sábado, 21 de junio de 2008



San Silvano (1866-1938), monje ortodoxo
Escritos

«No os preocupéis tanto por vuestra vida»

El Señor dijo a sus discípulos: «Os doy mi paz» (Jn 14,27). Es necesario pedir a Dios esta paz de Cristo, y el Señor la dará al que se la pida. Cuando la recibimos hemos de velar santamente por ella y hacerla crecer.

Aquel que en sus aflicciones no se abandona a la voluntad de Dios, no puede conocer la misericordia de Dios. Si te sobreviene una desgracia, no te dejes abatir, sino acuérdate de que el Señor te mira con bondad. No aceptes este pensamiento: «¿El Señor me mirará con amor siendo así que le he ofendido?», porque el Señor es bueno por naturaleza. Vuélvete con fe a Dios y di como el hijo pródigo del Evangelio: «No soy digno de ser llamado hijo tuyo» (Lc 15,21). Entonces verás cuán querido eres del Padre, y tu alma conocerá un gozo indescriptible.



sábado 21 Junio 2008

San Luis Gonzaga , San Inocente

Segundo Libro de Crónicas 24,17-25.

Después de la muerte de Iehoiadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante del rey, y este se dejó llevar por sus palabras.
Entonces abandonaron la Casa del Señor, el Dios de sus padres, y rindieron culto a los postes sagrados y a los ídolos. Por este pecado, se desató la indignación del Señor contra Judá y Jerusalén.
Les envió profetas que dieron testimonio contra ellos, para que se convirtieran al Señor, pero no quisieron escucharlos.
El espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Iehoiadá, y este se presentó delante del pueblo y les dijo: "Así habla Dios: ¿Por qué quebrantan los mandamientos del Señor? Así no conseguirán nada. ¡Por haber abandonado al Señor, él los abandonará a ustedes!".
Ellos se confabularon contra él, y por orden del rey lo apedrearon en el atrio de la Casa del Señor.
El rey Joás no se acordó de la fidelidad que le había profesado Iehoiadá, padre de Zacarías, e hizo matar a su hijo, el cual exclamó al morir: "¡Que el Señor vea esto y les pida cuenta!".
Al comenzar el año, el ejército de los arameos subió a combatir contra Joás. Invadieron Judá y Jerusalén, ejecutaron a todos los jefes que había en el pueblo, y enviaron el botín al rey de Damasco.
Aunque el ejército de Arám había venido con pocos hombres, el Señor entregó en sus manos a un ejército mucho más numeroso, por haberlo abandonado a él, el Dios de sus padres. De esta manera, los arameos hicieron justicia con Joás,
y cuando se fueron, lo dejaron gravemente enfermo. Sus servidores tramaron una conspiración contra él para vengar la sangre del hijo del sacerdote Iehoiadá, y lo mataron cuando estaba en su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el sepulcro de los reyes.


Salmo 89(88),4-5.29-30.31-32.33-34.

Yo sellé una alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor:
"Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones".
Le aseguraré mi amor eternamente, y mi alianza será estable para él;
le daré una descendencia eterna y un trono duradero como el cielo.
Si sus hijos abandonan mi enseñanza y no proceden de acuerdo con mis juicios;
si profanan mis preceptos y no observan mis mandamientos,
castigaré sus rebeldías con la vara y sus culpas, con el látigo.
Pero a él no le retiraré mi amor ni desmentiré mi fidelidad;


Evangelio según San Mateo 6,24-34.

Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero.
Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido?
Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos?
¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida?
¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer.
Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos.
Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe!
No se inquieten entonces, diciendo: '¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?'.
Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan.
Busquen primero el Reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura.
No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.


Día litúrgico: Sábado XI del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 6,24-34): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?

»Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal».

Comentario: Rev. D. Carles Elias i Cao (Esplugues de Llobregat-Barcelona, España)

«No andéis preocupados por vuestra vida. No os preocupéis del mañana»

Hoy, Jesús nos dice: «No podéis servir a Dios y al dinero» (Mt 6,24). Con estas palabras nos enfrenta a nuestra inseguridad, que procuramos paliar con el apoyo en la tranquilidad de tener no sólo lo necesario, sino lo que nos apetece, lo cual nos lleva a consumir y malgastar.

«Que lo oiga el avaro; que lo oiga el que piensa que, llamándose cristiano, puede servir al mismo tiempo a las riquezas y a Cristo. Sin embargo, no dijo: el que tiene riquezas, sino el que sirve a las riquezas; el que es esclavo de las riquezas y las guarda como un esclavo; pero el que ha sacudido el yugo de la esclavitud, las distribuye como señor» (San Jerónimo).

Como en las bienaventuranzas —o en otro pasaje clave, como el del mandato nuevo (Jn 13,34-35)—, hoy el Señor nos invita a una decisión por la confianza ilimitada en un Padre que se nos da como providencia, por la búsqueda del Reino de justicia, paz y alegría, por una verdadera pobreza interior del alma, que se vuelve una y otra vez con “gemidos inenarrables” (cf. Rom 8,26) a Quien únicamente puede saciar nuestro anhelo de plenitud y eternidad. Desde este desasimiento, desde esta precariedad asumida conscientemente, ponemos toda nuestra esperanza en el seguimiento de Cristo.

Dejando el pasado en el perdón de Dios y ahuyentando temores y preocupaciones por un futuro que todavía no ha llegado, Jesús nos invita a vivir el día de “hoy”, que es lo único que ahora tenemos. Y en este “hoy” Él se nos da como pan que acompaña el día. «Sólo el presente nos pertenece, siendo incierta la esperanza del futuro (...). Bástale a cada día su propia malicia. ¿Por qué angustiarnos por el mañana?» (San Gregorio de Nisa).

Dia litúrgic: Dissabte XI de durant l'any

Text de l'Evangeli (Mt 6,24-34): En aquell temps, Jesús digué als seus deixebles: «Ningú no pot servir dos senyors, perquè si estima l'un, avorrirà l'altre, i si fa cas de l'un, no en farà de l'altre. No podeu servir alhora Déu i el diner. Per això us dic: No us preocupeu per la vostra vida, pensant què menjareu o què beureu, ni pel vostre cos, pensant com us vestireu. ¿No val més la vida que el menjar, i el cos més que el vestit? Mireu els ocells del cel: no sembren, ni seguen, ni recullen en graners, i el vostre Pare celestial els alimenta. ¿No valeu més vosaltres que no pas ells? ¿Qui de vosaltres, per més que s'hi esforci, pot allargar d'un sol instant la seva vida?

»I del vestit, per què us en preocupeu? Fixeu-vos com creixen les flors del camp: no treballen ni filen, però us asseguro que ni Salomó, amb tota la seva magnificència, no anava vestit com cap d'elles. I si l'herba del camp, que avui és i demà la tiren al foc, Déu la vesteix així, ¿no farà més per vosaltres, gent de poca fe? Per tant, no us preocupeu, pensant què menjareu, o què beureu, o com us vestireu. Tot això, els pagans ho busquen amb neguit, però el vostre Pare celestial ja sap prou que en teniu necessitat. Vosaltres, busqueu primer el Regne de Déu i fer el que Ell vol, i tot això us ho donarà de més a més. No us preocupeu, doncs, pel demà, que el demà ja s'ocuparà d'ell mateix. Cada dia en té prou amb els seus maldecaps».

Comentari: Mn. Carles Elias i Cao (Esplugues de Llobregat-Barcelona, Catalunya)

«No us preocupeu per la vostra vida. No us preocupeu pel demà»

Avui, Jesús ens diu: «No podeu servir alhora Déu i el diner» (Mt 6,24). Amb aquestes paraules ens enfronta amb la nostra inseguretat, que procurem pal·liar amb el recolzament en la tranquil·litat de tenir no només allò que necessitem, sinó també allò que ens abelleix, i això ens duu a consumir i malgastar.

«Que ho escolti l'avar; que ho escolti el qui pensa que, anomenant-se cristià, pot servir al mateix temps les riqueses i el Crist. Malgrat tot, no va dir: el qui té riqueses, sinó el qui serveix les riqueses; el qui està esclavitzat per les riqueses i les guarda com un esclau; però el qui ha bandejat el jou de l'esclavitud, les distribueix com senyor» (Sant Jeroni).

Com en les benaurances —o en un altre passatge clau, com el del manament nou (Jn 13,34-35)—, avui el Senyor ens convida a una decisió per la confiança il·limitada en un Pare que se'ns dóna com a providència, per la recerca del Regne de justícia, pau i alegria, per una veritable pobresa interior de l'ànima, que es gira un cop i un altre amb “gemecs inenarrables” (Rm 8,26) a Qui únicament pot sadollar el nostre anhel de plenitud i eternitat. Des d'aquest deseiximent, des d'aquesta precarietat assumida conscientment, posem tota la nostra esperança en el seguiment del Crist.

Deixant el passat en el perdó de Déu i fent fora temors i preocupacions per un futur que encara no ha arribat, Jesús ens convida a viure el dia d'avui, que és l'única cosa que ara tenim. I en aquest “avui” se'ns dóna com pa que acompanya el dia. «Només ens pertany el present, mentre que és incerta l'esperança del futur (...). Cada dia en té prou amb la seva pròpia malícia. ¿Per què angoixar-nos pel demà?» (Sant Gregori de Nissa).

Today's Gospel (Mt 6:24-34): Jesus said to his disciples, «No one can serve two masters; for he will either hate one and love the other, or he will be loyal to the first and look down on the second. You cannot at the same time serve God and money. This is why I tell you not to be worried about food and drink for yourself, or about clothes for your body. Is not life more important than food and is not the body more important than clothes? Look at the birds of the air; they do not sow, they do not harvest and do not store food in barns, and yet your heavenly Father feeds them. Are you not worth much more than birds? Can any of you add a day to your life by worrying about it?

»Why are you so worried about your clothes? Look at the flowers in the fields how they grow. They do not toil or spin. But I tell you that not even Solomon in all his wealth was clothed like one of these. If God so clothes the grass in the field which blooms today and is to be burned tomorrow in an oven, how much more will he clothe you? What little faith you have! Do not worry and say: What are we going to eat? What are we going to drink? Or: what shall we wear? The pagans busy themselves with such things; but your heavenly Father knows that you need them all. Set your heart first on the kingdom and justice of God and all these things will also be given to you. Do not worry about tomorrow for tomorrow will worry about itself. Each day has enough trouble of its own».

Commentary: Fr. Carles Elias i Cao (Esplugues de Llobregat-Barcelona, Catalonia)

«Not to be worried about food and drink for yourself. Do not worry about tomorrow»

Today, Jesus tells us: «You cannot at the same time serve God and money» (Mt 6:24). With these words He confronts us with our own uncertainty, which we try to alleviate by leaning on the conviction that we have, not only what we need, but also what we want, which, in turn, leads us into consumism and waste.

«Let the avaricious hear these words; let the Christian who thinks he can serve both Christ and money, hear them too. For, He did not say: he who has riches but he who serves riches; nor he who is enslaved by riches and keeps them like a slave; but he who has cast off the yoke of slavery and distributes his wealth in a lordly manner» (St Jerome).

Today, as in the beatitudes —or in the key passage of the new commandment (Jn 13:34-35)—, the Lord urges us to settle for an unlimited confidence in the Father, who offers Himself to us as the Divine Providence, for our quest for the Kingdom of justice, peace and joy, and for a true simplicity of our soul, that turns round, time and again, «with groans that words cannot express» (Rm 8:26), to the Only One who can fill to the brim our longing for plenitude and eternity. While conscious of the temporality of our existence, through our own self-denial, we must be certain of our desire to follow the Christ.

Seeking God's forgiveness for past sins and throwing away any fears and worries for a futur yet to come, Jesus invites us to live the present day, which is the only thing we can be more or less sure of. And this “today” is given to us as our daily bread. «We only own the present, while the hope for the future is uncertain (...). Each day has enough trouble of his own. So why worry about?» (St Gregory of Nyssa).

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