VIGILIA
DE ORACIÓN
“El amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en nosotros. Aleluya”.
(Rm 5,5; 8,11)
AMBIENTACIÓN
El lugar donde se va a celebra la
vigilia de la oración estará preparado para colocar los siguientes símbolos:
Cirio Pascual; siete velas y una fuente de agua. Ambón para la Palabra. Un icono
de María. Cestito con los dones del Espíritu Santo. (Pequeñas llamas de
cartulinas de colores, en las que están escritos los dones del Espíritu:
SABIDURÍA, ENTENDIMIENTO, CIENCIA, FORTALEZA, CONSEJO, PIEDAD, TEMOR DE
DIOS). El lugar está en penumbra. Se oye música de fondo
ACOGIDA
Y MOTIVACIÓN
Acogemos y saludamos a todos los
participantes y les invitamos a colocarse en sus sitios.
Animador:
Bienvenidos/as a esta Vigilia de
Oración. Nos reunimos con María, la Madre, que siempre nos lleva a su Hijo
Jesús, para celebrar la Fiesta del Espíritu. Hacemos presente a toda la
humanidad necesitada de vida, de paz, de verdad y de comunión. Comenzamos este
encuentro haciéndonos una pregunta: “¿Qué necesita la Iglesia? La iglesia
necesita el Espíritu Santo. La Iglesia necesita el Espíritu, el Espíritu Santo,
animador y santificador de la Iglesia, su respiro divino, el viento de sus
velas, su principio unificador, su manantial interior de luz y fuerza, su sostén
y consolación, su manantial de carisma, y cantos, y paz y consuelo, su garantía
y preludio de vida beata y eterna” (Pablo VI).
“Sin el Espíritu, Dios queda
lejos, Cristo permanece en el pasado, el evangelio es letra muerta, la Iglesia
es pura organización, la autoridad es tiranía, la misión es propaganda, la
liturgia es simple recuerdo, y la vida cristiana una moral de
esclavos”
(Ignacio IV Hazim, patriarca de Antioquía).
1.- EL
SOPLO DEL ESPÍRITU SANTO
Nos abrimos al Espíritu divino
para que encienda el fuego del amor en nuestro corazón; nos abra al Reino de
Dios; nos revista de novedad y teja entre nosotros/as la nueva humanidad donde
las diferencias de raza, religión, sexo, nacionalidad, o estado social no
constituyen ningún privilegio (Cf. 1Cor 12,13).
Canto: ¡VEN, ESPÍRITU, VEN
ESPÍRITU, VEN, ESPIRITU, VEN, ESPIRITU!
(Se van intercalando las estrofas
de la Secuencia de Pentecostés)
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor
consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas,
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tu le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía el que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo
eterno.
2. EL
ESPÍRITU ENSEÑADOR DE VERDADES
El Espíritu divino está siempre en
toda verdad. Nos acompaña en la búsqueda de toda verdad, nos acerca a Jesús,
“el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). El Espíritu nos enseña a
reconocer su gracia en nosotros. Nos ayuda a superar las resistencias que
tenemos a la verdad, la tendencia hacia la mentira, la esterilidad de la mera
supervivencia. El Espíritu nos descubre la oscuridad que todavía hay en nuestro
mundo, las injusticias, las desigualdades, los abusos de poder y la marginación
de los débiles y pequeños.
Presentamos algunas situaciones
que más golpean nuestra sensibilidad de creyentes en la Trinidad, que desea que
toda la humanidad sea una familia de paz y comunión.
(Desde distintos lugares de la
asamblea se oyen estas u otras voces)
Inmigrantes rechazados. Víctimas
del terrorismo. Niños/as de la calle. Jóvenes desorientados. Drogo-dependientes.
Refugiados. Secuestrados. Enfermos. Condenados a muerte por sida en África. Los
que sufren depresión. Enfermos mentales. Alcohólicos. Personas sin trabajo.
Naturaleza violada. Mujeres maltratadas. Familias desunidas. Trabajadores
explotados. Ancianos abandonados. Países en guerra.
Canto: EN NUESTRA
OSCURIDAD ENCIENDE LA LLAMA DE TU AMOR, SEÑOR, DE TU AMOR, SEÑOR.
Gesto: Con las manos
enlazadas rezamos el Padrenuestro
3. EL
ESPÍRITU DADOR DE VIDA
El Espíritu es la
fuente de la oración cristiana, nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! y
confesar que Jesús es el Señor. “El Espíritu viene en ayuda de
nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña
los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los
santos es según Dios” (Rom 8,26-27). A su luz se esclarece el misterio del
ser humano.
Símbolo: Una persona
entra con el Cirio Pascual encendido. Otra con la Palabra abierta y otra con una
fuente de agua.
(Se colocan en el
medio de la Asamblea con los símbolos en alto, mientras se proclama la Palabra
dos veces seguidas, dejando unos instantes de silencio entre las dos
proclamaciones. Todos nos ponemos de pie, miramos los símbolos y formamos un
círculo alrededor)
Lectura de la Palabra:
“El último día, el más solemne de
las fiestas, Jesús, en pie gritaba: El que tenga sed, que venga a mí; el que
cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes
de agua viva” (Jn 7, 37-38).
Canto: YO TENGO UN
GOZO EN EL ALMA
Yo tengo un gozo en el alma,
grande gozo en el alma, grande gozo en el alma y en mi
ser. ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios! Es como un río de agua viva, río de agua
viva. Río de agua viva en mi ser.
No te avergüences y alaba a tu
Señor, no te avergüences y alaba a tu
Señor, da gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a El, no te avergüences y alaba a tu
Señor.
Con alegría, alaba a tu Señor, con
alegría, alaba a tu Señor, da gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a El, con
alegría, alaba a tu Señor.
Ama a María y alaba a tu Señor,
ama a María y alaba a tu Señor, da gloria a Dios, gloria a Dios, gloria a El,
ama a María y alaba a tu Señor.
Ama a tu hermano y alaba a tu
Señor, ama a tu hermano y alaba a tu Señor, da gloria a Dios, gloria a Dios,
gloria a El, ama a tu hermano y alaba a tu Señor.
Gesto: Mientas se
canta, varias personas se acercan a la fuente de agua y la persona
que preside la Asamblea toma agua de la fuente y les hace la señal de la cruz en
la frente.
4. EL
ESPÍRITU CREADOR DE COMUNIÓN
“¡Qué extraordinaria riqueza, con
sus dones de verdad y de amor, la del Espíritu!” (Juan Pablo II). Gracias
al Espíritu podemos entrar en comunión con el Padre y con el Hijo. Por
medio de Él, el Padre y el Hijo se hacen presentes y entran en comunión con la
Iglesia, con el cristiano, con el mundo.
El Espíritu nos regala la
interioridad, la creatividad, la comunión; nos introduce en la gracia de ser
amados, nos enseña a valorarnos desde el don de Dios, nos propone como estilo de
vida el camino de la confianza creativa; nos cita en el Misterio. La comunión es
el gozo de la presencia de la Trinidad en nosotros, es una experiencia de
comunión.
Dinámica: En pequeños grupos
de dos o tres personas, durante breves minutos se comparte esta pregunta: ¿Qué
es para ti la comunión? Luego, se hace eco en la Asamblea de los compartido en
los grupos.
Símbolo: Mientras el Lector
lee los Dones del Espíritu Santo, se encienden las velas y sietes personas las
levantan en alto, otras personas reparten los dones del Espíritu Santo a los
participantes.
- Don de temor de
Dios: Docilidad para acoger el Plan de
Dios. - Don de
sabiduría: Entrar en el Plan de
Dios gozosamente. - Don de entendimiento: Fiarse totalmente de
Dios-Padre-Madre. - Don de consejo: Discernir el Plan de Dios a la luz de su Palabra.
- Don de piedad: Afecto filial hacia Dios-Padre y sentido de fraternidad
- Don de
fortaleza: Paciencia-Resistencia
ante las adversidades. - Don de ciencia: Gozar de la Presencia de Dios en la vida.
5. EL
ESPÍRITU NOS ENVÍA AL MUNDO
Gesto: Las personas
que llevaron los símbolos de la celebración los levantan
Animador:
El Espíritu, que es dador de
carisma para la edificación del pueblo de Dios, nos envía a ser
testigos del Amor en el mundo, a tejer la comunión en la Iglesia, y a vivir en
verdad en nuestra vida.
Canto: ID AMIGOS POR EL MUNDO ANUNCIANDO EL AMOR. MENSAJEROS DE LA
VIDA DE L APAZ Y EL AMOR. SED AMIGOS LOS TESTIGOS DE MI RESURRECCIÓN. ID
LLEVANDO MI PRESENCIA. CON VOSOTROS ESTOY
VIGILIA
DE PENTECOSTES
“El amor de Dios ha sido derramado
en nuestros corazones por el Espíritu Santo que habita en
nosotros” (Rom
8,11).
AMBIENTACIÓN
En el lugar donde se celebre la
vigilia se colocará una imagen de María con una vela encendida; un ambón para la
Palabra y una mesa donde dejar los símbolos que se utilicen en la vigilia: un
cirio; un cartel con una paloma dibujada y escrita la palabra PAZ; unas espigas;
un cántaro de barro; un recipiente con tierra y varias semillas; un ramo de
flores de varios colores; una lámpara encendida; diez velas.
MOTIVACIÓN
Nos reunimos junto a María en esta
noche para esperar la venida del Espíritu Santo. Traemos a este encuentro los
gozos y las esperanzas, los dolores y las búsquedas de los hombres y mujeres que
viven en nuestro mundo. Nos ponemos en camino hacia el Manantial que nos indica
Jesús: “El que tenga sed, que venga a mí; el que cree en mí, que beba. De
sus entrañas manarán torrentes de agua viva” (Jn 7, 37). Nos abrirnos a la
Presencia amorosa del Padre que quiere inundarnos de su Amor.
Canto: Inunda mi ser. Inunda mi ser.
Espíritu, inunda mi ser. En olas de amor, ¡oh, ven sobre mí, Espíritu inunda mi
ser.
Símbolo: Una persona entra con el Cirio
encendido. (Permanece delante del grupo, con la luz en alto,
mientras se lee el poema de la Llama de San Juan de la
Cruz).
Lector: Himno al Espíritu Santo (Música suave de
fondo)
¡Oh llama de
amor viva, / que tiernamente hieres / de mi alma en el más profundo centro! /
pues ya no eres esquiva, / acaba ya si quieres; / rompe la tela de este
dulce encuentro
¡Oh cauterio suave! / ¡oh regalada llaga! / ¡oh mano blanda! ¡oh toque delicado, /
que a vida eterna sabe, / y toda deuda paga! / matando, muerte en vida has trocado
¡Oh lámparas de fuego, / en cuyos resplandores / las profundas cavernas del sentido, /
que estaba oscuro y ciego, / con extraños primores / color y luz dan junto a su querido!
¡Cuán manso y amoroso / recuerdas en mi seno / donde secretamente solo moras; /
y en tu aspirar sabroso / de bien y gloria lleno, / cuán delicadamente me enamoras!
Canto: Inunda mi ser. Inunda mi ser.
Espíritu, inunda mi ser. En olas de amor, ¡oh, ven sobre mí, Espíritu inunda mi
ser.
I.- UNA MIRADA A LA VIDA: “En el más profundo
centro”
Lector: ¿Qué hay en el centro de mi vida?
¿A qué llamo profundidad? ¿Qué pongo en el centro de mi vida? ¿Alrededor de qué
gira mi vida?
Momento de silencio
breve
Lector: “El centro del alma
es Dios, al cual, cuando el alma hubiere llegado según toda
la capacidad de su ser y según la fuerza de su operación e
inclinación, habrá llegado al último y más profundo centro suyo en
Dios, que será cuando con todas sus fuerzas entienda y ame y goce a
Dios” (Llama 1, 12).
Canto: En nuestra oscuridad enciende la
llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor. En nuestra oscuridad.
Lectura: Rom 8, 22
“Hermanos: Sabemos que hasta
hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo
eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en
nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de
nuestro cuerpo”.
Lector: ¿Qué gemidos se escuchan en la
humanidad?; ¿Qué búsquedas hondas habitan los pueblos?; ¿Qué gritos de esperanza
se oyen en nuestras plazas? ¿Qué sed de Dios escuchamos a nuestro
alrededor?
(Después de unos instantes de
silencio entran varias personas con estos símbolos y se ponen en medio del
grupo; el lector los va nombrando en voz alta e invitando a realizar los gestos
correspondientes)
1.- La paz entre los
pueblos: Símbolo: Una
paloma
2.- El pan repartido entre
todos: Símbolo: Unas
espigas
3.- El respeto y la dignidad de
todo ser humano: Símbolo: Todos de
pie levantan las manos durante unos segundos.
4.- La sed del Dios vivo
en el corazón del mundo: Símbolo: Un
cántaro de barro
5.- El diálogo entre Culturas y
Religiones: Símbolo: Un
recipiente con tierra y varias semillas
6.- La acogida y la tolerancia
para con los que piensan y viven de forma diferente a nosotros: Símbolo: Un ramo
de flores de varios colores
7.- La fraternidad y la comunión
en los hogares, en los grupos y comunidades:
Símbolo: Una lámpara encendida. Todos unen sus manos y
cantan.
Canto: En nuestra oscuridad
enciende la llama de tu amor, Señor, de tu amor, Señor. En nuestra
oscuridad.
Lectura: Rom 8,
26:
“El Espíritu viene en ayuda de
nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir
lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu,
y que su intercesión por los santos es según Dios”.
Lector: ¡Ven, Espíritu Santo!
Contigo, el cosmos camina hacia el Reino. Contigo, Dios está cerca, y Cristo
resucitado se hace presente. ¡Ven, Espíritu Santo!
Contigo, el Evangelio es vida; la Iglesia es casa de comunión; la misión
un renovado Pentecostés.
Testimonio: Sueño en un mundo
mejor alentado por el Espíritu (Música de
fondo)
En el que todas las
personas celebran la alegría de vivir. Se respetan y se defienden los derechos
humanos y se garantiza la dignidad y la integridad de todas las personas. Las
personas viven de modo tal que se preserva el equilibrio ecológico de la
naturaleza en un medio ambiente hermoso y limpio. Los recursos naturales y
abundantes del planeta se comparten de manera equitativa, y se satisfacen las
necesidades humanas básicas de todas las personas. Todas las personas gozan de
igualdad de oportunidades para desarrollar su potencial, por medio
de un proceso educativo centrado en los valores humanos morales y espirituales.
La vida del núcleo familiar es afectuosa, solicita y satisfactoria y es el
fundamento de la armonía dentro de la gran familia humana. Hay respeto
comprensión y tolerancia en todas las relaciones humanas. Las personas se
comunican abiertamente en un espíritu de igualdad y de buena voluntad. La
justicia social, económica y política se garantiza mediante la honestidad, la
responsabilidad y el respeto a ley del amor. Los gobiernos defienden el
bienestar de su pueblo, del que son representantes. Las personas cooperan en los
esfuerzos de un mundo más seguro y pacífico. La ciencia esta al servicio de la
humanidad y se utiliza la tecnología apropiada para lograr el desarrollo
sostenible y mejorar la calidad de vida. Todas las personas gozan de libertad de
expresión, movimiento y credo, al tiempo que respetan las libertades y los
derechos de los demás.
Momento de silencio
breve
II.- LA TERNURA DEL ESPÍRITU: “Que tiernamente
hieres”
Lector: ¡Oh
llama de amor viva, que tiernamente hieres! Esto es: que con tu
ardor tiernamente [me] tocas. Que por cuanto esta llama es llama de vida divina,
hiere al alma con ternura de vida de Dios, y tanto y tan
entrañablemente la hiere y enternece, que la derrite en amor. Es cosa maravillosa que, como el amor nunca está
ocioso sino en continuo movimiento, como la llama está echando siempre
llamaradas acá y allá; y el amor, cuyo oficio es herir para enamorar y
deleitar, como en la tal alma está en viva llama, estale arrojando sus heridas,
como llamaradas ternísimas de delicado amor” (Llama 1,
7.8).
La voz de la
comunidad: (Todos piden este Espíritu de
Amor)
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones
espléndido; luz que
penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del
alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las
horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas, y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del
alma, divina luz, y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si tu le faltas por
dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el
corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el
espíritu indómito, guía el que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones según la
fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva
al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Dinámica: En grupos se comparte la frase
que más ha resonado en el interior de cada uno
La voz del
Espíritu (Con velas encendidas y música de
fondo)
Conozco vuestra pobreza, pero yo
soy el Padre amoroso del pobre.
Conozco vuestra oscuridad, pero yo
soy la luz que penetra las almas.
Conozco vuestro penar, pero yo soy
la fuente del mayor consuelo.
Conozco vuestras fatigas, pero yo
soy descanso de vuestro esfuerzo.
Conozco vuestro llanto, pero yo
soy el gozo que enjuga las lágrimas.
Conozco vuestro vacío, pero yo soy
espléndido en los dones.
Conozco el poder del pecado, pero
yo riego la tierra en sequía.
Conozco los senderos retorcidos de
la mentira, pero yo recorro contigo los caminos de la verdad.
Conozco el corazón enfermo, pero
yo enciendo en los adentros la llama del amor.
Conozco tu lejanía del Padre, pero
yo susurro en tus labios el Abbá.
Canto:
Todos unidos, formando un suelo
cuerpo, un Pueblo que en la Pascua nació. Miembros de Cristo en sangre
redimidos, Iglesia peregrina de Dios. Vive en nosotros la fuerza
del Espíritu, que el Hijo desde el Padre envió.El nos empuja, nos guía y
alimenta... ¡Iglesia peregrina de Dios!
III.- EL ESPÍRITU DADOR DE VIDA: “Rompe la tela de este dulce
encuentro”
Exposición del
Santísimo
Canto:
Ilumíname, Señor, con
tu Espíritu. Transfórmame, Señor, con tu Espíritu. Ilumíname, Señor, con tu
Espíritu. Ilumíname y transfórmame, Señor. Y DÉJAME SENTIR EL FUEGO DE TU
AMOR AQUÍ EN MI CORAZÓN, SEÑOR. (bis)Resucítame, Señor, con tu
Espíritu. Conviérteme, Señor, con tu Espíritu. Resucítame, Señor, con tu
Espíritu. Resucítame y conviérteme, Señor. Fortaléceme, Señor, con tu
Espíritu. Consuélame, Señor, con tu Espíritu. Fortaléceme, Señor, con tu
Espíritu. Fortaléceme y consuélame, Señor.
Lector: ¡Oh llama del
Espíritu Santo que tan íntima y tiernamente traspasas la sustancia de mi alma y
la cauterizas por tu glorioso ardor! Pues ya estás tan amigable que te muestras
con gana de darteme en vida eterna;… Si antes mis peticiones no llegaban a tus
oídos ahora
fortalecidos de ti mi corazón y mi carne se gozan en Dios vivo
(Sal 83,3)… Lo que tú quieres
que pida pido, y lo que no quieres no quiero, ni aun puedo, ni me pasa por
pensamiento querer; y pues son ya delante de tus ojos más válidas y estimadas
mis peticiones, pues salen de ti y tú me mueves a ellas, y con sabor y gozo en
el Espíritu Santo te lo pido, … rompe la tela delgada de esta vida y no
la dejes llegar a que la edad y años naturalmente la corten, para que te pueda
amar desde luego con la plenitud y hartura que desea mi alma sin término y fin”
(Llama 1, 36).
Lectura: Rom 8, 8.
16-17
“Habéis recibido, no un
espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos
adoptivos, que nos hace gritar. ¡Abba! ¡Padre!. Ese Espíritu y nuestro espíritu
dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también
herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él
para ser también con él glorificados”
Momento de silencio
Peticiones al
Espíritu
Espíritu, aliento de Dios, danos
vida para entregar la vida.
Espíritu, fuego de Dios, enséñanos
a amar sin límites, como Jesús.
Espíritu, fuente de Dios, orienta
nuestros pasos hacia el Manantial de la Vida.
Espíritu, sello de Dios, haznos
servidores del Reino.
Espíritu, perfume de Dios,
transforma nuestra vida en Buena Noticia de Jesús.
Espíritu, ungüento de Dios,
derrama ternura en nuestros corazones para ser samaritanos de los orillados de
la vida.
Espíritu, abrazo de Dios, derriba
los muros que nos separan y condúcenos hacia la fraternidad universal.
Los participantes expresan sus
peticiones, alabanzas, acción de gracias….
IV.- EL CANTO NUEVO DEL ESPÍRITU: “En vida la has
trocado”
Lector: “El alma anda interior y
exteriormente como de fiesta y trae con gran frecuencia en el paladar de su
espíritu un júbilo de Dios grande, como un cantar nuevo, siempre nuevo, envuelto
en alegría y amor, en conocimiento de su feliz estado” (Llama 2,
36)
Canto de
alabanza: Yo te alabo y te bendigo, Tú eres mi Señor. Yo te alabo y te
bendigo, canto para ti
Lector:
Al Viento de su Espíritu / que sopla donde quiere,/ libre y
liberador,/ vencedor de la Ley, / del pecado y de la muerte.
Al Viento de su Espíritu / que se remansó / en el corazón y en el
vientre / de una aldeana de
Nazaret.
Al Viento de
su Espíritu / que se apoderó de Jesús / para enviarlo a anunciar / la Buena
Nueva a los pobres / Y la liberación a los cautivos.
Al Viento de
su Espíritu / que se llevó en Pentecostés / los prejuicios, los intereses /
y el
miedo de los Apóstoles / y abrió de par en par / las puertas del
Cenáculo,
para que la
comunidad / de los seguidores de Jesús / fuera siempre abierta al Mundo /
y libre
en su palabra / y coherente en su testimonio / e invencible en su
esperanza.
Al Viento de
su Espíritu / que se lleva siempre / los nuevos miedos de la Iglesia /
y abrasa
en ella todo su poder / que no sea servicio fraterno / y la purifica / con la
pobreza y el Martirio.
Al Viento
del Espíritu / que reduce a cenizas / la prepotencia, / la hipocresía y el lucro
/ y
alimenta las llamas / de la Justicia y de la Liberación / y es el alma del
Reino.
Para que
seamos / viento en el Viento, / Hermanos. (Pedro Casaldáliga)
Simbolismo final: Cada uno de los presentes, puestos
en círculo, coloca las palmas de sus manos frente a sí. Exhala sobre ellas su
aliento y extiende, poco a poco sus brazos a lo alto trazando un círculo de
suerte que sus manos vayan a entrelazarse con las de quien está a sus lados. Ya
en esa posición, todos cantan repetidamente, con palabras o boca cerrada, la
antífona con el texto de Hch. 1,14 y música de Rafael de
León...
Canto: Todos perseveraban en la oración,
con María, la Madre de Jesús
Bendición del
Santísimo
envío: Id
amigos por el mundo anunciando el amor. Mensajeros de la vida de la paz y el
perdón. Sed amigos los testigos de mi resurrección. Id llevando mi
presencia con vosotros estoy.
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