jueves, 30 de abril de 2009

San José Obrero (1 - Mayo)

Sábado de la tercera semana de Pascua (2 - Mayo - 2009)



Jn 6,60-69: ¿A quién
iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna


Al oír todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron: “Su
enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?” Jesús, dándose
cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó: “¿Esto os ofende? ¿Qué
pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es
el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son
espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.” Es que
Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le
iba a traicionar. Y añadió: “Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si
el Padre no lo trae.” Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían
seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos: “¿También
vosotros queréis iros?” Simón Pedro le contestó: “Señor, ¿a quién iremos? Tus
palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú
eres el Santo de Dios.”

San José Obrero (1 - Mayo)



Mt 13,54-58 : ¿No es
este el hijo del carpintero?


En aquel tiempo Jesús fue a su propia tierra, donde comenzó a
en­señar en la sinagoga del lugar. La gente, admirada, decía: "¿De dónde ha
sacado este todo lo que sabe? ¿Cómo puede hacer tales milagros? ¿No es este el
hijo del carpintero? Y su madre, ¿no es María? ¿No son sus hermanos Santiago,
José, Simón y Judas, y no viven sus hermanas tam­bién aquí, entre nosotros? ¿De
dónde ha sacado todo esto?" Y no qui­sieron hacerle caso. Por eso, Jesús les
dijo: "En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su
propia casa." Y no hizo allí muchos milagros, porque aquella gente no creía en
él.

Jueves de la tercera semana de Pascua (30 - Abril - 2009)



Jn 6,44-51 : Yo soy el
pan vivo que ha bajado del cielo


Jesús les dijo: “Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre,
que me ha enviado; y yo lo resucitaré el día último. En los libros de los
profetas se dice: ‘Dios instruirá a todos.’ Así que todos los que escuchan al
Padre y aprenden de él vienen a mí. No es que alguien haya visto al Padre. El
único que ha visto al Padre es el que ha venido de Dios. Os aseguro que quien
cree tiene vida eterna. Yo soy el pan que da vida. Vuestros antepasados comieron
el maná en el desierto, y sin embargo murieron; pero yo hablo del pan que baja
del cielo para que quien coma de él no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado
del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi
propio cuerpo. Lo daré por la vida del mundo.”

Miércoles de la tercera semana de Pascua (29 - Abril - 2009)



Jn 6,35-40 : La voluntad
de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo tenga vida eterna

En aquel tiempo Jesús dijo: “Yo soy el pan que da vida. El que
viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en mí cree, nunca más tendrá sed.
Pero, como ya os dije, vosotros no creéis aunque me habéis visto. Todos los que
el Padre me da vienen a mí, y a los que vienen a mí no los echaré fuera. Porque
no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la
voluntad de mi Padre, que me ha enviado. Y la voluntad del que me ha enviado es
que yo no pierda a ninguno de los que me ha dado, sino que los resucite el día
último. Porque la voluntad de mi Padre es que todo aquel que ve al Hijo de Dios
y cree en él, tenga vida eterna, y yo le resucitaré en el día último.                                                                                                                de la tercera semana de Pascua (28 - Abril - 20                                                                                                                                    Juan 6,30-35 : No fue
Moisés quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el ver­dadero pan
del cielo!
En aquel tiempo dijeron los judíos a Jesús: "¿Y qué señal puedes
dar­nos para que, al verla, te creamos? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros
an­tepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: ’Dios les
dio a comer pan del cielo.’" Jesús les contestó: "Os aseguro que no fue Moisés
quien os dio el pan del cielo. ¡Mi Padre es quien os da el ver­dadero pan del
cielo! Porque el pan que Dios da es aquel que ha bajado del cielo y da vida al
mundo." Ellos le pidieron: "Señor, danos siempre ese pan." Y Jesús les dijo: "Yo
soy el pan que da vida. El que viene a mí, nunca más tendrá hambre, y el que en
mí cree, nunca más tendrá sed."
Lunes de la tercera semana de Pascua (27 - Abril - 2009)


Juan 6,22-29:No
trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que permanece y os da
vida eterna.


Al día siguiente, la gente que permanecía en la otra orilla del
lago ad­virtió que los discípulos se habían ido en la única barca que allí
había, y que Jesús no iba con ellos. Mientras tanto, otras barcas llegaron de la
ciu­dad de Tiberias a un lugar cerca de donde habían comido el pan después de
que el Señor diera gracias. Así que, al no ver allí a Jesús ni a sus
dis­cípulos, la gente subió a las barcas y se dirigió en busca suya a Cafarnaún.
Al llegar a la otra orilla del lago, encontraron a Jesús y le pregunta­ron:
"Maestro, ¿cuándo has venido aquí?" Jesús les dijo: "Os aseguro que vosotros no
me buscáis porque hayáis visto las señales milagrosas, sino porque habéis comido
hasta hartaros. No trabajéis por la comida que se acaba, sino por la comida que
permanece y os da vida eterna. Esta es la comida que os dará el Hijo del hombre,
porque Dios, el Padre, ha pues­to su sello en él." Le preguntaron: ";Qué debemos
hacer para que nues­tras obras sean las obras de Dios?" Jesús les contestó: "La
obra de Dios es que creáis en aquel que él ha enviado."
Domingo de la Tercera Semana de Pascua - Ciclo B (26 - Abril - 2009)

Lucas 24,35-48


Entonces los discípulos contaron lo que les había pasado en el
camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan. Todavía estaban hablando
de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:
“Paz a vosotros.” Ellos, sobresaltados y muy asustados, pensaron que estaban
viendo un espíritu. Pero Jesús les dijo: “¿Por qué estáis tan asustados y por
qué tenéis esas dudas en vuestro corazón? Ved mis manos y mis pies: ¡soy yo
mismo! Tocadme y mirad: un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo
tengo.” Al decirles esto, les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no
acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les
preguntó: “¿Tenéis aquí algo de comer?” Le dieron un trozo de pescado asado, y
él lo tomó y lo comió en su presencia. Luego les dijo: “A esto me refería
cuando, estando aún con vosotros, os anuncié que todo lo que está escrito acerca
de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos, tenía
que cumplirse.” Entonces les abrió la mente para que comprendieran las
Escrituras, y les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que morir y que
resucitaría al tercer día; y que en su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay
que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone
sus pecados. Vosotros sois testigos de estas cosas.”
Viernes de la segunda semana de Pascua (24 - Abril - 2009)


Jn 6,1-15 : Jesús tomó
en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los repartió entre los
que estaban sentados.


En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea
(también llamado de Tiberias). Mucha gente le seguía porque habían visto las
señales milagrosas que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a un monte y se
sentó con sus discípulos. Ya estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Al
levantar la vista y ver la mucha gente que le seguía, Jesús dijo a Felipe:
“¿Dónde vamos a comprar comida para toda esta gente?” Pero lo dijo por ver qué
contestaría Felipe, porque Jesús mismo sabía bien lo que había de hacer. Felipe
le respondió: “Ni siquiera doscientos denarios de pan bastarían para que cada
uno recibiese un poco.” Entonces otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de
Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos
peces, pero ¿qué es esto para tanta gente?” Jesús respondió: “Haced que todos se
sienten.” Había mucha hierba en aquel lugar, y se sentaron. Eran unos cinco mil
hombres. Jesús tomó en sus manos los panes, y después de dar gracias a Dios los
repartió entre los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, dándoles
todo lo que querían. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos:
“Recoged los trozos sobrantes, para que no se desperdicie nada.” Ellos los
recogieron, y llenaron doce canastas con los trozos que habían sobrado de los
cinco panes de cebada. La gente, al ver esta señal milagrosa hecha por Jesús,
decía: “Verdaderamente éste es el profeta que había de venir al mundo.” Pero
como Jesús se dio cuenta de que querían llevárselo a la fuerza para hacerle rey,
se retiró otra vez a lo alto del monte, para estar solo.

Jueves de la segunda semana de Pascua (23 - Abril - 2009)                                                                                                                 Jn 3,31-36 : El Padre
ama al Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas

En aquel tiempo dijo Jesús: “El que viene de arriba está sobre
todos. El que es de la tierra es terrenal y habla de las cosas de la tierra. En
cambio, el que viene del cielo está sobre todos y habla de lo que ha visto y
oído. Sin embargo, nadie cree lo que él dice. Pero el que lo cree, confirma con
ello que Dios dice la verdad; pues el que ha sido enviado por Dios habla las
palabras de Dios, porque Dios da abundantemente su Espíritu. El Padre ama al
Hijo y le ha dado poder sobre todas las cosas. El que cree en el Hijo tiene vida
eterna; pero el que no quiere creer en el Hijo no tendrá esa vida, sino que
recibirá el terrible castigo de Dios.
Miércoles de la segunda semana de Pascua (22 - Abril - 2009)


Jn 3,16-21 : Dios no
envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo


En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: “Tanto amó Dios al mundo,
que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en él no muera, sino que
tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al
mundo, sino para salvarlo. El que cree en el Hijo de Dios no está condenado;
pero el que no cree, ya ha sido condenado por no creer en el Hijo único de Dios.
Los que no creen ya han sido condenados, pues, como hacían cosas malas, cuando
la luz vino al mundo prefirieron la oscuridad a la luz. Todos los que hacen lo
malo odian la luz, y no se acercan a ella para que no se descubra lo que están
haciendo. Pero los que viven conforme a la verdad, se acercan a la luz para que
se vea que sus acciones están de acuerdo con la voluntad de Dios.”
Martes de la segunda semana de Pascua (21 - Abril - 2009)


Jn 3,5a.7b-15 : Tenéis
que nacer de nuevo


Jesús le dijo a Nicodemo: “Tenéis que nacer de nuevo. El viento
sopla donde quiere y, aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde
va. Así son todos los que nacen del Espíritu.” Nicodemo volvió a preguntarle:
“¿Cómo puede ser eso?” Jesús le contestó: “¿Tú, que eres el maestro de Israel,
no sabes estas cosas? Te aseguro que nosotros hablamos de lo que sabemos y somos
testigos de lo que hemos visto; pero no creéis lo que os decimos. Si no me
creéis cuando os hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo vais a creerme si os
hablo de las cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del
cielo, el Hijo del hombre. Y así como Moisés levantó la serpiente en el
desierto, así también el Hijo del hombre ha de ser levantado, para que todo el
que cree en él tenga vida eterna.”


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