jueves, 2 de septiembre de 2010

#842297

#842297
ORACIÓN:
Haznos, Señor Jesús, discípulos de la Verdad, agradecidos a los Dones divinos y humanos, firmes en la Esperanza, pacientes en la adversidad y mutuamente solidarios para que siempre nos demos la mano, como hijos de Dios que somos. Amén.

Tú nos has seducido, Dios de ternura,
con la solicitud por nosotros.
Tu amor se ha hecho pasión
para revelarnos tu proyecto:
prendernos en las redes de tu benevolencia.
Haz que sepamos abandonarnos a semejante pasión:
danos a conocer el gozo de ser amados para siempre.

DIOS CADA DIA
SIGUIENDO EL LECCIONARIO FERIAL
SEMANAS XXII-XXXIV T.O. EVANG.DE LUCAS
SAL TERRAE/SANTANDER 1990.Pág. 27
Seguimos a vueltas con la necedad y la sabiduría. San Pablo nos recuerda una vez más que la sabiduría que cuenta no es la que solemos valorar como tal sino aquella que, por venir de Dios, nos da las claves de la vida y de la muerte, del bien y del mal, de la alegría y del dolor... de todo aquello que, más pronto o más tarde, nos enfrenta a todos con la verdad más honda, la única que realmente importa.

Curiosamente, este "secreto" se descubre a los de corazón sencillo. Es el salmo el que nos proporciona la clave: encuentra a Dios "el hombre de manos inocentes y limpio corazón, el que no entrega su alma a la mentira y nunca jura en falso". La transparencia es condición indispensable para llegar a ser sabio, para llegar a comprender el mundo que nos rodea, el "por qué" y el "para qué" de nuestros días sobre la tierra. Es la meta de la búsqueda en la que, de un modo u otro, solemos empeñar la existencia.

Aunque a simple vista no lo parezca, el texto del Evangelio de Lucas que leemos hoy viene decirnos lo mismo: para encontrar, para "pescar" tenemos que aceptar definitivamente que hay Alguien que sabe más que nosotros y que es a su Sombra donde nuestras búsquedas alcanzan su objetivo, donde nuestras preguntas encuentran respuesta.

Lucas nos presenta a pescadores expertísimos intentando explicar a Jesús que El sabrá mucho del Reino de su Padre... pero que de peces son ellos los que entienden. Sin embargo, Pedro deja que Jesús se "meta" en su vida cotidiana, en sus asuntos más triviales en apariencia y tiene la lucidez suficiente para responder a Jesús: "fiado en tu palabra echaré la red". No hizo falta más. Su gesto fue bastante para poner en evidencia el poder de Dios y, sobre todo, para descubrir que Dios es más grande que todos nuestras teorías, más poderoso que nuestra ciencia.

Pero necesitamos Fe. Sin ella no tendremos el valor de echar las redes, no nos determinaremos a abandonar la seguridad de lo que conocemos para buscar allí donde la Palabra nos asegura que hemos de encontrar.

Simón Pedro creyó y alcanzó la sabiduría -"¡Señor!"- y, con la Sabiduría la serenidad para acogerla en la propia vida y dejar que le marcara un rumbo diferente: "No tengas miedo; desde ahora serás pescador de hombres."

¡Dios está con nosotros! Basta tener la Fe y la transparencia de corazón suficientes para saber mirar... y para arriesgarnos. ¿No os parece que es motivo más que suficiente para una verdadera y profunda alegría?
Olga Elisa Molina (olgamolicapo@yahoo.es)

JUEVES DE LA SEMANA 22ª DEL TIEMPO ORDINARIO

JUEVES DE LA SEMANA 22ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Meditación diaria de Hablar con Dios, Francisco Fernández Carvajal

Meditación diaria de Hablar con Dios, Francisco Fernández Carvajal

•“Dejándolo todo le siguieron”
Reflexiones, si cuando queremos compartir la Palabra de Dios lo hacemos como mensajeros:”Bajo tu Palabra echaré la red” o por el contrario, somos autosuficientes, sintiéndonos poseedores de toda la verdad.

Muchas veces comentamos: nuestras Iglesias están vacías, los jóvenes se alejan, pensamos que ya no hay nada que hacer y como Pedro decimos:”Hemos estado bregando toda la noche y no hemos sacado nada”.Nos preguntamos: ¿Sirve para algo tanto esfuerzo?, tengo cualidades para hacerlo, pero no convenzo a nadie. Aprendamos de Pedro, pescador adiestrado, conocedor del mar, pero no pescó nada hasta que bajo la Palabra de Jesús, confiando en Él, lo hizo y consiguió una gran pesca.

Aprendamos de Pedro, escuchemos la voz de Jesús que nos dice: “Id y proclamar la Palabra”. Antes de lanzarnos a hablar, acudamos a ël, y confiemos en su Palabra. Nos toca sembrar, el fruto lo dará Él a su debido tiempo.

Hna. Maria Pilar Garrúes El Cid
Misionera Dominica del Rosario

MediaPlayer

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miércoles, 1 de septiembre de 2010

Palabra al día - Predicación - Orden de Predicadores

Palabra al día - Predicación - Orden de Predicadores

MIÉRCOLES DE LA SEMANA 22ª DEL TIEMPO ORDINARIO

MIÉRCOLES DE LA SEMANA 22ª DEL TIEMPO ORDINARIO

Palabra al día - Predicación - Orden de Predicadores

Palabra al día - Predicación - Orden de Predicadores

Hoy también son muchos los que no conocen a Cristo. Y el Señor pone en nuestro corazón la urgencia de combatir tanta ignorancia, difundiendo por todas partes la buena doctrina, con iniciativas y maneras bien diversas. «Tal misión —nos recuerda el Papa Juan Pablo II- no es exclusiva de los ministros sagrados o del mundo religioso, sino que debe abarcar los ámbitos de los seglares, de la familia, de la escuela. Todo cristiano ha de participar en la tarea de formación cristiana. Ha de sentir la urgencia de evangelizar, que no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone (1 Cor 9, 16)»7. Solo si miramos a Cristo, si le amamos, venceremos la pereza y la comodidad, saldremos de la torre de marfil que cada uno tiende a construirse a su alrededor, haremos que muchos ciegos vean a Cristo, que muchos sordos le oigan, que muchos paralíticos caminen a su lado, pues el Señor cuenta con nuestra colaboración.

Miremos a Cristo en nuestra oración y contemplemos también a quienes nos rodean. ¿Qué hemos hecho hasta ahora para acercarles hasta el Señor? Veamos la propia familia, el trabajo o el estudio, los vecinos, las personas que más o menos circunstancialmente encontramos en aquella afición que practicamos, en los viajes... ¿No habremos desaprovechado muchas ocasiones? ¿No nos habremos cansado? ¿No nos podrán decir un día que no les hablamos de Cristo, lo que realmente necesitaban?

Nos ayudará a hacer un apostolado incesante la consideración de que el bien o el mal que se realiza tiene siempre un efecto multiplicador. Quienes aquella tarde sintieron que Cristo se paraba a su lado y les imponía sus manos divinas experimentaron que su vida ya no podía ser como antes. Se convirtieron en nuevos apóstoles, que irían difundiendo por todas partes que existía el Camino, la Verdad y la Vida, y que ellos lo habían conocido. Lo fueron pregonando en la familia, en su pueblo..., en todas partes por donde iban. Eso debemos hacer nosotros.

1 Lc 4, 38-44. - 2 Cfr. Mc 1, 33. - 3 San Ambrosio, Tratado sobre la virginidad, 8, 10. - 4 San Josemaría Escrivá, Forja, n. 901. - 5 San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, vol. 5, p. 238. - 6 Sant 5, 7-8. - 7 Juan Pablo II, Discurso en Granada, 15-XI-1982; cfr. Exhor. Apost. Christifideles laici, 30-XII-1988, n. 33.

TV Lourdes - Le direct avec la vie de Sanctuaires Notre-Dame de Lourdes | Lourdes

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Meditación diaria de Hablar con Dios, Francisco Fernández Carvajal

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