesia y la verdad sobre el hombre".


La voluntad también ha sufrido las consecuencias de este pecado en el origen. Ha sido destituida, dice Santo Tomás, de su dirección hacia el bien. Ha dejado de buscar el bien para buscar el bien 'para mi'. Esta pequeña inversión en su tendencia original origina el egoísmo que, a su vez, llevado a dimensiones sociales, causa las injusticias. Vemos pues la relación del pecado personal y sus aplicaciones en el llamado pecado social. Ese bien 'para mi' no puede ser compartido por 'el otro', surgiendo la lucha entre el 'yo' y el 'tú'. De esta dinámica surgen muchas formas de antagonismos, entre los cuales figura aquel "mal social"(5) llamado la lucha de clases. Se trata de curar esta facultad de la persona humana, siendo fiel al mensaje de Cristo. En consecuencia, será "una intensa vida teologal -la frecuencia de sacramentos, especialmente de la Penitencia y de la Eucaristía- la que permitirá sanar esta herida"(6).


"La herida de la voluntad repercute en la libertad humana. La libertad del hombre es la libertad de un ser compuesto de alma y cuerpo, inmerso en el tiempo y herido en su naturaleza"(7). De ahí, en primer lugar, que no se decida por Dios en un solo acto, por una única opción, sino con trabajo a lo largo de toda su vida. El riesgo es un fiel acompañante de la libertad creada y no hay ideología que pervierta la apertura que todo hombre tiene a forjar su destino eterno en el caminar terreno. Por lo tanto, vemos con satisfacción que la Exhortación aclara rotundamente la falsedad de la llamada 'opción fundamental'.


Pasemos a examinar el efecto del pecado original en nuestros apetitos sensitivos, tanto el irascible como el concupiscible. Es evidente que las pasiones condicionan el obrar de la persona. Este condicionamiento será todo lo profundo que se quiera en función del desorden que se permita a los apetitos. La disgregación se manifiesta en este escalón particularmente agresiva.


El apetito irascible reniega de emprender aquellas obras que le suponen esfuerzo. Busca lo cómodo, no necesariamente lo bueno. Lo que el Papa en la Exhortación llama el "secularismo que por su misma naturaleza y definición es un movimiento de ideas y costumbres, defensor de un humanismo que hace total abstracción de Dios, y que se concentra totalmente en el culto del hacer y del producir, a la vez que embriagado por el consumo y el placer, sin preocuparse por el peligro de perder la propia alma, no puede menos de minar el sentido del pecado"(8). Este intento de un humanismo ateo, aunque lo puedan atender algunos cristianos, no tiene otra explicación que la ignorancia del pecado o el no querer enmendar la propia conducta pecaminosa. El desorden de las pasiones en nuestra época es alimentado por múltiples requerimientos que las excitan, haciendo más difícil aún su recta orientación hacia el bien. Vemos que tanto el cine como la TV hacen el papel de catalizadores del mal, al proyectar una pornografía abusiva y denigrante contra la dignidad de la persona. La droga es el sedante de la búsqueda de lo arduo.


Por último, la cuarta herida causada por esta ruptura interior, deja su huella en el apetito concupiscible. La búsqueda de lo deleitable al margen del mandato de la recta razón convierten al hombre en un protagonista de la sociedad permisiva. En este campo se observa la brutalidad más descarnada. La persona, perdido el sentido del pudor y dejada de lado la ley natural, convierte las manifestaciones del amor humano en el campo del desorden puramente sexual. Se ha perdido la dimensión más profunda en el hombre: su capacidad de amar.


Las consecuencias de esta herida hacen que el matrimonio pueda degradarse a una pura búsqueda del placer sexual, sin integrarlo al nivel de la persona. Es decir, el amor-virtud desaparece y surge el sexo egoísta que destruye las uniones matrimoniales, porque no sabe el idioma del sacrificio y sólo busca la afirmación personal. He aquí el porqué de la mentalidad contraconceptiva.


Hasta aquí el comentario de la Suma Teológica. Sólo me queda resumir estas cuatro heridas, que proyectan su sombra sobre aquel sagrario interior donde la persona encuentra a Dios: la conciencia moral. Quien no lucha por restablecer la unidad perdida por la ruptura del pecado original deforma su conciencia moral. La íntima unidad que existe entre la contemplación y la acción hacen que no baste un conocimiento de la verdad para obrar rectamente; es necesaria la presencia de las virtudes que actualicen esos buenos deseos y hagan real la acción, sacándola del mero plano ideal.


Hoy más que nunca se hace necesaria una catequesis seria que ayude al hombre a formarse una recta conciencia moral, "porque este sentido del pecado tiene su raíz en ella"(9). Perdido el termómetro de la conciencia, perdido el sentido del pecado, perdido el sentido del pecado el hombre rompe consigo mismo y huye de una realidad que le agobia y deprime, porque no sabe encontrarle explicación. Tenemos así el cuadro que Santo Tomás nos pinta: "La razón pierde agudeza, principalmente en el orden práctico; la voluntad se resiste a obrar el bien; la dificultad para hacer el bien se hace cada vez mayor y la sensualidad se inflama cada vez más"(10).


He intentado una reflexión brevísima sobre algunas consecuencias de la ruptura interior generada por el pecado original y profundizada por los pecados personales. Sólo unas consideraciones finales. "El pensamiento contemporáneo aparece inclinado a profundizar en el campo de la intuición directa en vez de sacar conclusiones metafísicas a posteriori"(11). La filosofía fenomenológica ciertamente ha enriquecido nuestra conciencia de los fenómenos empíricos de la espiritualidad humana, pero no se ha decidido a dar el paso, como diría Santo Tomás, de los efectos a las causas. Este cometido le toca al teólogo si quiere diagnosticar correctamente los problemas que afectan al hombre, porque si no lo hace así corre el grave riesgo de quedarse en unas descripciones más exactas, pero que no conducen a una medicina adecuada. El fenómeno no puede ocultarnos la esencia del acto. Esta Exhortación nos facilita enormemente el camino para trascender de los efectos, que expone con gran claridad, a las causas, camino que resalta con una firmeza largamente esperada.