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sábado, 13 de diciembre de 2008

San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz


A los 21 años fue recibido como religioso en la comunidad de Padres Carmelitas, y obtuvo el permiso de observar los reglamentos con toda la exactitud posible sin buscar excepciones en nada. Al ser ordenado sacerdote en 1567, pidió a Dios como especial regalo que lo conservara siempre en gracia y sin pecado y que pudiera sufrir con todo valor y con mucha paciencia toda clase de dolores, penas y enfermedades.

Santa Teresa había fundado la comunidad de las Hermanas Carmelitas Descalzas y deseaba fundar también una comunidad de Padres Carmelitas que se dedicaba a observar los reglamentos con la mayor exactitud posible. Mientras tanto nuestro santo le pedía a Dios que le iluminara un modo de vivir tan fervoroso que lo llevara pronto a la santidad. Y he aquí que al encontrarse los dos santos, descubrió Santa Teresa que este era el indicado para empezar su nueva comunidad y con otros dos frailes fundó su nueva comunidad de Carmelitas descalzos. Los envió a vivir a un convento muy pobre, llamado Duruelo.

Al fundar su nuevo convento en Salamanca, fue nombrado como rector Fray Juan de la Cruz, dedicándose con todas sus fuerzas al apostolado.
Dios le había concedido una cualidad especial: la de saber enseñar el método para llegar a la santidad. Y eso que enseñaba de palabra a personas que dirigía, lo fue escribiendo y resultaron unos libros tan importantes que le han conseguido que el Sumo Pontífice lo haya declarado Doctor de la Iglesia. Algunos de sus libros más famosos son: "La subida del Monte Carmelo", y "La noche oscura del alma".

Como poeta ha sido admirado por siglos a causa de la musicalidad de sus poesías y de la belleza de sus versos. Es muy popular su "Cántico Espiritual".
Después de nueve meses de sufrimientos muy agudos, el santo murió el 14 de diciembre del año 1591. Apenas tenía 49 años.

Oremos

Oh Dios, que inspiraste a San Juan un amor extraordinario a la cruz y a la renuncia de sí mismo, concédenos seguir intensamente su ejemplo, para alcanzar la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


San Juan de la Cruz ,   San Nimattullah
Libro de Isaías 61,1-2.10-11.
El espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. El me envió a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros,
a proclamar un año de gracia del Señor, un día de venganza para nuestro Dios; a consolar a todos los que están de duelo,
Yo desbordo de alegría en el Señor, mi alma se regocija en mi Dios. Porque él me vistió con las vestiduras de la salvación y me envolvió con el manto de la justicia, como un esposo que se ajusta la diadema y como una esposa que se adorna con sus joyas.
Porque así como la tierra da sus brotes y un jardín hace germinar lo sembrado, así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza ante todas las naciones.
Lucas 1,46-48.49-50.53-54.
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicences 5,16-24.
Estén siempre alegres.
Oren sin cesar.
Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de todos ustedes, en Cristo Jesús.
No extingan la acción del Espíritu;
no desprecien las profecías;
examínenlo todo y quédense con lo bueno.
Cuídense del mal en todas sus formas.
Que el Dios de la paz los santifique plenamente, para que ustedes se conserven irreprochables en todo su ser - espíritu, alma y cuerpo - hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
El que los llama es fiel, y así lo hará.
Evangelio según San Juan 1,6-8.19-28.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan.
Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz.
Este es el testimonio que dio Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén, para preguntarle: "¿Quién eres tú?".
El confesó y no lo ocultó, sino que dijo claramente: "Yo no soy el Mesías".
"¿Quién eres, entonces?", le preguntaron: "¿Eres Elías?". Juan dijo: "No". "¿Eres el Profeta?". "Tampoco", respondió.
Ellos insistieron: "¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?".
Y él les dijo: "Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanen el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías".
Algunos de los enviados eran fariseos,
y volvieron a preguntarle: "¿Por qué bautizas, entonces, si tu no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?".
Juan respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen:
él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia".
Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba.


 


San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermones sobre el evangelio de san Juan, nº 2, §5-7


«Vino para dar testimonio de la Luz»

     ¿Cómo vino Cristo? Apareció como hombre. Porque era hombre hasta el punto que Dios estaba escondido en él, un hombre remarcable fue enviado delante de él para hacer que los hombres reconocieran que Cristo era más que un hombre... ¿Quién era, precisamente el que debía dar testimonio de la Luz? Éste Juan era un ser remarcable, un hombre de un gran mérito, de una gracia eminente, de una gran elevación. Admírale, pero como se admira un monte: el monte queda en tinieblas mientras no viene la luz a envolverle: «Este hombre no era la Luz». No confundas el monte con la luz; no choques contra él en lugar de encontrar en él una ayuda.

     ¿Pues qué es lo que hay que admirar? El monte, pero como monte. Elévate hasta aquel que ilumina este monte que se levanta para ser el primero en recibir los rayos del sol y así podértelos mandar a tus ojos... También de nuestros ojos se dice que son unas luces, y sin embargo si no se enciende una lámpara por la noche o si no se levanta el sol durante el día, en vano se abren nuestros ojos. El mismo Juan estaba en tinieblas antes de ser iluminado; sólo llegó a ser luz a través de esta iluminación. Si no hubiera recibido los rayos de la Luz hubiera quedado en tinieblas igual que los demás...

     Y la misma Luz, ¿dónde está? ¿«la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo»? (Jn 1,9). Si ilumina a todo hombre, ilumina también a Juan a través de quien quería ser manifestado... Venía para las inteligencias enfermas, para los corazones heridos, para las almas de ojos enfermos..., gentes incapaces de verle directamente. Cubrió a Juan con sus rayos. Proclamando que él mismo había sido iluminado, Juan hizo conocer a Aquel que ilumina, a Aquel que alumbra, a Aquel que es la fuente de todo don.


La Iglesia de Jesucristo





La Iglesia de Jesucristo

Para un católico, la realidad de Cristo y Su Iglesia es una sola e indivisible, la Iglesia es el cuerpo y Cristo la cabeza... y no puede seguirse uno y rechazar al otro...


La Iglesia de Jesucristo


Hace algún tiempo, una hermana evangélica bautista estuvo por tengoseddeti y se ofendió porque en la sección de ¿Quiénes somos? decimos que la Iglesia Católica es “la única Iglesia fundada por Jesús”... Meses después volvió a ofenderse por un artículo que posteé en Apuntes del camino y que se titulaba “Un tal Orlando”...


Creo pertinente aclarar que tengoseddeti es una página católica y que no pretende ser otra cosa que eso... y siendo católicos, no veo porque alguien deba extrañarse o molestarse porque profesamos y defendemos nuestra fe... además, lo que decimos, lo decimos en nuestra casa para quien quiera leernos... no andamos imponiendo nuestros criterios u opiniones de blog en blog...


Creo que todos estamos de acuerdo en que el católico promedio está falto de formación y no conoce su fe, ni su Iglesia... Esta página nació de esa realidad... como nuestra pequeña aportación para ayudar a todos aquellos – católicos y no católicos – que quieran conocer un poco más sobre Jesucristo y la Iglesia que Él fundó hace dos mil años sobre Pedro y los Apóstoles...


También quiero puntualizar que nosotros sí creemos en el diálogo interreligioso, más específicamente entre las distintas denominaciones cristianas... pero este diálogo, para serlo, debe partir del respeto mutuo... Me llena de sorpresa como algunos “cristianos” inician su “diálogo” condenando a los católicos y a nuestra Iglesia, para renglón seguido exigir que se les tome en serio y se les respete... Para ellos, es más importante ser tolerantes y condescendientes con otras religiones no cristianas que con el catolicismo...


Este odio contra los católicos – difundido durante décadas desde los púlpitos evangélicos cuando, en lugar de predicar un evangelio de unión, de amor y de paz, se predica que la Iglesia Católica es la “ramera del Apocalipsis”, el Papa es el anticristo, y todos los católicos somos unos idólatras – no abona al diálogo, ni es una actitud que refleje el espíritu del Evangelio...


Una de las cosas que más se me ha achacado durante el último año es que yo sigo a la Iglesia en lugar de seguir a Jesucristo... La realidad es que yo amo, defiendo y sigo a la Iglesia, precisamente porque amo, defiendo y sigo a Cristo... Sé que esto es difícil de entender para un evangélico, pues nuestros conceptos de “iglesia” son distintos... pero para un católico, la realidad de Cristo y Su Iglesia es una sola e indivisible, la Iglesia es el cuerpo y Cristo la cabeza... y no puede seguirse uno y rechazar al otro...


Esta actitud de celo por la Iglesia nos lo enseña el mismo Jesús cuando Él mismo se sintió ofendido por aquellos mercaderes que habían convertido la Casa de Dios en una cueva de ladrones... Jesús no se sintió ofendido por su persona, ni por las paredes de piedra que formaban el templo, sino porque la ofensa iba dirigida a Dios mismo... «El celo por tu casa me devorará» (Juan 2,17), recordaron los Apóstoles... Es ese mismo celo por las cosas de Dios lo que me lleva a defender la Iglesia Católica...


Me resulta interesante cómo algunas personas pretenden ver la verdad de algunas cosas, mientras cierran su corazón a otras verdades más grandes e importantes... Es cierto que a Jesús le seguían muchos discípulos y que todos ellos abarcaban “la Iglesia”... pero también es cierto que Jesús escogió doce de esos discípulos para enseñarles de una manera especial... y les encomendó la tarea de seguir con el ministerio que Él había iniciado... Esos doce hacían de “la Iglesia” una Iglesia real, física y tangible... No una mera colectividad espiritual, sino una comunidad eclesial organizada sobre pilares sólidos: los Apóstoles...


Esos Apóstoles eran personas comunes y corrientes... pecadores, llenos de defectos y faltas... pero el Señor los eligió a pesar de eso y entregó la Iglesia en sus manos... la Iglesia no es “santa” en función de sí misma ni de sus miembros, sino por ser el “Cuerpo de Cristo”... es por Él y en función a Su presencia viva en ella que la Iglesia es “santa”...


Jesús, además de escoger a doce Apóstoles para ser sus testigos, les dio “autoridad”... Veamos... A Pedro le entregó «las llaves del Reino» y le dio la autoridad de «atar y desatar» (Mateo 16,19)... Esa misma autoridad se la dio a los demás Apóstoles cuando, más tarde, les dijo «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Juan 20,22-23)...


El poder de «perdonar y retener pecados» le pertenece sólo a Dios, pero Jesús le dio Su Autoridad a un grupo escogido, los Apóstoles... Esta facultad dada a los Apóstoles es el Sacramento de la Reconciliación que hoy nos ofrece la Iglesia Católica... Es interesante que ninguna iglesia protestante o evangélica reconozca tener esta autoridad...


Tomemos ahora la Eucaristía... este es un concepto que no conocen las demás iglesias cristianas, sin embargo, la Iglesia Católica encuentra en la Eucaristía el cumplimiento de la promesa de Jesús: «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mateo 28,20)...


Los tres evangelios sinópticos – Marcos, Mateo y Lucas – nos relatan el momento de la Última Cena cuando Jesús dice: «este es mi cuerpo... esta es mi sangre... haced esto en memoria mía» (Mateo 26,26-29; Marcos 14,22-25; Lucas 22,19-20)... También Pablo, en su primera carta a los Corintios, nos vuelve a repetir esta palabras y añade que «quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor» (1 Corintios 11,23-27)... Esto ha de ser algo “importante” para que los tres sinópticos y Pablo lo recojan...


No obstante, es Juan, en el capítulo seis de su evangelio, quien nos presenta la verdadera trascendencia de este sacramento en la vida del cristiano: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él» (Juan 6,53-56)...


Ese día, en Cafarnaúm, también hubo discípulos de Jesús que no creyeron sus palabras: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» (Juan 6,60), y escandalizados, se alejaron de Jesús... Sin embargo, Jesús, en lugar de “aclarar” que hablaba en forma “simbólica”, se vuelve a «los Doce» y les cuestiona, y ustedes ¿creen o no creen?, «¿También vosotros queréis marcharos?» (Juan 6,67)... a lo que Pedro responde – ¡Pedro siempre el primero y hablando en nombre de todos! – «a quien vamos a ir, sólo Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Juan 6,68-69)...


Para Lucas, compañero de Pablo en sus viajes, la Eucaristía es algo importante y necesario en la vida del cristiano... Por ejemplo, en su evangelio también nos relata el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús (Lucas 24,13-32)... Esos discípulos que se encuentran decepcionados porque no han entendido los sucesos de los últimos días, y ni siquiera han creído las palabras de «algunas mujeres» que dicen que el Maestro ha resucitado... tan es así, que se encuentran con Jesús y no lo reconocen... no es hasta que Jesús «parte para ellos el pan» que «se les abrieron los ojos» (Lucas 24,30-31)... También Lucas, en su evangelio y en libro de los Hechos de las Apóstoles, nos señala que esa primera comunidad cristiana era «asidua en la fracción del pan», o sea, la Eucaristía (Lucas 24,35; Hechos 2,42; 20,7)... Ese encuentro con un Cristo vivo, real y presente, que se da como alimento a sus discípulos sólo puede encontrarse en la Iglesia Católica...


Para los católicos es claro que Jesús dejó establecida una Iglesia sobre Pedro cuando dijo: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mateo 16,18)... En las Escrituras un cambio de nombre significa una nueva función o un nuevo ministerio: lo vemos en Abrahán, en Sara y en Israel... Aquí vemos a Simón, que confiesa la divinidad de Jesús... y a Jesús, que reconoce que eso sólo se lo puede haber revelado el Padre... y a renglón seguido, le da un nuevo nombre: Pedro (Petros en griego) o Cefas (en arameo), que significa “piedra”... es claro que con el nombre de Pedro, viene la misión de ser esa piedra sobre la cual el Señor edificará Su Iglesia...


En el Concilio de Éfeso (año 431), el tercer concilio ecuménico contra los nestorianos, aparece una cita sobre Pedro que dice: “A nadie es dudoso, antes bien, por todos los siglos fue conocido que el santo y muy bienaventurado Pedro, príncipe y cabeza de los Apóstoles, columna de la fe y fundamento de la Iglesia Católica, recibió las llaves del reino de manos de nuestro Señor Jesucristo, salvador y redentor del género humano, y a él le ha sido dada potestad de atar y desatar los pecados; y él, en sus sucesores, vive y juzga hasta el presente y siempre” (Esta cita proviene del discurso de Felipe, Legado del Romano Pontífice, en la sesión III)... Testimonios de que Pedro es la “piedra” sobre la que Jesús edificó su Iglesia también se encuentran en San Cirilo, San Hilario, San Juan Crisóstomo, San Agustín, San Jerónimo, Tertuliano, Orígenes... la Iglesia siempre lo entendió así...


Además, de todas las iglesias cristianas, la Iglesia Católica es la única que tiene “sucesión apostólica”... esto es una línea directa e ininterrumpida de sucesores desde Pedro, el primer obispo de Roma, hasta Benedicto XVI, obispo de Roma actualmente... y es precisamente el obispo de Roma, por ocupar la cátedra de Pedro, quien recibe su obligación magisterial... dicho de otra manera, el obispo de Roma es a quien le corresponde realizar la función de Papa...


El hecho de que la Iglesia Católica tenga una historia que se remonta a los Apóstoles y al mismo Jesús no quiere decir que no haya errado durante estos dos mil años... al contrario, son muchos y grandes sus errores... Pero esto, en lugar de restarle credibilidad, es la mayor prueba de que Dios está presente en ella: asistiéndola, sosteniéndola y guiándola a pesar de las tormentas... el Señor se ha mantenido fiel a Su Palabra: «las puertas del Hades no han prevalecido contra ella» (Mateo 16,18)...


Para los católicos también es claro que Jesús quería una Iglesia unida... Él ora por sus Apóstoles y por aquellos que creerán por medio de su palabra «para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado » (Juan 17,1-26)... La unidad es el testimonio donde se reconoce la verdadera Iglesia... la Iglesia fundada por Jesús... la Iglesia Católica...


Pero Jesús no sólo oró por los Apóstoles, sino que le manifestó su deseo de unidad a Pedro... Unidad entre los Apóstoles cuando le dijo: «¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22,31-32)... y unidad en la Iglesia cuando le repite en tres ocasiones: «Simón de Juan, ¿me amas más que estos?... Apacienta mis ovejas» (Juan 21,15-17)...


A diferencia de la Iglesia Católica, todas las iglesias cristianas actuales tienen como comienzo histórico la Reforma Protestante iniciada por Martín Lutero... un sacerdote católico que veía algunas prácticas incorrectas dentro de la Iglesia... El error de Lutero, más allá de la veracidad de sus argumentos, está en su actitud cismática que lo llevó a lacerar la unidad de la Iglesia... Es interesante ver cómo la soberbia de Lutero, que lo llevó a cuestionar la autoridad del Papa, más tarde le lleva a considerar sus argumentos libres de todo error, o sea “infalibles”...


La Reforma Protestante no es fruto del Espíritu Santo, pues este sólo produce «amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí» (Gálatas 5,22-23)... Al contrario, la Reforma y el cisma que originó, es fruto de la soberbia, la desobediencia y la arrogancia de un hombre... que no sólo dividió la Iglesia fundada por Jesús... sino que dio pie a la proliferación de las miles de sectas que vemos hoy en día... cada una ideando y enseñando doctrinas distintas... y cada una reclamando haber sido inspirada por el Espíritu Santo...


Cuando hablamos de la Iglesia Católica, cabe recordar las palabras de SS Juan Pablo II, quien decía que la Iglesia “respira con dos pulmones”, Oriente (ortodoxa) y Occidente (romana)... Las demás iglesias cristianas van desde la Iglesia Anglicana, que ha mantenido una línea doctrinal similar a la católica/ortodoxa... a las iglesias protestantes históricas: Luterana, Bautista, Metodista, Presbiteriana... hasta las iglesias pentecostales fundamentalistas, que toman literalmente cada palabra de la Biblia...


El término “iglesia evangélica” no identifica una doctrina o iglesia específica, sino que más bien se acuñó para identificar los cientos de iglesias cristianas independientes (muchas de ellas de corte fundamentalista) que surgen cada año...


También encontramos las iglesias que predican el “evangelio de la prosperidad” tan de moda hoy día, que enseñan que Dios quiere “bendecir” a sus seguidores: entiéndase un negocio próspero que permita diezmar abundantemente... Además, tenemos las iglesias “cuasi-cristianas” que, apoyadas en versiones adulteradas de la Biblia, predican un evangelio sin Jesucristo pues comienzan por negar su divinidad... Hasta llegar a la herejía de quien se hace llamar “Jesucristo hombre”, que basándose en algunos pasajes escogidos de las cartas de Pablo (según él, el único apóstol verdadero) predica que él es dios y ya nada es pecado...


Es una realidad innegable que todas las religiones cristianas que existen hoy en día son desprendimientos, directos o indirectos, de la Iglesia Católica... y si bien es cierto que algunas iglesias cristianas intentan desvincularse de la Reforma Protestante alegando que descienden directamente de las comunidades cristianas primitivas, ninguna puede presentar evidencia que sustente tales aseveraciones...


Lo más sorprendente de todo es que cada una de estas iglesias reclama tener la Verdad inspirada por el Espíritu Santo... Me pregunto: ¿Puede el Espíritu inspirar cosas tan diferentes?... la respuesta es: ¡No, sencillamente, no puede!... La Verdad – así, con mayúscula – sólo puede ser una, y sólo puede estar en la Iglesia fundada por Jesús...


Jesús «edificó» Su Iglesia – la Iglesia Católica – sobre la roca de Pedro hace dos mil años... El nombre “católica” significa universal y surge del mandato de Jesús: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» (Mateo 28,19)... San Ignacio de Antioquía (quien fue discípulo de el apóstol Juan) fue el primero, a comienzos del siglo II, en referirse a la Iglesia como Católica, o sea, Universal: “Por doquier aparezca el obispo, ahí esté el pueblo; lo mismo que donde quiera que Jesucristo está también está la Iglesia Católica” (Carta a los Esmirniotas, año 110dC)...


Uno de los argumentos más repetidos por aquellos que quieren desvincular la Iglesia Católica con la Iglesia que Cristo nos dejó es que Constantino, con el Edicto de Milán del año 313dC, “paganizó” la Iglesia Católica... Veamos: es un hecho histórico que la Iglesia había sido brutalmente perseguida antes de Constantino... y que Constantino promulgó la libertad de culto... si fue por conveniencia política o por una conversión genuina, no cambia el hecho de que liberalizó el culto y terminó con la persecución contra la Iglesia... Esto, de ninguna manera, puede interpretarse como “paganización” de la Iglesia... si así fuera, tendríamos dos problemas: (1) la fe de la Iglesia sería distinta antes y después de Constantino, cosa que no es cierta como puede verse a través de los escritos patrísticos; (2) habrían sido erradas las palabras de Jesús cuando dijo «las puertas del Hades no prevalecerán contra ella»...


La Voluntad del Señor fue clara y precisa: Jesús eligió doce Apóstoles... les enseñó y les dio autoridad... edificó Su Iglesia sobre ellos... y oró para que fuera una Iglesia unidad... Una sola Iglesia, unida bajo la autoridad que Él mismo le confirió a los Apóstoles... «Un sólo rebaño, un sólo pastor» (Juan 10,16), esa era la Voluntad de Jesús... y sigue siendo Su Voluntad hoy día...


Sin embargo, son los hombres los que se han separado de Su Iglesia para seguir sus propias voluntades, fundando iglesias a conveniencia, haciéndolas a su medida y comodidad... Si algo no me gusta, me apoyo en un texto “inspirado por el Espíritu” y fundo mi propia iglesia, problema resuelto... Este es el verdadero saldo de la Reforma Protestante...


A pesar de todo esto... yo pienso que Jesús no ha dejado huérfanos a esos que siguen estas doctrinas de buena fe... Si bien es cierto que Él dijo: «No todo el que me diga: “Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”» (Mateo 7,21)... También es cierto que dijo: «el que no está contra nosotros, está por nosotros» (Marcos 9,40)...


Realmente creo que el Espíritu Santo actúa en todas las denominaciones cristianas... Actúa por la fe de todos esos fieles que aman a Dios y confían en Su Misericordia... Pero actúa a medias, pues falta parte de la Verdad que Jesús le reveló a los Apóstoles... faltan los Sacramentos instituidos por Jesús... y falta la Eucaristía, presencia viva de Jesucristo entre nosotros...


Todos somos libres de elegir donde y como deseamos servirle al Señor... pero llega un momento en la vida de cada cristiano cuando se tiene que preguntar: ¿estoy realmente haciendo la Voluntad de Dios?... ¿estoy sirviéndole de la manera que Él quiere?... ¿estoy en Su Iglesia?... ¿o estoy en otra iglesia porque es más fácil o conveniente para mí?...


Para nosotros, la evidencia es clara: la Iglesia Católica ES la Iglesia fundada por Jesucristo... así lo dicen las Escrituras... lo sustenta la Tradición recogida por los Padres de la Iglesia... y lo confirman dos mil años de historia sólida y corroborable...


viernes, 12 de diciembre de 2008

Santa Lucia





La niña de las manzanas

Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma...


La niña de las manzanas                                                                                                                                                                     Un grupo de vendedores fue a una convención de ventas. Todos le habían prometido a sus esposas que llegarían a tiempo para cenar el viernes por la noche. Sin embargo, la convención terminó un poco tarde, y llegaron retrasados al aeropuerto. Entraron todos con sus boletos y portafolios, corriendo por los pasillos. De repente, y sin quererlo, uno de los vendedores tropezó con una mesa que tenía una canasta de manzanas y las manzanas salieron volando por todas partes.


Sin detenerse, ni mirar para atrás, los vendedores siguieron corriendo, y apenas alcanzaron a subirse al avión... todos menos uno. Este se detuvo, respiró hondo, y experimentó un sentimiento de compasión por la dueña del puesto de manzanas. Le dijo a sus amigos que siguieran sin él y le pidió a uno de ellos que al llegar llamara a su esposa y le explicara que iba a llegar en un vuelo más tarde. Luego se regresó al terminal y se encontró con todas las manzanas tiradas por el suelo.

Su sorpresa fue enorme, al darse cuenta de que la dueña del puesto era una niña ciega. La encontró llorando, con enormes lágrimas corriendo por sus mejillas. Tanteaba el piso, tratando, en vano, de recoger las manzanas, mientras la multitud pasaba, vertiginosa, sin detenerse; sin importarle su desdicha.

El hombre se arrodilló con ella, juntó las manzanas, las metió a la canasta y le ayudó a montar el puesto nuevamente. Mientras lo hacía, se dio cuenta de que muchas se habían golpeado y estaban magulladas. Las tomó y las puso en otra canasta. Cuando terminó, sacó su cartera y le dijo a la niña:

- “Toma, por favor, estos cien pesos por el daño que hicimos. ¿Estás bien?”

Ella, llorando, asintió con la cabeza. El continuó, diciéndole,

- “Espero no haber arruinado tu día.”

Conforme el vendedor empezó a alejarse, la niña le gritó:

- “Señor...”

Él se detuvo y volteó a mirar esos ojos ciegos. Ella continuó:

- “¿Es usted Jesús...?”

Él se paró en seco y dio varias vueltas, antes de dirigirse a abordar otro vuelo, con esa pregunta quemándole y vibrando en su alma: “¿Es usted Jesús?”

Y a ti, ¿la gente te confunde con Jesús? Porque ese es nuestro destino, ¿no es así? Parecernos tanto a Jesús, que la gente no pueda distinguir la diferencia. Parecernos tanto a Jesús, conforme vivimos en un mundo que está ciego a su Amor, su Vida y su Gracia.

Si decimos que conocemos a Jesús, deberíamos vivir y actuar como lo haría Él. Conocerlo es mucho más que citar los Evangelios e ir a la Iglesia. Es, en realidad, vivir su palabra cada día. Tú eres la niña de sus ojos, aun cuando hayas sido golpeado por las caídas. Él dejó todo y nos recogió a ti y a mí en el Calvario; y pagó por nuestra fruta dañada. ¡Empecemos a vivir como si valiéramos el precio que Él pagó! ¡Empecemos hoy!

 

Santa Lucía

A Santa Lucía se le ha representado frecuentemente con dos ojos, porque según una antigua tradición, a la santa le habrían arrancado los ojos por proclamar firmemente su fe.
Nació y murió en Siracusa, ciudad de Italia, y gracias a sus múltiples virtudes entre las que se destaca la sencillez, la humildad y la honradez, el Papa San Gregorio en el siglo VI puso su nombre a dos conventos femeninos que él fundó.
Según la tradición, cuando la santa era muy niña hizo a Dios el voto de permanecer siempre pura y virgen, pero cuando llegó a la juventud quiso su madre (que era viuda), casarla con un joven pagano. Lucía finalmente obtuvo el permiso de no casarse, pero el joven pretendiente, rechazado, dispuso como venganza acusarla ante el gobernador de que la santa era cristiana, religión que estaba totalmente prohibido en esos tiempos de persecución. Santa Lucía fue llamada a juicio; fue atormentada para obligarla a adorar a dioses paganos, pero ella se mantuvo firme en su fe, para luego ser decapitada.



Libro de Eclesiástico 48,1-4.9-11.
Después surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego.
De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob.
¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!
Salmo 80(79),2-3.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Evangelio según San Mateo 17,10-13.
Entonces los discípulos le preguntaron: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas;
pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.


 


San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermones sobre el evangelio de san Juan, nº 4



«Irá delante del Señor con el espíritu y poder de Elías» (Lc 1,17)

     «¿Por qué los escribas, es decir, los doctores de la Ley, dicen que primero tiene que venir Elías?». El Señor les responde: «Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo, y si queréis comprenderlo, es Juan el Bautista». Así nuestro Señor Jesucristo dice expresamente: «Elías ya ha venido» y que se trata de Juan el Bautista. Pero cuando preguntan a Juan, él mismo declara que no es ni Elías ni Cristo (Jn 1,20s)... ¿Por qué pues afirma: «Yo no soy Elías» siendo así que el Señor dice a sus discípulos que es Elías? Nuestro Señor quería hablar simbólicamente de su venida futura y decir que Juan había venido con el espíritu de Elías. Lo que Juan ha sido para la primera venida, Elías lo será para la segunda. Hay dos venidas para el Juez, y hay también dos precursores. El juez es el mismo en las dos venidas, pero hay dos precursores... El juez tenía que venir primero para ser juzgado; envió delante de él un primer precursor y lo llamó Elías, porque Elías será para la segunda venida lo que Juan ha sido para la primera.

      Considerad, hermanos muy amados, cuan fundada está esta explicación sobre la verdad. En el momento en que Juan fue concebido... el Santo Espíritu había predicho lo que se debía cumplir en él: «Será el precursor del Altísimo, con el espíritu y poder de Elías» (Lc 1,17)... ¿Quién podrá comprender estas cosas? El que habrá imitado la humildad del precursor y conocido la majestad del juez. Nadie ha sido más humilde que este santo precursor. Esta humildad de Juan es lo que constituye su mérito más grande; hubiera podido engañar a los hombres, hacerse pasar por el Cristo, ser mirado como si fuera Cristo pues tan grandes eran su gracia y su virtud y, sin embargo, declara abiertamente: «Yo no soy Cristo. – ¿Eres Elías?... – Tampoco soy Elías».


Nuestra Señora de Guadalupe

Nuestra  Señora de Guadalupe

Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a asistir a sus clases de catecismo y a oír la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó una voz que lo llamaba por su nombre.

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito: el más pequeño de mis hijos, yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive. Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen. Ve donde el Señor Obispo y dile que deseo un templo en este llano. Anda y pon en ello todo tu esfuerzo".

De regresó a su pueblo Juan Diego se encontró de nuevo con la Virgen María y le explicó lo ocurrido. La Virgen le pidió que al día siguiente fuera nuevamente a hablar con el obispo y le repitiera el mensaje. Esta vez el obispo, luego de oír a Juan Diego le dijo que debía ir y decirle a la Señora que le diese alguna señal que probara que era la Madre de Dios y que era su voluntad que se le construyera un templo.

De regreso, Juan Diego halló a María y le narró los hechos. La Virgen le mandó que volviese al día siguiente al mismo lugar pues allí le daría la señal. Al día siguiente Juan Diego no pudo volver al cerro pues su tío Juan Bernardino estaba muy enfermo. La madrugada del 12 de diciembre Juan Diego marchó a toda prisa para conseguir un sacerdote a su tío pues se estaba muriendo. Al llegar al lugar por donde debía encontrarse con la Señora prefirió tomar otro camino para evitarla. De pronto María salió a su encuentro y le preguntó a dónde iba. El indio avergonzado le explicó lo que ocurría. La Virgen dijo a Juan Diego que no se preocupara, que su tío no moriría y que ya estaba sano. Entonces el indio le pidió la señal que debía llevar al obispo. María le dijo que subiera a la cumbre del cerro donde halló rosas de Castilla frescas y poniéndose la tilma, cortó cuantas pudo y se las llevó al obispo.

Una vez ante Monseñor Zumarraga Juan Diego desplegó su manta, cayeron al suelo las rosas y en la tilma estaba pintada con lo que hoy se conoce como la imagen de la Virgen de Guadalupe. Viendo esto, el obispo llevó la imagen santa a la Iglesia Mayor y edificó una ermita en el lugar que había señalado el indio.

Pió X la proclamó como "Patrona de toda la América Latina", Pió XI de todas las "Américas", Pió XII la llamó "Emperatriz de las Américas" y Juan XXIII "La Misionera Celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las América".

La imagen de la Virgen de Guadalupe se venera en México con grandísima devoción, y los milagros obtenidos por los que rezan a la Virgen de Guadalupe son extraordinarios.

Oremos

Señor, Dios nuestro, que has concedido a tu pueblo la protección maternal de la siempre Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, permanecer siempre firmes en la fe y servir con sincero amor à nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


 Libro de Isaías 48,17-19.
Así habla el Señor, tu redentor, el Santo de Israel: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye para tu provecho, el que te guía por el camino que debes seguir.
¡Si tú hubieras atendido a mis mandamientos, tu prosperidad sería como un río y tu justicia, como las olas del mar!
Como la arena sería tu descendencia, como los granos de arena, el fruto de tus entrañas; tu nombre no habría sido extirpado ni borrado de mi presencia. Invitación a salir de Babilonia
Salmo 1,1-2.3.4.6.
Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche!
El es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento.
porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal.
Evangelio según San Mateo 11,16-19.
¿Con quién puedo comparar a esta generación? Se parece a esos muchachos que, sentados en la plaza, gritan a los otros:
'¡Les tocamos la flauta, y ustedes no bailaron! ¡Entonamos cantos fúnebres, y no lloraron!'.
Porque llegó Juan, que no come ni bebe, y ustedes dicen: '¡Ha perdido la cabeza!'.
Llegó el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: 'Es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores'. Pero la Sabiduría ha quedado justificada por sus obras".


 


Clemente de Alejandría (150-hacia 215) teólogo
Protréptico, c. 1


Juan el Bautista nos invita a la salvación

     ¿No es extraño, amigos míos, que Dios nos exhorte siempre a la salvación, y nosotros estemos siempre escurriéndonos ante esta ayuda y así la aplacemos? ¿Acaso Juan no nos está invitando a la salvación siendo todo él una voz que nos exhorta? Preguntémosle pues: «¿Quién eres tú entre los hombres, de dónde vienes? «No nos dirá que es Elías y negará ser el Cristo, pero confesará que es una voz que grita en el desierto (Jn 1,20s). ¿Quién es, pues, Juan? Para tomar una imagen, que se me permita decir: una voz del Verbo, la Palabra de Dios, que nos exhorta gritando en el desierto...: «Allanad los caminos del Señor» (Mt 1,3). Juan es un precursor y su voz es el precursor del Verbo de Dios, voz que alienta y predispone a la salvación, voz que nos exhorta a buscar la herencia del cielo.

     Gracias a ella «la abandonada tendrá más hijos que la casada» (Is 54,1). Este embarazo me lo ha anunciado la voz del ángel; esta voz era un precursor del Señor que trae la buena noticia a la mujer que no había dado a luz (Lc 1,19), tal como lo hace Juan en la soledad del desierto. Es, pues, por esta voz del Verbo que la mujer estéril da a luz con gozo y que el desierto da frutos. Estas dos voces, la del ángel y la de Juan, precursoras del Señor, me hablan de la salvación escondida en ellas, de manera que, después de la manifestación de este Verbo, recogemos el fruto de la fecundidad, la vida eterna. 


Libro de Isaías 41,13-20.

Porque yo, el Señor, soy tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: "No temas, yo vengo en tu ayuda".
Tú eres un gusano, Jacob, eres una lombriz, Israel, pero no temas, yo vengo en tu ayuda -oráculo del Señor- y tu redentor es el Santo de Israel.
Yo te convertiré en una trilladora, afilada, nueva, de doble filo: trillarás las montañas y las pulverizarás, y dejarás las colinas como rastrojo.
Las aventarás y el viento se las llevará, y las dispersará la tormenta; y tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.
Los pobres y los indigentes buscan agua en vano, su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el Señor, les responderé, yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Haré brotar ríos en las cumbres desiertas y manantiales en medio de los valles; convertiré el desierto en estanques, la tierra árida en vertientes de agua.
Pondré en el desierto cedros, acacias, mirtos y olivos silvestres; plantaré en la estepa cipreses, junto con olmos y pinos,
para que ellos vean y reconozcan, para que reflexionen y comprendan de una vez que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.
Salmo 145,1.9.10-11.12-13.
Himno de David. Te alabaré, Dios mío, a ti, el único Rey, y bendeciré tu Nombre eternamente
el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas.
Que todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan;
que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder.
Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino :
tu reino es un reino eterno, y tu dominio permanece para siempre. El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones.
Evangelio según San Mateo 11,11-15.
Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.
Desde la época de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es combatido violentamente, y los violentos intentan arrebatarlo.
Porque todos los Profetas, lo mismo que la Ley, han profetizado hasta Juan.
Y si ustedes quieren creerme, él es aquel Elías que debe volver.
¡El que tenga oídos, que oiga!


 


Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad cisterciense
3er sermón para la Natividad de san Juan Bautista, 1-2; PL 185, 169


«Juan era la lámpara que arde e ilumina» (Jn 5,35)

     Cuando la justicia soberana dijo a Noé: «Tú eres el único justo que he encontrado» (Gn 7,1) fue un gran elogio de su justicia. Es signo de un mérito muy grande cuando Dios asegura a Abrahán que es por él que se cumplirán las promesas... ¡Qué gloria para Moisés, cuando Dios arde de celo para defenderle y confundir a sus enemigos! (cfr Num. 12,6s)... Y ¿qué decir de David en quien el Señor se felicita por haber encontrado en él a «un hombre según su corazón»? (1Sam 13,14).

     Y sin embargo, por muy grande que haya sido la grandeza de estos hombres, ni entre ellos ni entre los demás «nacidos de mujer», «no ha habido ninguno mayor que Juan el Bautista», según el testimonio del Hijo de la Virgen.  Es cierto que no todas las estrellas tienen el mismo brillo (1C 15,41), y en el coro de los santos astros que han iluminado la noche de este mundo antes que amaneciera el verdadero Sol, algunos han brillado con un resplandor admirable. Sin embargo ninguno de ellos no ha sido mayor ni más brillante que esta estrella de la mañana, esta lámpara ardiente y luminosa preparada por Dios para su Cristo (cfr Sl 131,17). Primera luz matutina, estrella de la aurora, precursor del Sol, anuncia a los mortales la inminencia del día y grita a los que duermen «en tinieblas y en sombras de muerte» (Lc 1,79): «Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca» (Mt 3,2). Es como si dijera: «La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz» (Rm 13,12). «Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz» (Ef 5,14).


 


Ntra. Señora de Loreto


Traslación de la Santa Casa de Loreto
A partir del siglo XVI, la "Santa Casa de Loreto" que se encuentra en la región italiana de la Marca de Ancona, ha sido un concurrido centro de peregrinación y una instancia de oración de famosos santos como San Francisco Javier, San Francisco de Borja, San Carlos Borroméo, San Luis Gonzaga, y muchos otros más, que dieron devoción de un santuario mariano muy amado en el occidente.

Pese a que la milagrosa traslación de la casa de Nazaret a Loreto no tiene ninguna prueba histórica, existen sólidas bases de esta devoción mariana. En 1470, una bula emitida por el Papa Pablo II, autorizaba la conmemoración de una imagen de la Santísima Virgen transportada por los ángeles a Loreto, dentro de un edificio sin cimientos, "milagrosamente fundado".

Hacia 1472, uno de los rectores del templo de Loreto relató sobre la forma en que la "Santa Casa de Nazaret" llegó a las cercanías de Fiume y después, a Loreto. De acuerdo con todos los relatos escritos, la bendita construcción debe haber llegado a las cercanías de Fiume en 1291 y a Loreto en 1294.

Causa extrañeza a los investigadores el absoluto silencio sobre el suceso a lo largo de los siglos XIV y XV, pero sobre todo, que en una bula con fecha de 1320, relacionada con Loreto, no se hable para nada de la traslación. Tampoco en oriente aparece mención alguna sobre la "Santa Casa de Narazet" antes del siglo VI.


Sin embargo, hay testimonios auténticos, que datan de los años 1193, 1194 y 1285, de que existía en Loreto una iglesia dedicada a Nuestra Señora. Es posible que los católicos servios que huían de la persecución a fines del siglo XIII, transportasen hasta Loreto, donde se refugiaron, una estatua de la Virgen María, y no se puede descartar la probabilidad de que ellos mismos construyesen para proteger a su imagen, una casa a la que pusieron el nombre de Nazaret, de la misma manera que, en nuestros días, se han construido en todas partes grutas de Lourdes


Oremos
Te pedimos, Señor, que la maternal intercesión de la Madre de tu Hijo, libre de los males del mundo y conduzca à los gozos de tu reino à los fieles que se alegran al saberse protegidos por la Virgen María. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


 


Libro de Isaías 40,25-31.
"¿A quién me van a asemejar, para que yo me iguale a él?" dice el Santo.
Levanten los ojos a lo alto y miren: ¿quién creó todos estos seres? El que hace salir a su ejército uno por uno y los llama a todos por su nombre: ¡su vigor es tan grande, tan firme su fuerza, que no falta ni uno solo!
¿Por qué dices Jacob, y lo repites tú, Israel: "Al Señor se le oculta mi camino y mi derecho pasa desapercibido a mi Dios?
¿No lo saber acaso? ¿Nunca lo has escuchado? El Señor es un Dios eterno, él crea los confines de la tierra; no se fatiga ni se agota, su inteligencia es inescrutable.
El fortalece al que está fatigado y acrecienta la fuerza del que no tiene vigor.
Los jóvenes se fatigan y se agotan, los muchachos tropiezan y caen.
Pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas, despliegan alas como las águilas; corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan.

Salmo 103(102),1-2.3-4.8.10.
De David. Bendice al Señor, alma mía, que todo mi ser bendiga a su santo Nombre;
bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios.
El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias;
rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura;
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia;
no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.

Evangelio según San Mateo 11,28-30.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio.
Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".


 


Beata Teresa de Calcuta (1910-1997), fundadora de las Hermanas Misioneras de la Caridad
Jesús, Aquel que se invoca.


«Mi yugo es llevadero»

Dios lleva en sí mismo una gran humildad. Puede abajarse hacia gente como nosotros y hacerse dependiente de nosotros por actos tan simples como vivir, crecer, dar fruto. Hubiera podido hacerlo totalmente sin nosotros. Y sin embargo se abajó hasta nosotros, ha llevado a cada uno de nosotros hasta aquí, para llamarnos a vivir todos juntos y formar esta comunidad. Si hubierais rechazado la llamada, él no lo hubiera podido hacer. En efecto, la hubiéramos podido rechazar; cada uno hubiera podido decir no. Dios hubiera esperado pacientemente a que alguno dijera que sí.

      Esto me lo hace comprender Jesús cuando dice: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón». Ha querido que nos convenzamos que nuestra llamada es verdaderamente un don del mismo Dios.

martes, 9 de diciembre de 2008

El santo sudario: Retrato de la Pasió...





El santo sudario: Retrato de la Pasión de Cristo

Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se inclinó, pero sólo vio las vendas y se volvió a su casa, asombrado por lo sucedido...


El santo sudario: Retrato de la Pasión de Cristo                                                                                                                                                              Guido Adolfo Rojas Zamorano"Verdades de la Fe Católica"


Recuento histórico


Según una antigua tradición proveniente de la iglesia naciente, el apóstol Pedro conservó el manto con que fue envuelto el cuerpo de Jesús, después de haber sido bajado de la cruz, y que él mismo encontró en el sepulcro vacío el domingo de resurrección. (Lucas 24, 12). San Cirilo de Jerusalén y San Gregorio Nacianceno, del siglo III, Juan, patriarca de Constantinopla y San Germán, obispo de París del siglo IV, San Leandro de Sevilla del siglo VI, o Beda del siglo VIII, relataban que el "lienzo de Cristo" existía.


La primera ciudad donde fue expuesto fue en Edesa (hoy Urfa), edificada entre la Anatolia y Persia. En un manuscrito del siglo VI se cuenta que el rey Ukhamm (9-46 d.C.), al saber que en Jerusalén un gran profeta había sido crucificado, logró obtener la "efigie" del santo, milagrosamente estampada sobre un lienzo de lino. Fue además Edesa el primer estado del mundo en adoptar el cristianismo. Seguidamente, la reliquia fue llevada a Constantinopla (hoy Estambul) en Turquía, capital del nuevo imperio romano, en el año 994; y fue exhibida en la basílica de Santa María del Faro. Allí permaneció hasta la cuarta cruzada, cuando la ciudad fue saqueada por los franceses, en el año 1203. En Europa el lienzo estuvo primero en poder de los templarios, hasta 1307; luego pasó a manos del duque Geoffroy de Charny, quien lo expuso en la iglesia de Lirey. Después fue llevada a Turín en 1578, a la casa de los Saboya, desde entonces ha permanecido bajo la custodia de la arquidiócesis de Turín, en la capilla real de la catedral de San Juan Bautista.


El santo sudario y la ciencia moderna


En el año 1898, el abogado turinés Secondo Pía, reveló una serie de placas fotográficas del lienzo, en las que en sus negativos refleja la imagen de un hombre cubierto de heridas, y con la misma fisonomía que se le atribuye al Hijo de Dios. Del mismo modo, En diferentes períodos del siglo XX se hicieron estudios al santo sudario; en total se han tomado más de 32,000 fotografías y más de 1,000 exámenes científicos. En julio del 2002 el lino fue sometido a una rigurosa limpieza para quitarle el polvo acumulado por siglos, el sudario se cosió a una nueva tela esterilizada, los restos retirados fueron clasificados y guardados; además se tomaron imágenes a través de un escáner y se elaboró un mapa digital completo de la reliquia.


En 1988, las universidades de Arizona, Oxford y de Zurich sometieron el lino a la prueba de radiocarbono 14, para determinar su antigüedad, que fue situada entre los siglos XIII y XIV de nuestra era. Se creyó que la pieza era una falsificación de la Edad Media; sin embargo, en 1992 el sabio ruso Dimitri Kouznetsou demostró que la sábana de Turín es mucho más antigua. Argumentó que el incendio en 1532 provocó una especie de rejuvenecimiento, por las altas temperaturas que sufrió el lino mientras se encontraba guardado en un relicario de plata, en la catedral francesa de Chambery. Los daños del tejido fueron remendados por las monjas clarisas de este templo en 1534.


Incluso los resultados obtenidos por los rayos X, han demostrado que este manto rectangular de cuatro metros de largo, por uno de ancho, corresponde a un tejido a mano de tipo "espina de pescado", utilizado en Egipto y en Palestina desde el siglo III a.C. Su material era de hilo de algodón de tipo "herbaceum", cultivado sólo en el Cercano Oriente. Otra prueba para demostrar su autenticidad, está en las inscripciones en letras mayúsculas que a simple vista no se pueden verse, encontradas en varias partes del lienzo. Las palabras estaban escritas en griego, latín y hebreo; una de ellas dice IN NECEM que podría significar "vas a morir", otros textos son: IHEOY "Jesús" en griego, y NAZAPHNO, término que puede traducirse como "Nazareno".


Se logró por computadora una imagen del hombre en tres dimensiones, en caso de que el lienzo hubiera sido una simple pintura, habría producido una impronta plana, distorsionada y sin estética. En la sábana sólo se distinguen dos colores: un suave sepia en la forma del cuerpo y un marrón oscuro proveniente de las manchas de sangre. La figura que aparece por ambos lados del lino es una combinación de sombras oscuras y claras. Algunas penetran levemente en la pieza, mientras otras ni siquiera fueron tocadas. Se tomaron muestras de 37 lugares distintos del tejido, pero no se pudo extraer ningún tipo de colorante artificial; en cambio las manchas de sangre son fluorescentes, al igual que los remiendo de las quemaduras. Se recogieron además fragmentos de polvo, hongos, esporas, y polen de 28 especies distintas, algunas correspondían a 20 clases de plantas muy antiguas, de las 59 encontradas en su totalidad. Unas procedían de pinos silvestres que sólo florecían en las llanuras de Siria y de Palestina, otras eran de la región del Mar Negro y algunas más recientes de Francia e Italia. Del polvo encontrado en el sudario, se hicieron muestras comparativas con las halladas en el museo arqueológico de Turín, y se extrajeron muestras de partículas de polvo de momia y tejido funerario del Valle de los reyes, que datan del año 1100 a.C. Se comprobó que ambos tejidos contenían una importante cantidad de sal refinada y de excelente calidad, proveniente de las deltas del Nilo.


Las marcas de la crucifixión


El santo sudario ha sido llamado como el "quinto evangelio", debido a la gran información que contiene sobre la pasión del Señor. Los científicos dedujeron que el hombre del lienzo debió de medir 1.80 metros de altura y pesar 80 kilogramos, sus cabellos son largos y recogidos en una trenza. El rostro refleja una fisonomía serena y llena de dignidad; pese a mostrar visibles muestras de tortura. Tiene los ojos cerrados, la nariz fracturada, el pómulo derecho y el labio superior hinchados por fuertes golpes ocasionados con una vara. En la frente y alrededor de la cabeza hay 30 heridas, estas fueron hechas por una corona de espinas largas y afiladas, provenientes de arbustos que florecen en el Mediterráneo. En el cuerpo quedaron señales de unas 120 marcas producidas por un azote romano de dos correas con puntas de plomo, de ellas brotó sangre y suero.


También se hicieron estudios comparativos por medio de fotografías infrarrojas con el "manto Sacro" o vestido blanco que se conserva en la iglesia francesa de Argentelvil, en el que se cree fue el que llevó Jesús hasta la cruz; se descubrieron manchas de sangre, en los mismos lugares de las heridas del ajusticiado del sudario. Otras heridas en el omóplato izquierdo y el hombre derecho producidas por un gran peso. Se halló manchas de sangre hechas por un clavo que le atravesó la muñeca izquierda, y una lesión en la rodilla izquierda a consecuencias de varias caídas. Marcas de una cuerda que le sujetaban las piernas, y en el centro del pie derecho una herida del clavo que fue empleado para fijar ambos pies... Hay una similitud de acuerdo a la trayectoria que produciría los clavos de la crucifixión, traídos a Roma en el año 325 por la emperatriz Santa Elena, y que están en la basílica de la Santa Cruz. La herida del costado derecho fue provocada por una lanza de hoja afilada, que penetró entre la quinta y la sexta costilla e hizo manar sangre y líquido del pericardio. El "espectro" identificó que la sangre humana del lino era muy antigua y pertenecía al tipo AB.



Comparación con otras reliquias


Del rostro de la sábana se lograron varios descubrimientos, pues se comparó con el velo de la Verónica, que es el paño con el que fue enjugada la cara del Mesías camino al calvario, y que se conserva en la basílica de San Pedro en el Vaticano, y ambos son iguales. Asimismo, se hallaron 130 marcas de sangre idénticas con el sudario que se conserva en Oviedo (España); que es un pequeño paño que cubrió el rostro del Señor, y que fue hallado también por San Pedro en la tumba vacía (Juan 20, 7). El manto se encuentra en la catedral de Oviedo desde el siglo XII, y según las crónicas, fue sacado de Jerusalén en el año 614, cuando la Ciudad Santa fue arrasada por los persas. En las fotografías tomadas a gran escala sobre los ojos de la víctima, se encontraron las marcas de dos monedas sobre los párpados, lo que concuerda con la antigua costumbre hebrea. La moneda del lado derecho pertenece al procurador Poncio Pilatos, acuñada entre los años 22 al 32 d.C. La del lado izquierdo es del emperador Tiberio César, del año 29 d.C.



Asombroso descubrimiento


Los médicos forenses explicaron que la muerte de aquel condenado debió de haber llegado después de una terrible agonía de varias horas. El cadáver fue cubierto con una gran cantidad de mirra y áloe, sustancias utilizadas en el rito fúnebre judío; estos componentes han sido identificados en todo el lienzo. Los expertos han concluido que la imagen pudo haberse formado por un fuerte resplandor de energía, producto del calor del cuerpo de Cristo en el momento de la resurrección.

Libro de Isaías 40,1-11.

¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor.
Una voz dice: "¡Proclama!". Y yo respondo: "¿Qué proclamaré?". "Toda carne es hierba y toda su consistencia, como la flor de los campos:
la hierba se seca, la flor se marchita cuando sopla sobre ella el aliento del Señor. Sí, el pueblo es la hierba.
La hierba se seca, la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre".
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.

Salmo 96(95),1-2.3.10.11-12.13.

Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre, día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos.
Digan entre las naciones: "¡El Señor reina! El mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud".
Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene el mar y todo lo que hay en él;
regocíjese el campo con todos sus frutos, griten de gozo los árboles del bosque.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con su verdad.

Evangelio según San Mateo 18,12-14.

¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron.
De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.

 

San Silvano (1866-1938), monje ortodoxo
Escritos


«Vuestro Padre... no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeño»

     Si los hombres supieran qué cosa es el amor del Señor, sería una multitud la que seguiría a Cristo, y él les recalentaría el corazón con todas sus gracias. Su misericordia no se puede expresar. El Señor ama al pecador que se arrepiente, y con ternura le abraza contra su pecho: «¿Dónde estabas, hijo mío? Hace mucho tiempo que te espero» (cf Lc 15,20). El Señor, a través de la voz del Evangelio, llama a todos los hombres para que vayan a él, y su voz resuena en el mundo entero:

     «Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. (Mt 11,28). Venid y bebed  del agua viva (Jn 7,37). Venid y conoced que os amo. Si no os amara, no os llamaría. No puedo soportar que se pierda ni una sola de mis ovejas. Aunque sea por una sola, el pastor va al monte y la busca hasta encontrarla. Venid, pues a mí, ovejas mías. Soy yo quien os ha creado y os amo. Mi amor por vosotras me ha hecho venir a la tierra, y todo lo he soportado por vuestra salvación. Quiero que conozcáis mi amor y que digáis como los apóstoles en el Monte Tabor: 'Señor, qué bien estamos aquí contigo'» (Mc 9,5)...

     Señor, tú has atraído hacia ti las almas de los santos, y ellas, como ríos silenciosos, fluyen hacia ti. El espíritu de los santos se ha unido a ti, Señor, y se lanza hacia ti que eres nuestra luz y nuestro gozo. El corazón de tus santos se ha afianzado en tu amor, Señor, y no puede olvidarse de ti
ni un solo instante aunque sea durante el sueño, porque la gracia del Espíritu Santo es suave.







Último Mensaje de la Reina de la Paz

Yo sigo estando con ustedes... por tanto, queridos hijos, les suplico... escuchen mis mensajes y vívanlos, a fin de que Yo pueda guiarlos...


Último Mensaje de la Reina de la Paz  - Medjugorje Hr


“¡Queridos hijos! También hoy los invito en este tiempo de gracia a orar para que el Niño Jesús pueda nacer en el corazón de ustedes. Él, que es sólo paz, done a través de ustedes la paz al mundo entero. Por eso, hijitos, oren sin cesar por este mundo turbulento y sin esperanza, a fin de que ustedes se conviertan en testigos de la paz para todos. Que la esperanza fluya en sus corazones como un río de gracia. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”


Medjugorje, mensaje del 25 de noviembre de 2008

lunes, 8 de diciembre de 2008

La Inmaculada Concepción de María 08 ...

  La Inmaculada Concepción de María 08 Diciembre


La Concepción Inmaculada de María (su preservación del pecado original y de todo pecado personal) está insinuada, mejor implícitamente revelada, v.gr., en los textos bíblicos. La Iglesia ha considerado las palabras del Arcángel San Gabriel en su saludo a María; “ llena de gracias”, como expresión de pureza, de inmunidad de todo pecado; y ha contemplado en la “Mujer”, que junto con “su Linaje” (su Hijo) “aplasta la cabeza de la Serpiente”, la victoria de María, “la nueva Eva” (en Jesucristo su Hijo), sobre el pecado original y personal.


La Iglesia ha llevado en las entrañas de su Fe la persuasión –su Revelación- de la Concepción Inmaculada de María.   En el  curso de los tiempos, la Iglesia, asistida por el Espíritu Santo que “la guía hasta la verdad plena”, ha ido desentrañando, haciendo cada vez más explícita, en la reflexión, en la plegaria, en las celebraciones, la creencia –Revelación- , de la Concepción Inmaculada de María. Hasta llegar a la declaración solemne (Definición Dogmática) del Papa Pío IX en 1854. “ Que la Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción por singular gracia y privilegio de Dios... en atención a los méritos de Jesucristo... “.   María ha sido redimida por Jesucristo su Hijo –como todo los hombres antes y después de Cristo- de manera singular: “siendo preservada”.


La Concepción Inmaculada de María, lejos de ser una arbitrariedad, es consecuencia y exigencia de su Maternidad Divina. Ninguna otra criatura humana ha estado tan próxima, en contacto casi-físico con la Divinidad, como María, llevando en su seno al Hijo de Dios y ninguna Madre ha recibido la altísima misión, que María recibió de ser “educadora” del Hijo de Dios (la maternidad se realiza en la función educadora).   Celebramos la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María –nueve meses exactos de la Fiesta de la Natividad de María (el ocho de septiembre)- dentro del Tiempo de Adviento María con su pureza y santidad (la “llena de gracia”), simboliza, personifica y anticipa el futuro de la humanidad, salvada en Cristo. En María se ha cumplido plenamente lo que el Apóstol nos anuncia como proyecto, que ha de realizarse en nosotros. Así Ella es la Imagen de la Iglesia.


Oremos
Dios todopoderoso, que, por la inmaculada concepción de la Virgen María, preparaste una digna morada para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesucristo, preservaste à su madre de toda mancha de pecado, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta madre inmaculada, que lleguemos à ti limpios de toda culpa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


 


Libro de Génesis 3,9-15.20.
Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?".
"Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba desnudo. Por eso me escondí".
El replicó: "¿Y quién te dijo que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol que yo te prohibí?".
El hombre respondió: "La mujer que pusiste a mi lado me dio el fruto y yo comí de él".
El Señor Dios dijo a la mujer: "¿Cómo hiciste semejante cosa?". La mujer respondió: "La serpiente me sedujo y comí".
Y el Señor Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todos los animales domésticos y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre, y comerás polvo todos los días de tu vida.
Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo. El te aplastará la cabeza y tú le acecharás el talón".
El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los vivientes.


Salmo 98,1.2-3.3-4.
Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos.


Carta de San Pablo a los Efesios 1,3-6.11-12.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo,
y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor.
El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido.
En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano -según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad-
a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria.


 


Evangelio según San Lucas 1,26-38.
En el sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María.
El Angel entró en su casa y la saludó, diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo".
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Angel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido.
Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin".
María dijo al Angel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?".
El Angel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes,
porque no hay nada imposible para Dios".
María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Angel se alejó.


 


San Efrén (hacia 306-373), diácono en Siria, doctor de la Iglesia
Himno mariano


«Concebida sin la falta original, puesto que tú la habías escogido para ser madre del Salvador» (propio de la plegaria eucarística)

     ¡Hijo de Dios, dame tu Don admirable, que yo celebre la belleza maravillosa de tu madre amada!. La Virgen dio a luz a su hijo conservando su virginidad, alimentó al que nutre las naciones, en su seno inmaculado lleva a aquel que en su mano lleva al universo. Es virgen y es madre ¿qué es lo que no es desde entonces? Santa de cuerpo, bellísima de alma, pura de espíritu, recta de inteligencia, perfecta de sentimientos, casta y fiel, pura de corazón y llena de toda virtud.

    Que en Maria se gocen los coros de las vírgenes, puesto que de ella nació el que libró al género humano entregado a una terrible esclavitud. Que en María se regocije el viejo Adán, herido por la serpiente; María da a Adán una descendencia que le permite aplastar a la maldita serpiente y le cura de su herida mortal (Gn 3,15). Que los sacerdotes se regocijen en la Virgen bendita; ella que ha dado al mundo al Gran Sacerdote que él mismo se ha hecho la víctima dando por terminados los sacrificios de la antigua alianza... Que en María se regocijen todos los profetas puesto que en ella se han cumplido sus visiones, se han realizado sus profecías, se han confirmado sus oráculos. Que en María se regocijen todos los patriarcas, porque ella ha recibido la bendición que les había sido prometida, ella que, en su hijo, las ha hecho perfectas...

     María es el nuevo árbol de la vida que da a los hombres, en lugar del fruto amargo atrapado por Eva, el fruto dulcísimo del que se alimenta el mundo entero.


 


Libro de Isaías 40,1-5.9-11.
¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios!
Hablen al corazón de Jerusalén y anúncienle que su tiempo de servicio se ha cumplido, que su culpa está paga, que ha recibido de la mano del Señor doble castigo por todos sus pecados.
Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios!
¡Que se rellenen todos los valles y se aplanen todas las montañas y colinas; que las quebradas se conviertan en llanuras y los terrenos escarpados, en planicies!
Entonces se revelará la gloria del Señor y todos los hombres la verán juntamente, porque ha hablado la boca del Señor.
Súbete a una montaña elevada, tú que llevas la buena noticia a Sión; levanta con fuerza tu voz, tú que llevas la buena noticia a Jerusalén. Levántala sin temor, di a las ciudades de Judá: "¡Aquí está su Dios!".
Ya llega el Señor con poder y su brazo le asegura el dominio: el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede.
Como un pastor, él apacienta su rebaño, lo reúne con su brazo; lleva sobre su pecho a los corderos y guía con cuidado a las que han dado a luz.

Salmo 85(84),9-10.11-12.13-14.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz, la paz para su pueblo y sus amigos, y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos.
La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos.

Epístola II Carta de San Pedro 3,8-14.
Pero ustedes, queridos hermanos, no deben ignorar que, delante del Señor, un día es como mil años y mil años como un día.
El señor no tarda en cumplir lo que ha prometido, como algunos se imaginan, sino que tiene paciencia con ustedes porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.
Sin embargo, el Día del Señor, llegará como un ladrón, y ese día, los cielos desaparecerán estrepitosamente; los elementos serán desintegrados por el fuego, y la tierra, con todo lo que hay en ella, será consumida.
Ya que todas las cosas se desintegrarán de esa manera, ¡qué santa y piadosa debe ser la conducta de ustedes,
esperando y acelerando la venida del Día del Señor! Entonces se consumirán los cielos y los elementos quedarán fundidos por el fuego.
Pero nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia.
Por eso, queridos hermanos, mientras esperan esto, procuren vivir de tal manera que él los encuentre en paz, sin mancha ni reproche.

Evangelio según San Marcos 1,1-8.
Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío a mi mensajero delante de ti para prepararte el camino.
Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos,
así se presentó Juan el Bautista en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados.
Toda la gente de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, y se hacían bautizar en las aguas del Jordán, confesando sus pecados.
Juan estaba vestido con una piel de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo:
"Detrás de mí vendrá el que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de ponerme a sus pies para desatar la correa de sus sandalias.
Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo".


 

Beato Guerrico de Igny (hacia 1080-1157), abad cisterciense
5º sermón para el Adviento


«Una voz grita en el desierto: 'Preparad el camino del Señor»

     «Preparad el camino del Señor». Hermanos, el camino del Señor que él nos ha dicho preparásemos, se prepara caminando, es preparándolo que se camina. Incluso aunque estéis muy adelantados en este camino os queda siempre algo que preparar, a fin de que en el punto en que habéis llegado, tendáis siempre a ir más adelante. He aquí que, a cada paso que hacéis, el Señor para quien preparáis el camino, viene a vuestro encuentro, un encuentro siempre nuevo, siempre más grande. Es, pues, con razón que el justo ora así: «Enséñame, Señor, el camino de tus preceptos, yo lo quieroseguir puntualmente» (Sl 118, 33). Es posible que se le llame «camino eterno» porque la Providencia ha previsto el camino para cada uno y le ha fijado un término, pero la bondad de aquél hacia el cual avanzáis no tiene límite. Por eso el viajero prudente y decidido, al llegar siempre dirá que no ha hecho más que comenzar; olvidará lo que queda detrás de él par poder decirse cada día: «Ahora comienzo» (Flp 3,13; Sl 76,11 Vulg)...

     Pero nosotros que estamos hablando de progreso en este camino, ¡quiera el cielo que, por lo menos, hayamos comenzado! Me parece que, cualquiera que se pone en ruta está ya en el buen camino: tan sólo es necesario que lo haya comenzado verdaderamente, que haya «encontrado el camino de la ciudad habitada», tal como dice el salmo (106,4). Porque «son muy pocos los que lo encuentran» dice la misma Verdad (Mt 7,14). Son numerosos los que «vagan por las soledades»...

     Y tú, Señor, nos has preparado un camino, y sólo tenemos que consentir y comprometernos en él. Nos has enseñado el camino de tu voluntad diciéndonos: «Este es el camino, seguidlo sin extraviaros ni a derecha ni a izquierda» (Is 30,21). Es el camino que el profeta había prometido: «Habrá allí una senda y un camino, no pasará el impuro por ella, ni los necios por ella vagarán» (Is 35,8). Yo era joven, ahora ya soy viejo (Sl 36, 25) y, y si tengo buena memoria nunca he visto a un insensato extraviarse en tu camino; he visto apenas a algunos prudentes que lo han podido seguir hasta el final.


 


Libro de Isaías 30,19-21.23-26.
Sí, pueblo de Sión, que habitas en Jerusalén, ya no tendrás que llorar: él se apiadará de ti al oír tu clamor; apenas te escuche, te responderá.
Cuando el Señor les haya dado el pan de la angustia y el agua de la aflicción, aquel que te instruye no se ocultará más, sino que verás a tu maestro con tus propios ojos.
Tus oídos escucharán detrás de ti una palabra: "Este es el camino, síganlo, aunque se hayan desviado a la derecha o a la izquierda".
El Señor te dará lluvia para la semilla que siembres en el suelo, y el pan que produzca el terreno será rico y sustancioso. Aquel día, tu ganado pacerá en extensas praderas.
Los bueyes y los asnos que trabajen el suelo comerán forraje bien sazonado, aventado con el bieldo y la horquilla.
En todo monte elevado y en toda colina alta, habrá arroyos y corrientes de agua, el día de la gran masacre, cuando se derrumben las torres.
Entonces, la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol será siete veces más intensa -como la luz de siete días- el día en que el Señor vende la herida de su pueblo y sane las llagas de los golpes que le infligió.

Salmo 147(146),1-2.3-4.5-6.
¡Aleluya! ¡Qué bueno es cantar a nuestro Dios, qué agradable y merecida es su alabanza!
El Señor reconstruye a Jerusalén y congrega a los dispersos de Israel;
sana a los que están afligidos y les venda las heridas.
El cuenta el número de las estrellas y llama a cada una por su nombre:
nuestro Señor es grande y poderoso, su inteligencia no tiene medida.
El Señor eleva a los oprimidos y humilla a los malvados hasta el polvo.

Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.


 


 San Agustín (350-430), obispo de Hipona (África del Norte) y doctor de la Iglesia
Sermón sobre el evangelio de san Juan, nº 15


La mies es abundante

     Cristo deseaba ardientemente que se cumpliera su obra y se disponía a enviar a sus operarios... Va, pues, a enviar trabajadores. «'Uno siembra y otro siega' Yo os envié a segar lo que no habéis sudado. Otros sudaron y vosotros recogéis el fruto de sus sudores» (Jn 4,37-38). ¿Cómo es que ha enviado trabajadores allí donde no ha enviado sembradores? ¿Adónde ha enviado los trabajadores? Allí donde ya otros habían trabajado... Allí donde los profetas ya habían predicado, porque ellos mismos eran los sembradores...
 ¿Quiénes son estos que han trabajado antes? Abrahán, Isaac, Jacob. Leed el relato de sus trabajos: en todos sus ellos se encuentra una profecía de Cristo; ellos, pues, han sido sembradores. En cuanto a Moisés y a los demás patriarcas, a todos los profetas, ¿qué frío no han soportado en el tiempo en que sembraban? Por consiguiente, en Judea la mies estaba a punto. Y se comprende que la mies estaba madura en el momento en que tantos millares de hombres aportaban el precio de sus bienes, depositándolos a los pies de los apóstoles, y descargando de sus espaldas el peso de este mundo, seguían a Cristo (Hch 4,35; Sl 81,7).Verdaderamente, la cosecha había llegado a su madurez.
     ¿Cuál es el resultado? De esta mies algunos granos fueron retirados, sembraron el universo, y he aquí que se levanta otra cosecha destinada a ser recogida al final de los siglos... Para la cosecha de esta mies ya no serán los apóstoles sino los ángeles los que serán enviados.