viernes, 17 de julio de 2009

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

 Domingo 16 del Tiempo Ordinario.

 Lectura del libro de Jeremías
(23,1-6):

Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas
de mi rebaño –oráculo del Señor–. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel: «A
los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las
expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de
vuestras acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas
de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas,
para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no
temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá –oráculo del Señor–.
Mirad que
llegan días –oráculo del Señor– en que suscitaré a David un vástago legítimo:
reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se
salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre:
El-Señor-nuestra-justicia.»Palabra de Dios


Salmo: 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me
falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me
hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
R/.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su
nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas
conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa
ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi
copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
R/.
 Lectura de la carta del apóstol san Pablo a
los Efesios (2,13-18):


Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la
sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz.
Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro
que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas,
haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo.
Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la
cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a
vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos
acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Palabra de Dios
 Lectura del santo evangelio según san Marcos
(6,30-34):

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con
Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Él les dijo: «Venid
vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.» Porque eran tantos los
que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a
un sitio tranquilo y apartado.
Muchos los
Domingo 16 del Tiempo Ordinario.

día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir


Jesús, líder para la libertad

        Parece que este mundo está necesitado de líderes. Nos encanta tener
grandes figuras que nos guíen, que nos orienten, que nos declaren con palabras
sencillas lo que está mal y lo que está bien, que nos digan lo que podemos y
debemos hacer. Hay líderes de muchos tipos. Están los políticos (Chaves, Obama,
Fidel y muchos otros). Podemos no estar de acuerdo con sus ideas pero son
personas que lideran, que guían a los demás. Hay muchos que los siguen
ciegamente. No es necesario pensar ni reflexionar sobre lo que dice el líder. Lo
que dice está, por supuesto, bien dicho, es bueno, es justo, es la verdad.

       
También hay líderes religiosos. No vamos a decir nombres. Arrastran multitudes.
Entroncan con sentimientos muy profundos de las personas. Muchas veces, la
mayoría a Dios gracias, lideran para el bien. Hay muchos otros líderes
parciales: líderes en la literatura, en la ciencia, en el deporte, etc. Pero el
efecto es siempre el mismo: los líderes, la mayor parte de las veces,  impiden
que las personas piensen y hagan su propio camino, que tomen sus propias
decisiones. Si el literato de moda dice que tal novela es muy mala, ya puede su
autor buscar otro trabajo, no logrará vender ni un ejemplar. Hasta pasa en los
colegios y escuelas. Cuando el líder de la clase señala a uno de sus compañeros
como cobardica o acusica o miedoso, todos los demás lo seguirán sin pensar en lo
que van a hacer. Y en la moda, donde siempre hay líderes que nos dicen lo que
tenemos que vestir.

Un liderazgo
diferente

        El liderazgo de Jesús es diferente. Hay que tener
cuidado al hablar de la imagen del pastor. El pastor tradicional cuida a las
ovejas porque éstas son tontas, no saben adonde ir y morirían si no fuese por el
pastor. Algo de eso se puede aplicar a nosotros. Pero no todo. La verdad, la
gran verdad, es que Jesús nos libera de todas las ataduras para que seamos
libres, para que tomemos nuestras propias decisiones, para que arriesguemos en
la construcción del Reino, para que hacernos hermanos de nuestros hermanos sea
la mayor urgencia que sintamos en nuestra vida.
       
Jesús y sus apóstoles están cansados y, por eso, buscan un sitio para descansar.
Normal. Pero hay urgencias que van más allá de las propias necesidades: “Jesús
vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin
pastor”. Ahí está la clave de la lectura: la compasión. No como la solemos
entender en el sentido de alguien que desde arriba mira hacia abajo y siente
pena de lo que está pasando la otra persona sino como el que se abaja, se pone
al nivel del otro y se com-padece con él, siente con él, experimenta sus
sentimientos. Jesús no juzga sino que se acerca y comparte. Esa es la actitud de
Jesús. Por eso, es la actitud que Dios tiene con nosotros. Y, por eso, debería
ser la nuestra con nuestros hermanos y hermanas. Así y no de otra forma se
construye el Reino de Dios, la fraternidad, la familia de los hijos e hijas de
Dios.
        Jesús no está interesado en ser un líder que arrastre y domine
a sus seguidores. Jesús lidera para la libertad. Lo suyo es participar en la
creación del hombre nuevo, del hombre reconciliado, liberado del odio y la
enemistad (segunda lectura). Los seguidores de Jesús son los hombres y mujeres
libres, capaces de estrechar la mano a todos, sin prejuicios de ningún tipo, sin
miedo porque al otro no se le ve nunca como amenaza sino como hijo o hija de
Dios. Es otra forma de ser líder. Es otra forma de ser pastor, fundada en la
libertad, la justicia y el derecho (primera lectura).

Libres para liberar
        Todos tenemos
que aprender a ser pastores de nuestros hermanos, a compadecernos con ellos, a
ponernos a su nivel, como hacía Jesús. Y reconocer nuestros errores, pedir
perdón porque a veces nos hemos aprovechado del rebaño en vez de servirlo y
promover su libertad. Y
darnos cuenta de que siempre podemos aprender a ser mejores pastores, desde el
papa hasta el último (¿o primer?) cristiano. La historia de la Iglesia nos dice
que hemos metido muchas veces la pata. No hay ninguna razón para suponer que
somos mejores que nuestros padres. Por eso, hay que ponerse en camino, fijarnos
en Jesús y pedirle que nos enseñe a ser pastores, a sentir con nuestros hermanos
y hermanas, como él hizo siempre.
        Y liberarnos, claro está, de los
líderes que nos esclavizan y oprimen, que nos impiden ser nosotros mismos y
asumir nuestras propias responsabilidades, que nos dicen lo que tenemos que
hacer y hacen que renunciemos a pensar por nosotros mismos. Esos líderes nunca
son buenos líderes. El liderazgo de Jesús fue liberador. Y no podemos renunciar
a la libertad que él nos regaló con el precio de su sangre.

 vieron marcharse y los
reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel
sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio
lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles
con calma.Palabra del Señor

Lectura del libro del Éxodo 12, 37-42
En aquellos días, los
israelitas marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a
pie, sin contar los niños; y les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas
y enorme cantidad de ganado.
Cocieron la masa que hablan sacado de Egipto,
haciendo hogazas de pan ázimo, pues no había fermentado, porque los egipcios los
echaban y no los dejaban detenerse; y tampoco se llevaron provisiones.
La
estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta
años.
Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de
Egipto las legiones del Señor.
Noche en que veló el Señor para sacarlos de
Egipto: noche de vela para los israelitas por todas las generaciones.
 Sal 135, 1 y 23-24. 10-12. 13-15
R.
Porque es eterna su misericordia

En nuestra humillación, se acordó de
nosotros :R.
Y nos libró de nuestros opresores: R.
Él hirió a
Egipto en sus primogénitos: R.
Y sacó a Israel de aquel país: R.
Con mano poderosa, con brazo extendido: R.
Él dividió en dos
partes el mar Rojo: R.
Y condujo por en medio a Israel: R.
 Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo,
los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.
Pero Jesús se enteró, se
marchó de allí, y muchos le siguieron.
Él los curó a todos, mandándoles que
no lo descubrieran.
Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:
«Mirad a
mi siervo, mi elegido, mi alnado, mi predilecto.
Sobre él he puesto mi
espíritu para que anuncie el derecho a las naciones.
No porfiará, no gritará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará, el pábilo
vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las
naciones.»

Sábado de la 15ª semana de Tiempo Ordinario.


día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir

 En aquellos días, los israelitas comenzaron una larga
marcha. Salían de Egipto donde habían vivido, mal que bien, 430 años. Se dice
pronto. Y ahora tomaban todas su cosas y tenían que salir a toda prisa. Ni
siquiera tuvieron tiempo para que la masa del pan fermentase. No tenían muy
claro a dónde se dirigían. Confiaban en Moisés, aunque el tiempo demostró que
incluso esa confianza era muy frágil. El camino se prometía duro y la promesa de
la Tierra estaba muy lejana. No se veía en el horizonte. Dejaban atrás su casa
de siempre. Sus calles. Los rincones donde habían jugado de pequeños. Más
adelante en el camino, cuando sientan las punzadas del hambre, se acordarán con
pena de los ajos y cebollas que tenían en abundancia en Egipto. Pero les guiaba
Moisés y salieron. Su fe no era muy fuerte pero lo suficiente para ponerse en
camino.
  Cientos de años después, los oprimidos se volvieron a encontrar
con un salvador: Jesús. Su fe seguía siendo vacilante. Pero Jesús les curaba de
sus enfermedades, les liberaba de la opresión, les abría un horizonte que,
aunque lejano, hablaba de libertad. Y de nuevo se pusieron en camino. Jesús es
el elegido, el amado, el predilecto, el que anuncia el derecho a las
naciones.
  Hoy seguimos manteniendo la esperanza. En nuestro mundo sigue
habiendo mucha opresión, demasiada injusticia. La podemos sentir personalmente o
la sentimos por empatía con nuestros hermanos y hermanas que más sufren. Nuestra
fe es flaca. En ocasiones sentimos ganas de abandonar y nos preguntamos si
valdrá la pena tanta lucha. Pero Dios, el Abbá de Jesús, nos sigue invitando a
levantar la cabeza y mirar al horizonte, porque se acerca nuestra liberación, la
de todos. Porque ya está implantando su derecho. Hoy, sábado, mantengamos la
esperanza. Y sigamos caminando.


Fernando Torres
Misionero Claretiano
Lectura del libro del Éxodo 11, 10-12, 14

En aquellos días, Moisés
y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del Faraón; pero el Señor hizo
que el Faraón se empeñara en no dejar marchar a los israelitas de su
territorio.
Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de
Egipto:
-«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será
para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: "El
diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si
la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de
casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta
terminarlo.
Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o
cabrito.
Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea
de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas
y el dintel de la casa donde lo hayáis comido.
Esa noche comeréis la
carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas.
No
comeréis de ella nada crudo ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza,
patas y entrañas. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo,
lo quemaréis.
Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los
pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua,
el paso del Señor.
Esta noche pasaré por todo el país de Egipto, dando
muerte a todos sus primogénitos, de hombres y de animales; y haré justicia de
todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor.
La sangre será vuestra señal
en las casas donde estéis; cuando vea la sangre, pasaré de largo; no os tocará
la plaga exterminadora, cuando yo pase hiriendo a Egipto.
Este día será
para vosotros memorable, en él celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua
para todas las generaciones. "»
Salmo:
 Sal 115, 12-13. 15-16be. 17-18
R.
Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor.

Mucho
le cuesta al Señor la muerte de sus fieles. Siervo tuyo soy, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza, invocando
tu nombre, Señor. Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
R.


Evangelio:

 Mateo 12, 1-8
Un sábado de
aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre,
empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le
dijeron:
-«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está
permitida en sábado.»
Les replicó:
-«¿No habéis leído lo que hizo
David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y
comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a
sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la Ley
que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en
culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si
comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no
condenaríais a los que no tienen culpa.
porque el Hijo del hombre es
señor del sábado.»
 de la 15ª semana de Tiempo Ordinario. Nuestra Señora del
Carmen.
Viernes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario

día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir

    La lectura del Éxodo y la del Evangelio tienen un
punto en común: las dos hablan de comer. En la primera se habla de una comida
que salva, que libera. Los que participan en la comida ritual de la Pascua son
los que se libran de la muerte y ya se ponen en camino hacia una tierra nueva.
Los discípulos que comen espigas en el Evangelio lo hacen porque tienen hambre.
Lo suyo es también una comida de vida. No saciar el hambre significaría morir,
poner el punto final a la vida que tenemos. Lo curioso es la intervención de los
fariseos. Son los intérpretes de la ley. Y su interpretación hace que la comida
que salva y da la vida se convierta en comida de muerte y condenación. Ellos
condenan a los que comen. Sus muchos estudios de la ley les han hecho llegar a
la conclusión de que hay que alabar a Dios, que hay que hacerlo en sábado y que
coger las espigas, sacar los granos y comerlos significa no alabar a Dios sino
ofender lo. Los discípulos no han cumplido la sagrada ley del sábado y por eso
han incurrido en pecado. Están condenados. La ley del sábado se impone sobre la
ley de la vida.

  Es tremendo que se pueda llegar a manipular la religión
de esa manera. Hay que volver a recordar una y otra vez la frase de aquel santo
padre: "La gloria de Dios es la vida del hombre" (San Ireneo, siglo II). Alabar
a Dios no puede ir contra la vida del hombre. Porque no hay otra forma de dar
gloria a Dios que promover la vida de la persona humana, una vida en plenitud
tanto material como espiritual, una vida en libertad, en responsabilidad. Los
fariseos, y tantos otros a lo largo de la historia, se equivocan de medio a
medio. Los israelitas del Éxodo dieron gloria a Dios con aquella comida ritual,
con la primera Pascua. Gracias a ella tomaron fuerzas para el camino hacia la
Tierra Prometida. Atender a los hambrientos se convierte así en nuestra primera
tarea, en la tarea más espiritual que podemos imaginar, en la mejor manera de
dar gloria a Dios. No hay celebración litúrgica que la iguale.


Fernando Torres
Misionero Claretiano 
Primera Lectura:
 Lectura del libro del Éxodo 3,
13-20

En aquellos días, Moisés, después de oír la voz del Señor desde
la zarza ardiendo, le replicó:
-«Mira, yo iré a los israelitas y les
diré: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. " Si ellos me
preguntan cómo se llama, ¿qué les respondo?»
Dios dijo a
Moisés:
_«"Soy el que soy"; esto dirás a los israelitas: " 'Yo-soy me
envía a vosotros."»
Dios añadió:
-«Esto dirás a los israelitas:
"Yahvé (Él-es), Dios de vuestros padres, Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de
Jacob, me envía a vosotros. Este es mi nombre para siempre: así me llamaréis de
generación en generación."
Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles:
"El Señor, Dios de vuestros padres, de Abrahán, de Isaac y de Jacob, se me ha
aparecido y me ha dicho: 'Os tengo presentes y veo cómo os tratan los egipcios.
He decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros al país de los cananeos,
hititas, amorreos, fereceos, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y
miel.' "
Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te
presentarás al rey de Egipto y le diréis: "El Señor Dios de los hebreos nos ha
encontrado, y nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el
desierto para ofrecer sacrificios al Señor, nuestro Dios."
Yo sé que el
rey de Egipto no os dejará marchar si no es a la fuerza; pero yo extenderé la
mano, heriré a Egipto con prodigios que haré en el país, y entonces os dejará
marchar.»


Salmo:

 Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27
R.
El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

Dad gracias al Señor,
invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Recordad las
maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R.
Se
acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de
la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R.
Dios hizo
a su pueblo muy fecundo, más poderoso que sus enemigos. A éstos les cambió el
corazón para que odiasen a su pueblo, y usaran malas artes con sus siervos.
R.
Pero envió a Moisés, su siervo, y a Aarón, su escogido, que hicieron
contra ellos sus signos, prodigios en la tierra de Cam. R.


Evangelio:

 Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo,
exclamó Jesús:
-«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y
yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mi, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga
ligera.»

Jueves de la 15ª semana de Tiempo Ordinario. Nuestra Señora del
Carmen.


día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir

    Una fiesta más de María. Pero una fiesta, la del
Carmen, que me trae recuerdos y nostalgias de mi niñez. Me hace pensar en el
escapulario de la Virgen del Carmen que mi madre me colocó al cuello siendo
niño. Ella también lo llevaba. Y mis tías y mis hermanos. Y todo el mundo. Era
algo así como llevar la Virgen a cuestas, estar con ella todo el día, llevarla
pegada a la piel. Una presencia que animaba a llevar una vida cristiana no sólo
cuando se estaba en la Iglesia rezando, asistiendo a misa o participando en
algún acto. También estaba María con nosotros cuando se iba al Colegio, cuando
se daba una vuelta con los amigos, cuando se estudiaba o trabajaba. Luego,
venían las Avemarías, las Salves, los Rosarios, el Mes de Mayo, la novena al
Corazón de María y a la Virgen del Carmen. Todo nos ayudaba a tener presente a
María, la madre de Jesús.
  Hoy, pasado el Vaticano II, muchas de esas
devociones han caído. Pero a veces tengo la impresión de que, habiendo limpiado
nuestra fe de muchas adherencias accidentales, se nos ha ido la mano y hemos
perdido algo de lo esencial. María sigue siendo un elemento clave en la vida
cristiana. María es la que se sitúa en medio de la comunidad cristiana y nos
recuerda y señala siempre a Jesús. De la que nos dijo "Haced lo que Él os diga",
dice Jesús en el Evangelio de hoy que "Estos son mi madre y mis hermanos. El que
cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi
madre".
  Ahí nos lleva la presencia de María en nuestras vidas: a
enfrentarnos con el Evangelio, a mirar de frente a nuestro Padre Dios y cumplir
su voluntad, que no es otra cosa que edificar aquí y ahora su reino. María es
esa presencia continua, amorosa, silenciosa pero expresiva, que nos recuerda que
no hay otra cosa que valga la pena hacer más que amar a los hermanos y crear
fraternidad. Cuando era pequeño, era eso lo que me decía el escapulario que me
puso mi madre. Hoy nos hace falta volver a recordarlo.


Fernando Torres 
Misionero
Claretiano
Miércoles de la 15ª semana de Tiempo Ordinario.

día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir

    La primera lectura nos narra el comienzo de una
gran amistad. Es una amistad inusitada, inusual y un tanto desequilibrada. Es la
amistad entre un pastor y Dios. Todo empieza por la curiosidad. Por aquellos
pagos llegó Moisés con sus ovejas. Y, un poco aburrido de tanto vagar en soledad
por el monte, ve con curiosidad una zarza que arde sin consumirse. Se dejó
llevar por la curiosidad y... se encontró en la presencia de Dios, de Yahvé. Y
Dios cambió su vida. De pastor a liberador. De aburrida a arriesgada. Siempre en
el límite de lo increíble. Pero siempre cercano a su amigo, que le dará fuerzas
para cumplir la misión que le encomendará: liberar a los israelitas de la
opresión de los egipcios. No es una misión pequeña y Moisés se siente incapaz de
llevarla adelante. Pero Dios le promete su presencia y su asistencia.
 
Todo se resuelve en el Evangelio. Desde él se nos hace comprensible esa amistad
tan extraña entre el pastor y Dios Todopoderoso. Y la misión tan grande que le
encomienda. Es que Dios, el Abba de Jesús, esconde su grandeza a los sabios y
entendidos y se revela a la gente sencilla. Hasta a un pastor que era
oficialmente impuro desde el punto de vista de las autoridades religiosas
judías. No sólo eso. Dios es capaz de transformar a un humilde pastor en el
liberador de un pueblo. Dios se hace cercano a los más humildes, a los últimos
de nuestro mundo. "Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes",
cantará María en el Magnificat. Dios desprecia a los que se sienten seguros de
sí mismos, de su poder y de su sabiduría, y se acerca a los pobres y sencillos,
les brinda su amistad.
  Hoy necesitamos seguir escuchando con el corazón
estas lecturas. Porque nos devuelven la esperanza. Y, sobre todo, devuelven la
esperanza a los pobres, a los marginados, a los últimos. ¡Dios está cerca de
ellos y no dejará de atender sus gritos de socorro!


Fernando
Torres

Misionero Claretiano

Lectura del libro del Éxodo 3, 1-6. 9-12
En aquellos días, Moisés
pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño
trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, el monte de Dios.
El
ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se
fijó: la zarza ardía sin consumirse.
Moisés se dijo:
-«Voy a
acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la
zarza. »
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde
la zarza:
-«Moisés, Moisés.»
Respondió él:
-«Aquí estoy.
»
Dijo Dios:
-«No te acerques; quítate las sandalias de los pies,
pues el sitio que pisas es terreno sagrado.»
Y añadió:
-«Yo soy el
Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de
Jacob.»
Moisés se tapó la cara, temeroso de ver a Dios.
El Señor
le dijo:
-«El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo
los tiranizan los egipcios.
Y ahora marcha, te envió al Faraón para que
saques a mi pueblo, a los israelitas.»
Moisés replicó a Dios:

¿Quién soy yo para acudir al Faraón o para sacar a los israelitas de
Egipto?»
Respondió Dios:
-«Yo estoy contigo; y ésta es la señal de
que yo te envió: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta
montaña.»


Salmo:

 Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7
R. El Señor es
compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi
ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios.
R.
Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; él rescata
tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor hace
justicia y defiende a todos los oprimidos; enseñó sus caminos a Moisés y sus
hazañas a los hijos de Israel. R.


Evangelio:

 Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo,
exclamó Jesús:
-«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque
has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la
gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha
entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al
Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
»
Lectura del libro del Éxodo 2, 1-15a

aquellos días, un hombre de
la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; ella concibió y dio a
luz un niño. Viendo qué hermoso era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo
tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de
barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto
a la orilla del Nilo.

Una hermana del niño observaba a distancia para ver
en qué paraba.
La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus
criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó
a la criada a recogerla.
La abrió, miró dentro, y encontró un niño
llorando.
Conmovida, comentó:
-«Es un niño de los
hebreos.»
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del
Faraón:
-«¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al
niño?»
Respondió la hija del Faraón:
-«Anda.»
La muchacha
fue y llamó a la madre del niño.
La hija del Faraón le
dijo:
-«Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré.»
La mujer tomó
al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del
Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo:
-«Lo he
sacado del agua.»
Pasaron los años, Moisés creció, fue adonde estaban sus
hermanos, y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba
a un hebreo, uno de sus hermanos.
Miró a un lado y a otro, y, viendo que
no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
Al día
siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al
culpable:
-«¿Por qué golpeas a tu compañero?»
Él le
contestó:
-«¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes
matarme como mataste al egipcio?»
Moisés se asustó pensando: «La cosa se
ha sabido.»
Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para
darle muerte; pero Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de
Madián.


Salmo:

 Sal 68, 3. 14. 30-31. 33-34

R.
Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Me estoy
hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura
del agua, me arrastra la corriente. R.
Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me
ayude. R.
Yo soy un pobre malherido; Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de
gracias. R.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y
revivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus
cautivos. R.


Evangelio:

 Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo,
se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde habla hecho casi todos sus
milagros, porque no se habían convertido:
-«¡ Ay de ti, Corozaín, ay de
ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en
vosotras, hace tiempo que se habrian convertido, cubiertas de sayal y
ceniza.
Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a
Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás
al infierno.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en
ti, habría durado hasta hoy.
Os digo que el día del juicio le será más
llevadero a Sodoma que a ti.»

Martes de la 15ª semana de Tiempo Ordinario


día anterior  día siguiente


Enviar por mailAbrir PDFimprimir

 Comienza hoy en la primera lectura la lectura de la
historia de Moisés y, por extensión, la historia de la liberación de Israel de
la opresión de los egipcios. Dios actuó en favor de su pueblo con brazo
extendido y mano poderosa. Dios escuchó el clamor de los hebreos, sometidos a
esclavitud por los egipcios. Dios no podía no escuchar el clamor de los que
sufrían la injusticia. Al final, como dice un teólogo moderno, todo empezó
porque Dios intervino en un conflicto laboral en favor de los que siempre llevan
la peor parte.
  Ese relato ha sido y es un elemento clave en la
espiritualidad judía y cristiana. La relectura del libro del Éxodo se impone
para comprender al Dios de Jesús, un Dios-Abbá que desea la libertad para
nosotros, sus hijos, que nos rescata de la opresión y de la injusticia, y nos
abre el futuro y el horizonte a un reino de fraternidad y de justicia, de
libertad y de amor. Está bien que la liturgia diaria nos invite a la escucha
atenta y orante de aquel relato en el que se fundan nuestras esperanzas. También
nosotros sentimos la opresión y la injusticia. También nosotros vivimos
aterrados por el dolor y la muerte que en todas sus formas nos atenazan. Y
sentimos vivamente la necesidad de la esperanza. Dios se nos hace necesario
porque es el único que da sentido a nuestra lucha, a nuestro compromiso diario
en favor del reino o, lo que es lo mismo, en favor de nuestros hermanos y
hermanas.
  Lo malo es cuando no queremos ver los signos de Dios
presentes en nuestra historia. A los que están ciegos por no querer abrir los
ojos, sólo les rodea la oscuridad. El Dios que liberó a los hebreos por medio de
Moisés se manifestó totalmente en Jesús. Y en él y por él sigue actuando en el
día a día de nuestra historia. Hoy la palabra de Jesús en el Evangelio nos
desafía a descubrirse vivo y actuando en nuestro mundo, en nuestra historia
personal y comunitaria. ¡Abrid los ojos y dejaros guiar por la luz!


Fernando Torres
Misionero Claretiano
Lectura del libro del Éxodo 1, 8-14. 22
En aquellos días, subió al
trono en Egipto un Faraón nuevo, que no había conocido a José, y dijo a su
pueblo: -«Mirad, el pueblo de Israel está siendo más numeroso y fuerte que
nosotros; vamos a vencerlo con astucia, pues si no, cuando se declare la guerra,
se aliará con el enemigo, nos atacará, y después se marchará de nuestra tierra.»
Así, pues, nombraron capataces que los oprimieron con cargas, en la construcción
de las ciudades granero, Pitom y Ramsés. Pero, cuanto más los aprimían, ellos
crecían y se propagaban más. Hartos de los israelitas, los egipcios les
impusieron trabajos crueles, y les amargaron la vida con dura esclavitud: el
trabajo del barro, de los ladrillos, y toda clase de trabajos del campo; les
imponían trabajos crueles. Entonces el Faraón ordenó a toda su gente: -«Cuando
nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida.»
Palabra
de Dios.


Salmo:

 Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8
R. Nuestro
auxilio es el nombre del Señor.

Si el Señor no hubiera estado de
nuestra parte - que lo diga Israel -, si el Señor no hubiera estado de nuestra
parte, cuando nos asaltaban los hombres, nos habrían tragado vivos: tanto ardía
su ira contra nosotros.
R.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello; nos habrían llegado hasta el cuello las
aguas espumantes. Bendito el Señor, que no nos entregó en presa a sus dientes.
R.
Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del
cazador; la trampa se rompió, y escapamos. Nuestro auxilio es el nombre del
Señor, que hizo el cielo y la tierra.
R.


Evangelio:

 Lectura del santo evangelio según san Mateo
10, 34-11,1

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: -«No penséis
que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino
espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a
la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El
que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mi; el que quiere
a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mi; y el que no coge su cruz y
me sigue no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda
su vida por mi la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el
que me recibe recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es
profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo
tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua
fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su
paga, os lo aseguro. » Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce
discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus
ciudades.
Palabra del Señor

Homenaje a la patrona de los marineros


Homenaje a la patrona de los marineros




Centenares de personas acompañaron a la Virgen en su recorrido por las
calles y las aguas de Vila. Los fieles abarrotaron el templo y soportaron
pacientes el calor.






IBIZA | N. G. G. / L. F. A. Las gentes del mar rindieron ayer su
tradicional homenaje a la Virgen del Carmen: alrededor de un centenar de
personas, incluidas autoridades, acompañaron la imagen en procesión, mientras
que más de medio millar la recibieron a su llegada al puerto y contemplaron su
partida. Ya sobre las aguas, una estela de barcas engalanadas siguió al
catamarán ´Cala Castell´, de Trasmapi, en el que viajaba la Virgen hasta el
punto donde se rezaría una oración y se lanzaría una corona de laurel en memoria
de los marineros ya fallecidos.

Los actos dieron comienzo a las 19 horas
con la misa en la parroquia de Sant Elm. Los fieles abarrotaron el templo y
soportaron pacientes el intenso calor con el aire que les proporcionaban sus
abanicos. En la calle, la gente se acercaba a la puerta de la iglesia para
esperar la salida de la imagen.

Casi puntual, minutos antes de las ocho
de la tarde, la Virgen del Carmen, portada por cuatro hombres, hacía su
aparición. Los aplausos superaron el sonido del ajetreo de las calles y la banda
de música ´Ciutat d´Ibiza´ la recibió con la pieza Triunfal. La comitiva se
organizó y se inició la procesión. Abría camino la Agrupación musical del Santo
Cristo Yacente, seguida de la patrona. A continuación, las distintas
autoridades, encabezadas por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan
Segura, seguido por la alcaldesa de Vila, Lurdes Costa, y por concejales del
equipo de Gobierno y la oposición. Después miembros de la Guardia Civil, entre
otros cuerpos, ciudadanos y los integrantes de la banda municipal.

Tras
poco más de veinte minutos de recorrido –se atravesó la calle José Segura y de
la Mare de Déu–, en el que curiosos y turistas se asomaban a los balcones y
tomaban fotografías, la comitiva llegó a la plaza de sa Riba, no sin antes dar
un pequeño susto a los asistentes: cuando los costaleros se preparaban para
bajarla por las escaleras, la imagen se ladeó y pareció que fuera a
precipitarse. «¡Uy!», se oyó entre el público, aunque finalmente sólo cayó
alguna de las flores que llevaba. Después, la procesión alcanzó el muelle y la
Virgen del Carmen subió hasta el catamarán ´Cala Castell´. Los bocinazos de las
distintas embarcaciones –veleros, lanchas y barcos, entre otros– la recibieron y
aguardaron hasta su salida, para acompañarla pacientes en su travesía por el
mar.

Quejas de Baleària

Por otra parte, la
naviera Baleària presentará una queja formal ante la Autoridad Portuaria por
haber impedido que el buque Patricia Olivia, que cubre el trayecto entre Dénia,
Formentera y Ibiza, atracase en el interior del puerto porque se iba a celebrar
la procesión marítima. El barco llegó a las 12 horas desde Formentera y tuvo que
amarrar en el dique de es Botafoc, con lo que la compañía se vio obligada a
fletar autobuses para transportar a sus pasajeros. Más de 500 personas se vieron
afectadas. La compañía no entiende «que se dé prioridad a una procesión frente a
una compañía que realiza transporte regular todo el año».

La comitiva que siguió a la Virgen durante la procesión rodeó el puerto de la Savina para llegar al muelle de pescadores.