lunes, 2 de abril de 2012

Domingo de Ramos B







Jesus Losada Queridos amigos:
Esta semana es muy especial. Por algo la Iglesia la llama la semana "santa". Toda ella aboca al triduo sacro en el que conmemoramos el centro de la fe cristiana. Nosotros confesamos que Jesucristo murió (viernes santo), fue sepultado (sábado santo) y resucitó al tercer día (domingo de resurrección). No es que conmemoremos estos hechos como quien desempolva un álbum de recuerdos familiares, sino que en la liturgia, por la fuerza del Espíritu, experimentamos su realidad y su energía salvadora. ¡Por eso es tan importante prepararnos para esta celebración! Si fuese un simple recuerdo, bastaría con poner en marcha los ritos de todos los años, pero no: ¡Es una experiencia que acontece hoy, que afecta a nuestra vida, al presente de la iglesia y del mundo! En el tramo final que nos conduce al triduo sacro, comenzamos purificando nuestros sentidos. Hoy, lunes santo, le toca el turno al olfato. La casa en la que habita Jesús, que es la casa de sus amigos de Betania, se llena de la fragancia del perfume. No se trata de una colonia barata comprada en un "todo a cien", sino de "un perfume de nardo, auténtico y costoso". Sólo el amor puede producir este derroche de belleza, porque sólo el amor sabe ir a lo esencial, a ese centro en el que la verdad, la bondad y la belleza se manifiestan unidas. Judas es un periférico, anda por los márgenes. Cree que da el do de pecho porque exhibe una actitud calculadora y un aparente interés por los pobres. Hace el ridículo. Está en otra onda. Sólo María de Betania, la que había escogido la mejor parte, sabe "lo que toca hacer" en este momento, es una experta en ir al centro del misterio. Por eso encuentra el símbolo adecuado en los días previos a la muerte de Jesús. María le dice que lo quiere, antes de que sea tarde y sólo quede tiempo para las lamentaciones. Ella no es una embalsamadora de muertos sino una perfumadora de vivos. Está perfumando al Jesús que, en su corazón, ya ha resucitado antes de morir. Por eso, la casa se llena de la fragancia de la vida. ¿Cómo huele la fe que hoy vivimos? ¿Huele a recinto cerrado, húmedo, miserable? ¿O huele al nardo de la libertad, de la alegría, de la entrega? En el primer caso, nuestro santo patrón es Judas. En el segundo, formamos familia con María de Betania. Perfumar al Jesús que vive hoy es una de las dimensiones más refrescantes de nuestra fe.Queridos amigos y amigas: El evangelio de este Lunes Santo nos presenta una cena, que es como un anticipo de la última cena. En ella se dan cita los amigos (Marta, María, Lázaro) y los traidores (Judas Iscariote). Es una cena en la que se ponen de relieve las dos actitudes básicas ante Jesús que van a estar presentes en el drama de su proceso y de su muerte: la cercanía del amor y la distancia del resentimiento. Marta (la camarera), Lázaro (el resucitado) y María (la perfumista) representan el polo del amor. Sirven, escuchan y ungen a Jesús. Y lo hacen todo desde la gratuidad propia de toda amistad. Judas Iscariote (el discípulo que lo va a entregar) representa el polo del resentimiento. Critica el “derroche”de María mediante una racionalización que podría pasar a cualquier manual de psicología: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres? ¿Cómo responde Jesús a cada una de estas dos actitudes? Necesitamos escrutar cada detalle porque, en el fondo, su respuesta tiene que ver con cada uno de nosotros. En el caso de Marta, María y Lázaro, Jesús se deja hacer. A lo que es gratuito se responde con la gratuidad: Déjala: lo tenía guardado para el día de mi sepultura. Acepta ser querido, encuentra consuelo en el hogar de Betania. Disfruta con sus amigos. En el caso de Judas, Jesús desenmascara la racionalización: A los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. No se deja engatusar por las trampas de los que parecen amigos y no son más que funcionarios. Estas dos actitudes son un espejo en el que nos miramos nosotros al comienzo de una nueva Semana Santa. ¿Hacia dónde nos inclinamos?: ¿Hacia la entrega incondicional a Jesús o hacia nuevas racionalizaciones que encubren nuestra mediocridad? En la cena, además de los alimentos, hay perfume de nardo, que es un anticipo simbólico del perfume con el que las mujeres ungirán el cuerpo de Jesús después de su muerte. Es una perfume costoso (porque el amor no es tacaño) y es también un perfume expansivo (porque el amor no es cerrado): La casa se llenó de la fragancia del perfume. Tenemos esbozado el guión del drama que vamos a revivir durante los próximos días.
DOMINGO DE RAMOS (B)¡Venga, Vayamos con Él! ¿Cuál es nuestra posición?I. BENDICIÓN DE LAS PALMASIntroducción por el Celebrante¡Venga, Vayamos con Él!Hoy, y durante los días de la Semana Santa, vemos a Jesús en toda su flaqueza humana, tanto como la nuestra, excepto en el pecado; pero también le vemos en su determinación de amor y en su valor para cumplir la misión para la que había venido a este mundo. Finalmente vemos a Jesús en su triunfo: primero en un triunfo muy provisional y frágil cuando la muchedumbre le aclama como Mesías, pero que pocos días más tarde se vuelve contra él; después, en el triunfo definitivo de su resurrección. Vemos cómo él estaba con nosotros en las profundidades de la angustia y la soledad. Podemos comprenderle y sentir como él. Él nos invita a superar todos los miedos, el mal y hasta la misma muerte. ¡Venga, vayamos con él! ¿Cuál es nuestra postura interior?Hoy, en este Domingo de Ramos, y durante los días de la Semana Santa, vemos a Jesús rodeado de su pueblo que le aclamó agitando palmas; le veremos portando su cruz, muriendo con una muerte ignominiosa clavado en la cruz. ¿Cuál es nuestra postura interior? ¿Con quién o con quiénes nos identificamos? Para nosotros, ¿es Jesús realmente el Hijo de Dios, que murió por nosotros porque nos amaba en extremo? ¿Hasta qué punto cambia nuestra vida, porque le conocemos? Y el próximo domingo de resurrección, ¿nos regocijaremos y le alabaremos como nuestro Señor que nos da vida? Oración de Bendición de los Ramos o PalmasOremos.(Pausa) Oh Dios, Salvador nuestro: Tu Hijo Jesús se dio a sí mismo el nombre de “madero verde”,porque él es el árbol en el que estamos injertados de forma que podemos recibir de él la savia de la vida espiritual.Que estos ramos verdes que portamos en nuestras manos expresen que estamos unidos a él y que queremos vivir en élcomo el pueblo al que él libera del pecado y al que da nueva vida con amor hacia ti, Dios nuestro, y hacia los hermanos.Bendice + estos ramos vivos, para que los agitemos aclamando a Jesús como al Señor a quien queremos seguir fielmenteen nuestro camino hacia ti, nuestro Dios vivo. Que él no permita que nos marchitemos como hojas inútiles y secas,pues él es nuestro Señor y Salvador, por los siglos de los siglos.El sacerdote rocía los ramos con agua bendita en silencio.Introducción al Evangelio de la Bendición de los Ramos (Mt 11,1-10): ¡Bendito el Que Viene!Jesús acepta el que la muchedumbre lo aclame, pero su triunfo real se realizará en la cruz.Breve homilía opcional. Después, el sacerdote o un ministro invita al pueblo a unirse a la procesión diciendo:¡Con el pueblo de Jerusalénaclamemos a Jesús como a nuestro Señory sigámosle mientras cantamos su alabanza!Canción: El canto de procesión sirve también como canción de entrada. Después de la procesión o de la entrada solemne, el sacerdote reza ya inmediatamente la Oración Colecta. Si no hay procesión o entrada solemne, se dice el Acto Penitencial acostumbrado que se encuentra en el misal.II. LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICAOración ColectaOremos para que sepamos seguir a Jesús en su camino de servicio.(Pausa)Oh Dios y Padre nuestro:En Jesucristo tu Hijo nos has mostradoque el camino que conduce a la victoriaes el camino del servicio amorosoy de la disponibilidad para pagar el precio del sacrificiomostrando así un amor fiel e inquebrantable.Danos la mentalidad y la actitud de Jesús,para que aprendamos a servir como ély como él amar a los demás sin contar el precio.Que así lleguemos a ser victoriosos con él,que es nuestro Señor y Salvador por los siglos de los siglos.Primer Lectura (Is 50:4-7): Dios Vendrá en Mi AyudaEl Siervo de Dios Sufriente permanece fiel a su misión aun cuando sea perseguido, porque confía en Dios.Segunda Lectura (Flp 2,6-11): Jesús Se Humilló y así Llegó a Ser Nuestro Señor.Jesús se humilló a sí mismo para ser uno de nosotros y para servirnos. Por eso Dios le resucitó y le hizo Señor de todo.Evangelio: Pasión (Mc 14,1-15,47): Pasión y Muerte de Jesús.En su Pasión y Muerte, Jesús es el Señor anunciado en las Escrituras. Pero su muerte destruirá el poder de la muerte y nos traerá vida.Oración de los FielesOremos ahora a nuestro Señor, Jesús, quien en su profundo amor amó hasta el fin y nos salvó por su muerte y resurrección. Y digamos: R/. Señor, Jesús, sana a tu pueblo.Señor, Jesús, por el alimento y la bebida de la Eucaristía, acompáñanos en el camino de la vida, sé nuestra alegría y esperanza, y así te pedimos: Señor, Jesús, por tu agonía en el Huerto de los Olivos, asiste a todos los moribundos en su hora de agonía, y dales a todos el valor de aceptar la voluntad del Padre, especialmente cuando se haga muy difícil, y así te pedimos: Señor, Jesús, por tu injusto encarcelamiento y condena a muerte recuerda a los encarcelados por sus convicciones, o condenados por jueces injustos, y así te pedimos: Señor, Jesús, traicionado y abandonado por tus amigos, hazte cercano a todos los que se sienten solos; da a tu pueblo la capacidad de hacer amigos fieles, y así te pedimos: Señor, Jesús, por tu camino de la cruz, aligera las cargas de todos los que sufren y hazlos afables y comprensivos para con otros, y así te pedimos: Señor, Jesús, por tu muerte en la cruz y por tu gloriosa resurrección perdona todo pecado, da vida a todos, y así te pedimos: Señor, Jesús, que el raudal de tu perdón y de tu vida se derrame sobre todos nosotros y nos otorgue tu felicidad y gozo eternos, en tu reino que permanecerá para siempre, por los siglos de los siglos. Oración de OfertorioOh Dios, Padre amable y compasivo:En la noche anterior a su muerte,en la Última Cena,Jesús se dio a sí mismo a sus amigosen forma de pan y vino,y lo repite ahora de nuevo aquí entre nosotros.Danos un corazón agradecido por toda su bondady haznos suficientemente fuertes para que con él sepamos darnos a nosotros mismos a todos los que caminan con nosotros en la vida. Que esta ofrenda nos traiga reconciliación contigo y con los hermanos.Te lo pedimos en nombre de Jesús, el Señor.Introducción a la Plegaria EucarísticaLa cruz y muerte de Jesús nos trajo perdón y vida. Él murió para que nosotros vivamos. Con Jesús, damos gracias al Padre por su amor.Introducción al Padre Nuestro.Jesús rogó al Padrepidiendo la fuerza necesaria para hacer su voluntad.Nos unimos a él en nuestra oración confiada.R/. Padre nuestro…Líbranos, SeñorLíbranos, Señor, de todo pecado y de todos los males,y concédenos tu perdón y tu paz.Ayudados por tu misericordia, danos esperanza y amor para compartirlos con los que se sienten abandonados y con los que agonizan a causa de sus cruces.Llévanos a todos con esperanza hacia la venida gloriosa entre nosotrosde nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.R/. Tuyo es el reino…Invitación a la ComuniónÉste es Jesucristo,el Cordero sin pecadoque sufrió y murió por nuestros pecados.Dichosos nosotros ya que él viene para que podamos compartir su vida y su amor.R/. Señor, no soy digno…Oración después de la ComuniónOh Dios, Padre amoroso:En esta Eucaristía tu Hijo Jesús se nos ha dadocomo se entregó totalmente a sí mismo en la cruz.Queremos aprender de él a mantener viva nuestra esperanza en tiy a seguir recorriendo nuestro camino en la vidaincluso cuando no sepamoslo que el futuro nos tiene reservado,o cuando tengamos que soportar cruces pesadas,ya que confiamos en ti y sabemosque surgiremos por encima de nuestras miseriasa una vida de gozo y alegría sin fin, por el poder de Jesucristo nuestro Señor.BendiciónHermanos: Hemos visto hoy en Jesús cómo el amor a Dios y al prójimovan inseparables, agarrados de la mano.El amor de Jesús al Padrele hizo ir “hasta el extremo” en su amor hacia nosotros.Murió llevando a cabo esa misión,y en su muerte hemos renacido.Que este pensamiento nos guíe durante esta Semana Santae inspire también nuestra vida cristiana:Él es el Maestro y Señor a quien seguimos.Que Dios nos dé fuerza y nos bendiga. Y así, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santodescienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

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