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viernes, 4 de julio de 2008



viernes 04 Julio 2008

San Odon , Santa Isabel , Nuestra Señora del Refugio de Pecadores

Libro de Amós 8,4-6.9-12.

Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente para hacer desaparecer a los pobres del país.
Ustedes dicen: "¿Cuándo pasará el novilunio para que podamos vender el grano, y el sábado, para dar salida al trigo? Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio, falsearemos las balanzas para defraudar;
compraremos a los débiles con dinero y al indigente por un par de sandalias, y venderemos hasta los desechos del trigo".
Aquel día -oráculo del Señor- yo haré que el sol se ponga al mediodía, y en pleno día cubriré la tierra de tinieblas;
cambiaré sus fiestas en duelo y todos sus cantos en lamentaciones; haré que todos se ciñan un sayal y que se rapen todas las cabezas; haré que estén de duelo como por un hijo único, y su final será como un día de amargura.
Vendrán días -oráculo del Señor- en que enviaré hambre sobre el país, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar la palabra del Señor.
Se arrastrarán de un mar a otro e irán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán.


Salmo 119,2.10.20.30.40.131.

Felices los que cumplen sus prescripciones y lo buscan de todo corazón,
Yo te busco de todo corazón: no permitas que me aparte de tus mandamientos.
Mi alma se consume, deseando siempre tus decisiones.
Elegí el camino de la verdad, puse tus decretos delante de mí.
Yo deseo tus mandamientos: vivifícame por tu justicia.
Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos.


Evangelio según San Mateo 9,9-13.

Al irse de allí, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en la casa, acudieron muchos publicanos y pecadores, y se sentaron a comer con él y sus discípulos.
Al ver esto, los fariseos dijeron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, respondió: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.
Vayan y aprendan qué significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Porque yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".

San Efrén (hacia 306-373), diácono en Síria, doctor de la Iglesia
Comentario del Evangelio o Diatessaron, 5, 17

«¿Por qué vuestro maestro come con los publicanos y pecadores?»

Nuestro Señor escogió a Mateo, el recolector de impuestos, para que animara a sus colegas a ir con él. Vio a unos pecadores, les llamó y les hizo sentar a la mesa con él. Qué espectáculo tan admirable: los ángeles están de pié y temblando, mientras que los publicanos, sentados, se gozan. Los ángeles están impresionados y con temor a causa de la grandeza del Señor, y los pecadores comen y beben con él. Los escribas se asfixian de odio y despecho, y los publicanos exultan a causa de su misericordia. Los cielos han visto este espectáculo y están llenos de admiración; los infiernos lo han visto y se han vuelto locos. Satán lo ha visto y se ha llenado de rabia; la muerte lo ha visto y se ha debilitado, los escribas lo han visto y se han turbado enormemente.

Hubo gozo en los cielos y alegría entre los ángeles porque los rebeldes se habían convencido, los recalcitrantes sosegado, los pecadores enmendados, y porque los publicanos habían sido justificados. Puesto que nuestro Señor, a pesar de las exhortaciones de sus amigos (Mt 16,22), no renunció a la ignominia de la cruz, no renunció a la compañía de los publicanos a pesar de las burlas de sus enemigos, despreció la burla y menospreció la alabanza, hizo así lo que creyó era mejor para los hombres.

jueves 03 Julio 2008

Hoy la Iglesia celebra : Santo Tomás

Ver el comentario abajo, o clic en el titulo
Papa Benedicto XVI:
Santo Tomás quiere seguir a Cristo donde sea que vaya y comprender todo lo que dice

Evangelio según San Juan 20,24-29.

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!".

Santo Tomás quiere seguir a Cristo donde sea que vaya y comprender todo lo que dice
Cuando Jesús, en un momento crítico de su vida, decidió ir a Betania para resucitar a Lázaro, acercándose de esta manera, peligrosamente, de Jerusalén (cf Mc 10,32), Tomás dijo a sus condiscípulos: «Vayamos, nosotros también, a morir con él» (Jn 11,16. Su determinación de seguir al Maestro es verdaderamente ejemplar y nos da una preciosa enseñanza: revela su total disponibilidad de adherirse a Jesús, hasta identificarse con su suerte y querer compartir con él la prueba suprema de la muerte. En efecto..., cuando los evangelios emplean el verbo «seguir», es para significar que donde se dirige Jesús, también allí debe ir su discípulo. La vida cristiana se define, pues, como una vida con Jesucristo...: morir juntos, vivir juntos, estar en su corazón como él está en el nuestro.

Una segunda intervención de Tomás se nos narra en la última Cena. Jesús, prediciendo su inminente partida, anuncia que va a preparar un lugar para sus discípulos a fin de que también éstos puedan estar donde él se encuentre. Y les precisa: «Para ir adonde yo voy ya sabéis el camino» (Jn 14,4). Es entonces cuando Tomás interviene diciendo: «Señor, si no sabemos dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»... Sus palabras dan ocasión a Jesús de pronunciar la célebre definición: «Yo soy, el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6). Es, pues, a Tomás a quien se ha hecho por primera vez esta revelación, pero es válida para todos nosotros y por todos los tiempos...

Al mismo tiempo, esta pregunta nos confiere el derecho, por así decir, de pedir explicaciones a Jesús. A menudo, no lo comprendemos. Tengamos la valentía de decir: «No te comprendo, Señor, escúchame, ayúdame a comprender». Así, con esta sencillez, que es la verdadera manera de orar, de hablar a Jesús, expresamos nuestra pobre capacidad de comprender y, al mismo tiempo, nos ponemos en la confiada actitud de los que esperan la luz y la fuerza de parte de aquel que nos la puede dar.

Día litúrgico: 3 de Julio: Santo Tomás, apóstol «Señor mío y Dios mío»

Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de santo Tomás. El evangelista Juan, después de describir la aparición de Jesús, el mismo domingo de resurrección, nos dice que el apóstol Tomás no estaba allí, y cuando los Apóstoles —que habían visto al Señor— daban testimonio de ello, Tomás respondió: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré» (Jn 20,25).

Jesús es bueno y va al encuentro de Tomás. Pasados ocho días, Jesús se aparece otra vez y dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente» (Jn 20,27).

—Oh Jesús, ¡qué bueno eres! Si ves que alguna vez yo me aparto de ti, ven a mi encuentro, como fuiste al encuentro de Tomás.

La reacción de Tomás fueron estas palabras: «Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). ¡Qué bonitas son estas palabras de Tomás! Le dice “Señor” y “Dios”. Hace un acto de fe en la divinidad de Jesús. Al verle resucitado, ya no ve solamente al hombre Jesús, que estaba con los Apóstoles y comía con ellos, sino su Señor y su Dios.

Jesús le riñe y le dice que no sea incrédulo, sino creyente, y añade: «Dichosos los que no han visto y han creído» (Jn 20,28). Nosotros no hemos visto a Cristo crucificado, ni a Cristo resucitado, ni se nos ha aparecido, pero somos felices porque creemos en este Jesucristo que ha muerto y ha resucitado por nosotros.

Por tanto, oremos: «Señor mío y Dios mío, quítame todo aquello que me aparta de ti; Señor mío y Dios mío, dame todo aquello que me acerca a ti; Señor mío y Dios mío, sácame de mí mismo para darme enteramente a ti» (San Nicolás de Flüe).

EVANGELIO DEL DIA

¿Señor a quién iriamos ? Tienes las palabras de la vida eterna. Jn 6, 68

miércoles 02 Julio 2008

Hoy la Iglesia celebra : Juan Francisco Regis

Ver el comentario abajo, o clic en el titulo
San Juan Crisóstomo : «La liberación de los cautivos»


Evangelio según San Mateo 8,28-34.

Cuando Jesús llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, fueron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros. Eran tan feroces, que nadie podía pasar por ese camino. Y comenzaron a gritar: "¿Que quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?" A cierta distancia había una gran piara de cerdos paciendo. Los demonios suplicaron a Jesús: "Si vas a expulsarnos, envíanos a esa piara". El les dijo: "Vayan". Ellos salieron y entraron en los cerdos: estos se precipitaron al mar desde lo alto del acantilado, y se ahogaron. Los cuidadores huyeron y fueron a la ciudad para llevar la noticia de todo lo que había sucedido con los endemoniados. Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, al verlo, le rogaron que se fuera de su territorio.


Leer el comentario del Evangelio por :
San Juan Crisóstomo (hacia 345-407) obispo de Antioquia y Constantinopla, doctor de la Iglesia
Homilía sobre la palabra «cementerio» y la cruz

«La liberación de los cautivos»



En este día, Jesucristo ha penetrado como vencedor en los abismos del infierno. En este día, Jesús «rompió las puertas de bronce, e hizo trizas los cerrojos de hierro.» (Sal 107,16) como lo dice Isaías (45,2) Prestad atención a estas dos expresiones. No dice que ha «abierto» las puertas de bronce ni que las ha quitado, sino que las «rompió», para dar a entender que ya no habrá prisión, para decir que Jesús ha aniquilado el lugar de los cautivos. Una prisión donde ya no hay puertas ni cerrojos no puede retener a los prisioneros. Las puertas que Cristo ha roto ¿quién las podría restablecer? Los cerrojos que el ha hecho trizas ¿quién los podría restaurar?

Cuando los príncipes de la tierra dejan en libertad a los detenidos por medio de cartas de amnistía, dejan intactas las puertas y los guardias de la prisión, para demostrar a los que son liberados que pueden volver a entrar en ella, ellos mismos u otros. Cristo no actúa así. Rompiendo las puertas de bronce, Cristo da testimonio de que ya no existe la cautividad ni la muerte.

¿Por qué puertas de «bronce»? Porque la muerte es implacable, inflexible, dura como el diamante. Nunca, durante todos los siglos antes de Cristo, ninguno de sus cautivos pudo escaparse de la muerte, hasta el día en que el Soberano del cielo descendió en el abismo para arrancarle a la muerte sus víctimas.

Comentario: Rev. D. Antoni Carol i Hostench (Sant Cugat del Vallès-Barcelona, España)

«Le rogaron que se retirase de su término»

Hoy contemplamos un triste contraste. “Contraste” porque admiramos el poder y majestad divinos de Jesucristo, a quien voluntariamente se le someten los demonios (señal cierta de la llegada del Reino de los cielos). Pero, a la vez, deploramos la estrechez y mezquindad de las que es capaz el corazón humano al rechazar al portador de la Buena Nueva: «Toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en viéndole, le rogaron que se retirase de su término» (Mt 8,34). Y “triste” porque «la luz verdadera (...) vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron» (Jn 1,9.11).

Más contraste y más sorpresa si ponemos atención en el hecho de que el hombre es libre y esta libertad tiene el “poder de detener” el poder infinito de Dios. Digámoslo de otra manera: la infinita potestad divina llega hasta donde se lo permite nuestra “poderosa” libertad. Y esto es así porque Dios nos ama principalmente con un

amor de Padre y, por tanto, no nos ha de extrañar que Él sea muy respetuoso de nuestra libertad: Él no impone su amor, sino que nos lo propone.

Dios, con sabiduría y bondad infinitas, gobierna providencialmente el universo, respetando nuestra libertad; también cuando esta libertad humana le gira las espaldas y no quiere aceptar su voluntad. Al contrario de lo que pudiera parecer, no se le escapa el mundo de las manos: Dios lo lleva todo a buen término, a pesar de los impedimentos que le podamos poner. De hecho, nuestros impedimentos son, antes que nada, impedimentos para nosotros mismos.

Con todo, uno puede afirmar que «frente a la libertad humana Dios ha querido hacerse “impotente”. Y puede decirse asimismo que Dios está pagando por este gran don [la libertad] que ha concedido a un ser creado por Él a su imagen y semejanza [el hombre]» (Juan Pablo II). ¡Dios paga!: si le echamos, Él obedece y se marcha. Él paga, pero nosotros perdemos. Salimos ganando, en cambio, cuando respondemos como Santa María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).

martes 01 Julio 2008
Evangelio según San Mateo 8,23-27.

Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: "¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!". El les respondió: "¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?". Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: "¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".

Leer el comentario del Evangelio por :
San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia
Catequesis bautismales, nº 10

«¿Quién es éste?»



Si alguno quiere honorar a Dios, que se prosterne ante su Hijo. Sin esta condición, el Padre no acepta ser adorado. Desde lo más alto del cielo el Padre ha pronunciado estas palabras para ser escuchadas: «Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto». El Padre encuentra todo su gozo en el Hijo; si tú no encuentras también en él todo tu gozo, no tendrás vida... Después de haber reconocido que hay un solo Dios, reconoce también que hay un Hijo único de Dios; cree en «un sólo Señor Jesucristo» (Credo). Decimos «un sólo» porque sólo El es Hijo, aunque tenga diversos nombres...

«Se le llama Cristo» [es decir, el Ungido], un Cristo que no ha recibido su unción de manos humanas sino que ha sido ungido desde toda la eternidad por el Padre para ejercer, en favor de los hombres, su sacerdocio supremo... Se le llama «Hijo del hombre», no porque su origen sea terreno, como cada uno de nosotros, sino porque ha de venir sobre las nubes a juzgar a vivos y muertos. Se le llama «Señor», no abusivamente como los señores humanos, sino porque su señorío le pertenece por naturaleza desde toda la eternidad. Muy a propósito se le llama «Jesús» [es decir «el Señor salva»], porque salva curando. Se le llama «Hijo», no porque haya sido elevado a este título por una adopción, sino porque ha sido engendrado según su naturaleza.

Hay todavía muchas otras formas de llamar a nuestro Salvador... Según el interés de cada uno, Cristo se muestra bajo diversos aspectos. Para los que necesitan gozo, se hace «vid»; para los que han de entrar, es «la puerta»; para los que quieren orarle, es entonces «Gran Sacerdote» y «Mediador». Para los pecadores, se hace «cordero» para ser inmolado por ellos. Se hace «todo a todos» conservando lo que es por naturaleza.

(Referencias bíblicas: Mt 3,7; Mt, i,17; Mt 24,30; Dn 7,13; Mt 24,30; Lc 2,11; Mt 1,21; Mt 3,17; Jn 15,1; Jn 10,7; Hb 7,26; 1Tm 2,5; Hch 8,32; 1C 9,22)

Comentario: Fray Lluc Torcal (Monje de Santa Mª de Poblet-Tarragona, España)

«Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza»

Hoy, Martes XIII del tiempo ordinario, la liturgia nos ofrece uno de los fragmentos más impresionantes de la vida pública del Señor. La escena presenta una gran vivacidad, contrastando radicalmente la actitud de los discípulos y la de Jesús. Podemos imaginarnos la agitación que reinó sobre la barca cuando «de pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas» (Mt 8,24), pero una agitación que no fue suficiente para despertar a Jesús, que dormía. ¡Tuvieron que ser los discípulos quienes en su desesperación despertaran al Maestro!: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mt 8,25).

El evangelista se sirve de todo este dramatismo para revelarnos el auténtico ser de Jesús. La tormenta no había perdido su furia y los discípulos continuaban llenos de agitación cuando el Señor, simplemente y tranquilamente, «se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza» (Mt 8,26). De la Palabra increpatoria de Jesús siguió la calma, calma que no iba destinada sólo a realizarse en el agua agitada del cielo y del mar: la Palabra de Jesús se dirigía sobre todo a calmar los corazones temerosos de sus discípulos. «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mt 8,26).

Los discípulos pasaron de la turbación y del miedo a la admiración propia de aquel que acaba de asistir a algo impensable hasta entonces. La sorpresa, la admiración, la maravilla de un cambio tan drástico en la situación que vivían despertó en ellos una pregunta central: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). ¿Quién es el que puede calmar las tormentas del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al mar como Dios» (Nicetas de Remesiana).

Cuando pensamos que la tierra se nos hunde, no olvidemos que nuestro Salvador es Dios mismo hecho hombre, el cual se nos ace

EVANGELIO DEL DIA

¿Señor a quién iriamos ? Tienes las palabras de la vida eterna. Jn 6, 68

lunes 30 Junio 2008

Hoy la Iglesia celebra : Mártires de la Iglesia de Roma
Evangelio según San Mateo 8,18-22.

Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus discípulos que cruzaran a la otra orilla. Entonces se aproximó un escriba y le dijo: "Maestro, te seguiré adonde vayas". Jesús le respondió: "Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza". Otro de sus discípulos le dijo: "Señor, permíteme que vaya antes a enterrar a mi padre". Pero Jesús le respondió: "Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos".
Leer el comentario del Evangelio por :

Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Homilías sobre el libro de los Números, nº 17

«Sígueme»
Balaam había profetizado: «¡Qué bellas las tiendas de Jacob y las moradas de Israel!» (Nm 24,5). Aquí, Jacob es el símbolo de los hombres perfectos en acciones y en actos, e Israel los buscadores de la sabiduría y del conocimiento... Se dirá de aquel que ha llevado a cabo y esperado la perfección de sus obras que la perfección de sus obras es su casa, su bella casa. Por el contrario, los que trabajan en la sabiduría y el conocimiento, no hay término para sus esfuerzos –porque ¿dónde estará el límite de la sabiduría de Dios? Cuanto más uno se le acercará más descubrirá en ella sus profundidades; cuanto más la escrutará, más comprenderá su carácter inefable e incomprensible, porque la sabiduría de Dios es incomprensible e inestimable. Para estas personas, pues, que se adelantan en el camino de la sabiduría de Dios, Balaam no alaba sus moradas, porque todavía no han llegado al término del viaje, sino que admira las tiendas con las cuales siempre se desplazan y progresan continuamente...

Cualquiera que progresa en el conocimiento de las cosas de Dios y ha adquirido una cierta experiencia en este terreno, lo sabe bien; apenas llegado a alguna apreciación, a alguna comprensión de los misterios espirituales, el alma permanece en ella como en una tienda; y después de haber explorado otras regiones, después de haber hecho sus primeros descubrimientos..., plegando, en cierta manera, su tienda, la planta más alto, y por un momento establece allí la morada de su espíritu... Es así que «sigue corriendo» (Flp 3,13), se adelanta como los nómadas con sus tiendas. Jamás es el momento en que llega adonde el alma abrasada por el fuego del conocimiento de Dios puede darse un tiempo de descanso; continuamente se lanza de bien en mejor, y de este mejor a las más grandes alturas.

Comentario: Rev.D. Jordi Pascual i Bancells (Salt-Girona, España)

«Sígueme»

Hoy, el Evangelio nos presenta —a través de dos personajes— una cualidad del buen discípulo de Jesús: el desprendimiento de los bienes materiales. Pero antes, el texto de san Mateo nos da un detalle que no querría pasar por alto: «Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre...» (Mt 8,18). Las multitudes se reúnen cerca del Señor para escuchar su palabra, ser curados de sus dolencias materiales y espirituales; buscan la salvación y un aliento de Vida eterna en medio de los vaivenes de este mundo.

Como entonces, algo parecido pasa en nuestro mundo de hoy día: todos —más o menos conscientemente— tenemos la necesidad de Dios, de saciar el corazón de los bienes verdaderos, como son el conocimiento y el amor a Jesucristo y una vida de amistad con Él. Si no, caemos en la trampa de querer llenar nuestro corazón de otros “dioses” que no pueden dar sentido a nuestra vida: el móvil, Internet, el viaje a las Bahamas, el trabajo desenfrenado para ganar más y más dinero, el coche mejor que el del vecino, o el gimnasio para lucir el mejor cuerpo del país.... Es lo que pasa a muchos actualmente.

En contraste resuena el grito lleno de fuerza y de confianza del Papa Juan Pablo II hablando a la juventud: «Se puede ser moderno y profundamente fiel a Jesucristo». Para eso es preciso, como el Señor, el desprendimiento de todo aquello que nos ata a una vida demasiado materializada y que cierra las puertas al Espíritu.

«El Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza (...). Sígueme» (Mt 8,22), nos dice el Evangelio de hoy. Y san Gregorio Magno nos recuerda: «Tengamos las cosas temporales para uso, las eternas en el deseo; sirvámonos de las cosas terrenales para el camino, y deseemos las eternas para el fin de la jornada». Es un buen criterio para examinar nuestro seguimiento de Jesús.





domingo, 29 de junio de 2008


29 Junio

San Pedro y San Pablo



San Pedro, Apóstol (s. I )

Recorría las calles de Batsaida con las cestas llenas acompañado de su padre Jonás y su hermano Andrés para vender la pesca. También pasaron horas remendando las redes, recomponiendo maderas y renovando las velas.


Se casó joven. Era amigo de los Cebedeos, de Santiago y Juan, que eran de su mismo oficio. A veces, se sentaban en la plaza y, comentaban lo que estaba en el ambiente pleno de ansiedad y con algo de misterio; hablaban del Mesías y de la redención de Israel. En la última doctrina que se explicó en la sinagoga el sábado pasado se hablaba de Él.


Juan, el hijo de Zacarías e Isabel, ha calentado el ambiente con sus bautismos de penitencia en el Jordán. Andrés está fuera de sí casi, gritándole: ¡Lo encontré! ¡Llévame a él!, le pidió. Desde entonces no se le quitará de la cabeza lo que le dijo el Rabbí de Nazaret: ¡Te llamarás Cefas!


Continúa siendo tosco, rudo, quemado por el sol y el aire; pero él es sincero, explosivo, generoso y espontáneo. Cuando escucha atento a Jesús que dijo algo a los ricos, tiempo le faltó para afirmar «nosotros lo hemos dejado todo, ¿qué será de nosotros?» Oye hablar al Maestro de tronos y piensa de repente, sin pensarlo «Seré el primero».


Pedro es arrogante para tirarse al agua del lago y al mismo tiempo miedoso por hundirse. Cortó una oreja en Getsemaní y luego salió huyendo. Es el paradigma de la grandeza que da la fe y también de la flaqueza de los hombres. Se ve en el Evangelio descrita la figura de Pedro con vehemencia para investigar; protestón ante Cristo que quiere lavarle los pies y noble al darle su cuerpo a limpiar.


Es el primero en las listas, el primero en buscar a Jesús, el primero en tirar de la red que llevaba ciento cincuenta y tres peces grandes; y tres veces responde que sí al Amor con la humildad de la experiencia personal.


Roma no está tan lejos. Está hablando a los miserables y a los esclavos prometiendo libertad para ellos, hay esperanza para el enfermo y hasta el pobre se llama bienaventurado; los menestrales, patricios y militares... todos tienen un puesto; ¿milagro? resulta que todos son hermanos. Y saben que es gloria sufrir por Cristo.


En la cárcel Mamertina está encerrado, sin derechos; no es romano, es sólo un judío y es cristiano. Comparte con el Maestro el trono: la cruz, cabeza abajo.

En el Vaticano sigue su cuerpo unificante y venerado de todo cristiano.


San Pablo, Apóstol (s. I )

Dejó escrito: «He combatido bien mi combate; he terminado mi carrera; he guardado la fe. Ahora me está reservada la corona de justicia que Dios, justo juez, me dará en su día; y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida».


Y fue mucha verdad que combatió, que hizo muchas carreras y que guardó la fe. Su competición, desde Damasco a la meta -le gustaba presentar la vida cristiana con imágenes deportivas- no fue en vano, y merecía el podio. Siempre hizo su marcha aprisa, aguijoneado con el espíritu de triunfo, porque se apuntó, como los campeones, a los que ganan.


En otro tiempo, tuvo que contentarse con guardar los mantos de los que lapidaban a Esteban. Después se levantó como campeón de la libertad cristiana en el concilio que hubo en Jerusalén. Y vio necesario organizar las iglesias en Asia, con Bernabé; ciega con su palabra al mago Elimas y abre caminos en un mundo desconocido.


Suelen acompañarle dos o tres compañeros, aunque a veces va solo. Entra en el Imperio de los ídolos: países bárbaros, gentes extrañas, ciudades paganas, caminos controlados por cuadrillas de bandidos, colonias de fanáticos hebreos fáciles al rencor y tardos para el perdón. Antioquía, Pisidia, Licaonia, Galacia.


Y siempre anunciando que Jesús es el hijo de Dios, Señor, Redentor y Juez de vivos y muertos que veinte años antes había ido de un lado para otro por Palestina, como un vagabundo, y que fue rechazado y colgado en la cruz por blasfemo y sedicioso.


Los judíos se conjuraron para asesinarle. En la sinagoga le rechazan y los paganos le oyen en las plazas. Alguno se hace discípulo y muchos se amotinan, le apedrean y maldicen. Va y viene cuando menos se le espera; no tiene un plan previo porque es el Espíritu quien le lleva; de casi todos lados le echan.


Filipos es casi-casi la puerta de Europa que le hace guiños para entrar; de allí es Lidia la primera que cree; pero también hubo protestas y acusaciones interesadas hasta el punto de levantarse la ciudad y declararlo judío indeseable haciendo que termine en la cárcel, después de recibir los azotes de reglamento. En esta ocasión, hubo en el calabozo luces y cadenas rotas.


Tesalónica, que es rica y da culto a Afrodita, es buena ciudad para predicar la pobreza y la continencia. Judío errante llega a Atenas -toda ella cultura y sabiduría- donde conocen y dan culto a todos los diosecillos imaginables, pero ignoran allí al Dios verdadero que es capaz de resucitar a los muertos como sucedió con Jesús.


Corinto le ofrece tiempo más largo. Hace tiendas y pasa los sábados en las sinagogas donde se reúnen sus paisanos. Allí, como maestro, discute y predica.


El tiempo libre ¡qué ilusión! tiene que emplearlo en atender las urgencias, porque llegan los problemas, las herejías, en algunas partes no entendieron bien lo que dijo y hay confusión, se producen escándalos y algunos tienen miedo a la parusía cercana.


Para estas cuestiones es preciso escribir cartas que deben llegar pronto, con doctrina nítida, clara y certera; Pablo las escribe y manda llenas de exhortaciones, dando ánimos y sugiriendo consejos prácticos.


En Éfeso trabaja y predica. Los magos envidian su poder y los orfebres venden menos desde que está Pablo; el negocio montado con las imágenes de la diosa Artemis se está acabando. Las menores ganancias provocan el tumulto.


Piensa en Roma y en los confines del Imperio; el mismo Finisterre, tan lejano, será una tierra bárbara a visitar para dejar sus surcos bien sembrados. Solo el límite del mundo pone límite a la Verdad.


Quiere despedirse de Jerusalén y en Mileto empieza a decir «adiós». La Pentecostés del cincuenta y nueve le brinda en Jerusalén la calumnia de haber profanado el templo con sacrilegio. Allí mismo quieren matarlo; interviene el tribuno, hay discurso y apelación al César. El camino es lento, con cadenas y soldado, en el mar naufraga, se producen vicisitudes sin cuento y se hace todo muy despacio.


La circunstancia de cautivo sufrido y enamorado le lleva a escribir cartas donde expresa el misterio de la unión indivisible y fiel de Cristo con su Iglesia.


Al viajero que es místico, maestro, obrero práctico, insobornable, valiente, testarudo, profundo, piadoso, exigente y magnánimo lo pone en libertad, en la primavera del año sesenta y cuatro, el tribunal de Nerón. Pocos meses más tarde, el hebreo ciudadano romano tiende su cuello a la espada cerca del Tíber.





Oremos



Himno
Cuando el gallo, tres veces
Negaste a tu Maestro;
y él tres veces te dijo:
« ¿ Me amas más que éstos ?»


Se te puso muy triste
Tu llanto y tu silencio:
Pero la Voz te habló
De apacentar corderos.


Tu pecado quemante
Se convirtió en incendio,
Y abriste tu dos brazos
Al madero sangriento.


La cabeza hacia abajo
Y el corazón al cielo:
Porque, cuando aquel gallo,
Negaste a tu Maestro. Amén



Dios nuestro, que nos llenas de santa alegría con la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, haz que tu Iglesia se mantenga siempre fiel a las enseñanzas de estos apóstoles, de quienes recibió el primer anuncio de la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo

EVANGELI.NET

Text de l'Evangeli (Mt 16,13-19): En aquell temps, Jesús va arribar a la regió de Cesarea de Felip, i preguntava als seus deixebles: «Qui diu la gent que és el Fill de l'home?». Ells respongueren: «Uns diuen que és Joan Baptista; d'altres, Elies; d'altres, Jeremies o algun dels profetes». Ell els pregunta: «I vosaltres, qui dieu que sóc?». Simó Pere li respongué: «Tu ets el Messies, el Fill del Déu viu». Llavors Jesús li va dir: «Feliç de tu, Simó, fill de Jonàs: això no t'ho han revelat els homes, sinó el meu Pare del cel! I jo et dic que tu ets Pere, i sobre aquesta pedra edificaré la meva Església, i les forces del reialme de la mort no la podran dominar. Et donaré les claus del Regne del cel; tot allò que lliguis a la terra quedarà lligat al cel, i tot allò que deslliguis a la terra quedarà deslligat al cel».

«Tu ets el Messies, el Fill del Déu viu»

Avui és un dia consagrat pel martiri dels apòstols sant Pere i sant Pau! «Pere, el capdavanter en la professió de la fe; Pau, el qui la posà a plena llum» (Prefaci). Avui és un dia per agrair la fe apostòlica, que és també la nostra, proclamada per aquestes dues columnes amb la seva predicació. És la fe que venç el món, perquè creu i anuncia que Jesús és el Fill de Déu: «Tu ets el Messies, el Fill del Déu viu» (Mt 16,16). Les altres festes dels apòstols sant Pere i sant Pau miren altres aspectes, però avui contemplem allò que permet anomenar-los «iniciadors de la fe cristiana» (Col·lecta): amb el seu martiri confirmaren el seu testimoni.

La seva fe, i la força per al martiri, no els vingué de la seva capacitat humana. No fou cap home de carn i sang el qui va ensenyar a Pere qui era Jesús, sinó la revelació del Pare del cel (cf. Mt 16,17). Igualment, el reconeixement “d'aquell que ell perseguia” com a Jesús el Senyor fou ben bé, per Saule, obra de la gràcia de Déu. En ambdós casos, la llibertat humana que demana l'acte de fe recolza en l'acció de l'Esperit.

La fe dels apòstols és la fe de l'Església, una, santa, catòlica i apostòlica. Des de la confessió de Pere a Cesarea de Felip, «cada dia, en l'Església, Pere continua dient: ‘Vós sou el Crist, el Fill del Déu viu!’» (Sant Lleó el Gran). Des d'aleshores fins als nostres dies, una multitud de cristians de totes les èpoques, edats, cultures, i qualsevol altra cosa que pugui fer diferència entre els homes, ha proclamat unànimement la mateixa fe victoriosa.

Pel baptisme i la confirmació estem posats en el camí del testimoni, això és, del martiri. Cal que estiguem atents al “laboratori de la fe” que l'Esperit realitza en nosaltres (Joan Pau II), i que demanem amb humilitat poder experimentar l'alegria de la fe de l'Església.

Today's Gospel (Mt 16:13-19): Jesus came to Caesarea Philippi. He asked his disciples, «Who do people say the Son of Man is?». They said, «For some of them you are John the Baptist, for others Elijah or Jeremiah or one of the prophets». Jesus asked them, «But you, who do you say I am?». Peter answered, «You are the Messiah, the Son of the living God». Jesus replied, «It is well for you, Simon Barjona, for it is not flesh or blood that has revealed this to you but my Father in heaven. And now I say to you: You are Peter (or Rock) and on this rock I will build my Church; and never will the powers of death overcome it. I will give you the keys of the kingdom of heaven: whatever you bind on earth shall be bound in heaven, and what you unbind on earth shall be unbound in heaven».

«You are the Messiah, the Son of the living God»

Today, is the day consecrated by the martyrdom of the apostles Peter and Paul! «Peter, our leader in faith; Paul, its fearless preacher who became the teacher of the world» (Preface). Today is a day to be grateful for the Apostolic Faith, which is also our faith, proclaimed by these two pillars of the Church through their preaching. It is the faith overcoming the world, because it believes and announces Jesus Christ as the Son of God: «You are the Messiah, the Son of the living God» (Mt 16:16). Other celebrations of St. Peter and St. Paul commemorate other aspects of their lives, but to day we contemplate the memory of the Apostles «through whom our religious life had its origin» (Collect): through their martyrdom they confirmed their testimony.

Their faith, and strength for martyrdom, did not come from their human capacity. For it was no man of flesh or blood that has revealed Peter who was Jesus, but the revelation of his Father in Heaven (cf. Mt 16:17). And likewise, it was indeed God's grace that made Saul recognize Jesus, the Lord, “as the one he was persecuting”. In both cases, human freedom, necessary for the act of faith, leans on the Holy Spirit's action.

The faith of the apostles is the faith of the, one, holy, catholic and apostolic Church. Since Peter's confession at Caesarea Philippi, «every day, in the Church, Peter goes on saying: ‘You are Christ, the Son of the living God’» (St. Leo the Great). Ever since, till our days, a crowd of Christians of all epochs, ages, cultures, and anything else that may differentiate men has unanimously proclaimed the same victorious faith.

Through Baptism and Confirmation we are paving a path to testimony, that is, a path to martyrdom. It is necessary that we are always attentive to the “laboratory of faith” that the Holy Spirit carries out upon us (John Paul II), and that we implore with humility to be able to experiment the joy of the faith of the Church.

Texte de l'Évangile (Mt 16,13-19): Jésus était venu dans la région de Césarée-de-Philippe, et il demandait à ses disciples: «Le Fils de l'homme, qui est-il, d'après ce que disent les hommes?». Ils répondirent: «Pour les uns, il est Jean Baptiste; pour d'autres, Élie; pour d'autres encore, Jérémie ou l'un des prophètes». Jésus leur dit: «Et vous, que dites-vous? Pour vous, qui suis-je?». Prenant la parole, Simon-Pierre déclara: «Tu es le Messie, le Fils du Dieu vivant!». Prenant la parole à son tour, Jésus lui déclara: «Heureux es-tu, Simon fils de Yonas: ce n'est pas la chair et le sang qui t'ont révélé cela, mais mon Père qui est aux cieux. Et moi, je te le déclare: Tu es Pierre, et sur cette pierre je bâtirai mon Église; et la puissance de la Mort ne l'emportera pas sur elle. Je te donnerai les clefs du Royaume des: tout ce que tu auras lié sur la terre sera lié dans les cieux, et tout ce que tu auras délié sur la terre sera délié dans les cieux».

«Tu es le Messie, le Fils du Dieu vivant!»

Aujourd'hui, est un jour consacré par le martyre des saints Apôtres Pierre et Paul! «Pierre, celui que fut le premier à confesser la foi»; «Paul, celui qui l'a mise en lumière» (Préface). Aujourd'hui est un jour de gratitude pour la foi catholique, qui est aussi la nôtre, proclamée par la prédication de ces deux piliers de l'Église. Cette foi qui a vaincu le monde, parce qu'elle croit et annonce que Jésus est le Fils de Dieu: «Tu es le Messie, le Fils du Dieu vivant!» (Mt 16,16). Les autres fêtes des apôtres saint Pierre et saint Paul envisagent d'autres aspects, mais aujourd'hui nous contemplons ce qui nous permet de les appeler les «premiers annonciateurs de la foi» (Collecte): par leur martyre ils confirmèrent leur témoignage.

Leur foi, leur force dans la souffrance et le martyre, no provenaient pas de leurs aptitudes personnelles. Ni la chair ni le sang n'ont révélé à Pierre qui était Jésus, mais le Père qui est aux cieux (cf. Mt 16,17). De même, la découverte de Jésus comme Seigneur par "celui qui le persécutait", fût pour Saul, vraiment l'ouvre de la grâce de Dieu. Dans les deux cas, la liberté humaine que demande l'acte de foi s'appui sur l'action de l'Esprit.

La foi des Apôtres est la foi de l'Église, une, sainte, catholique et apostolique. Depuis la confession de Pierre à Césarée-de-Philippe, «chaque jour, dans toute l'Église, c'est Pierre qui dit: ‘Vous êtes le Christ, Fils du Dieu vivant’» (Saint Léon le Grand). Depuis ce moment jusqu'à nos jours, une foule de chrétiens de tout âge, de toute culture, de toute époque et de tout ce qui fait des différences parmi les hommes, proclame à l'unanimité la même foi victorieuse.

Par le baptême et la confirmation nous sommes placés sur la voie difficile du témoignage, c'est-à-dire, sur celle du martyre. Il faut donc que désormais nous soyons attentifs au "laboratoire de la foi" que l'Esprit-Saint mène à terme en nous (Jean Paul II), en même temps que nous prions humblement pour pouvoir exprimer la joie de la foi de l'Église.

SAN PEDRO Y SAN PABLO, apóstoles - Solemnidad

Libro de los Hechos de los Apóstoles 12,1-11.

Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos.
Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan,
y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de "los panes Acimos".
Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer ante el pueblo después de la Pascua.
Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él.
La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión.
De pronto, apareció el Angel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. El Angel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: "¡Levántate rápido!". Entonces las cadenas se le cayeron de las manos.
El Angel le dijo: "Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias" y Pedro lo hizo. Después le dijo: "Cúbrete con el manto y sígueme".
Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del Angel, sino que creía tener una visión.
Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y en seguida el Angel se alejó de él.
Pedro, volviendo en sí, dijo: "Ahora sé que realmente el Señor envió a su Angel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío".


Salmo 34(33),2-9.

Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios.
Mi alma se gloría en el Señor; que lo oigan los humildes y se alegren.
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El Angel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra.
¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!


Segunda Carta de San Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18.

Yo ya estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima:
he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe.
Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese Día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su Manifestación.
Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su Reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén.


Evangelio según San Mateo 16,13-19.

Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".

San Máximo de Turín (?-hacia 420), obispo Sermón CC 1; PL 57, 402

«Te daré las llaves del Reino de los cielos»



El Señor ha reconocido en Pedro el intendente fiel al cual ha confiado las llaves del Reino, y en Pablo a un maestro cualificado a quien ha dado el encargo de enseñar a la Iglesia. Para permitir encontrar la salvación a los que han sido formados por Pablo, era necesario, para su descanso, que Pedro los acogiera. Cuando Pablo predicando habrá abierto los corazones, Pedro abre a las almas el Reino de los cielos. Es pues algo semejante a una llave lo que Pablo ha recibido de Cristo, la llave del conocimiento que permite abrir a los corazones endurecidos, la fe hasta lo más profundo de ellos mismos; seguidamente, en una revelación espiritual, hace que lo que estaba escondido en el interior se vea iluminado por la gran luz del día. Se trata de una llave que deja escapar de la conciencia la confesión del pecado y en la que se encierra para siempre la gracia del misterio del Salvador.

Los dos, pues, han recibido unas llaves de mano del Señor; llave del conocimiento para uno, llave del poder para el otro; éste es el dispensador de las riquezas de la inmortalidad, el otro distribuye los tesoros de la sabiduría. Porque hay los tesoros del conocimiento, como está escrito: «Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer» (Col 2,3).

© evangeli.net

Día litúrgico: 29 de Junio: San Pedro y san Pablo, apóstoles

Texto del Evangelio (Mt 16,13-19): En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Comentario: Mons. Pere Tena i Garriga, Obispo Auxiliar de Barcelona (España)

«Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo»

Hoy es un día consagrado por el martirio de los apóstoles san Pedro y san Pablo. «Pedro, primer predicador de la fe; Pablo, maestro esclarecido de la verdad» (Prefacio). Hoy es un día para agradecer la fe apostólica, que es también la nuestra, proclamada por estas dos columnas con su predicación. Es la fe que vence al mundo, porque cree y anuncia que Jesús es el Hijo de Dios: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Las otras fiestas de los apóstoles san Pedro y san Pablo miran a otros aspectos, pero hoy contemplamos aquello que permite nombrarlos como «primeros predicadores del Evangelio» (Colecta): con su martirio confirmaron su testimonio.

Su fe, y la fuerza para el martirio, no les vino de su capacidad humana. No fue ningún hombre de carne y sangre quien enseñó a Pedro quién era Jesús, sino la revelación del Padre de los cielos (cf. Mt 16,17). Igualmente, el reconocimiento “de aquel que él perseguía” como Jesús el Señor fue claramente, para Saulo, obra de la gracia de Dios. En ambos casos, la libertad humana que pide el acto de fe se apoya en la acción del Espíritu.

La fe de los apóstoles es la fe de la Iglesia, una, santa, católica y apostólica. Desde la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo, «cada día, en la Iglesia, Pedro continúa diciendo: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo!’» (San León Magno). Desde entonces hasta nuestros días, una multitud de cristianos de todas las épocas, edades, culturas, y de cualquier otra cosa que pueda establecer diferencias entre los hombres, ha proclamado unánimemente la misma fe victoriosa.

Por el bautismo y la confirmación estamos puestos en el camino del testimonio, esto es, del martirio. Es necesario que estemos atentos al “laboratorio de la fe” que el Espíritu realiza en nosotros (Juan Pablo II), y que pidamos con humildad poder experimentar la alegría de la fe de la Iglesia.

sábado, 28 de junio de 2008

1¿Por que la Spirulina es un Super Alimento?[Photo]Los aztecas y los mayas conocían ya hace siglos el efecto curativo del alga spirulina y la utilizaban diariamente como alimento adicional. Junto a la gran cantidad de sustancias vitales que contiene, la spirulina fresca también es un enorme almacén de energía solar pura. Los resultados más recientes de la investigación muestran que esta energía solar, también denominada biofotones, es de gran importancia para nuestro bienestar general. Pero esta energía es muy sensible y difícil de obtener. Conozcamos las principales riquesas de este alimento...La Spirulina tiene el más alto porcentaje de proteína que cualquier comida natural:Las Spirulina son capaces de producir 20 veces más proteínas que las que pueden obtenerse mediante el cultivo de soja o maíz, y 200 veces más que las logrables con la ganadería bovina. Por comparación, estas proteínas tienen una biodisponibilidad de un 90 % en promedio (entre el 88 y 92 %), que puede contrastarse con un 17 % de la carne bovina, 40 % de la soja, 45 % de la levadura de cerveza o 35 % de la leche en polvo, con tenores proteicos sensiblemente inferiores [Photo] La Spirulina es 95% digerible.[Photo] El contenido de grasa en la Spirulina es apenas del 5%, mucho menos grasa que cualquier otra fuente de proteínas. Diez gramos tienen solo 36 calorías y nada de colesterol. Esto significa que la Spirulina es una fuente de proteínas libre de colesterol. [Photo] Rica en Caroteno Beta con concentraciones 10 veces mayores a la zanahoria. Diez gramos de Spirulina proveen (14 mg) de Caroteno Beta. Dosis altas de suplementos de vitamina A pueden ser tóxicas, pero el caroteno beta de la Spirulina y otros vegetales, siempre son seguros, porque el cuerpo humano solo puede convertir Caroteno Beta en vitamina A según lo requiera. [Photo] Es la fuente no animal mejor conocida de vitamina B12. La Spirulina es la fuente más rica de Vitamina B12, mucho más que el hígado de res, Chlorella o vegetales de mar. Diez gramos de Spirulina contienen 20-32 micro gramos de vitamina B12. Provee de suficientes cantidades de Tiamina y Riboflavina. Otras vitaminas B, B6, Niacin, Biotin, ácido Pantothenico, ácido fólico, inositol y vitamina E también están presentes en cantidades menores. [Photo] La Spirulina es el alimento más rico en hierro, 20 veces mayor que los alimentos ricos en hierro comunes. El hierro en la Spirulina es dos veces más absorbible que el hierro encontrado en vegetales y la mayoría de las carnes. [Photo] El hierro en la Spirulina es 60% mejor absorbido que los otros suplementos de hierro, tales como sulfatos de hierro. Para todos los que necesitan suplementos de hierro, la Spirulina es una de las mejores fuentes.[Photo] Es el único alimento aparte de la leche materna que contiene acido gamma linolénico (GLA), estudios muestran como una dieta deficiente en nutrientes bloquean la producción de (GLA)en el cuerpo.Las sustancias vitales más importantes que contiene son: [Photo] Proteína de primera calidad: Con un 60% de proteína vegetal, la spirulina es una de las fuentes proteínicas naturales más ricas, con los ocho aminoácidos esenciales y los nueve no esenciales. [Photo] Clorofila: Limpia el cuerpo de residuos y apoya la función de los tejidos y
2ª quincena jun 08

Dos veces al mes recibirá en su correo OCU Informa. Este boletín contiene muy valiosas informaciones que le ayudarán a acertar con sus compras, y también interesantes consejos (jurídicos, económicos, de salud...). Los artículos que encontrará a continuación se han extraído de las revistas OCU-Compra Maestra, Dinero y Derechos y OCU-Salud, y le permiten hacerse una idea del tipo de informaciones a las que usted tendría acceso si se hiciera socio de la OCU (¡y ésta es sólo una de las ventajas!).




ESTE MES EN OCU INFORMA:
Dolor en el pecho (OCU-Salud nº 77) Depósitos solidarios (Dinero y Derechos nº 105)
Suelos de madera (OCU-Compra Maestra nº 325) Análisis de televisores (OCU-Compra Maestra nº 325)
Un caso resuelto

Dolor en el pecho (OCU-Salud nº 77)

¿Crisis de ansiedad, calambre muscular... o ataque al corazón? Un doloroso pinchazo en el pecho puede responder a muchas causas distintas. Normalmente no son graves, pero no siempre es así. Ante la duda, llame al 112

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Depósitos solidarios (Dinero y Derechos nº 105)

¿Le preocupan los derechos humanos?, ¿quiere apoyar el trabajo de las ONG? Existen productos financieros éticos y solidarios que se mueven en esta línea. Le contamos cuáles son sus condiciones y qué rentabilidad puede obtener con ellos.

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Suelos de madera (OCU-Compra Maestra nº 325)

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Análisis de televisores (OCU-Compra Maestra nº 325)

Ya puede encontrar un buen televisor LCD de 32'' desde poco más de 600 euros. Y los precios siguen bajando... Aunque lo cierto es que, en general, la calidad de imagen y de sonido de los televisores de pantalla plana es aún bastante mejorable.

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evangili.net

EVANGELIO DEL DIA

¿Señor a quién iriamos ? Tienes las palabras de la vida eterna. Jn 6, 68


sábado 28 Junio 2008

Hoy la Iglesia celebra : San Irineo

Ver el comentario abajo, o clic en el titulo
San Agustín :
«Señor, no soy digno de que entres en mi casa.» (Lc 7,6)


Evangelio según San Mateo 8,5-17.

Al entrar en Cafarnaún, se le acercó un centurión, rogándole": "Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente". Jesús le dijo: "Yo mismo iré a curarlo". Pero el centurión respondió: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará. Porque cuando yo, que no soy más que un oficial subalterno, digo a uno de los soldados que están a mis órdenes: 'Ve', él va, y a otro: 'Ven', él viene; y cuando digo a mi sirviente: 'Tienes que hacer esto', él lo hace". Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: "Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe. Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos; en cambio, los herederos del Reino serán arrojados afuera, a las tinieblas, donde habrá llantos y rechinar de dientes". Y Jesús dijo al centurión: "Ve, y que suceda como has creído". Y el sirviente se curó en ese mismo momento. Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre. Le tocó la mano y se le pasó la fiebre. Ella se levantó y se puso a servirlo. Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y él, con su palabra, expulsó a los espíritus y curó a todos los que estaban enfermos, para que se cumpliera lo que había sido anunciado por el profeta Isaías: El tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :

San Agustín (354-430) obispo de Hipona, doctor de la Iglesia
Sermón 231

«Señor, no soy digno de que entres en mi casa.» (Lc 7,6)



Cristo, viniendo desde otro país, no encontró aquí más que penas, dolores y muerte en abundancia. Esto es lo que hay aquí en abundancia, de lo que tú tienes aquí en abundancia. Comió contigo de lo que hay en abundancia en la pobre casa de tu desdicha. Bebió vinagre, ha gustado la hiel (Jn 19,29). Esto es lo que ha encontrado en tu pobre casa.

Pero él te ha invitado a su casa magnífica, a su mesa celestial, al manjar de los ángeles donde él mismo es el pan (Jn 6,34). Abajándose hasta tu casa de pobreza y encontrando la desdicha en tu morada, no ha rehusado sentarse a tu mesa tal cual era. Te ha prometido sentarte a su mesa... Ha cargado sobre sí toda la infelicidad y te dará toda su felicidad. Sí, te la dará, pues nos ha prometido su vida.

Y todavía hay algo más increíble: Nos ha dado como prenda su propia muerte. Como si nos dijera: Os invito a participar en mi vida donde nadie morirá, donde se encuentra la felicidad verdadera, donde el alimento no se corrompe ni nunca faltará. En el país de los ángeles, en la amistad con el Padre y el Espíritu Santo. Os invito a un banquete eterno, a mi amistad fraternal. En fin, os invito a participar de mí mismo, os invito a mi propia vida. ¿No creéis que os voy a dar mi propia vida? ¡Tomad mi muerte como testimonio!

Comentario: Rev. D. Xavier Jauset i Clivillé (Lleida, España)

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano»

Hoy, en el Evangelio, vemos el amor, la fe, la confianza y la humildad de un centurión, que siente una profunda estima hacia su criado. Se preocupa tanto de él, que es capaz de humillarse ante Jesús y pedirle: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos» (Mt 8,6). Esta solicitud por los demás, especialmente para con un siervo, obtiene de Jesús una pronta respuesta: «Yo iré a curarle» (Mt 8,7). Y todo desemboca en una serie de actos de fe y confianza. El centurión no se considera digno y, al lado de este sentimiento, manifiesta su fe ante Jesús y ante todos los que estaban allí presentes, de tal manera que Jesús dice: «En Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande» (Mt 8,10).

Podemos preguntarnos qué mueve a Jesús para realizar el milagro. ¡Cuántas veces pedimos y parece que Dios no nos atiende!, y eso que sabemos que Dios siempre nos escucha. ¿Qué sucede, pues? Creemos que pedimos bien, pero, ¿lo hacemos como el centurión? Su oración no es egoísta, sino que está llena de amor, humildad y confianza. Dice san Pedro Crisólogo: «La fuerza del amor no mide las posibilidades (...). El amor no discierne, no reflexiona, no conoce razones. El amor no es resignación ante la imposibilidad, no se intimida ante dificultad alguna». ¿Es así mi oración?

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo...» (Mt 8,8). Es la respuesta del centurión. ¿Son así tus sentimientos? ¿Es así tu fe? «Sólo la fe puede captar este misterio, esta fe que es el fundamento y la base de cuanto sobrepasa a la experiencia y al conocimiento natural» (San Máximo). Si es así, también escucharás: «‘Anda; que te suceda como has creído’. Y en aquella hora sanó el criado» (Mt 8,13).

¡Santa María, Virgen y Madre!, maestra de fe, de esperanza y de amor solícito, enséñanos a orar como conviene para conseguir del Señor todo cuanto necesitamos.


viernes 27 Junio 2008

Hoy la Iglesia celebra : San Cirilo de Alejandría

Ver el comentario abajo, o clic en el titulo
Beata Teresa de Calcuta :
«Jesús extendió la mano y lo tocó.» (Lc 5,13)


Evangelio según San Mateo 8,1-4.

Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: "Señor, si quieres, puedes purificarme". Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado". Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le dijo: "No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio".


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :

Beata Teresa de Calcuta (l910-l997) fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
A Simple Path

«Jesús extendió la mano y lo tocó.» (Lc 5,13)



En nuestros días, en Occidente, la peor enfermedad no es la tuberculosis o la lepra sino el sentirse indeseable, abandonado, privado de amor. Sabemos cuidar las enfermedades del cuerpo por medio de la medicina, pero el único remedio para la soledad, el desconcierto y el desespero es el amor. Hay mucha gente que muere en el mundo por falta de un trozo de pan, pero hay muchos más que mueren falta de un poco de amor. La pobreza de Occidente es una pobreza diferente. No es sólo una po

Comentario: Rev. D. Xavier Romero i Galdeano (Cervera-Lleida, España)

«Señor, si quieres, puedes limpiarme»

Hoy, el Evangelio nos muestra un leproso, lleno de dolor y consciente de su enfermedad, que acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme» (Mt 8,2). También nosotros, al ver tan cerca al Señor y tan lejos nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestras manos de su proyecto de salvación, tendríamos que sentirnos ávidos y capaces de formular la misma expresión del leproso: «Señor, si quieres puedes limpiarme».

Ahora bien, se impone una pregunta: Una sociedad que no tiene conciencia de pecado, ¿puede pedir perdón al Señor? ¿Puede pedirle purificación alguna? Todos conocemos mucha gente que sufre y cuyo corazón está herido, pero su drama es que no siempre es consciente de su situación personal. A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro lado, día tras día (cf. Mt 28,20), y espera la misma petición: «Señor, si quieres...». No obstante, también nosotros debemos colaborar. San Agustín nos lo recuerda en su clásica sentencia: «Aquél que te creó sin ti, no te salvará sin ti». Es necesario, pues, que seamos capaces de pedir al Señor que nos ayude, que queramos cambiar con su ayuda.

Alguien se preguntará: ¿por qué es tan importante darse cuenta, convertirse y desear cambiar? Sencillamente porque, de lo contrario, seguiríamos sin poder dar una respuesta afirmativa a la pregunta anterior, en la que decíamos que una sociedad sin conciencia de pecado difícilmente sentirá deseos o necesidad de buscar al Señor para formular su petición de ayuda.

Por eso, cuando llega el momento del arrepentimiento, el momento de la confesión sacramental, es preciso deshacerse del pasado, de las lacras que infectan nuestro cuerpo y nuestra alma. No lo dudemos: pedir perdón es un gran momento de iniciación cristiana, porque es el momento en que se nos cae la venda de los ojos. ¿Y si alguien se da cuenta de su situación y no quiere convertirse? Dice un refrán popular: «No hay peor ciego que el que no quiere ver».breza de soledad, sino también de falta de espiritualidad. Existe un hambre de amor como existe un hambre de Dios...

jueves, 26 de junio de 2008

Evangelio según San Mateo 7,21-29.

No son los que me dicen: 'Señor, Señor', los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: 'Señor, Señor, ¿acaso no profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos milagros en tu Nombre?'. Entonces yo les manifestaré: 'Jamás los conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal'. Así, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande". Cuando Jesús terminó de decir estas palabras, la multitud estaba asombrada de su enseñanza, porque él les enseñaba como quien tiene autoridad y no como sus escribas.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

San Gregorio Nacianceno (330-390), obispo, doctor de la Iglesia
Disertación 26; PG 35, 1238

Edificados sobre la Roca


Una tarde, me paseaba por la orilla del mar. Como dice la Escritura: «soplaba un viento fuerte y el mar se iba encrespando» (Jn 6,18). Las olas se levantaban a lo lejos y se apoderaban de la orilla, chocando contra las rocas, se rompían y transformaban en espuma y gotitas. Pequeños guijarros, algas y conchas muy ligeras eran arrastradas por las aguas y echadas a la orilla; pero las rocas permanecían firmes e inquebrantables, como si todo estuviera en calma, incluso en medio de las olas que venían a dar contra ellas...

Saqué una lección de este espectáculo. Este mar, ¿no es acaso nuestra vida y la condición humana? En ella se encuentra mucha amargura e inestabilidad. Y los vientos ¿acaso no son las tentaciones que nos asaltan y los imprevistos golpes de la vida? Creo que es eso lo que meditaba David cuando exclamó: «Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello: he entrado en la hondura del agua y me arrastra la corriente» (Sl 68). Entre las personas que pasan pruebas, unas me parecen ser como objetos ligeros y sin vida que se dejan arrastrar sin oponer la mínima resistencia; no hay en ellas ningún rastro de firmeza; no tienen el contrapeso de una razón sana que lucha contra los asaltos que le llegan. Las otras las asemejo a rocas, dignas de esa Roca sobre la cual nos mantenemos firmes y a la que adoramos; éstas, formadas con razonamientos de verdadera sabiduría, se levantan por encima de la debilidad ordinaria y lo soportan todo con una constancia inquebrantable.

miércoles, 25 de junio de 2008

R.Kipling

Dominio de si

Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,

cuando todo a tu lado es cabeza perdida. Si tienes en ti mismo una fe que te niegan y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan. Si esperas, en tu puesto, sin fatiga en la espera; si engañado, no engañas; si no buscas más odio que el odio que te tengan... Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres; si al hablar, no exageras lo que sabes y quieres.

Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si te encuentras el triunfo o llega la derrota,
y a los dos impostores tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del mundo encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque ésta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día.
Si pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie, de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tu lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud.
Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera llega a hacerte una herida.
Si todos te reclaman y nadie te precisa.
Si llenas el minuto, inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te llevan al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás HOMBRE, hijo mío.
R. Kipling