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miércoles, 4 de junio de 2008

Sonrisas de Bombay

Jaume Sanllorente era un prestigioso periodista económico hasta que en 2004 cambió radicalmente de vida a raíz de un viaje a la India. Fundó la ONG Sonrisas de Bombay, con la que ha sacado de las calles a tres mil niños de la casta de los intocables. Su compromiso ha sido clave a la hora de desarrollar este proyecto, que precisa de la ayuda de todos.

-¿Qué sigue generando tanta pobreza en la India?
-Pienso que es el resultado de unas pautas sociales basadas en una tradición milenaria, como es el sistema de diferenciación de personas según la casta. La sociedad india tiene que evolucionar a su ritmo y en este momento el papel de las ONG es estar junto a ese país que está aprendiendo a andar. También hace falta saber si realmente va en la dirección adecuada porque, aunque el sistema de castas está vigente desde hace muchísimos años, si observas sociedades oficialmente muy avanzadas como la norteamericana o europea en ellas impera otra diferenciación de castas bastante aberrante, como es la basada en el dinero.

-¿Cómo un país especializado en programadores informáticos convive con un sistema de castas?

-La ciencia se refleja en una minoría de la sociedad, que sigue teniendo las riendas. Bombay, por ejemplo, es una ciudad de 20 millones de habitantes de los que el 60% vive en condiciones de extrema pobreza, en zonas muy extensas de chabolas. Esas personas no palpan el crecimiento informático, que se queda en las empresas privadas, gente poderosa y con una anexión muy directa con empresas multinacionales.

-Tú mismo aseguras que no puedes ayudar a tantos niños. ¿Qué es lo que realmente cambiaría la situación, este futuro?

-En términos generales, yo cambiaría tal vez la división económica del mundo. Pero esta división económica no la hace la India, sino todos los países del planeta.

-Una vez que pones en marcha un proyecto de tal envergadura es imposible detenerlo, quedas unido a él. ¿En nuestro mundo industrializado tememos la palabra responsabilidad?

-Para mí la palabra que cada vez falla más es compromiso: con una causa, con una persona, con un grupo, con un nombre, con una empresa, con una ciudad... compromiso con un mundo. No estamos comprometidos con el mundo en el que vivimos, en absoluto.

-Sin necesidad de viajar a un país lejano, ¿cómo abrir los ojos a lo que nos rodea?

-Dándonos cuenta de que el Tercer Mundo no pertenece al televisor, sino al mismo mundo en el que estamos viviendo. Porque si eres socio de una ONG para que un niño de Senegal tenga un futuro, pero al cabo de unos años estás rechazando a ese mismo senegalés que tienes durmiendo en el portal de tu casa, no estás ayudando con coherencia. No hace falta ir a un país lejano, todos sabemos que podríamos ayudar mucho más en nuestro entorno.

-¿Qué diferencia la caridad de la ayuda, que es lo que pides para tu ONG?

-La palabra caridad para mí es una palabra asesina, porque implica una dependencia. En cambio la ayuda es de igual a igual, y busca que el otro sea autosuficiente. A veces nos llegan bolsas de ropa hecha un desastre, que se manda para los niños pobres. Esa misma ropa es devuelta en muchos casos a los remitentes porque si ellos no le pondrían eso a sus hijos es inaceptable que la den a otros. Entrega sólo lo que querrías para ti.

APRENDIENDO A VIVIR
POR ELENA G. GOMEZ

Hace unos días una joven se acercó a mí y me preguntó…
"Maestra, ¿qué debo hacer para llegar a ser sabia como tú?".
"¿Y quién te ha dicho que soy sabia?", le respondí.
La joven bajó la mirada a la vez que contestó: "Todos, Maestra".
"No es mi intención sonrojarte -le dije, a la vez que le dirigía una cálida sonrisa-, pero yo que tú no me creería todo lo que te comenten. Ahora bien, si sabe más el diablo por viejo, que por diablo, yo soy muy sabia porque soy muy vieja", reí.
La joven no se dio por vencida y se quedó allí a mi lado, diciéndome con su silencio que no estaba dispuesta a aceptar esa respuesta, así que no me quedó más remedio que contarle una historia…
"Hace mucho tiempo del interior de la montaña nació una gota de agua. Era una gota pequeñita, rechoncha, blanquita, alegre y cantarina. Creció rodeada del cariño de sus padres y hermanas. Era, por decirlo de alguna manera, la pequeña, la gotita mimada.
Sucedió que un día se quedó jugando en una orilla, entretenida se alejó de la corriente y cuando quiso regresar no pudo. Asustada, contempló horrorizada cómo sus padres y hermanas continuaban el camino y no podían detenerse para salvarla. Gotita se quedó sola.
"¡No me importa!", se dijo, ya que se sentía muy segura de sí misma, y cuando otras gotas que pasaban cerca de ella se ofrecieron a ayudarla, ella orgullosa les decía que no, que no necesitaba nada, que ya saldría a la corriente cuando así lo deseara.
Pero lo cierto es que cada vez se sentía más débil y la fuerza de la corriente parecía cada vez más lejana y si no fuera porque una gota se compadeció de ella y la arrastró a la fuerza, habría muerto allí.
Nuestra pequeña gota aprendió la lección y prometió a su salvadora que nunca más sería orgullosa y tan estúpida de despreciar la ayuda de otras hermanas.
Gota salvadora era una gota anciana que estaba a punto de culminar su ciclo y tenía esa serenidad y paciencia que sólo poseen los que ya llevan muchas vueltas en su ciclo de la vida, quizás por ello sintió ternura hacia nuestra pequeña amiga y decidió quedarse a su lado y acompañarla mientras tuviera fuerzas.
Gota le enseñó que lo primero que tenía que hacer era conocerse a sí misma, y que la única forma que tenía para conseguirlo era, en primer lugar, comprender que en realidad no sabía nada y si quería aprender debería callarse, escuchar y observar todo lo que la rodeaba, porque en todo estaba la sabiduría que podía adquirir.
"No desprecies nunca a nadie -le dijo-. Cualquier gota, la más pequeña y diminuta te puede dar una lección".
Un día Gota la llevó a un lugar muy extraño, un lugar donde no había gotas, sólo un manto blanco y frío que cubría todo cuanto alcanzaba a ver. Gota le dijo: "Algún día tú podrías ser así". Al oírla la pequeña gota le contestó asustada: "Yo nunca podré ser así, esto no es agua y yo soy agua".
A lo que Gota le respondió: "Yo no diría tan segura que esto no es agua, claro que lo es, es agua, y mucho más pura que tú y que yo, es agua del origen de los tiempos y es como un gran archivo donde se guardan todas las cosas que pasaron en este planeta.
Aquí es el final de mi viaje. Yo me uniré a la gran madre y guardaré, junto a ella, la información".
"Y, ¿para qué guardarla?",
"No para qué, sino para quién".
"Pues -continuó Pequeña Gota-, ¿para quién?".
"Para el hombre. Para cuando el hombre del planeta comprenda que no es el rey de la creación, sino sólo una parte de ella.
Cuando llegue ese día el hombre necesitará conocer y buscará en todo lo que le rodea y cuando así lo haga, nosotras, las insignificantes y diminutas gotas de agua, le daremos la información que necesita. Y si es inteligente no sólo buscará conocer en nosotras los fenómenos físicos que sucedieron en el planeta sino que buscará en nuestro interior la vida".
La pequeña gota me miraba con sus grandes ojos, ella había pensado que sólo había gotas de agua en el planeta.
Cuando terminé mi relato miré a mi joven compañera y le dije…,
"No te puedo enseñar la sabiduría porque no es posible, yo creo en la experiencia que te da la vida si te atreves a experimentar en ella.
Sólo puedo desearte que seas agua, que te sientas gota o nube o nieve, pero sobre todo que seas consciente de que no eres el centro de la creación, ni distinta, ni diferente, ni superior ni inferior. Que comprendas que sólo unida a tus hermanas, unida a todas las demás gotas, tienes la fuerza y el poder que necesitas para la vida.
Que aprendas a viajar por el gran río de la vida, y lo hagas con humildad, sencillez, y muchas ganas de vencer cualquier obstáculo que se ponga delante, que se interponga entre tú y tus sueños, porque la vida es un sueño que cada uno tiene que hacer realidad."

Bacteria Campylobacter

Foto: GNV Free Documentation License

Los microorganismos
se defienden

El hombre lleva sobre la Tierra apenas unos millones de años, mientras que ellos están aquí desde el principio. Fueron los primeros seres vivos que poblaron el planeta y los responsables de que hoy sea un lugar habitable.
Cubren como un manto la vida y forman parte del 90% de las células de nuestro cuerpo.
La mano del hombre ha alterado los ecosistemas y por tanto su equilibrio. Ellos se rebelan y luchan por sobrevivir.

Texto: Mariló Hidalgo


Los dueños del planeta


Sin duda tienen mala reputación, aunque también hay que reconocer que se debe básicamente a la ignorancia. Hablamos de los microbios, esos pequeños organismos unicelulares que asociamos con frecuencia a enfermedades y graves amenazas; esos "bichitos" que consideramos primitivos, rudimentarios y sin apenas evolución, que vemos a través del microscopio de un laboratorio o fotografiados en los libros; esas "criaturitas" que conviven a nuestro lado pero que intentamos evitar en la medida de lo posible.
Descubrimientos fascinantes de este mundo diminuto nos muestran una realidad que está revolucionando a la comunidad científica.
Existen varios tipos de microorganismos pero aquí vamos a hablar especialmente de las bacterias. Minúsculas nanomáquinas biológicas perfectamente organizadas en red, con códigos genéticos reducidos, especializadas pero programadas para funcionar en grupo a fin de poder sobrevivir a cualquier adversidad.
Fueron los primeros seres vivos que poblaron la Tierra y sus únicos habitantes durante millones de años. Su trabajo fue decisivo para crear las condiciones iniciales de la existencia de vida en el planeta y hoy cubren como un inmenso manto mares, montañas, cuevas, atmósfera y por supuesto, nuestro cuerpo. El biólogo británico Richard Dawkins lo resumía en esta frase: "El mundo está dividido fundamentalmente en bacterias y el resto".
Y es que hace 3.500 millones de años, las células bacterianas se dividieron una y otra vez y exhalaron todo el oxígeno necesario para la vida. Transformaron aquella atmósfera caliente, irrespirable e inhóspita que era en aquel momento nuestro planeta, en un lugar habitable. Alteraron toda la superficie de la Tierra hasta convertirla en un fértil planeta. Durante este proceso tuvieron que adaptarse al frío y al calor, al medio acuático y a la densidad terrestre para poder sobrevivir. Y así llegaron hasta nuestros días. Son las dueñas del planeta y cuando el hombre haya desaparecido, ellas seguirán estando aquí.


Foto: Nan

El microscopio ha revolucionado la ciencia y nos empieza a mostrar la importancia de lo pequeño, del microcosmos. Es ahí donde parecen encontrarse los verdaderos cimientos de la vida.

Los expertos aseguran que si desde el principio hubiese existido una sola especie -en vez de esta variedad de flora y fauna- no podría haber vivido más de 300 millones de años porque habría agotado las reservas para su sustento. Gracias a las bacterias la materia viva se recicla, se transforma y se acopla de tal manera que los residuos de unos sirven de alimento a otros. Es la cadena de la vida en una lucha por la supervivencia.
Unas bacterias se encuentran en ambientes inhóspitos como agua salada, manantiales en ebullición, ambientes ricos en ácido sulfúrico o lugares sin oxígeno; allí producen gas metano. Otras se encuentran en el suelo, aire, agua o interior de otros seres vivos y desarrollan una labor de cooperación en sus funciones vitales. Un grupo especial es el encargado de la fotosíntesis: producen oxígeno para la atmósfera.
Gracias a sus tareas de "reciclaje", cuando las plantas y los animales mueren, los nutrientes se descomponen y se liberan para servir de alimento a otras especies. Nos proporcionan alimentos, ya que participan activamente en el proceso de fabricación del pan, la cerveza o el vino, el yogurt o el queso. Son fuente de nutrientes para todos los animales marinos y además ayudan a las plantas a crecer fuertes y aumentar su productividad.
Tienen una parte activa en el proceso de biodegradación, ya que son las responsables de eliminar los desechos generados por la industria y los hogares, tratamiento de las aguas residuales y su posterior transformación para que el agua regrese a sus cauces naturales con seguridad. Incluso el metano producido durante este proceso es utilizado para generar calor y electricidad.
Gracias al trabajo realizado por estos microorganismos a lo largo de miles de años, el hombre puede disponer hoy de petróleo o gas natural. Y también de antibióticos, claves para la salud, resultado -en un 70% de casos- de fermentaciones bacterianas.
¿Hay algo que ocurra en este planeta que no tenga relación con estos pequeños organismos? En realidad no. Nuestras propias células proceden de la simbiosis de bacterias y cuando hace 700 millones de años aparecieron los primeros organismos pluricelulares, las bacterias ya habían establecido su reino 2.800 millones de años antes.
¿Cómo han conseguido sobrevivir a tanta adversidad? ¿Son inteligentes? Ésa ha sido la gran pregunta hasta ahora que parece tener su respuesta en los últimos descubrimientos: no poseen inteligencia pero su funcionamiento como conjunto sí es inteligente. ¿Cómo? Trabajando en equipo, intercambiando información, tejiendo una red altamente resistente y estable frente a perturbaciones externas. Compartiendo código genético y, por tanto, ayudando a reprogramar continuamente a sus compañeras según las exigencias del entorno. Desarrollando una cultura constructiva, transformadora, basada en el reciclaje -recordemos que su palabra clave es fermentar-. Evolucionando a través de la creatividad, de la innovación que les llega desde cualquier punto de la red de comunicación que tienen creada desde hace millones de años y que abarca hasta el último rincón de este planeta. Trabajando como bloque para autoabastecerse, buscando siempre las condiciones óptimas para el equilibrio de la comunidad. Son sabias e inteligentes en la medida en que cada uno de sus miembros actúa de forma responsable, aportando "su especialidad" en beneficio del conjunto.
Esta forma de vida les ha permitido colonizar cada vez más hábitats, aumentar la diversidad de la especie y por supuesto sobrevivir, desarrollar una mayor resistencia a las alteraciones del entorno.

Desde el punto de vista evolutivo, el hombre es un recién llegado. Como especie se
encuentra en una fase juvenil. Es más un proyecto que una realidad.

Pero sobre todo, esta forma de vida ha despertado gran interés entre expertos de distintas disciplinas porque plantea un nuevo concepto de evolución de las especies, alejado del principio de competencia o la ley del más fuerte. Algunos incluso hablan ya de un modelo de civilización bacteriana y de un "pensamiento bacteriano". Un ideal de vida basado en la cooperación, la especialización -cada una desarrolla una labor distinta- y en el trabajo en equipo, verdaderos motores de su evolución. Valores que chocan con los que hasta ahora ha defendido el hombre y que le han conducido al momento actual: violencia, guerra, individualismo, egocentrismo respecto al resto de la creación, destrucción del entorno...
La realidad es que desde el punto de vista evolutivo el hombre es un recién llegado. Como especie se encuentra aún en una fase juvenil: empieza ahora a desarrollarse y conocerse. Podríamos decir que es más un proyecto que una realidad. Si a ello añadimos los recientes descubrimientos sobre la composición de nuestras células, los fósiles encontrados de microbios primitivos y la información que ha llegado a nosotros a raíz de la decodificación del ADN, veremos que esa idea del hombre como criatura invulnerable y supremo administrador de la vida en el planeta, cae por tierra. El microscopio ha revolucionado la ciencia y nos empieza a mostrar la importancia de lo pequeño, del microcosmos. Es ahí donde parecen encontrarse los verdaderos cimientos de la vida, un modelo a seguir, las claves de la supervivencia. §


Somos más microbios que mamíferos


No son nuestros polizones y no están fuera sino dentro. Conviven con nosotros desde hace una eternidad. En realidad cada uno somos una recombinación de poderosas comunidades bacterianas que tienen tras de sí una larga historia de millones y millones de años. Ellas son el origen, lo tienen grabado en su memoria y nosotros somos algo así como una comunidad de bacterias ambulantes. Juntos estamos embarcados en esta aventura que es la vida.
Se cree que el número total de genes microbianos en nuestro cuerpo, excede al de genes humanos en una proporción de mil a uno. Aunque debido a su tamaño, sólo un 10% de nuestro peso corresponde a estos microorganismos. Con ellos intercambiamos constantemente sustancias moleculares relacionadas con el crecimiento, desarrollo y reproducción. Dicho de otra forma, gracias a ellos somos humanos.


Foto: FER

El 90% de las células de nuestro cuerpo son bacterias. Existe una inmensa red bacteriana que mantiene conectada la vida del planeta.

Durante los nueve meses que permanecemos en el vientre materno estamos aislados de esa influencia pero en el momento que salimos al mundo exterior, pasamos a depender de estos pequeños organismos para sobrevivir. Unos nos harán de escudo contra gérmenes del medio ambiente que intenten invadirnos. Otros nos ayudarán a realizar funciones corporales -digestión, asimilación de nutrientes, eliminación de residuos-. O se movilizarán para restablecer nuestro equilibrio natural cuando éste se perturbe.
Algunos científicos hablan de la existencia de una continuidad entre nuestros microbios internos y los que habitan fuera de nosotros. Idea nada descabellada si tenemos en cuenta que las comunidades bacterianas, como ha defendido la bióloga Lynn Margulis, codirectora del departamento de Biología Planetaria de la NASA, han sido desde el principio, "una auténtica red de intercambio genético a escala planetaria que ha perdurado hasta nuestros días". Una red en el sentido más real de la palabra que se ha generado principalmente por supervivencia y ha hecho posible la vida. "Los organismos vivos visibles -asegura Margulis- funcionan sólo gracias a sus bien desarrolladas conexiones con la red de vida bacteriana. Toda la vida está embebida en esta red autoorganizadora que incluye complicadas redes de sistemas sensores y de control que tan sólo empezamos a percibir". Unas redes de comunicación que también han despertado mucho interés. El microbiólogo Christian Trigoso, jefe de Laboratorio de Bacteriología Clínica del INLASA de Bolivia está convencido de que los verdaderos dueños del copyright de Internet son las bacterias. "Internet es una mega red mundial de ordenadores interconectados a tiempo completo. Envían y reciben información codificada en paquetes llamados bits. Esta capacidad de recibir y procesar información y disponer de ella desde cualquier ordenador en cualquier lugar del mundo hace que Internet sea de gran utilidad. Pero este mecanismo horizontal de transferencia de información es antiguo, lo inventaron realmente las bacterias. Ellas son capaces de reproducirse a una velocidad asombrosa: pueden generar miles de millones de organismos individuales a partir de una sola célula original. Pero además, han sido capaces de diseñar otro mecanismo aún mas potente, una red de redes a escala planetaria. La información genética de las bacterias se puede transferir de una especie a otra. Es decir, una bacteria puede utilizar genes de otro linaje distinto al suyo y realizar funciones que tal vez con sus propios genes no podría hacer. Esta diversidad ha generado un inmenso banco de datos -como Internet- genético que está a disposición de todas las bacterias, independientemente de cuál sea su especie o dónde viva. Y dado que su historia en este planeta es larguísima podemos entender cómo toda esta información acumulada les ha ayudado no sólo a superar crisis de adaptación al medio ambiente sino a hacerlo en muy poco tiempo mientras que otros organismos tardarían miles de años" (www.microbiosdetrigoso.blogspot.com ). §


Alterar el equilibrio. Bacterias resistentes


La penicilina es un producto de la naturaleza, yo sólo la he hallado" decía Alexander Fleming. Qué duda cabe que el descubrimiento de este antibiótico natural fue trascendental para el conjunto de la civilización, ya que gracias a él se salvaron miles de vidas. Se trataba de una sustancia terapéutica producida por una serie de microorganismos que podía destruir el desarrollo de otros elementos patógenos que generaban tétanos, difteria, pulmonía, etc.
La humanidad pensó entonces que en cierta forma la enfermedad quedaría relegada a un segundo plano, pero no ha sido así. El abuso y uso indiscriminado de los antibióticos ha provocado que distintos agentes patógenos se hayan hecho resistentes, hasta llegar a una grave situación sanitaria donde un número creciente de infecciones no tiene tratamiento, ningún antibiótico resulta eficaz. En un artículo publicado hace unos meses en la revista Science por un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard (EEUU) se describe a una serie de bacterias que no sólo no se alteran ante el efecto de los antibióticos, sino que llegan a utilizarlos de alimento.
Reconoce la OMS en su informe de 2007 que la propagación de la resistencia a los antibióticos amenaza gravemente los avances logrados en muchas áreas de la lucha contra las enfermedades infecciosas: en concreto preocupa especialmente la tuberculosis. "La resistencia a fármacos es manifiesta en el caso de las enfermedades diarreicas, las infecciones nosocomiales, las de transmisión sexual, las de las vías respiratorias, la malaria, meningitis y se está observando también en la infección de VIH", recoge dicho informe. Las enfermedades infecciosas provocan en la actualidad quince millones de muertes anuales y suponen el 35% de la mortalidad en los países en desarrollo y el 5% en los industrializados.


Foto: Fusión

Las enfermedades infecciosas causan quince millones de muertes anuales. La tuberculosis reaparece con fuerza.

Existen al menos cuarenta enfermedades que se desconocían hace tan sólo una generación. Otras han reaparecido con fuerza, como la tuberculosis, que vuelve a producir dos millones de muertes al año en el mundo. Nos encontramos, alerta la OMS, ante un problema sanitario de primera magnitud. Y no sólo producido por la resistencia a los antibióticos "sino por otros muchos agentes presentes en la polución química del ambiente, que son tóxicos para cualquier organismo vivo y, por tanto, también para los microorganismos que se ven forzados a evolucionar y mutar", apunta el catedrático de Microbiología de la UCM, el profesor César Nombela.
En los últimos cincuenta años la industria farmaceútica ha producido millones de toneladas de antibióticos, biocidas (piensos) y bactericidas, que se han aplicado indiscriminadamente en la agricultura (infecciones bacterianas en árboles frutales) y ganadería (engorde de ganado), lo que ha ocasionado la presencia de residuos antibióticos que afectan directamente a la cadena alimentaria.
Las sustancias antibacterianas utilizadas en los productos de limpieza son semejantes a los antibióticos en su acción y también han provocado la resistencia en ciertas bacterias. Además, se han liberado virus y bacterias de áreas desconocidas, vertiendo sustancias tóxicas y experimentando sin control. Todo ello ha ido a parar al medio ambiente. Las consecuencias que pueda tener a largo plazo son desconocidas.
Los seres humanos dependemos totalmente de los microbios, son una parte natural y necesaria de la vida. Alterar ese perfecto equilibrio con el que están programados ha provocado una auténtica "revolución bacteriana" donde el hombre lleva las de perder. La resistencia también podría ser entendida como una expresión de la inteligencia de la propia Vida, que desarrolla sus estrategias para continuar con su cometido, tal y como hizo en el origen de los tiempos. Y en eso, las bacterias tienen mucha más experiencia que nosotros. §

César Nombela


Catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid y ex presidente del CSIC.

"Ni el ser humano, ni los demás seres vivos podrían existir sin los microbios.
Pero ellos sí se pueden desarrollar sin nosotros"

-¿Cómo interactúan los microbios con el cuerpo humano y cómo afectan a nuestra salud?

-Los microbios son imprescindibles para la salud humana. Nuestro organismo alberga normalmente un conjunto de microbios (lo que se llama la Microbiota) que supone más células microbianas que células propias, no podríamos vivir sin esta Microbiota normal. Sólo algunos microbios patógenos pueden en ocasiones acceder, o aumentar su crecimiento de forma significativa en algunas circunstancias, y producir enfermedad. La flora microbiana normal nos protege eficazmente frente a los patógenos.

-La influencia de la actividad humana sobre el medio ambiente está provocando una auténtica revolución bacteriana, ¿con qué resultados?

-La importancia de la vida microbiana para nuestro organismo se puede también predicar acerca de la biosfera, los microbios representan más del 90% de todo el "material vivo" de la Tierra. La capacidad de evolucionar de los microbios es notable y rápida, por ello, la actividad agrícola, industrial, etc. afecta a la población microbiana. El empleo de antibióticos, pesticidas, las prácticas agrícolas, la producción industrial, la obtención de recursos marinos y tantas otras tareas, lógicamente, tiene efectos en esa evolución, porque afectan a todos los ambientes.

"Nuestro conocimiento de los microbios nos puede permitir atajar las consecuencias de una evolución que es inevitable que se produzca"

-Hay expertos que estiman que en los últimos años han surgido más de cuarenta nuevas patologías infecciosas. ¿Qué grado de responsabilidad tiene el ser humano en este proceso?

-La emergencia de nuevos patógenos microbianos, así como la re-emergencia de algunos otros que han sufrido modificaciones, es real y así se ha venido constatando. Más que hablar de responsabilidad hay que referirse a la consecuencia lógica de situaciones como la modificación de hábitos de vida, o el empleo de instalaciones o productos que son consecuencia del avance tecnológico. Los ejemplos son muchos; las grandes instalaciones de refrigeración para aire acondicionado, determinaron el que la bacteria Legionella se acumulara en los depósitos de agua y pudiera infectar a las personas al diseminarse en el ambiente como parte de los aerosoles que se propagan en los locales climatizados. Los movimientos de viajeros y emigrantes, las nuevas prácticas alimentarias o de relaciones sexuales, para indicar algún ejemplo más, modifican ambientes y crean nuevas oportunidades para microbios patógenos. Lo importante es que nuestro conocimiento de los microbios nos puede permitir atajar las consecuencias de una evolución que es inevitable que se produzca.

-¿Qué es exactamente la resistencia y qué efectos tiene en estos momentos sobre la vida humana?

-Es la capacidad, desarrollada o adquirida por algunos microbios, de sobrevivir en presencia de antibióticos u otros agentes que anteriormente producían su muerte. Se trata de una característica genética, cuando un microbio la adquiere o la desarrolla todos sus descendientes son ya resistentes. La rapidez de multiplicación microbiana unida a la facilidad de las bacterias para intercambiarse genes, hace que la resistencia a los antibióticos se pueda extender, incluso generalizar. Las consecuencias: muchos antibióticos que servían para tratar algunas infecciones ya no sirven. Las soluciones apuntan en dos direcciones: la primera un uso racional de los antibióticos, para lograr el efecto bueno -la curación que necesitamos- y la segunda evitar o minimizar el efecto malo -la selección de bacterias resistentes-, que harán inútil su uso futuro. También es preciso desarrollar nuevos antibióticos, a ser posible con menor riesgo de inutilizarse por las resistencias.

-¿Cuál es la causa del actual rebrote de enfermedades infecciosas como la tuberculosis?

-Algunos patógenos, como el Mycobacterium tuberculosis, tienen características especiales en su relación con el ser humano. Dan lugar a infecciones prolongadas, que incluso se hacen crónicas en cuanto a su persistencia en el organismo, por su capacidad de sobrevivir a las defensas que tenemos y por la necesidad de tratamientos muy prolongados que hacen muy difícil su erradicación. Además, este microbio encuentra condiciones muy favorables en personas debilitadas por infecciones como la del virus del SIDA. Por ello, el bacilo tuberculoso está notablemente extendido -una de cada tres personas en el mundo, están afectadas por esta bacteria, lo que no significa que todas padezcan una infección aguda-, hay muchas estirpes de la bacteria que son multirresistentes, la cifra mundial de nuevos casos es de 8,8 millones por año, además, la tuberculosis supone 1,6 millones de fallecimientos en el mundo. La infección por SIDA ha complicado notablemente la infección tuberculosa y es responsable, en buena medida, de su crecimiento. Dos tercios de los nuevos casos se producen en China, la India y la República Rusa. La afectación en el mundo desarrollado supone un 2% del total mundial.

"Sólo algunos microbios patógenos pueden en ocasiones acceder o aumentar su crecimiento de forma significativa y producir enfermedad"

-Una vez planteada la relación entre seres humanos y microorganismos ¿pueden existir unos sin otros?

-Ni el ser humano, ni los demás seres vivos podrían existir sin los microbios, los microbios sí se pueden desarrollar sin nosotros. Sólo hay conflicto con aquella adaptación de algunos microbios -muy pocos- que les lleva a ser patógenos. En el pasado, las grandes epidemias y pandemias acabaron con millones de personas; hoy, también algunas pandemias como la del SIDA han producido una mortalidad muy elevada, pero tenemos un elevado conocimiento y medios para defendernos. Frente a la emergencia de patógenos resistentes, a la que tenemos que hacer frente, podemos felicitarnos, por ejemplo, de la erradicación del virus de la viruela, un patógeno que causó la muerte a millones de personas pero que, gracias a la vacunación, hemos podido declarar erradicado. Proseguirá la emergencia de nuevos patógenos y la aparición de resistentes; la investigación microbiológica podrá seguir haciendo frente a todo ello, así como derivar muchos beneficios de la actividad de los microbios. §

El regreso de la "peste blanca"

A

la mortandad que produjo en Occidente la tuberculosis fue tan alta, que la bautizaron como la "peste blanca". En la apariencia exterior muy limpia, pero mortífera por dentro. Aunque parezca que ha quedado en el pasado, esta enfermedad producida por la bacteria Mycobaterium tuberculosis o bacilo de Koch ha sufrido actualmente un repunte preocupante. De hecho, se calcula que 1.700 millones de personas de todo el mundo están infectadas, aunque algunos no desarrollen ni contagien la enfermedad. En total, la cifra representa una tercera parte de la humanidad. Si miramos hacia España, los datos indican que cada año se descubren 16.000 nuevos casos, el 70% de los cuales se diagnostican en población extranjera. Los flujos de inmigración traen una enfermedad que se creía casi erradicada, con el agravante de que están apareciendo nuevas cepas resistentes a la medicación clásica, que proceden del países en vías de desarrollo y de la Europa del Este. Pero no es sólo al flujo de personas al que tenemos que culpar de este rebrote: el gran aliado del bacilo de Koch ha sido recientemente el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Los enfermos de SIDA, con sus bajas defensas, son propensos a contraer la enfermedad, potenciando con ello su transmisión, puesto que la vía de contagio es aérea. La tuberculosis, que durante el romanticismo se consideró una enfermedad de las clases altas, hoy se ha convertido en una amenaza resistente, en una peste que tiene el color de la pobreza. §


Nanobios ¿Nuevas formas de vida?


Durante una prospección marina en el oeste de Australia, en 1998, se recogieron muestras a unos tres mil metros de profundidad y se mandaron analizar. El objetivo era conocer si en aquella zona podía haber o no petróleo. Al examinar aquellas arenas, la geóloga y microscopista Philippa Uwins de la Universidad de Queensland (Australia) descubrió con sorpresa unas curiosas estructuras filamentosas con un tamaño entre 20 y 150 nanómetros (entre 7 y 50 veces más pequeñas que las bacterias), con apariencia de células vivas. Aquellas criaturas se agrupaban en colonias, se reproducían con velocidad y se extendían como si fuese una plantación. ¡Habían surgido por debajo de la plataforma continental de Australia y estaban vivas!
Este descubrimiento, que fue publicado en su día en revistas especializadas, apoya la teoría de que la vida comenzó en las profundidades del planeta. Y no sólo eso, astrónomos como Thomas Gold están convencidos de que existen en la actualidad millones de microorganismos en las profundidades de la corteza, igual que en Australia, refugiados entre rocas profundas y calientes, obteniendo su alimento del propio magma de la tierra.
Este grupo de investigadores creen que podría existir una biosfera interna hasta diez veces mayor que la que conocemos en la superficie. Aunque una gran parte de la comunidad científica duda sobre la naturaleza de los nanobios, para muchos éstos podrían ser los auténticos dueños del planeta. §


Por amor


El móvil de la fusión entre las especies, de la unidad de los grupos, estuvo marcado desde el principio de los tiempos por la necesidad de sobrevivir. "Cada organismo -unicelular o no- busca ansiosamente en otros la energía que no tiene, la velocidad que le falta, la capacidad para poder respirar oxígeno letal o la protección frente a la incertidumbre. Este impulso de fusión obedece a razones de pura supervivencia", explicaba en una ocasión el divulgador científico Eduardo Punset. Se trata de un impulso ancestral impreso en sus códigos genéticos y que funciona inexorablemente. Lo hemos podido observar en el comportamiento de los microorganismos pero también en las hormigas, las abejas, los ñúes... Seres simples que siguen unas reglas sencillas y actúan según la información que recogen y comparten de su entorno. Han desarrollado lo que se denomina inteligencia colectiva. Un individuo no es inteligente pero una colonia sí, por eso responden con rapidez y eficacia a cualquier situación que se les presenta.
Lamentablemente, en el hombre no funcionan así las cosas. Los científicos que están investigando el cerebro han comprobado que en una parte muy pequeña pero enormemente compleja de nuestro cerebro está recogida esa necesidad o impulso. Entonces, ¿por qué el hombre no funciona en grupo, en unidad y respeto con su entorno? ¿Por qué es capaz de matar a otro o declarar una guerra? ¿Por qué la violencia, el egoísmo, la posesión, la lucha por el poder?
A diferencia de otras especies, el ser humano tiene una mente y por tanto, capacidad de decidir. Es desde esa libertad desde la que ha decidido alterar sistemáticamente las leyes universales de la relación, el respeto a la vida y sobre todo del Amor.
El hombre ha olvidado que es un microcosmos, que está formado por vidas, millones de vidas -el 90% de las células del organismo humano son bacterias- y que esas leyes que afectan al resto de criaturas también le afectan a él, quiera o no.
Nos encontramos ante una crisis a escala planetaria que, según avisan los científicos, pone en peligro la supervivencia de la raza humana. El único camino de salida y de preparación para estos tiempos que se avecinan es vivir sin condiciones la verdadera unidad, el Amor y sobre todo la comprensión de que todas las vidas estamos interconectadas, formando una red que a todos nos vincula. Juntos debemos recorrer un camino.
Las especies se unen instintivamente para sobrevivir, el hombre debe hacerlo conscientemente -sacrificio, entrega, renuncia-, no sólo para sobrevivir sino para descubrir lo que hay detrás: el secreto de la Vida. §

lunes, 2 de junio de 2008

SAN JOSE FUNDADOR Y PADRE DEL CARMELO TERESIANO
El título de esta lección es: "San José Fundador y Padre del Carmelo Teresiano". En ella, después de una breve introducción, una ficha teológica, y la reflexión que han hecho los teólogos a lo largo de la historia de la Iglesia, me refiero particularmente a las relaciones de San José con Santa Teresa y de ésta con San José; a su experiencia mística que tiene con el Santo Patriarca; expongo brevemente las ideas fundamentales del cap. VI de su Autobiografía; las expresiones de su devoción y de su amor a San José, como son la titulación de sus conventos, las imágenes o esculturas que llevaba para ellos, la celebración de la fiesta de la Solemnidad de San José, etc.; para acabar con la proyección de esta devoción de Santa Teresa en el Carmelo Teresiano que ha florecido de una manera singularísima, de una manera realmente admirable en tanto santos y santas, en tantos carmelitas y devotos entregados de verdad a San José con un amor entrañable.I. INTRODUCCION
La presencia de San José en la Iglesia de Dios, tan fuertemente destacada por San Mateo, canonizada por el Espíritu Santo de varón justo, Esposo verdadero de María y Padre singular y virginal de Jesús, por quien de algún modo pasan los designios de Dios sobre la humanidad salvada, quedó silenciada en los primeros siglos de su existencia, como silencioso fue siempre él el Santo del silencio , de quien no se nos conserva ni una sola palabra. Es su persona la que es palabra decidora y potentísima. Con el correr de los siglos esa presencia fue despertando y abriéndose camino, como él se merece. No es posible ni siquiera señalar las fechas destacadas de la aparición de esa presencia, que se ha ido haciendo también silenciosa pero irresistible. Baste recordar que uno de esos momentos cumbres, en que aparece pujante y arrolladora la presencia de San José en la Iglesia, fue Santa Teresa de Jesús.
Para ensalzar la fuerza de la presencia de San José en la Iglesia, podíamos pasar revista a las muchas familias religiosas a él consagradas; a los sermones y libros a él dedicados; a los cientos de templos erigidos en su honor, y rara es la iglesia donde no está presente San José en una escultura o alguna pintura; a los millares de personas que han paseado y pasean su nombre por este mundo; a las muchas cofradías, fundadas bajo su nombre y alentadas por su patrocinio; a las serie de textos de los Papas exaltando su figura; a los millares de páginas josefinas de tantos santos y autores espirituales, que formarían un magnífico enchiridion josefino. Baste recordar, como último eslabón de una larga historia josefina en la Iglesia, su presencia y actuación en el Concilio Vaticano II, que tanta repercusión ha tenido y sigue teniendo en la vida eclesial. Juan XXIII en la Constitución apostólica, "Humanae Salutis", con que convoca el concilio, se lo confía a San José. Y en el discurso de clausura del último período del Concilio expresa esa misma confianza: "Esté siempre con nosotros la Inmaculada Virgen María; de igual modo San José, su castísimo Esposo, Patrono del Concilio ecuménico, cuyo nombre desde hoy brilla en el canon de la Misa,nos acompañe en el camino, el que fue dado por Dios como compañero y auxiliador de la familia nazaretana"
(1). Culminación de esta trayectoria es la Exhortación Apostólica de Juan Pablo II, "Redemptoris Custos", sobre la figura y misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia, del 15 de agosto de 1989.II. - LA TEOLOGIA DE SAN JOSE
En la Sagrada Escritura, concretamente en el evangelio, que es el alma y la fuente de la auténtica y verdadera teología, no son muchas las palabras sobre San José, pero sí más que suficientes para trazar una ficha teológica del Santo, en la que se recogen su papel en la historia de la salvación y sus virtudes y grandezas. Concretamente desde esas palabras la Iglesia: Papas, liturgia, santos, teólogos, predicadores y sentido de la fe de los fieles, han ido trazando las líneas teológicas y espirituales del José que hoy venera y ensalza la misma Iglesia.
a) Datos evangélicos
El evangelio enseña claramente que José es quien transmite a Cristo su ascendencia y genealogía y con ello la descendencia de Abraham con todo lo que ello significa, y, sobre todo, la descendencia de David y las promesas del reino mesiánico y eterno. Ese es el significado y la importancia de la genealogía de José, desposado con María, de la nace Cristo (Mt 1, 1-16).
San José en los planes de Dios juega un papel de capital importancia; sin él no hubiese existido el descendiente de David, el Mesías. José da su consentimiento a esta transmisión. El Señor le pide que tome a María como esposa, porque en los planes de Dios el Mesías tenía que nacer de una virgen, pero desposada, casada con un hombre justo; y este hombre es José. Y José con su silencio dijo SI a la embajada de Dios, recibiendo a María en su casa. Es todo el valor capital del anuncio a José (Mt 1, 18-24).
José es el varón justo, cabal, perfecto, y como tal ha obrado en el momento transcendental de la Encarnación del Verbo, totalmente entregado a la voluntad de Dios con una fe ciega y absoluta en El. Se desposa con María por voluntad de Dios Es un matrimonio preparado por el Espíritu Santo, en el que sólo interviene Este de una manera especialísima (Mt 1, 19a).
Por razón de su matrimonio con María, José es padre de Jesús, padre virginal. El evangelio le da el título de padre sin más: "He aquí que tu padre y yo te buscábamos" (Lc 2, 48); porque en todo el contexto del relato evangélico se comprende fácilmente el contenido de la paternidad.
Paternidad que encuentra su realización materializada en el nacimiento de Jesús en Belén. San José pone los actos previos al nacimiento de Jesús. Como esposo justo y fiel lleva a la madre, próxima al alumbramiento, a Belén; le busca una posada digna entre amigos y conocidos, y, al no hallarla, se instala con ella en un establo de bestias, esperando el santo advenimiento. Acompaña a María en el momento de dar a luz al hijo que el cielo les ha regalado a los dos, dice San Agustín. Ha llegado ya el fruto de su matrimonio virginal con María; ha visto colmada su paternidad por obra y gracia del Espíritu Santo, aceptando que fuese de aquel modo concreto, en pobreza y abandono del mundo (Lc 2, 4-7).
José, como padre del recién nacido, le circuncida al octavo día y le impone el nombre de Jesús, que era un derecho inherente a la misión del padre; así San José ejerce su dominio sobre el hijo y, de alguna manera le marca su personalidad. Al imponerle el nombre de Jesús le incluye con todo derecho en la descendencia davídica. Es un acto de dominio y de sabiduría porque el nombre responde a la sustancia de la persona (Lc 2, 21; Mt 1, 20-21. 25).
José y María, según San Lucas, presentan al niño Jesús en el templo como sacerdote y como sacrificio. Acto que representa el reconocimiento por los padres de la especial consagración a Dios de aquel Niño que ya recibió el nombre de Jesús, que quiere decir Salvador, por especial inspiración de un ángel (Lc 2, 22-24).
En su calidad de padre de Jesús recibe del cielo la orden de llevarle a Egipto para liberarle de las iras exterminadoras de Herodes y de volverle, a su debido tiempo, a Palestina (Mt 2, 13-23).
Y en su calidad de padre, José es obedecido por Jesús y le está sujeto (Lc 2, 51). Los sentimientos de paternidad para con Jesús en José son tan fuertes que cuando los pastores cantan las maravillas de la aparición de los ángeles, su padre y su madre escuchan maravillados lo que se dice del Niño (Lc 2, 33); y cuando se pierde en el templo, le buscan por espacio de tres días con gran dolor; Mira que tu padre y yo, apenados, andábamos buscándote (Lc 2, 48).b) Reflexión teológica
Las palabras evangélicas sobre San José son pocas, pero son tan grandes, tan graves y tan densas de contenidos laudatorios del Santo, que basta el discurso de la razón, reflexionando sobre estos datos, para sacar de ellos, sin forzarlos, su grandeza singular y única. Desde estos datos se ha ido elaborando a lo largo de los siglos la que podemos llamar la teología de San José, que reducimos esencialmente a estos puntos:1) José, esposo de María
Es, sin duda, la primera verdad que se destaca en los relatos evangélicos. San José está desposado con María. Entre ellos existe un verdadero matrimonio, con todos sus derechos y obligaciones, aunque sellado por la virginidad de entrambos. Un verdadero matrimonio, ordenado de una manera especial a recibir y educar dentro de él al fruto virginal del seno de María, Jesús. Por eso es un matrimonio que se fragua y se realiza por el instinto del Espíritu Santo. El Espíritu del Señor juega un papel especial en la realización de este matrimonio: la madre de Jesús había de ser una virgen, pero una virgen desposada con un hombre justo llamado José; Jesús tenía que nacer en una comunidad matrimonial, pero de una manera virginal. Un matrimonio verdadero, pero unido legítimamente por el vínculo de un amor casto con exclusión de toda obra de la carne. Un matrimonio para el que sólo José fue juzgado digno porque sólo a él le predestinó y preparó el Señor para dicho matrimonio. Un matrimonio para salvaguardar la fama de María en su maternidad divina y para introducir al Hijo de Dios en el mundo por los cauces normales por los que entran los demás hombres, con la exclusión de la generación carnal.2) José, padre de Jesús
Desde la singularidad de este matrimonio hay que entender y comprender la paternidad de José sobre Jesús. A José, Dios le pide el consentimiento al matrimonio con María, con vistas a recibir a Jesús en este mundo, a introducirle en la marcha de la historia de la salvación en esta fase terrena: José, no temas recibir a María en tu casa, porque lo que ha concebido es por obra del Espíritu Santo; y José la recibió en su casa y con ella el fruto nacido de su vientre. Y por eso será llamado padre de Jesús. Es el apelativo que sin más aditamentos le da el evangelio.
Ya desde los primeros autores que tratan este tema encontramos este razonamiento para explicar que José es padre de Jesús y en qué sentido: María por derecho matrimoniaL pertenece a José, es como el campo de José. José por el voto de virginidad renuncia al uso de este derecho sobre María; en algún sentido lo cede al Espíritu Santo, que engendra de ella a Jesús virginalmente. Este, engendrado y nacido del cuerpo de María, en el campo de José, le pertenece como hijo. Lo explican por la ley del levirato: San José estaría civilmente muerto por el voto de virginidad y el Espíritu Santo le habría suscitado la prole; y también por el principio de derecho de que lo que nace en un campo pertenece al dueño del campo.
La paternidad sobre Jesús es la grandeza suprema de José, de la que derivan todos los demás privilegios y gracias, ya que el mismo matrimonio con María está divinamente ordenado a esta paternidad única en el mundo.
Los teólogos al desentrañar la paternidad de José sobre Jesús y querer darle un calificativo apropiado y expresivo de esa realidad, hablan de una paternidad legal, putativa, adoptiva, matrimonial, virginal, propia. Realmente es única. Es una paternidad en la que se dan todos los elementos de la misma sublimados, menos el de la generación carnal; y, además, todos ellos ordenados por Dios exclusivamente a una paternidad sobre Jesús. José es virginal y matrimonialmente padre de Jesús. No solamente no desmerece en nada la paternidad de José sobre Jesús porque le falta la generación carnal, sino que, como escribe San Agustín, tanto es más firmemente padre, cuanto más castamente es padre.
3) José vive la paternidad sobre Jesús
Dios que modela y forma uno a uno los corazones de los hombres (Sal 32, 15), puso en el corazón de José los sentimientos más altos de la paternidad. El corazón de José está modelado singularmente por la mano de Dios con miras a su Hijo, cuando Este se encarne en el mundo. No hay corazón de padre que se pueda comparar en el amor a los hijos, al de José por Jesús; el amor paternal de José excede toda ponderación. Predestinado para padre singular de Jesús, Dios le dotó de un amor paternal único. Como dice un autor "si no fue verdadero padre natural de Dios, no fue porque le faltase la congruidad y partes requisitas para eso, sino porque Dios de padre en la tierra no hizo elección" (I.Coutiño, Sermón...p. 112).
Expresión de su amor paternal es el comportamiento de José para con Jesús en su infancia y juventud. A los casos recordados del evangelio, añadamos que José como padre educa a Jesús en un sentido amplio, enseñándole las oraciones que todo fiel israelita rezaba a diario y las que decía en comunidad en el templo y en la sinagoga, como el Shema, la acción de gracias...oraciones que todo varón debía saber desde los doce años.
Sin duda le enseñó también aquellos pasos de la Escritura más destacados, que se referían a la historia de la salvación del pueblo escogido, los salmos más usados, las enseñanzas de los profetas y de los sapienciales.
Y, como el que no enseña a su hijo un oficio, le educa para ladrón, San José enseñó a su hijo el oficio de carpintero. La vida de Jesús niño y adolescente está fuertemente marcada por la educación que le dio San José.4) Grandeza y santidad de San José
Del hecho del matrimonio con María, y del hecho de la paternidad sobre Jesús, todos los teólogos deducen la grandeza singular del Santo Patriarca. Es la suya una grandeza y santidad única. A nadie cede en ellas si no es a María. Y como ella, aunque en grado inferior, según muchos teólogos, José pertenece al orden hipostático, que le eleva por encima de todos los ángeles y santos.
Es una grandeza tal que exige unos grados y alturas de santidad excepcionales, ya que cuando Dios escoge a uno para un oficio o ministerio, a la medida del mismo da los excesos de santidad. Y no hay grandeza que se pueda comparar con la de ser esposo de María y padre de Jesús.
Por ser esposo de María y tratarse de un matrimonio preparado y realizado por Dios, el Señor le dotó de un alma semejante a la de María, en decir de San Bernardo; le enriqueció con una abundancia de gracias y virtudes, que está muy por encima de las dadas a hombres y ángeles. En todo matrimonio bien hecho se busca que haya cierta igualdad, cuánto más en el que hace el mismo Dios, donde tanto obliga la razón; por eso San José es virgen, como María, y es joven cuando se desposa con ella. Basta pensar en la grandeza, en la santidad, en la plenitud de gracia de María para deducir la santidad y abundancia de gracia de José.
Gracia y santidad en las que José no dejó de crecer de una manera rápida y altísima por el continuo contacto con María y con Jesús, ya que, según el principio tan repetido por todos, tanto más participa uno del calor del fuego cuanto está más cerca de él, y tanto más abundantemente bebe de la fuente cuanto está más cerca de ella.
Por ser padre de Jesús, se exige que tenga una santidad digna de tal oficio y ministerio. Todas las prerrogativas de santidad y virtudes de San José tienen su origen y explicación en la grandeza de su paternidad sobre Jesús. Al ser ésta el oficio y ministerio de mayor altura en la Iglesia, coloca a San José inmediatamente en el trono de Dios; su santidad y virtudes son enormemente superiores a las de todos los santos ángeles. Dios Padre puso en él generosamente todas las virtudes y dones, aún aquellos que parecen contradictorios, como virginidad y matrimonio...Mientras a otros santos les reparte los dones, a unos unos y a otros otros, a San José se los dio todos, le dio lo bueno y lo mejor y sin medida.5) Privilegios de San José
Los teólogos no sólo deducen de los datos evangélicos la santidad y virtudes singulares de San José por su condición de Esposo de María y Padre virginal de Jesús, sino que llevan más lejos la fuerza del razonamiento y predican del Santo una serie de privilegios semejantes a los de María.6) Poder de intercesión de San José
El poder de intercesión de San José es único, después del de María. Las razones teológicas de la misma las recogió Santa Teresa en su panegírico josefino del capítulo 6 de la Vida: porque es Padre de Jesús y Esposo de María. Si San José mandaba a Jesús como a hijo en la tierra y Este le obedecía, como a hijo sigue mandándole en el cielo; sus peticiones son mandatos. Como dice Juan Gersón: San José no pide, manda; no ruega, ordena; porque la petición del marido a la mujer y del padre al hijo se considera un mandato.
Este poder de intercesión no es sólo en algunas necesidades sino en todas, pues se trata del poder ante Jesús, de quien todo depende; es Santo poderoso no sólo para algunos sino para todos, para toda la Iglesia, que cree y confía en ese poder. Esa fe la expresó Pío IX declarándole Patrono de la Iglesia Universal el 8 de diciembre de 1870. Y si bien la fiesta fue suprimida más tarde a nivel de iglesia universal, es siempre verdadero que San José es Patrono y Protector singular de la Iglesia, ya que como Padre de la misma, en la línea que es Padre de Jesús, Cabeza de esta Iglesia, le corresponde este patronato y protección, proporcionalmente a como le corresponde a María, por ser Madre de la Iglesia el título de Patrona y Protectora de la misma.
III. SAN JOSÉ EN EL CARMELO ANTES DE SANTA तेरेससन

José en el Carmelo entra desde los orígenes de la Orden. No en vano el Carmelo es flor plantada, nacida y desarrollada en Palestina, la tierra de José. El Carmelo nace acunado por María y por José. Desde sus orígenes derrama fuertes aromas josefinos junto a los marianos. Y si no es cierto lo que se ha escrito, que "cuando los carmelitas, huyendo de la persecución de oriente, se refugiaron en occidente, nos trajeron la fiesta de San José(2), es innegable que la devoción a San José, a nivel personal y local, se vivía desde la venida de los carmelitas a Europa, si bien la fiesta del Santo Patriarca, a nivel de Orden, no aparece sino en la segunda mitad del siglo XV, con la particularidad de que los carmelitas fueron los primeros que en la Iglesia latina compusieron un oficio enteramente propio en honor de San José, que aparece en el breviario impreso en Bruxelas en 1580 y en los que le siguen; y es seguramente el que leía la Santa Madre en la fiesta de San José. Quiere decir que los carmelitas desde que comenzaron a honrar a San José, lo hicieron con tanto ardor y fe que apenas se encuentra precedente igual en la historia josefina. "Este oficio no solamente es el más antiguo monumento elevado en la Iglesia latina a la gloria de San José, sino también, seguramente, el cántico más hermoso que jamás le fue consagrado. Todas sus partes, desde la primera antífona hasta la última, nos representan al Santo en todo el esplendor de su gloria"(3).
¿Qué es lo que se cantaba y celebraba en esta festividad de San José del 19 de marzo? La virginidad de José, a quien Dios encomienda la virginidad de la Madre de su Hijo, con quien la casa, para celar el misterio de la Encarnación al diablo, y para que fuese testigo y guardián de la virginidad de María, defendiéndola de toda sospecha de infamia.
El matrimonio realizado por Dios es un matrimonio virginal, ligado no por unión carnal sino por un amor virtuoso; un matrimonio feliz por la fe, el sacramento y la prole bendita. Vice-Padre, Padre virgen y, como María, libre de toda infamia de pecado, sirviéndose mutuamente María y José con solicitud conyugal, y con igual dedicación alimentando al Hijo.
San José es el receptor del misterio de la Encarnación, por quien el Angel, enviado de Dios, da a conocer el misterio de la salvación humana, y que tiene los reinos de la vida. Esta teología es la que leía y meditaba Santa Teresa en la fiesta de San José, mientras vivía en el monasterio de la Encarnación, donde consta que la devoción a San José estaba muy arraigada, y que, resumida y hecha experiencia singular, ha derramado en su Vida.
IV. RELACIONES DE SANTA TERESA CON SAN JOSÉPocas personas en la historia de los hombres tan dotada para relacionarse con los demás como Santa Teresa. Estaba hecha para la amistad abierta y generosa, para una vida de relaciones sociales y espirituales amplias y varias. De hecho en el campo concretamente carmelitano, desde el General para abajo, se relacionó con tantos frailes y monjas.
Lo mismo le pasa con los santos del cielo. No es persona de un solo santo o de pocos. Por el contrario son muchos de los que se confiesa devota. La lista de los santos de su devoción particular, encabezada por San José, encontrada en su breviario, registra la friolera de 34 (y no es completa); entre ellos están los Patriarcas, las once mil vírgenes, los Santos de la Orden, los Angeles.
Muchos santos, pero uno singular, no sólo por ser el primero de la lista sino por razón de sus vivencias espirituales especiales con él: éste es San José.a) Devoción y experiencia josefina
Lo que Santa Teresa nos enseña sobre San José en la historia de salvación de su alma es la expresión de una devoción sentida y profunda y sincera al Santo Patriarca, hecha vivencia, experiencia honda, intimísima y prolongada por muchos años. No habla de lo que aprendió en los libros, que alguno debió leer sobre San José, ni de lo que oyó en los sermones que oía, al menos cada año cuando procuraba hacer su fiesta con toda la solemnidad que podía (V 6,7), y en otras ocasiones. Ella habla desde la experiencia personal de San José interviniendo en su vida y en su alma; no dice nada que no sepa por experiencia; que por eso se convierte en un apóstol singular de la devoción al Santo.
La devoción de la Santa a San José, hecha experiencia, aparece clara desde su entrada en la Encarnación. Y se fragua ya desde niña. "Con el cuidado que mi madre tenía de hacernos rezar y ser devotos de Nuestra Señora y de algunos santos" (V l,l). Y para la Santa no se puede pensar en la Virgen sin ver a su lado a San José. Lo cierto es que desde su entrada en la Encarnación esta devoción aparece pujante, viva y proselitista. Una devoción, hecha experiencia, que es el compuesto de afecto, entrega, veneración, confianza, amor, que le lleva a encomendarse muchas veces a él. Y el resultado de esta actitud múltiple, vivida día a día y con más intensidad en momentos de necesidad espiritual o corporal, es que se da cuenta que ha elegido a un santo lleno de bondad y de poder, experimenta que se relaciona con un Padre y Señor. Vio claro, tuvo por experiencia, como otras personas tenían también por experiencia, a quienes ella se lo recomendaba, la benéfica y universal ayuda con que San José le correspondía, sacándola con más bien que ella le sabía pedir. Se trata, no de una experiencia sobrenatural y mística, sino de un convencimiento total desde la fe sincera y el amor entregado, que lo que ha recibido en necesidades de alma y cuerpo son gracias dispensadas por San José, en atención a la total confianza con que se las ha pedido y el abandono esperanzado con que se le ha encomendado. De aquí nace el típico agradecimiento de la Santa: hace proselitísmo y conquista muchos devotos para San José: hay muchos que son devotos de nuevo...yo decía se encomendasen a él...y celebra su fiesta con toda solemnidad.b) Experiencia sobrenatural y mística
La larga experiencia de la devoción a San José, con el tiempo se madura y se transforma en una experiencia sobrenatural, sin perder su carácter habitual de experiencia a nivel de gracia ordinaria, aunque muy fuerte. Esto sucede cuando la Santa comenzó a tener una manera nueva de experimentar las realidades sobrenaturales. También la devoción a San José queda tocada suave y fuertemente de esos vientos místicos que han entrado en su alma. En esta línea se desarrolló poderosamente la devoción de la Santa a San José, y las experiencias concretas de esta devoción mística irán apareciendo en momentos concretos y especiales de su vida.
La devoción a San José en el Carmelo teresiano va esencialmente unida a Santa Teresa. Es uno de los legados más ricos y característicos que la Santa dejó a sus hijos. Y los hace por la fuerza de esta experiencia y como fruto maduro de la misma. Una herencia valiosísima. Al experimentar a San José como Fundador de la Reforma, de su obra de Fundadora, le asocia esencialmente a la misma. No se comprende el Carmelo teresiano sin San José, sin la experiencia josefina de la Santa. Las palabras del P. Gracián, el gran confidente de la Madre Teresa por tanto tiempo, y prelado suyo muchos años, son terminantes: "...y por esta causa, según escribe el doctor Ribera, puso sobre la portería de todos sus monasterios que fundó a nuestra Señora y al gloriosa San José; y en todas las fundaciones llevaba consigo una imagen de bulto de este glorioso santo, que ahora está en Avila, llamándole fundador de esta Orden.
Los cuales (que profesan esta regla de carmelitas descalzos) reconocen por fundador de esta reformación al glorioso San José, con cuya devoción la fundó la Madre Teresa, así como toda la religión del Carmen reconoce por fundadora a la sacratísima Virgen María "
(4).
De hecho la fundación del primer monasterio no se explica realmente sin la presencia y la ayuda de San José. El primer convento del Carmelo teresiano se funda en un ambiente bañado de lo sobrenatural, tal como entiende la Santa lo sobrenatural, ambiente en el que juega un papel de primera clase el glorioso San José. Como dice el P. Gracián, extendiendo esta importancia capital del Santo a todos los demás conventos: "de la manera que el glorioso San José hizo milagro en la fábrica de este monasterio (de San José), podría contar de otros muchos, así de frailes como de monjas, que parece imposible haberse labrado, si este glorioso santo no hubiese puesto las manos en estas fábricas"
(5). Así, un dia después de comulgar oye muchas promesas de que no dejaría de hacerse el monasterio y que se serviría mucho en él y que se llamase San José, y que a una puerta nos guardaría él (San José) y nuestra Señora la otra, y que Cristo andaría con nosotras" (V 32,ll). Metida ya en la edificación del monasterio, se encuentra atada por todas partes, sin dineros ni de dónde los tener, ni para el Breve ni para nada. En esta situación sin salida viene sobrenaturalmente en su ayuda San José; se lo había encomendado mucho; y el Señor, por maneras que se espanta a los que lo oían, me proveyó" (V 33,12). Le llegaron de manos de su padre y señor San José por medio de su hermano Lorenzo más de doscientos ducados.En estos mismos días, estando en la iglesia de los dominicos, recibe la gracia mística de la vestición de una ropa de mucha blancura y claridad. Se la visten nuestra Señora, de grandísima hermosura, a quien ve al lado derecho, y su padre San José, que ve al izquierdo, dándole a entender que ya está limpia de sus pecados.
En este ambiente de lo sobrenatural quedó erigido oficialmente el monasterio del señor San José el día 24 de agosto de 1562. La Santa Madre experimenta un gran contento por haber hecho lo que el Señor le había mandado y porque hay otra iglesia más en este lugar, y precisamente de mi padre glorioso San José, que no la había (V 36,8). La extereorización de esta fuerte experiencia en la fundación del primer monasterio es una imagen de talla de San José, vestida, con el sombrero en la mano y la vara florida, sobre la puerta de la iglesia, y en un lienzo del Santo en el altar mayor.
La experiencia sobrenatural de San José en la fundación del primer monasterio es un punto culminante en la carrera de esas experiencias de su padre y señor San José, que comienza con la curación milagrosa de su gravísima enfermedad, y que marca un momento fundamental y decisivo en sus relaciones con el Santo Patriarca, en el que le experimenta -vi claro- como padre y señor omnipotente en todas las necesidades. La experiencia josefina ya no se corta y se prolonga a lo largo de toda su vida. Su existencia se desarrolla bajo el signo de San José. Isabel de la Cruz en su dicho para la beatificación de la Santa en el Proceso de Salamanca, la expresa con estos términos: "Era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado"
(6). Hay muchos datos y momentos en su vida en que siente esta experiencia de San José, además de los mencionados. Basta recoger estos tres. Un día que comulgaba había visto que venían alumbrando al Santísimo Sacramento el bendito San José de una parte y Lorenzo de Cepeda, su hermano, de otra. Así se lo cuenta a su sobrino Francisco, hijo de Lorenzo(7). Petronila Bautista habla de un arrobamiento muy grande que tuvo el día del bienaventurado San José, estando oyendo misa en la reja del coro de San José de Avila(8).
No, por conocido, es menos de ponderar el hecho de la aparición de San José cuando iban camino de Beas de Segura para una nueva fundación en aquella villa. Lo cuenta Ana de Jesús (Lobera), testigo del hecho como una de las ocho religiosas que acompañaban a la Madre en dicha fundación.c. Formas expresivas de la devoción y experiencia de San José
Como de la abundancia del corazón habla la boca, la abundancia de la devoción y experiencia josefina de la Santa se visibiliza en una serie de manifestaciones externas. Y no importa que la devoción y la experiencia de San José alcance cotas sobrenaturales muy altas; a la Santa la altura de estas experiencias sobrenaturales no le hicieron perder el contacto con la tierra y la realidad de cada día. Y así vemos que, mientras la experiencia de San José se vive en lo más profundo del espíritu, en el centro del alma, las formas devocionales para expresar la misma son las más simples y elementales y las más tradicionales y comunes. Para ella los medios ordinarios de devoción de aquel entonces continúan siendo fuentes de piedad, de amor, de agradecimiento, y los medios de expresar su religiosidad hacia su padre y señor San José.l) Titulación de sus monasterios
Para la Santa Madre los conventos que va fundando, a imagen del primero, son casas del señor San José, son su casa. Por eso procura que la mayoría lleve hasta el nombre y título de San José. De los diez y siete palomarcitos de la Virgen, fundados por ella, once están bajo el título de San José: Avila (1562), Medina del Campo (1567),Malagón (1568), Toledo (1569), Salamanca (1570), Segovia (1574), Beas de Segura (1575), Sevilla (1576), Caravaca (1576), Palencia (1580), Burgos (1582). Con esta particularidad, que a partir de la fundación de Beas, San José va asociado ingeniosamente a otros títulos.
2) Imágenes de San José en sus fundaciones
Si no todas las fundaciones de la Madre Teresa llevan el título de San José, no hay ninguna donde no esté presidiendo y amparando la imagen de San José. Es una manifestación más de su devoción y experiencia josefina el ir sembrando por sus conventos imágenes de San José, la mayoría de las cuales se conservan todavía.
Es notable, a este respecto, el dato que llevaba consigo en todas sus fundaciones una imagen de bulto de San José, que recibía el título de "San José del Patrocinio", y, cuando el P. Pedro Fernández la nombró Priora del convento de la Encarnación en 1571, y ella supo de la terrible negativa de la mayoría de las monjas para recibirla, llevó consigo esta imagen y el día de la toma de posesión, al tiempo que colocaba la imagen de la Virgen en la silla prioral, la acomodó en la silla subprioral; esta imagen luego le parlaría todo lo que las monjas hacían, que por eso se le llamó el Parlero, y de tanto hablar quedó con la boca abierta milagrosamente (ll).
En la fundación de Burgos, el médico Antonio Aguiar, amigo del P.Gracián, hace notar cómo, al no encontrar una imagen del Santo, reparaba por mano de un pintor un santo antiguo para que representase a San José
(9). Como no quiere que falte mucho tiempo la imagen de San José en ninguno de sus conventos, son las casas de su padre y señor, recuerda a Diego de Ortiz, fundador del convento de Toledo, "no se descuide tanto de poner a mi señor San José en la puerta de la iglesia(10).
3) Celebración de las fiestas de San José
Una de las manifestaciones más auténticas de verdadera devoción a un santo es la celebración litúrgica de sus fiestas. La Santa no sólo celebraba la fiesta de San José; la solemnizaba. Lo dice ella misma: "procuraba yo hacer su fiesta con toda la solemnidad que podía" (V 6,7). Esta costumbre de celebrar la fiesta de San José con toda solemnidad, con música y sermón, con volteo de campanas y galanura de flores y nubes perfumadas de incienso y mirra -que así se celebraba la fiesta de San José en las iglesias de la Orden, según el Beato Juan Bautista el Mantuano- (21), la comenzó en la Encarnación y la mantuvo los años que vivió en aquel monasterio, las reanudó cuando volvió de Priora, y la celebraba en el convento que le pillaba la fiesta del Santo Patriarca. Es uno de los datos más testificados en los Dichos para su Beatificación y Canonización.
Cuando escribe las Constituciones prescribe que "los domingos y días de fiesta se cante Misa, Vísperas y Maitines. Los días primeros de Pascua y otros días de solemnidad podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso San José" (Const. n.2).
Son elocuentes, a este respecto, los festejos religiosos de carácter mariano-josefino que organizaba en solemnidades litúrgicas, como la Navidad, en la que disponía la procesión con las imágenes de la Virgen y San José, de quien era devotísima, añade Isabel Bautista, que describe la escena, y éste pidiendo posada para la Virgen en cinta.4) El capítulo 6 de la vida, panegírico de San José
El capítulo 6 de la Vida de la Santa, el libro de las misericordias del Señor para con ella, es un panegírico breve pero denso sobre San José. Voy a fijarme únicamente en un punto o aspecto de este panegírico:d. Las almas de oración deben ser devotas de San José
"En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas...Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro y no errará en el camino" (V 6,8).
Para la Santa los que se dedican a la oración forman una categoría especial en la Iglesia de Dios, son los siervos del amor (VII,l); a ella pertenecen sus hijas las carmelitas descalzas. Para estas San José es un maestro consumado. La oración mental, según Santa Teresa, es tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama (V 8,5), es decir, con Jesús humanado.
El camino de la oración debe llevarnos a encontrar y vivir en compañía de Jesús. De ahí la exhortación de la Santa: "¿Pues qué mejor que la del mismo Maestro que enseñó la oración que vais a rezar? Representad al mismo Señor junto a Vos y mirad con qué amor y humildad os está enseñando; y creedme, mientras pudiéreis, no estéis sin tan buen amigo...¿ Pensáis que es poco un tan buen amigo al lado? (C 26,l).
La Santa, convencida por la propia experiencia, que la oración es tanto más auténtica y santificadora cuanto es un encuentro más íntimo con Jesús, un encuentro en el que el alma "le está hablando y regalándose con El" (V 1311), exhorta ardiente y amorosamente a ocuparse "en que mire que le mira y le acompañe y hable y pida y se humille y regale con El y acuérdese que no merecía estar allí...; hace muchos provechos esta manera de oración teresiana, y en la compañía e intimidad con Jesús Humanado debe desarrollarse en sus diversas etapas.
Si esto es la oración para la Madre Teresa, se comprende que proponga a San José como Maestro insuperable en este camino. La vida de San José, su vocación, su misión, su predestinación, están totalmente en la perspectiva de la compañía de Jesús y se concretan en estarle siempre al lado, hablarle, regalarse con El, pedirle, servirle. Toda la razón de su existencia es la vida con Jesús y para Jesús. La vida de José tiene su razón de ser solamente en Jesús: recibirle y acogerle en el seno de su Madre, ponerle el nombre, cuidarle y velar por El, alimentarle, enseñarle, vivir en su compañía e intimidad. ¿Quién podrá comprender la intimidad dulce y suave, gozosa y dolorosa, que vivió con Jesús? ¿Quién podrá vislumbrar los grados del trato de amistad que se desarrolló entre ellos y con María?
Si en la oración, como trato de amistad con Cristo, es aspecto esencial escuchar la palabra de Jesús, ver verdades, San José escuchó ensimismado muchas veces las palabras de su hijo Jesús, que le calaban hondo en el corazón. Si a los apóstoles, por ser sus amigos (Jn 15,15), Jesús les descubre sus secretos ¿qué secretos y verdades no descubriría a su padre San José? Y ¡cómo escucharía este las palabras, llenas de vida y calor, de Jesús! ¡Con qué docilidad las asimilaría, con qué amor las metería y meditaría en su corazón!, ¡qué conversaciones mantendrían entre los dos!
Toda la vida de San José fue oración, porque fue una vida en compañía de Jesús, de intimidad y familiaridad con El. Nadie supo más y mejor de esta oración que él, que por tanto tiempo trató con Jesús y María en una comunión y comunicación auténtica y única de amistad y amor.
Por eso en el Carmelo teresiano San José siempre ha sido Maestro de oración। Son incontables las almas que han encontrado en él el maestro y guía de su camino oracional, y algunas han llegado a una verdadera experiencia sobrenatural y mística de él, como la Santa Madre.V. PROYECCIÓN JOSEFINA DESDE SANTA तेरेसाLo que la Santa escribe sobre su personal y particular experiencia josefina, tan sencilla y vitalmente expuesto, tiene una finalidad: proyectarlo en los demás, quiere que todos sean devotos de San José y se encomienden a él. Y lo ha logrado plenamente. No es posible leer las páginas, en que la Santa describe sus experiencias josefinas y quedarse indiferente. Santa Teresa, cuyas palabras sobre San José caben en muy pocas páginas, se ha convertido en un apóstol de primera magnitud del Santo por la naturalidad, calor y amor con que las escribe. Por lo que escribe del Santo, como exposición de su experiencia sobrenatural y desde la misma, aunque tan breve, entra en el catálogo de los grandes apóstoles josefinos, y por lo que hizo en su obra fundacional. Y esto no sólo para el Carmelo teresiano sino para la Iglesia universal. El P. Gracián en su Josefina cita casi todos los lugares en que la Santa habla de San José
(11). Y, después de él, la mayoría de los autores carmelitas cuando se presenta la ocasión. Los predicadores del XVII, en gran número, citan las palabras del capítulo 6 de la Vida, alineándola con Gersón e Isidoro de Isolanis. Santa Teresa entra enseguida en el catálogo de los grandes apóstoles y propagadores de la devoción a San José. Podemos aplicar a este aspecto concreto lo que la Santa dice que le prometió el Señor de su primera casita de San José, que "sería una estrella que diese de sí gran resplandor" (V 32,ll). San José de Avila, la casa de San José ha encendido en el cielo de la Iglesia muchas estrellas de devoción y amor al Santo Patriarca, y sigue y seguirá alumbrándolas.
Como dice un autor francés, Lucot: "Los Papas encontraron un auxiliar poderoso para la propagación del culto de nuestro Santo en la célebre Reformadora del Carmelo. Gersón había hecho mucho por él, Teresa hizo mil veces por sí misma, por los religiosos de su Reforma y por las religiosas de su Carmelo. San José le es deudor, sobre todo, de su gloria sobre la tierra
(12).En el Carmelo teresiano
Que la fundación de San José tuvo un marcado signo apostólico josefino para el Carmelo mismo es claro. En él se serviría mucho a San José. Así lo han comprendido e interpretado los autores carmelitas. El P. Juan de la Anunciación, General de la Congregación de España, historiando la fundación de San José de Avila, escribe: "púsose el Santísimo Sacramento; dedicóse la iglesia a nuestro Padre San José, que por aquel principio es Patrón y Protector de nuestra Reforma...El convento de San José de Avila es el principio y el solar de todos los conventos de la descalcez y principio y solar de la devoción josefina de los mismos"
(13).
Valga como confirmación de cómo la devoción a San José penetró en el alma y en la vida de la Descalcez el hecho de intitular tantos conventos con el título y nombre de San José, siguiendo en ello el ejemplo de la Santa Madre. En 1699 había en el mundo 321 conventos de frailes carmelitas descalzos, sin contar los hospicios. De ellos 73 llevan el título de San José. Y hay 180 de monjas sujetas a la Orden y de ellos están bajo el título de San José 57.
Más importantes que los conventos materiales con sus títulos son los conventos espirituales y vivos de las almas. Y estos conventos vivientes respiran bajo el signo de San José. San José ha ocupado y sigue ocupando un lugar de preferencia en ellos. Costumbres devocionales josefinas, introducidas por la Santa Madre, se siguen celebrando aún, como expresión de una devoción genuina, en los carmelos teresianos, y otras que se han ido introduciendo, inspiradas en aquellas
(14). Los carmelos teresianos desde su soledad, clausura y silencio son hogares de cálido amor y devoción sentida a San José, que caldean en la Iglesia, focos potentes de devoción honda al Santo que esparcen sus resplandores en la comunidad eclesial. Sería interesante recoger las vivencias josefinas que se registran en los carmelos de la Madre Teresa, en donde San José tiene en cada carmelita una verdadera devota y propagandista, porque viven auténticamente el carisma teresiano. Se les puede aplicar a ellas particularmente estas palabras: "Si, como dicen los curiosos investigadores de los secretos de la naturaleza, los hijos salen a las madres", a nadie le parecerá paradójico lo que, confidencialmente, le voy a decir: que el ser hijo de Santa Teresa y devoto de San José, ser carmelita y defender y propugnar la gloria del santísimo Esposo de la Virgen Santísima, son conceptos sinónimos y cualidades hasta tal punto simpáticas y mutuamente unidas, que no puede ni debe darse una sin la otra(15).
Algunas páginas gloriosas
A lo largo de su historia el Carmelo teresiano, tanto femenino como masculino, ha escrito páginas gloriosas de devoción a San José. San José ha sido siempre y sigue siendo el Padre, el Protector, el Patrono, el Señor, nuestro Padre y Señor San José. La experiencia de la Santa Madre sigue gravitando sobre su vida y su historia y el grito -llamada a él especialmente dirigido- querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, ha encontrado siempre eco y acogida en el corazón de sus Carmelos.
Estas páginas gloriosas tan numerosas, en número muy reducido y muy resumido, se llaman entre otras:
Ana de San Bartolomé, la fiel enfermera de la Santa, que se goza de que por la Santa Madre San José sea más conocido en España "que casi no le conocían", y colabora con Ana de Jesús (Lobera) sembrando abundantemente la devoción josefina en los Países Bajos, y que resultó tan fecunda.
La Beata María de Jesús, el letradillo de Santa Teresa, que ve en visión a la Santa Madre con San José y que, siendo Priora de Toledo, recomienda a sus hijas la devoción a San José, el bendito Esposo de María, a quien Dios ha constituido protector especial de la castidad; no deja pasar día sin rezarle los siete dolores y gozos; le dedica el miércoles de cada semana y el 19 de cada mes; medita con frecuencia en los principales episodios de su vida y particularmente en la inmensidad del amor con que el Santo Patriarca amaba a Jesús.
Santa Teresita del Niño Jesús, que desde la infancia ha sentido hacia San José una grande devoción que se confundía con su amor a la Virgen Santísima, y todos los días le rezaba la oración: ¡Oh José, padre y protector de las vírgenes...! Cuando inicia la peregrinación a Roma le ruega que vele por ella; cuando visita Loreto siente una emoción profunda al pisar el mismo suelo que San José había regado con su sudor. Ya en el Carmelo dedica una poesía a San José, canta su vida humilde y al servicio de Jesús y María, le contempla en su vida sencilla y dura de trabajo, le ofrece los platos fuertes de la comida y exclama como síntesis de toda su devoción: ¡Oh el bueno de San José! ¡Oh cuánto le amo!, y en el cielo verá y cantará su gloria.
Clara María de la Pasión, María de San José, Ana de Jesús (Lobera), Isabel de Santo Domingo, Beatríz de Jesús (Ovalle), Teresa de Jesús, Cecilia de San José, Gabriela de San José, Feliciana de San José, María de la Encarnación, la Beata María de los Angeles, Ana de San Agustín, la Beata Isabel de la Trinidad y tantas más carmelitas en quienes se ha hecho realidad las palabras de la Santa, que hay muchas que le son devotas (a San José) y experimentan esta verdad (V 6,6) Junto a estas páginas escritas o historiadas, llenas de gloria para San José, hay otras innumerables que sólo han quedado consignadas en el libro de la vida y que no son menos gloriosas.
VI - CONCLUSIÓNNo es posible dejar de lado a San José en la vida de la carmelita, cuando el Espíritu ha hablado tan fuerte en la Iglesia y más concretamente en el Carmelo Teresiano sobre la presencia del papel del glorioso San José en la historia de la salvación de la misma y de cada uno de los salvados. Sería traicionar a Santa Teresa que tan alto sigue gritándonos que seamos devotos de su Padre y Señor San José y nos encomendemos a él, particularmente personas de oración; y sus palabras, con la carga experimental y afectiva que llevan, resultan hoy de una actualidad perenne.BIBLIOGRAFIAAA.VV., San José y Santa Teresa. «Estudios Josefinos» l8 (1964) 233-842.Es una colección de 17 artículos; viene a ser una enciclopedia josefino-carmelitana.AA.VV. Rivista di Vita Spirituale, 15 (1961) 244-479.Número dedicado a San José con 7 artículos, textos de Papas, y testimonios de Santa Teresa, P Gracián y José Antonio de San Alberto.LEON DE SAN JOAQUIN, El culto de San José y la Orden del Carmen, Barcelona, 1905, 26Op.Para una mayor información bibliográfica ver:AMANCIO DE MARIA, Bibliografía josefina de la Reforma Teresiana, «Est. Jos.» 18 (1964) 807-822.