viernes, 11 de febrero de 2011

Marcos subraya pues que Jesús cumple la gran esperanza prometida por Isaías. Es como una nueva creación, un hombre nuevo, ¡con oídos bien abiertos para oír y con la lengua bien suelta para hablar! La salvación que Dios había prometido por los profetas es como un perfeccionamiento del hombre, una mejora de sus facultades: por la fe la humanidad adquiere como unos "sentidos" nuevos, más afinados.

3. DOMINICOS 2004

El día 8 de diciembre de 1854, Pío IX declaraba solemnemente el dog­ma de la Inmaculada Concepción de María.

Y el año 1858, cuatro años después de la proclamación solemne del dogma de la Inmaculada Concepción de María, en un pueblecito del sur de Francia, Lourdes, se aparecía la Virgen a una niña, Bernadette Soubirous.

Y un 25 de marzo, después de varias apariciones, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, Bernadette se atrevió a preguntar a la Virgen por su nombre. La Virgen le respondió: "Yo soy la Inmaculada Concepción". Y Bernardette saltó de júbilo, con los ojos encendidos de amor.

Este detalle, de profunda espiritualidad, es el que recordamos hoy a los pies de la Virgen, acompañando a miles de peregrinos.¡Cuántas penas ha quitado esa Virgen de Lourdes, cuántos odios, cuantos falsos compromisos!

Llénanos, Señora, de paz y de amor.

Para que nuestra unión con los fieles peregrinantes, sanos o enfermos, sea más intensa, nos serviremos de textos bíblicos adaptados a la fiesta popular mariana.


La luz de la Palabra de Dios
Del profeta Isaías 66, 10‑14.
“Alegraos con Jerusalén y regocijaos con ella todos los que la amáis. Llenaos con ella de alegría... He aquí que voy a derramar sobre ella la paz como un río y la gloria de las nacio­nes como un torrente desbordado...

Y vosotros lo veréis y vuestro corazón latirá de gozo; y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. La mano de Yavé se dará a conocer a sus siervos.”

Evangelio según san Juan 2, 1‑11.
"Hubo una boda en Caná de Gali­lea; y estaba allí la madre de Jesús.

Fue invitado también Jesús con sus discípulos a la boda.

Al final de la fiesta, no tenían vino, porque el vino de la boda se había acabado. Movida de piedad, la madre de Jesús dijo a éste: mira, no tienen vino... Y después dijo a los servidores: "haced lo que Jesús os diga". Jesús, tras escuchar a su madre, les dijo: "llenad las tinajas de agua". Las llenaron hasta el borde; y él les agregó: "sacad ahora ese nuevo vino y llevadlo al maestresala”. Se lo llevaron; y cuando el maestresala hubo probado el agua convertida en vino... preguntó a los novios: ¿por qué habéis guardado este vino hasta el final?...

Este fue el primer milagro que hizo Jesús en Galilea, y en él mani­festó su gloria y creyeron en El sus discípulos".


Reflexión para este día
María, Mediadora de Gracia
En esta fiesta de la Santísima Virgen se expresa, como en otras muchas, la fe del pueblo de Dios que siempre vio en María a la Mujer privilegiada, a la llena de gracia, sin macha ni arruga, a la Madre de Dios encarnado, a la Doncella que nunca fue esclava del pecado.

La declaración dogmática de que María es limpia de pecado desde su Concepción forma parte de las declaraciones solemnes del Magisterio por las que se eleva a categoría de gran verdad algo que la comunidad cristiana ya vivía con especial gozo: el amor electivo de Dios que tomaba a María como mediación para encarnarse y hacerla madre suya.

Y su presencia espiritual en Lourdes es una delicadeza más para convocarnos al encuentro frecuente con ella, desde el gozo o el dolor, desde el éxito o el fracaso...

Honremos, pues, en este día a Dios Padre, Hijo y Espíritu, nuestra fuente de vida y de esperanza, cantemos a Maria, la elegida, porque sobre ella se derramó el Amor, y elevemos una antorcha de fe junto a las antorchas de los peregrinos en su Rosario.

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