domingo, 30 de noviembre de 2008

San Andrés

San Andrés

El nombre "Andrés" (del griego Andreia, valentía o valor), como otros nombres griegos, parece haber sido común entre los Judíos del segundo o tercer siglo antes de Cristo.
San Andrés, el Apóstol, hijo de Jonás, o Juan (Mateo, 16, 17; Juan, 1, 42), nació en Bethsaida de Galilea (Juan, 1, 44) Fue el hermano de Simón Pedro (Mateo 10,2; Juan 1, 40)  Ambos fueron pescadores (Mateo 4, 18; Marcos 1, 16), y al comienzo de la vida publica de Nuestro Señor ocuparon la casa de Cafarnaum (Marcos 1, 21, 29).
Desde el cuarto Evangelio aprendemos que Andrés fue discípulo del Bautista y de Juan el Evangelista para seguir a Jesús (Juan, 1, 35-40). Andrés inmediatamente reconoció a Jesús como el Mesías, Pedro, (Juan, 1, 41). Desde entonces los dos hermanos fueron discípulos de Cristo.
En las ocasiones subsiguientes, previas al llamado final al apostolado, ellos fueron llamados a la cercana compañía, y luego dejaron todo para seguir a Jesús (Lucas 5, 11; Mateo, 4, 19, 20; Marcos, 1, 17, 18). Finalmente Andrés fue elegido para ser uno de los Doce; y en las varias listas de Apóstoles dadas en el Nuevo Testamento (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 16-19; Lucas, 6, 14-16; Actos, 1, 13) el siempre aparece entre los primeros cuatro.
La única otra explicita referencia a el en el Synoptists, ocurre en (Marcos,13, 3), donde anunciaron su unión con Pedro, Jaime y Juan en poner la cuestión que dejo Nuestro Señor en su gran discurso escatológico. Además de esta exigua información, aprendimos del cuarto Evangelio que en ocasión de la milagrosa alimentación de quinientas personas.
Fue Andrés quien dijo: "Este es un muchacho quien tiene cinco barras de pan de cebada y dos pescados: ¿ pero que son estas entre tantos?" (Juan, 6, 8, 9); y cuando, unos pocos días antes de la muerte de Nuestro Señor, ciertos Griegos le preguntaron a Felipe si ellos podrían ver a Jesús, Felipe refería el tema a Andrés como una de las mayores autoridades, y luego ambos anunciaron a Cristo (Juan, 12, 20-22)
Como en la mayoría de los ordenes los primeros cuatro, son Pedro, Juan, Jaime, Andrés; no hay en las epístolas ni en el Apocalipsis mención alguna de ellos. Desde lo que conocemos de los Apóstoles generalmente, podemos, por su puesto suplementar un poco de estos escasos detalles.
Como uno de los Doce, Andrés fue admitido en cercana familiaridad con Nuestro Señor durante su vida publica; estuvo presente en la Ultima Cena; contemplando la ascensión del Señor; testigo de la Ascensión; compartió las gracias y regalos del primer Pentecostés, y ayudo, entre los riesgos y persecuciones, a establecer la Fe en Palestina. Cuando los Apóstoles fueron enviados a predicar a las Naciones, Andrés parece haber tomado una parte importante, pero desafortunadamente no tenemos certeza de la extensión o el lugar de su trabajo.
La cruz en la cual él sufrió es comúnmente sostenida de haber sido una cruz en X, ahora conocida como de San Andrés, sin embargo la evidencia para esta visión parece ser no durar mas allá del siglo catorce. Este martirio toma lugar durante el reino de Nerón, el 30 de Noviembre de 60 de la Era Cristiana; y ambas la Iglesia Griega y la Latina mantiene el 30 de Noviembre como sus fiestas.
Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas desde Patrae a Constantinopla, y depositadas en la Iglesia de los Apóstoles allí, alrededor del 357 de la Era Cristiana. Cuando Constantinopla fue tomada por los Franceses, en el comienzo del siglo trece, el Cardenal Pedro de Capua trajo las reliquias a Italia y las coloco en la Catedral de Amalfi, donde la mayoría de ellas permanecen. San Andrés es honrado como el patrono protector por Rusia y Escocia.

 Oración San Andrés
Dios todopoderoso y eterno, escucha la oración de tu pueblo y concédenos que, así como el apóstol San Andrés fue en la tierra predicador del Evangelio y pastor de tu Iglesia, así ahora en el cielo sea nuestro poderoso abogado ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-
domingo 30 Noviembre 2008  Primer Domingo de Adviento

Libro de Isaías 63,16-17.19.
Porque tú eres nuestro padre, porque Abraham no nos conoce ni Israel se acuerda de nosotros. ¡Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre desde siempre!
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia!
¡Desde hace mucho tiempo, tú no nos gobiernas, y ya no somos llamados por tu Nombre! ¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti,
Salmo 80(79),2-3.15-16.18-19.
Escucha, Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que tienes el trono sobre los querubines,
resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés; reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano, el retoño que tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.
Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento,
en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".

 San Pascasio Radbert (?-hacia 849), monje benedictino
Comentario al evangelio de Mateo, 11, 24; PL 120, 799


«Estad atentos, vigilad: porque no sabéis cuando vendrá el momento»

     Es necesario tener siempre en cuenta la doble venida de Cristo: una, cuando él vendrá y nosotros deberemos rendirle cuentas de todo lo que habremos hecho; otra, la cotidiana, cuando visita incisamente nuestra conciencia y viene a nosotros, a fin de encontrarnos a punto en el momento de su venida. En efecto ¿de qué me sirve conocer el día del juicio, siendo como soy consciente de tantos pecados? ¿De qué saber que el Señor viene, si primero no viene a mi corazón y no vuelve a mi espíritu, si Cristo no vive y no habla en mí? Entonces, sí, es bueno que Cristo venga a mí, si ante todo vive en mí y yo en él. Entonces es para mí como si la segunda venida ya se hubiera realizado, puesto que la desaparición del mundo es real en mí porque, en cierta manera, puedo decir: «El mundo está crucificado para mí y yo para el mundo» (Gal 6,14).
     Reflexionad también sobre esta palabra de Jesús: «Muchos vendrán en mi nombre» (Mt 24,5). Sólo el Anticristo se apodera de este nombre, aunque sea mentira... En ningún pasaje de la Escritura encontraréis que el Señor haya declarado: «Yo soy el Cristo». Porque le era suficiente mostrar que lo era a través de sus enseñanzas y sus milagros, porque el Padre estaba actuando en él. La enseñanza de su palabra y su poder clamaban: «Yo soy el Cristo», de manera más fuerte que si lo hubieran proclamado millares de voces. Yo no sé si podréis encontrar que lo ha dicho en palabras, pero lo ha demostrado «llevando a cabo las obras del Padre» (Jn 5,35) y dando una enseñanza impregnada de piedad filial. Los falsos mesías estaban desprovistos de ellas, no podían emplear más que sus palabras sostenidas por sus pretensiones mentirosas.


 Jesús nos dice...


“Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre...”
(Mateo 7, 7-8)

“Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.”
(Marcos 11, 24)

“Es preciso orar siempre sin desfallecer...”
(Lucas 18, 1)

“Todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré...”
(Juan 14, 13-14)



Oración del payaso 


Señor:


soy un trasto, pero te quiero, 


te quiero terriblemente, locamente, que es


la única manera que tengo yo de amar, 


porque, ¡sólo soy un payaso!


Ya hace  años que salí de tus manos,


pronto, quizá, llegará el día en que  volveré a Tí....


Mi alforja está vacía, mis flores mustias y descoloridas


sólo mi corazón está intacto...


Me espanta mi pobreza, pero me consuela tu ternura.


Estoy ante Ti como un  cantarillo roto,

pero con mi mismo barro puedes hacer otro a tu gusto...

Señor:


¿Qué te diré cuando me pidas cuentas?

Te diré que mi vida, humanamente,

ha sido un fallo, que he volado muy bajo.

Señor:


Acepta la ofrenda de este atardecer...


Mi vida, como una flauta, está llena de agujeros...


pero tómala en tus manos divinas.


Que tu música pase a través de mí y llegue 

hasta mis hermanos los hombres,

 que sea para ellos ritmo y melodía que acompañe su caminar,

alegría sencilla de sus pasos cansados...

(Menchu Soler)



 




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Emborrachémonos Emborrachémonos

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por Gloria Fuertes
19 de mayo de 2008



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Para pasar el río frío y seco,
para cruzar el mar mayor de Ausencia
para estre trago malo,
gargarismos de fe.
La soledad de hoy
para anteanoche;
como no hay mucha luz en el presente,
gocemos precozmente del futuro,
para hoy las sonrisas de mañana.
Tomemos los racimos,
los han puesto al alcance de la mano
- y la Esperanza tiene más alcohol que la uva-.
Para pasar el frío río y seco
¡Venga alegría,
señores, venga alegría...!
¡Emborrachémonos
para la travesía.


sábado, 29 de noviembre de 2008

DIRECTORIO FRANCISCANO La Oración de ...

 






DIRECTORIO FRANCISCANO

La Oración de cada día








INDICE DE LOS SALMOS Y CÁNTICOS DE LAUDES Y DE VÍSPERAS







.

 


Salmo 5, Señor, escucha mis palabras


Salmo 8, Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre!


Salmo 10, Al Señor me acojo


Salmo 14, Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?


Salmo 15, Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti


Salmo 18 A, El cielo proclama la gloria de Dios


Salmo 19, Que te escuche el Señor el día del peligro


Salmo 20, Señor, el rey se alegra por tu fuerza


Salmo 23, Del Señor es la tierra y cuanto la llena


Salmo 26 I, El Señor es mi luz y mi salvación


Salmo 26 II, Escúchame, Señor, que te llamo


Salmo 28, Hijos de Dios, aclamad al Señor


Salmo 29, Te ensalzaré, Señor, porque me has librado


Salmo 31, Dichoso el que está absuelto de su culpa


Salmo 32, Aclamad, justos, al Señor


Salmo 35, El malvado escucha en su interior


Salmo 40, Dichoso el que cuida del pobre y desvalido


Salmo 41, Como busca la cierva corrientes de agua


Salmo 42, Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa


Salmo 44 I, Me brota del corazón un poema bello


Salmo 44 II, Escucha, hija, mira: inclina el oído


Salmo 45, Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza


Salmo 46, Pueblos todos, batid palmas


Salmo 47, Grande es el Señor y muy digno de alabanza


Salmo 48 I, Oíd esto, todas las naciones


Salmo 48 II, Éste es el camino de los confiados


Salmo 50, Misericordia, Dios mío, por tu bondad


Salmo 56, Misericordia, Dios mío, misericordia


Salmo 61, Solo en Dios descansa mi alma


Salmo 62, Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo


Salmo 64, Oh Dios, tú mereces un himno en Sión


Salmo 66, El Señor tenga piedad y nos bendiga


Salmo 71 I, Dios mío, confía tu juicio al rey


Salmo 71 II, Él librará al pobre que clamaba


Salmo 76, Alzo mi voz a Dios gritando


Salmo 79, Pastor de Israel, escucha


Salmo 80, Aclamad a Dios, nuestra fuerza


Salmo 83, ¡Qué deseables son tus moradas!


Salmo 84, Señor, has sido bueno con tu tierra


Salmo 85, Inclina tu oído, Señor, escúchame


Salmo 86, Él la ha cimentado sobre el monte santo


Salmo 89, Señor, tú has sido nuestro refugio


Salmo 91, Es bueno dar gracias al Señor


Salmo 92, El Señor reina, vestido de majestad


Salmo 95, Cantad al Señor un cántico nuevo


Salmo 96, El Señor reina, la tierra goza


Salmo 97, Cantad al Señor un cántico nuevo


Salmo 98, El Señor reina, tiemblen las naciones


Salmo 99, Aclama al Señor, tierra entera


Salmo 100, Voy a cantar la bondad y la justicia


Salmo 107, Dios mío, mi corazón está firme


Salmo 109, Oráculo del Señor a mi Señor


Salmo 110, Doy gracias al Señor de todo corazón


Salmo 111, Dichoso quien teme al Señor


Salmo 112, Alabad, siervos del Señor


Salmo 113 A, Cuando Israel salió de Egipto


Salmo 113 B, No a nosotros, Señor, no a nosotros


Salmo 114, Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante


Salmo 115, Tenía fe, aun cuando dije: «¡Qué desgraciado soy!»


Salmo 116, Alabad al Señor, todas las naciones


Salmo 117, Dad gracias al Señor porque es bueno


Salmo 118, 105-112, Lámpara es tu palabra para mis pasos


Salmo 118, 145-152, Te invoco de todo corazón


Salmo 120, Levanto mis ojos a los montes


Salmo 121, ¡Qué alegría cuando me dijeron!


Salmo 122, A ti levanto mis ojos


Salmo 123, Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte


Salmo 124, Los que confían en el Señor son como el monte Sión


Salmo 125, Cuando el Señor cambió la suerte de Sión


Salmo 126, Si el Señor no construye la casa


Salmo 129, Desde lo hondo a ti grito, Señor


Salmo 130, Señor, mi corazón no es ambicioso


Salmo 131 I, Señor, tenle en cuenta a David todos sus afanes


Salmo 131 II, El Señor ha jurado a David


Salmo 134, Alabad el nombre del Señor


Salmo 134 I, Alabad el nombre del Señor


Salmo 134 II, Señor, tu nombre es eterno


Salmo 135 I, Dad gracias al Señor porque es bueno


Salmo 135 II, Él hirió a Egipto en sus primogénitos


Salmo 136, 1-6, Junto a los canales de Babilonia


Salmo 137, Te doy gracias, Señor, de todo corazón


Salmo 138 I, Señor, tú me sondeas y me conoces


Salmo 138 II, Tú has creado mis entrañas


Salmo 140, Señor, te estoy llamando, ven deprisa


Salmo 141, A voz en grito clamo al Señor


Salmo 142, Señor, escucha mi oración


Salmo 143, Bendito el Señor, mi Roca


Salmo 143 I, Bendito el Señor, mi Roca


Salmo 143 II, Dios mío, te cantaré un cántico nuevo


Salmo 144 I, Te ensalzaré, Dios mío, mi rey


Salmo 144 II, El Señor es fiel a sus palabras


Salmo 145, Alaba, alma mía, al Señor


Salmo 146, Alabad al Señor, que la música es buena


Salmo 147, Glorifica al Señor, Jerusalén


Salmo 148, Alabad al Señor en el cielo


Salmo 149, Cantad al Señor un cántico nuevo


Salmo 150, Alabad al Señor en su templo



Cántico de Ana (1 S 2), Mi corazón se regocija por el Señor


Cántico de Azarías (Dn 3), Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres


Cántico de Colosenses 1, Damos gracias a Dios Padre


Cántico de David (1 Cro 29), Bendito eres Señor, Dios de nuestro padre Israel


Cántico de Efesios 1, Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo


Cántico de Ezequías (Is 38), Yo pensé: «En medio de mis días»


Cántico de Ezequiel 36, Os recogeré de entre las naciones


Cántico de Filipenses 2, Cristo, a pesar de su condición divina


Cántico de Habacuc 3, Señor, he oído tu fama


Cántico de Isaías 2, Al final de los días estará firme


Cántico de Isaías 12, Te doy gracias, Señor


Cántico de Isaías 26, Tenemos una ciudad fuerte


Cántico de Isaías 33, Los lejanos, escuchad lo que he hecho


Cántico de Isaías 40, Mirad, el Señor Dios llega con poder


Cántico de Isaías 42, Cantad al Señor un cántico nuevo


Cántico de Isaías 45, Es verdad, tú eres un Dios escondido


Cántico de Isaías 61, Desbordo de gozo con el Señor


Cántico de Isaías 66, Festejad a Jerusalén, gozad con ella


Cántico de Jeremías 14, Mis ojos se deshacen en lágrimas


Cántico de Jeremías 31, Escuchad, pueblos, la palabra del Señor


Cántico de Judit 16, ¡Alabad a mi Dios con tambores!


Cántico de la Carta I de San Pedro 2, Cristo padeció por nosotros


Cántico de la Sabiduría 9, Dios de los padres y Señor de la misericordia


Cántico de la Virgen María (Lc 1,46,55), «Magníficat»


Cántico de los tres jóvenes (Dn 3,52-57), Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres


Cántico de los tres jóvenes (Dn 3,57-88), Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor


Cántico de Moisés (Ex 15), Cantaré al Señor, sublime es su victoria


Cántico de Moisés (Dt 32), Escuchad, cielos, y hablaré


Cántico de Tobías 13,1-10, Bendito sea Dios, que vive eternamente


Cántico de Tobías 13,10-17, Que todos alaben al Señor


Cántico de Zacarías (Lc 1,68-79), «Benedictus»


Cántico del Apocalipsis 4-5, Eres digno, Señor, Dios nuestro


Cántico del Apocalipsis 11-12, Gracias te damos, Señor Dios omnipotente


Cántico del Apocalipsis 15, Grandes y maravillosas son tus obras


Cántico del Apocalipsis 19, La salvación y la gloria y el poder


Cántico del Eclesiástico 36, Sálvanos, Dios del universo


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Cántico del Eclesiástico (Eclo 36,1-7.13-16)

Cántico del Eclesiástico (Eclo 36,1-7.13-16)

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La Oración de cada día








La Oración de cada día





Jesús inculcaba a sus discípulos que es preciso orar siempre sin desfallecer (Lc 18,1).
Y San Francisco exhortaba a los suyos en la Regla bulada: «Los hermanos a quienes el Señor ha dado la gracia de trabajar, trabajen fiel y devotamente, de tal suerte que, desechando la ociosidad, enemiga del alma, no apaguen el espíritu de la santa oración y devoción, al cual las demás cosas temporales deben servir» (5,1-2).
Para ayudar a mantener vivo a lo largo del día ese espíritu de oración y devoción, ofrecemos algunos textos e imágenes que rezar y contemplar, y remitimos, mediante los correspondientes enlaces, a otras páginas que tienen una finalidad similar a la nuestra.











  • Betania. Hoja dominical del espacio cybernético
    Textos de la misas de cada domingo o solemnidad, con moniciones, homilías, ilustraciones. Testimonios. Oraciones. Puede accederse diariamente al texto del Diurnal y asi rezar la Liturgia de las Horas.
    http://www.betania.es/
    En español



  • Liturgia
    Página del sitio de la Archidiócesis de Valencia (España), donde se ofrece El Evangelio de la semana: la Palabra de Dios del domingo o solemnidad, textos de la misa, comentario litúrgico. Calendario litúrgico de la semana.
    http://www.archivalencia.org/liturgia/liturgia.htm
    En español



  • Oración y Liturgia
    El servidor de la Archidiócesis de Madrid ofrece estas páginas: Evangelio para cada día. Amar a Dios de la "A" a la "Z". Rosario a la Santísima Virgen. Oraciones del cristiano. La Madre de Dios. Calendario litúrgico. Hoy domingo.
    http://www.archimadrid.es/princi/princip/oraylit/oraylit.htm
    En español



  • El día del Señor
    Esta página de la Diócesis de Cartagena-Murcia ofrece aquí los textos de la misa, con comentarios, homilía, etc., de los domingos y fiestas.
    http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/diadel.htm
    En español



  • El Domingo
    Página de Servicio Católico que ofrece guiones para la celebración de la Eucaristía dominical: textos, moniciones, cantos, reflexiones.
    http://www.servicato.com/domingo/index.htm
    En español



  • El Santo de cada día
    Esta página de Servicio Católico ofrece una reseña biográfica del Santo de cada día, a la que, en algunos casos, se añade una reflexión o meditación.
    http://www.servicato.com/santoral/index.htm
    En español



  • Misal Id y Enseñad. Lecturas diarias y Ordo 2000-2019
    "Tinamit, Pueblo Maya", desde Guatemala, ofrece aquí las lecturas diarias de la Eucaristía desde el 2000 al 2019, con los Ordos de cada año, las misas propias de los Santos y misas comunes.
    http://www.tinamit.com/ID_SITE/INDEX.HTM



  • Oficio divino. Liturgia de las Horas
    Los capuchinos de Chile ofrecen en esta página los textos litúrgicos completos de Laudes y Vísperas de los Domingos y Fiestas.
    http://www.capuchinos.cl/ofDivino.htm
    En español



  • Devocionario Católico
    Devocionario completo para el católico, con oraciones, novenas, triduos y otras devociones. Incluye además textos, cuentos y poesías religiosas.
    http://www.devocionario.com/



  • Rincón de paz. Un sitio para orar
    Reúne abundantes materiales para la oración y meditación: La oración de cada día (Vísperas y Laudes), Lecturas de hoy, Reflexión semanal, Salmos, Cánticos, Textos de espiritualidad, Maestros de la mística, etc.
    http://www.galeon.com/paz/





 


Para comunicarnos sus observaciones, comentarios, propuestas, etc.


E.Mail: dirfran@franciscanos.org







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Apocalipsis 22,1-7.

Apocalipsis 22,1-7.

Después el Angel me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que brotaba del trono de Dios y del Cordero,
en medio de la plaza de la Ciudad. A ambos lados del río, había arboles de vida que fructificaban doce veces al año, una vez por mes, y sus hojas servían para curar a los pueblos.
Ya no habrá allí ninguna maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en la Ciudad, y sus servidores lo adorarán.
Ellos contemplarán su rostro y llevarán su Nombre en la frente.
Tampoco existirá la noche, ni les hará falta la luz de las lámparas ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará, y ellos reinarán por los siglos de los siglos.
Después me dijo: "Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto.
¡Volveré pronto! Feliz el que cumple las palabras proféticas de este Libro".


Salmo 95(94),1-2.3-5.6-7.

¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias, aclamemos con música al Señor!
Porque el Señor es un Dios grande, el soberano de todos los dioses:
en su mano están los abismos de la tierra, y son suyas las cumbres de las montañas;
suyo es el mar, porque él lo hizo, y la tierra firme, que formaron sus manos.
¡Entren, inclinémonos para adorarlo! ¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros, el pueblo que él apacienta, las ovejas conducidas por su mano. Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:


Evangelio según San Lucas 21,34-36.

Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre". 


La Divina Liturgia de san Basilio (siglo IV)
Plegaria eucarística, 2ª parte


Orar siempre, manteneos de pie ante el Hijo del hombre

     «Haced esto en memoria mía. Todas las veces que comáis de este pan y bebáis de este cáliz, anunciáis mi muerte, proclamáis mi resurrección». Hacemos memoria, pues, Señor de los sufrimientos de Cristo que nos dan la salvación, de su cruz que nos da la vida, de su estancia en el sepulcro durante tres días, de su resurrección de entre los muertos, de su ascensión al cielo, de su presencia a tu derecha, oh Padre, y de su segunda venida, gloriosa y temible, ofreciéndote lo que te pertenece de todas estas cosas que son tuyas.

     En todo y por todo, te cantamos, te bendecimos, te damos gracias, Señor, y te rogamos, Dios nuestro. Por eso, Señor santísimo, nosotros que hemos sido considerados dignos de servir a tu altar santísimo, no por nuestro méritos, porque nada bueno hemos hecho sobre la tierra, sino a causa de tu bondad y de tus sobreabundantes misericordias, nos atrevemos a acercarnos a tu altar, te ofrecemos el sacramento del cuerpo santo y de la sangre sagrada de tu Cristo. Te pedimos y te invocamos, oh Santo de los Santos: que por tu bondad y tu benevolencia tu Espíritu venga sobre nosotros y sobre los dones aquí presentes, que él los bendiga y santifique, que consagre este pan en el precioso cuerpo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) y este cáliz en la preciosa sangre de nuestro Señor y salvador Jesucristo (el diácono dice: Amén) derramada para dar vida al mundo. (El diácono dice: Amén).

     Que todos nosotros que participamos en el único pan y en el único cáliz, estemos unidos unos y otros en la comunión del Espíritu Santo, y que ninguno de entre nosotros no participe del santo cuerpo y de la sangre sagrada de tu Cristo para su juicio o su condenación, sino que encontremos gracia y misericordia, con todos los santos que desde los comienzos te fueron agradables... Concédenos poder glorificarte y aclamarte con una sola voz y un solo corazón tu nombre adorable y maravilloso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y por siempre y por los siglos de los siglos. Amén



San Saturnino

El santo de las canciones infantiles, san Serenín, es también el que da su nombre a una de las iglesias románicas más hermosas del mundo, Saint-Sernin de Toulouse o Tolosa del Languedoc, ciudad de la que fue el primer obispo.-

La tradición le supone griego, nacido en Patras, pero naturalmente es un disparate creer que le bautizó san Juan Bautista, que fue discípulo de los apóstoles y que era uno de los que asistieron a la Santa Cena (hubo ciertos hagiógrafos no muy respetuosos con la cronología) Lo que sí es posible es que a comienzos del siglo III el Papa san Fabián le enviase a la Galia.-

De su vida se sabe muy poco, pero se cree que misionó en su amplio territorio a ambos lados del Pirineo y que mandó a su discípulo Honesto para evangelizar Pamplona; también se cree que el propio san Saturnino visitó la capital Navarra y que fue maestro del san Fermín pamplonés.-

Más seguras parecen las referencias a su muerte, en la época de la persecución de Decio: los sacerdotes paganos de Tolosa le atribuyeron el mutismo de sus ídolos, que habían dejado de emitir oráculos, y cuando el obispo pasaba cerca del templo de Júpiter la muchedumbre se apoderó de él y le ató a un toro que iba a ser inmolado. El animal echó a correr arrastrando al mártir.-

En torno a sus reliquias se construyó primero una abadía y luego la basílica actual, que visitaban todos los peregrinos de Santiago, y así fue como su culto se extendió por España y todo el norte de Francia.-


Oremos

Dios de poder y misericordia, que diste tu fuerza al mártir San Saturnino, para que pudiera resistir el dolor de su martirio, concédenos que quienes celebramos hoy el día de su victoria, con tu protección, vivamos libres de las asechanzas del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo






viernes, 28 de noviembre de 2008

Apocalipsis 20,1-4.11-14.21,1-2.

Apocalipsis 20,1-4.11-14.21,1-2.

Luego vi que un Angel descendía del cielo, llevando en su mano la llave del Abismo y una enorme cadena.
El capturó al Dragón, la antigua Serpiente -que es el Diablo o Satanás- y lo encadenó por mil años.
Después lo arrojó al Abismo, lo cerró con llave y lo selló, para que el Dragón no pudiera seducir a los pueblos paganos hasta que se cumplieran los mil años. Transcurridos esos mil años, será soltado por un breve tiempo.
Entonces vi unos tronos, y los que se sentaron en ellos recibieron autoridad para juzgar. También vi las almas de los que habían sido decapitados a causa del testimonio de Jesús y de la Palabra de Dios, y a todos los que no habían adorado a la Bestia ni a su imagen, ni habían recibido su marca en la frente o en la mano. Ellos revivieron y reinaron con Cristo durante mil años.
Después vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. Ante su presencia, el cielo y la tierra desaparecieron sin dejar rastros.
Y vi a los que habían muerto, grandes y pequeños, de pie delante del trono. Fueron abiertos los libros, y también fue abierto el Libro de la Vida; y los que habían muerto fueron juzgados de acuerdo con el contenido de los libros; cada uno según sus obras.
El mar devolvió a los muertos que guardaba: la Muerte y el Abismo hicieron lo mismo, y cada uno fue juzgado según sus obras.
Entonces la Muerte y el Abismo fueron arrojados al estanque de fuego, que es la segunda muerte.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar ya no existe más.
Vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios, embellecida como una novia preparada para recibir a su esposo.


Salmo 84,3.4.5-6.8.

Mi alma se consume de deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el Dios viviente.
Hasta el gorrión encontró una casa, y la golondrina tiene un nido donde poner sus pichones, junto a tus altares, Señor del universo, mi Rey y mi Dios.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!
ellos avanzan con vigor siempre creciente hasta contemplar a Dios en Sión.


Evangelio según San Lucas 21,29-33.

Y Jesús les hizo esta comparación: "Miren lo que sucede con la higuera o con cualquier otro árbol.
Cuando comienza a echar brotes, ustedes se dan cuenta de que se acerca el verano.
Así también, cuando vean que suceden todas estas cosas, sepan que el Reino de Dios está cerca.
Les aseguro que no pasará esta generación hasta que se cumpla todo esto.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

 

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia
Sermón sobre el Cantar de los cantares, nº 74


«Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios»

     «En él vivimos, tenemos el movimiento y el ser» (Hch 17,28). Dichoso el que vive por él, que está movido por él y en él tiene la vida. Me preguntaréis, puesto que los rasgos de su venida no se pueden descubrir ¿cómo puedo saber que está presente? Él es vivo y eficaz (Hb 4,12); a penas ha entrado en mí que ha desvelado mi alma dormida. Ha vivificado, enternecido y excitado mi corazón que estaba amodorrado y duro como una piedra (Ez 36,26). Comenzó a arrancar y escardar, a construir y plantar, a regar mi sequedad, a alumbrar mis tinieblas, a abrir lo que estaba cerrado, a inflamar mi frialdad, y también a «enderezar los senderos tortuosos y allanar los lugares ásperos» de mi alma (Is 40,4), de manera que pudiera «bendecir al Señor y  todo lo que está en mi bendiga su santo nombre» (Sl 102,1).

     El Verbo Esposo vino a mí más de una vez, pero sin dar señales de su irrupción... Es por el movimiento de mi corazón que he percibido que estaba allí. He reconocido su fuerza y su poder porque mis malos hábitos y mis pasiones se apaciguaban. El poner en discusión o acusación mis sentimientos oscuros me ha llevado a admirar la profundidad de su sabiduría. He experimentado su dulzura y su bondad en el suave progreso de mi vida. Viendo «renovarse el hombre interior» (2C 4,16), mi espíritu en lo más profundo de mí mismo, ha descubierto un poco su belleza. Captando con una simple mirado todo este conjunto, he temblado ante la inmensidad de su grandeza.  


Nuestra Señora Medalla Milagrosa

Expresión simbólica del modo de ser de la Virgen, que ya en el siglo IV resaltaba San Jerónimo: «Durante su vida mortal fue María, de corazón tan piadoso y sensible para con los hombres, que nadie se ha afligido tanto por las penas propias, como María por las ajenas».

En 1828, Catalina Labouré, joven de 22 años en Borgoña, quiere ser Hija de la Caridad. Su padre la traslada a París, para que se distraiga. Por fin, en París mismo, dos años más tarde, consigue entrar en el seminario-noviciado de la calle du Bac, 140

El 27 de noviembre de 1830 está orando fervientemente con toda la comunidad en la capilla. Ese día comienza la devoción a Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, presentada por Santa Catalina Labouré como un diálogo de amor, de la Virgen con la humanidad.-

A esta esfera que tú ves, representa al mundo entero y a cada persona en particular; estos rayos son el símbolo de las gracias que Yo derramo sobre los que me las piden. Haz acuñar una medalla, según este modelo. Recibirán abundantes gracias y gozarán de mi especial protección, todas las personas que la lleven bendecida y pendiente del cuello, y recen con confianza esta plegaria: Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

Santa Catalina Labouré vivirá oculta, en humildad y obediencia, sus 46 años de vida religiosa, al servicio de los necesitados. Pero la devoción a Nuestra Señora se difunde por el mundo.

Un judío de Estrasburgo, Alfonso Ratisbona, al despedirse en 1842, para un viaje al Oriente, acepta por compromiso de un compañero católico, antiguamente protestante, una medalla de la Virgen Milagrosa, con la recomendación del rezo diario del «Acordaos» de San Bernardo.

El 30 de enero visita turísticamente en Roma la iglesia de San Andrés delle Fratte; de pronto se pone de rodillas inesperadamente; y, al levantarse, repite que la Virgen Milagrosa le ha transformado con su visita y sus palabras. Como sacerdote católico, dedicará la vida a sus hermanos judíos, atrayendo hasta Cristo a veintiocho de sus parientes y a trescientos ochenta más.

Su fundación de Sacerdotes y Hermanas de Sión surge con este ideal y con idéntica devoción a Nuestra Señora de la Medalla milagrosa.


Oremos  

Que venga en nuestra ayuda, Señor, la poderosa intercesión de la Virgen María; así nos veremos libres de todo peligro y gozaremos de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. 


 


Apocalipsis 18,1-2.21-23.19,1-3.9.

Después vi que otro Angel descendía del cielo con gran poder, mientras la tierra se iluminaba con su resplandor.
Y gritó con voz potente: "¡Ha caído, ha caído Babilonia, la grande! Se ha convertido en refugio de demonios, en guarida de toda clase de espíritus impuros y en nido de aves impuras y repugnantes.
Y un Angel poderoso tomó una piedra del tamaño de una rueda de molino y la arrojó al mar, diciendo: "Así, de golpe, será arrojada Babilonia, la gran Ciudad, y nunca más se la verá".
Ya no se escuchará dentro de ti el canto de los que tocan el arpa y de los músicos, de los flautistas y de los trompetistas; ya no se encontrarán artesanos de los diversos oficios, ni se escuchará el sonido de la rueda del molino.
No volverá a brillar la luz de la lámpara, ni tampoco se escuchará la voz de los recién casados. Porque tus comerciantes eran los grandes de la tierra, y con tus encantos sedujiste a todos los pueblos.
Después oí algo parecido al clamor de una enorme multitud que estaba en el cielo, y exclamaba: "¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder pertenecen a nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. El ha condenado a la famosa Prostituta que corrompía la tierra con su lujuria, y ha vengado en ella la sangre de sus servidores".
Y volvieron a decir: "¡Aleluya! La humareda de la Ciudad se eleva por los siglos de los siglos".
Después el Angel me dijo: "Escribe esto: Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero". Y agregó: "Estas son verdaderas palabras de Dios".


Salmo 100,2.3.4.5.

sirvan al Señor con alegría, lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y a él pertenecemos; somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias, entren en sus atrios con himnos de alabanza, alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor! Su misericordia permanece para siempre, y su fidelidad por todas las generaciones.


Evangelio según San Lucas 21,20-28.

Cuando vean a Jerusalén sitiada por los ejércitos, sepan que su ruina está próxima.
Los que estén en Judea, que se refugien en las montañas; los que estén dentro de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no vuelvan a ella.
Porque serán días de escarmiento, en que todo lo que está escrito deberá cumplirse.
¡Ay de las que estén embarazadas o tengan niños de pecho en aquellos días! Será grande la desgracia de este país y la ira de Dios pesará sobre este pueblo.
Caerán al filo de la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los paganos, hasta que el tiempo de los paganos llegue a su cumplimiento.
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".


1806-1876
Catalina la trabajadora parece decir su nombre, la activa y la oscura, la humilde y la obediente. Y así fue desde la niñez, sustituyendo a su madre muerta en la dirección de la granja paterna, cuidando a diez hermanos, atendiendo a todo y aun encontrando tiempo para ir a la iglesia y visitar enfermos.
Una modesta campesina bretona, no muy instruida por lo que sabemos, pero con el recio sentido común y el sólido equilibrio de las mujeres fuertes y sacrificadas acostumbradas al trabajo más ingrato y más duro. No le fue fácil cumplir su vocación religiosa (antes tuvo que ser criada y camarera en el café de su hermano en París), hasta que hizo el noviciado en las Hijas de la Caridad, la fundación de san Vicente de Paúl.
El resto de su vida no tiene relieve visible, cuarenta y tantos años en un hospital, en medio del anonimato más absoluto, personaje que representa a miles de monjas dedicadas al servicio de los desamparados por amor de Dios; en hospitales, asilos, manicomios, orfanatos, allí donde se sufre, y sin que nadie las conozca, una monjita, como se las suele llamar.
Nadie sabía que en su juventud, en 1830, en la capilla de la rue du Bac había tenido unas visiones de la Virgen, visiones muy plásticas (la Virgen sentada en una silla que aún se conserva) en las que Nuestra Señora le pedía que se acuñase una medalla con su imagen de cuyas manos saliesen rayos de luz, las gracias que derrama sobre el mundo.
Este fue el origen de la «medalla milagrosa», que se difundió rápidamente y obró numerosos prodigios sobrenaturales, sin que nadie supiera hasta la muerte de Catalina que fue ella quien vio a la Virgen y escuchó sus palabras, cumpliendo su encargo para luego poner el sello del silencio y de la caridad sin nombre a la misión recibida.


 


  Oremos  


Tú, Señor, que concediste a Santa Catalina Labouré el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.


miércoles, 26 de noviembre de 2008

Apocalipsis 15,1-4.

Apocalipsis 15,1-4.

Después vi en el cielo otro signo grande y admirable: siete Angeles que llevaban las siete últimas plagas, con las cuales debía consumarse la ira de Dios.
También vi como un mar de cristal, mezclado de fuego. Los que habían vencido a la Bestia, a su imagen y la cifra de su nombre, estaban de pie sobre el mar, teniendo en sus manos grandes arpas,
y cantaban el canto de Moisés, el servidor de Dios, y el canto del Cordero, diciendo: "¡Grandes y admirables son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los pueblos! ¿Quién dejará de temerte, Señor, quién no alabará tu Nombre?
Sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque se ha manifestado la justicia de tus actos".


Salmo 98,1.2-3.7-8.9.

Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Resuene el mar y todo lo que hay en él, el mundo y todos sus habitantes;
aplaudan las corrientes del océano, griten de gozo las montañas al unísono.
Griten de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra; él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud.


Evangelio según San Lucas 21,12-19.

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre,
y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa,
porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán.
Serán odiados por todos a causa de mi Nombre.
Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza.
Gracias a la constancia salvarán sus vidas.

 

Juan Tablero (hacia 1300-1361), dominico en Estrasburgo
Sermón 21, para la Ascensión


«Todos os odiarán por causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá»

     Jesús prometió siempre la paz a sus discípulos, tanto antes de su muerte como después de su resurrección, siempre la paz (Jn 14,27; Lc 24,36). Los discípulos jamás alcanzaron la paz exterior, pero vivieron la paz en la lucha y el amor en el sufrimiento; y en la muerte encontraron la vida. Encontraron también un gozoso triunfo cuando, antes de la muerte, se les interrogaba, juzgaba y condenaba. Fueron verdaderos testimonios.

     Sí, hay muchos hombres que viven llenos de dulzura en su cuerpo y en su alma hasta el punto de estar penetrados de ella hasta el meollo y hasta las venas, pero cuando seguidamente viene el sufrimiento, las tinieblas, el abandono interior y exterior, no saben qué hacer. Se paran, simplemente, y de ahí nada sacan. Cuando llegan los terribles huracanes, el abandono interior, la tentación exterior del mundo, de la carne y del Enemigo, el que sabrá pasar a través de todo ello encontrará la paz profunda que nadie le podrá quitar. Pero el que no coge este camino se queda atrás y jamás saboreará la paz verdadera. Así se ve cuales son los verdaderos testimonios de Cristo.


martes, 25 de noviembre de 2008

¿no sabeis que sois templo de Dios?

  

Orígenes (hacia 185-253), presbítero y teólogo
Comentario al Evangelio de Juan, 10,39; PG 14, 369s


«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)

     «Jesús dijo a los judíos: 'Destruid este templo y en tres días lo levantaré'. Pero él hablaba del templo de su cuerpo» (Jn 2, 21)... Algunos piensan que no es posible aplicar al cuerpo de Cristo todo lo que se ha dicho del Templo; piensan que su cuerpo ha sido llamado 'templo' porque, de igual manera que el primer Templo estaba habitado por la gloria de Dios, así también el 'Primer nacido de entre todas las criaturas' es la imagen de la gloria de Dios (Col 1,15) y que por eso es justo que a su Cuerpo, a la Iglesia, se le llame templo de Dios, porque contiene la imagen de la divinidad... Nosotros hemos aprendido de Pedro que la Iglesia es el cuerpo y la casa de Dios, construida con piedras vivas, una casa espiritual para un sacerdocio santo (1P 2,5).

     Así podemos ver en Salomón, el hijo de David que construyó el Templo, una prefiguración de Cristo: es después de la guerra, cuando reinaba una gran paz, que Salomón hizo construir, en la Jerusalén terrestre, un templo a la gloria de Dios... En efecto, cuando todos los enemigos de Cristo serán «colocados bajo sus pies y el último enemigo, la muerte, será vencido» (1C 15, 25-26) entonces la paz será perfecta, cuando Cristo será «Salomón», cuyo nombre significa «pacífico», en él se cumplirá esta profecía: «Con los que odian la paz, yo era pacífico» (Sl 119, 6-7). Entonces, cada una de las piedras vivas, según lo merecido en la vida presente, será una piedra del templo: uno, apóstol o profeta, puesto en los fundamentos, sostendrá las piedras colocadas encima; otro, viniendo detrás de los que son fundamentos, llevado él mismo por los apóstoles, llevará con él a otros más débiles; otro será un piedra totalmente interior, allí donde se encuentra el arca con los querubines y el propiciatorio (1R 6,19); otro, la piedra del vestíbulo (v. 3), y otro, fuera del vestíbulo de los sacerdotes y los levitas, será la piedra del altar donde se hacen las ofrendas de las cosechas... El desarrollo de la construcción, con la organización de los ministerios, será confiada a los ángeles de Dios, sus fuerzas santas prefiguradas por los jefes de trabajo de Salomón... Todo eso se cumplirá cuando la paz sea perfecta, cuando una gran paz reinará.


Leer el comentario del Evangelio por : Orígenes
«¿No sabéis que sois el templo de Dios?» (1C 3,16)


Evangelio según San Lucas 21,5-11.

Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo:
"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?".
Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan.
Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin".
Después les dijo: "Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.


Apocalipsis 14,1-3.4-5.

Después vi al Cordero que estaba de pie sobre el monte Sión, acompañado de ciento cuarenta y cuatro mil elegidos, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y de su Padre.
Oí entonces una voz que venía del cielo, semejante al estrépito de un torrente y al ruido de un fuerte trueno, y esa voz era como un concierto de arpas:
los elegidos cantaban un canto nuevo delante del trono de Dios, y delante de los cuatro Seres Vivientes y de los Ancianos. Y nadie podía aprender este himno, sino los ciento cuarenta y cuatro mil que habían sido rescatados de la tierra.
Estos son los que no se han contaminado con mujeres y son vírgenes. Ellos siguen al Cordero donde quiera que vaya. Han sido los primeros hombres rescatados para Dios y para el Cordero.
En su boca nunca hubo mentira y son inmaculados.


Salmo 24(23),1-2.3-4.5-6.

Salmo de David. Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes,
porque él la fundó sobre los mares, él la afirmó sobre las corrientes del océano.
¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias y puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos ni jura falsamente:
él recibirá la bendición del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor, los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


Evangelio según San Lucas 21,1-4.

Después, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que ponían sus ofrendas en el tesoro del Templo.
Vio también a una viuda de condición muy humilde, que ponía dos pequeñas monedas de cobre,
y dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha dado más que nadie.
Porque todos los demás dieron como ofrenda algo de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que tenía para vivir".

 

San Paulino de Nola (355-431), obispo
Carta 34, 2-4: PL 61, 345-346


«Ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir»

     Acordémonos de esta viuda que, preocupada por los pobres, se olvida de ella misma hasta el punto de dar todo lo que le quedaba para vivir, pensando sólo en la vida futura, tal como lo atestigua el mismo Señor. Los demás habían dado de lo que les sobraba, pero ella, quizás más pobre que muchos pobres –puesto que toda su fortuna quedaba reducida a dos monedas- en su corazón era más rica que todos los ricos. Sólo dirigía su mirada hacia las riquezas de la recompensa eterna; deseosa de los tesoros celestiales, renunció a todo lo que poseía como a bienes que proceden de la tierra y a la tierra regresan (Gn 3,19). Dio lo que tenía para alcanzar lo que no veía. Dio bienes perecederos para adquirir bienes inmortales. Esta pobre mujer no se olvidó de los bienes previstos y dispuestos por el Señor para obtener la recompensa futura. Por eso el Señor, tampoco se olvidó de ella, y el juez de este mundo pronunció por adelantado su sentencia: elogia a aquella que coronará en el día del juicio.




domingo, 23 de noviembre de 2008

CRISTO REY

 
















Fiesta de Cristo Rey
Fiesta de Cristo Rey


ÚLTIMO DOMINGO DEL AÑO LITURGICO:

Cristo es el Rey del universo  y de cada uno de nosotros.

Es una de las fiestas  más importantes del calendario litúrgico, porque celebramos que Cristo es  el Rey del universo. Su Reino es el Reino de  la verdad y la vida, de la santidad y la  gracia, de la justicia, del amor y la paz.

Un  poco de historia

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por  el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925.  
El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer  en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo  Rey.

Posteriormente se movió la fecha de la celebración dándole un  nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta  se quiso resaltar la importancia de Cristo como centro de  toda la historia universal. Es el alfa y el omega,  el principio y el fin. Cristo reina en las personas  con su mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino  de Cristo es eterno y universal, es decir, para siempre  y para todos los hombres.

Con la fiesta  de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta  tiene un sentido escatólogico pues celebramos a Cristo como Rey  de todo el universo. Sabemos que el Reino de Cristo  ya ha comenzado, pues se hizo presente en la tierra  a partir de su venida al mundo hace casi dos  mil años, pero Cristo no reinará definitivamente sobre todos los  hombres hasta que vuelva al mundo con toda su gloria  al final de los tiempos, en la Parusía.

Si quieres conocer  lo que Jesús nos anticipó de ese gran día, puedes  leer el Evangelio de Mateo 25,31-46.

En la fiesta de Cristo  Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en nuestros  corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos,  y así el Reino de Dios puede hacerse presente en  nuestra vida. De esta forma vamos instaurando desde ahora el  Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros hogares,  empresas y ambiente.

Jesús nos habla de las  características de su Reino a través de varias parábolas en  el capítulo 13 de Mateo:

“es semejante a un grano  de mostaza que uno toma y arroja en su huerto  y crece y se convierte en un árbol, y las  aves del cielo anidan en sus ramas”;

“es semejante al  fermento que una mujer toma y echa en tres medidas  de harina hasta que fermenta toda”;  “es semejante a  un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra  lo oculta, y lleno de alegría, va, vende cuanto tiene  y compra aquel campo”;

“es semejante a un mercader que  busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va,  vende todo cuanto tiene y la compra”.  

En ellas,  Jesús nos hace ver claramente que vale la pena buscarlo  y encontrarlo, que vivir el Reino de Dios vale más  que todos los tesoros de la tierra y que su  crecimiento será discreto, sin que nadie sepa cómo ni cuándo,  pero eficaz.

La Iglesia tiene el encargo de predicar y extender  el reinado de Jesucristo entre los hombres. Su predicación y  extensión debe ser el centro de nuestro afán vida como  miembros de la Iglesia. Se trata de lograr que Jesucristo  reine en el corazón de los hombres, en el seno  de los hogares, en las sociedades y en los pueblos.  Con esto conseguiremos alcanzar un mundo nuevo en el que  reine el amor, la paz y la justicia y la  salvación eterna de todos los hombres.

Para lograr que Jesús reine  en nuestra vida, en primer lugar debemos conocer a Cristo.  La lectura y reflexión del Evangelio, la oración personal y  los sacramentos son medios para conocerlo y de los que  se reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su  amor.  Se trata de conocer a Cristo de una  manera experiencial y no sólo teológica.

Acerquémonos a la Eucaristía,  Dios mismo, para recibir de su abundancia. Oremos con profundidad  escuchando a Cristo que nos habla.

Al conocer a  Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, por que Él  es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le  nota.

El tercer paso es imitar a Jesucristo. El amor nos  llevará casi sin darnos cuenta a pensar como Cristo, querer  como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida  de verdadera caridad y autenticidad cristiana. Cuando imitamos a Cristo  conociéndolo y amándolo, entonces podemos experimentar que el Reino de  Cristo ha comenzado para nosotros.

Por último, vendrá  el compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a  la acción de extender el Reino de Cristo a todas  las almas mediante obras concretas de apostolado. No nos podremos  detener. Nuestro amor comenzará a desbordarse.

Dedicar nuestra vida a la  extensión del Reino de Cristo en la tierra es lo  mejor que podemos hacer, pues Cristo nos premiará con una  alegría y una paz profundas e imperturbables en todas las  circunstancias de la vida.

A lo largo de la historia hay  innumerables testimonios de cristianos que han dado la vida por  Cristo como el Rey de sus vidas. Un ejemplo son  los mártires de la guerra cristera en México en los  años 20’s, quienes por defender su fe, fueron perseguidos y  todos ellos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.

La fiesta de  Cristo Rey, al finalizar el año litúrgico es una oportunidad  de imitar a estos mártires promulgando públicamente que Cristo es  el Rey de nuestras vidas, el Rey de reyes, el  Principio y el Fin de todo el Universo.

Libro de Ezequiel 34,11-12.15-17.

Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él.
Como el pastor se ocupa de su rebaño cuando está en medio de sus ovejas dispersas, así me ocuparé de mis ovejas y las libraré de todos los lugares donde se habían dispersado, en un día de nubes y tinieblas.
Yo mismo apacentaré a mis ovejas y las llevaré a descansar -oráculo del Señor-.
Buscaré a la oveja perdida, haré volver a la descarriada, vendaré a la herida y curaré a la enferma, pero exterminaré a la que está gorda y robusta. Yo las apacentaré con justicia.
En cuanto a ustedes, ovejas de mi rebaño, así habla el Señor: Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carneros y chivos.


Salmo 23(22),1-2.2-3.5.6.

Salmo de David. El señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
El me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas; me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo.


Carta I de San Pablo a los Corintios 15,20-26.28.

Pero no, Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos.
Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección.
En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo,
cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida.
En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder.
Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies.
El último enemigo que será vencido es la muerte,
Y cuando el universo entero le sea sometido, el mismo Hijo se someterá también a aquel que le sometió todas las cosas, a fin de que Dios sea todo en todos.


Evangelio según San Mateo 25,31-46.

Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo,
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". 

 

San Nicolás Cabasilas (hacia 1320-1363), teólogo laico griego
La v ida en Cristo, IV, 93-97, 102


«Venid vosotros, los benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo»

     «Habiendo realizado la purificación de los pecados, Cristo está sentado a la derecha de su Majestad en las alturas» (Hb 1,3)...Es, pues, para servirnos que vino desde su Padre hasta el mundo. Y para colmo: no se manifestó tan sólo en el momento en que vino a la tierra revestido de la debilidad humana presentándose en forma de esclavo y escondida su calidad de señor, sino que más tarde se manifestará en todo su esplendor, el día en que vendrá con todo su poder y aparecerá con toda la gloria de su Padre.  Refiriéndose a su reino, se dice: «Se ceñirá, hará sentar a sus siervos a la mesa y los irá sirviendo» (Lc 12,37). ¡Éste es aquel por quien reinan los soberanos y gobiernan los príncipes!

     Es de esta manera que ejercerá su realeza verdadera y sin mancha...; es de esta manera que hace seguir a los que ha sometido a su poder: más amable que un amigo, más imparcial que un príncipe, más tierno que un padre, más íntimo que los miembros, más indispensable que el corazón. No se impone a través del temor, no domina por un salario. Sólo en él encuentra la fuerza de su poder, sólo a través de sí mismo se une a sus súbditos. Porque reinar a través del temor o en vistas a un salario, no es gobernar con autoridad, sino por la esperanza de un sueldo o por amenaza...

     Es preciso que Cristo reine en el sentido estricto de la palabra; toda otra autoridad es indigna de él. Ha sabido llegar a ella por un medio extraordinario... para llegar a ser el verdadero Señor, abraza la condición de esclavo y se hace el servidor de los esclavos, hasta la cruz y la muerte; es así como arrebata el alma de los esclavos y se apodera directamente de su voluntad. Sabiendo que éste es el secreto de su realeza, Pablo escribe: «Se rebajó hasta someterse incluso a la muerte y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo» (Flp 2, 8-9)... Por la primera creación, Cristo es Señor de la naturaleza; por la nueva creación, se ha convertido en señor de nuestra voluntad... Por eso dice: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28,18).


Comentario: P. Antoni Pou OSB (Monje de Montserrat, Cataluña, España)

«Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis»


Hoy, Jesús nos habla del juicio definitivo. Y con esa ilustración metafórica de ovejas y cabras, nos hace ver que se tratará de un juicio de amor. «Seremos examinados sobre el amor», nos dice san Juan de la Cruz.


Como dice otro místico, san Ignacio de Loyola en su meditación Contemplación para alcanzar amor, hay que poner el amor más en las obras que en las palabras. Y el Evangelio de hoy es muy ilustrativo. Cada obra de caridad que hacemos, la hacemos al mismo Cristo: «(…) Porque tuve hambre, y me disteis de comer; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; en la cárcel, y vinisteis a verme» (Mt 25,34-36). Más todavía: «Cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40).


Este pasaje evangélico, que nos hace tocar con los pies en el suelo, pone la fiesta del juicio de Cristo Rey en su sitio. La realeza de Cristo es una cosa bien distinta de la prepotencia, es simplemente la realidad fundamental de la existencia: el amor tendrá la última palabra.


Jesús nos muestra que el sentido de la realeza -o potestad- es el servicio a los demás. Él afirmó de sí mismo que era Maestro y Señor (cf. Jn 13,13), y también que era Rey (cf. Jn 18,37), pero ejerció su maestrazgo lavando los pies a los discípulos (cf. Jn 13,4 ss.), y reinó dando su vida. Jesucristo reina, primero, desde una humilde cuna (¡un pesebre!) y, después, desde un trono muy incómodo, es decir, la Cruz.


Encima de la cruz estaba el cartel que rezaba «Jesús Nazareno, Rey de los judíos» (Jn 19,19): lo que la apariencia negaba era confirmado por la realidad profunda del misterio de Dios, ya que Jesús reina en su Cruz y nos juzga en su amor. «Seremos examinados sobre el amor».